PALABRAS DE  MARTA ALTOLAGUIRRE LARRAONDO, PRESIDENTA DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, EN LA PRESENTACIÓN DEL INFORME ANUAL 2002 DE LA CIDH A LA COMISIÓN DE ASUNTOS JURÍDICOS Y POLÍTICOS

DEL CONSEJO PERMANENTE DE LA OEA

 

2 de abril de 2003

 

 

Señor Presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos, distinguidos y distinguidas Representantes de los Estados miembros de la Organización y Observadores, señoras y señores:

 

En mi condición de Presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tengo el agrado de presentar a la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos del Consejo Permanente el informe anual de la Comisión correspondiente a 2002.  Me acompañan en esta oportunidad el Dr. Santiago Canton, Secretario Ejecutivo, el Relator Especial para la Libertad de Expresión, así como el personal profesional de la Secretaría.

 

El informe que ponemos en la fecha a disposición de la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos fue aprobado por la CIDH durante su 117º período ordinario de sesiones, celebrado durante febrero y marzo de este año.  El documento fue elaborado conforme a los parámetros expuestos en la Resolución AG/RES. 331 (VIII-0/78) de la Asamblea General, y de acuerdo a lo estipulado en el artículo 57 del Reglamento de la CIDH.  Este informe  refleja las actividades generales de la Comisión cumplidas durante la Presidencia del Dr. Juan Méndez.

 

La Comisión durante el año destinó atención particular a los actos del terrorismo internacional.  Las secuelas de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 han llevado a la reflexión colectiva sobre los medios lícitos a emplear para la prevención, el esclarecimiento y adjudicación de responsabilidades por la ejecución de este tipo de acciones y sobre la dimensión de las estrategias concebidas con el fin de prevenirlos.  La legitimidad de estos esfuerzos de adjudicación y prevención se encuentra necesariamente vinculada a los propósitos mismos del Estado democrático y es precisamente por eso que su implementación debe ser respetuosa de los límites establecidos conforme a principios de un Estado de Derecho y los contenidos en el derecho internacional.  Las iniciativas antiterroristas, sea cual fuere la situación excepcional que justifique su adopción y su magnitud, deben ser abordadas con pleno respeto al derecho internacional y derecho internacional de los derechos humanos.  Se trata de un área en la cual los Estados miembros de la OEA deben cuidar de preservar el equilibrio entre su deber de proteger a la población civil y las instituciones democráticas y su obligación de no desatender la seguridad ciudadana y la función de administrar justicia con las debidas garantías y sin arbitrariedad.

 

          En diciembre de 2002 la Comisión hizo público su “Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos” en el cual presentó un estudio sobre la vigencia y el respeto de los derechos fundamentales frente a las iniciativas antiterroristas legítimamente adoptadas por los Estados miembros, basada en su experiencia de más de cuatro décadas y los estándares del derecho internacional.  En su informe, la Comisión articula varios principios fundamentales concernientes a la relación necesaria entre el combate al terrorismo y la protección de los derechos humanos en situaciones de excepción, sobre los cuales expuso ante ustedes ampliamente, mi antecesor Comisionado Juan Méndez.

         

La ansiedad generada tanto por la amenaza de la violencia terrorista como por las expectativas de contrarrestarla, así como la guerra que actualmente se desarrolla en Irak, tienden a desviar la atención de las autoridades y de al menos parte de la opinión pública de muchos de los problemas endémicos de carácter económico, social y cultural que aquejan a las sociedades de nuestro Hemisferio y en especial a sus sectores más vulnerables.  Sin embargo, la persistencia y agravamiento de estos problemas continúa erosionando la participación ciudadana en el proceso democrático, dañando los presupuestos de la democracia y debilitando su eficacia como herramienta de gobierno y convivencia pacífica.  Aún más, continúa agravando las perspectivas de violencia y de más hechos terroristas.

 

La CIDH observa con preocupación el progresivo deterioro de la institucionalidad democrática.  Las elecciones periódicas en los países de nuestro hemisferio no obstan para que muchas democracias de la región exhiban debilidades institucionales e incluso se vean expuestas a intentos de golpes de estado o alteraciones del orden constitucional.  Afortunadamente, los Estados miembros de la OEA son hoy en día consistentes en su rechazo colectivo a estos intentos, en invocación de instrumentos tales como la Resolución 1080 y la Carta Democrática Interamericana.  También observa con preocupación que los límites al poder público determinados por la propia normativa interna son en algunos casos burlados o ignorados, provocándose así el resquebrajamiento del estado de derecho y el debilitamiento institucional.

 

La corrupción, la pobreza, la exclusión y las brechas sociales, económicas, étnicas y de género contribuyen a la inseguridad jurídica, y por lo tanto a la inestabilidad.  Esta situación, que se ve agravada por la falta de acceso efectivo a la justicia, no sólo contribuye a perpetuar la falta de eficacia y la impunidad que aqueja el funcionamiento de los sistemas judiciales del hemisferio, sino que provoca la exclusión de los ciudadanos de la administración de justicia tanto en su participación como operadores, como en su actividad de sujetos activos.  La desconfianza hacia los sistemas de justicia cuando no responden en la protección a las víctimas se acentúa en relación a los más vulnerables cuando son objeto de la discriminación y cuando no facilitan el acceso efectivo a la determinación de sus derechos.  Esos factores coinciden con la creciente sensación de inseguridad de la ciudadanía frente a la violencia y la criminalidad crecientes y la tendencia a tomar la “justicia” por propia mano.

 

En este contexto hemisférico, que refleja mayormente realidades de orden global, los mecanismos de protección de los derechos humanos deben continuar jugando un rol fundamental.  En este orden de ideas, la labor de promoción, prevención, control, denuncia y representación que cumplen los defensores de derechos humanos y operadores de justicia continúa siendo vital para el respeto de los derechos fundamentales de los habitantes de nuestros países.  La actividad de los defensores de derechos humanos y las organizaciones para las cuales trabajan permiten acceder a información y visibilizar la situación de grupos vulnerables, de personas e individuos afectados tanto por la violencia, la pobreza, la exclusión y la discriminación como por los excesos cometidos en situaciones de emergencia, y responder a sus denuncias.  Como consecuencia del trabajo que los defensores y organizaciones de derechos humanos adelantan a nivel nacional, regional y universal, son en muchos casos blanco de la violencia y los Estados miembros, en el marco de las deliberaciones de los órganos políticos de la Organización y la CIDH, han comenzado a explorar la responsabilidad que les corresponde para garantizar su seguridad y el ejercicio libre de su labor. 

 

Corresponde reiterar que la integridad y eficacia de la protección brindada a los habitantes del hemisferio por el sistema depende, primordialmente, de los esfuerzos de los Estados miembros para adoptar en su legislación las disposiciones internas requeridas por el sistema y alcanzar la universalidad del mismo sistema mediante la ratificación de la Convención Americana y de los demás instrumentos sobre derechos humanos, así como la aceptación de la jurisdicción de la Corte; del cumplimiento con la obligación de adaptar su legislación interna a sus obligaciones internacionales y su debida interpretación y aplicación por los órganos del Estado, en particular el poder judicial; y por último, del cumplimiento de los compromisos internacionales y las recomendaciones y decisiones de la Comisión y de la Corte son elementos necesarios para la efectividad del sistema.

 

          Durante este año la CIDH continuó abordando estos, entre otros desafíos hemisféricos, a través del ejercicio de su mandato de promover y proteger los derechos humanos.  La Comisión prosiguió con su labor con relación a la situación de grupos especialmente vulnerables, a través del trabajo de sus relatorías especiales para los derechos de los niños, las mujeres, los pueblos indígenas, y los trabajadores migratorios, los cuales aparecen reflejados en el capítulo VI del presente informe anual.  La CIDH ha  prestado también especial atención a la situación de los afrodescendientes, tanto a través de sus labores de promoción como de sus estudios de la situación general de los derechos humanos en los Estados miembros, sus casos individuales y medidas cautelares.  La Relatoría de la Libertad de Expresión ha continuado también con su importante labor en materia de promoción y asesoramiento, reflejada en el estudio correspondiente al año 2002.

 

Al igual que en la última década, durante el año 2002 el tema migratorio ocupó un lugar preponderante en la agenda política de numerosos países de las Américas debido al creciente flujo que por distintos motivos se ha producido en el hemisferio.  Además de los históricos movimientos migratorios que caracterizan a la región, las crisis económicas y políticas en diversos puntos de la región aumentaron el número de personas que migraron en las Américas.  Las presiones migratorias, unidas a la preocupación por seguridad derivada de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, motivaron un incremento considerable en los controles  y, en muchos casos, un endurecimiento en el trato a los trabajadores migrantes y sus familias, quienes enfrentan situaciones particulares en los procedimientos de carácter administrativo en un número importante de países de las Américas.

 

Conforme con el mandato conferido por la CIDH, durante el año recién pasado la Relatoría Especial de Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias realizó una serie de actividades entre las cuales destacan tres visitas temáticas a Estados miembros de la OEA, México, Costa Rica y Guatemala.  Asimismo, participó en diversas labores de promoción; entre ellas, elaboró un Programa para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos de las Personas Migrantes en las Américas, dictó charlas y talleres sobre el sistema interamericano de protección de los derechos humanos, participó en conferencias y foros relativos al tema migratorio, y desarrolló y profundizó vínculos institucionales con organismos intergubernamentales y entidades de la sociedad civil que trabajan a favor de los trabajadores migratorios en la región.

 

En materia de la Relatoría de Derechos de la Mujer, en este Informe incluimos las conclusiones de la CIDH sobre la primera visita temática realizada por la Relatoría.  La misma se llevó a cabo en el mes de febrero, por invitación del Gobierno del Presidente Vicente Fox, para examinar la situación de violencia contra la mujer en Ciudad Juárez, México.

 

Para el plan de trabajo programado para el presente año, la Relatoría se concentrará principalmente en el tema de acceso a la justicia de las mujeres, con especial énfasis en los supuestos de violencia contra la mujer y las dificultades a superar en relación al tema.

 

Al analizar la situación de los derechos de la mujer en la región, la Relatora ha indicado que las iniciativas a nivel local, nacional  y regional para hacer frente a las violaciones de los derechos humanos con causas y consecuencias específicas de género han logrado establecer ciertas normas básicas que son claves, particularmente respecto de la discriminación y la violencia contra la mujer. El  principal desafío que seguimos enfrentando es la brecha entre estas normas y la experiencia vivida por las mujeres en las Américas. A este respecto, la Relatoría Especial ha insistido en el problema de la impunidad y su incidencia en la perpetuación de las violaciones de los derechos humanos con causas y consecuencias específicas de género.  La impunidad en tales casos socava al sistema mismo de garantías y crea un clima favorable a la reiteración de las violaciones en detrimento a la dignidad humana y a los derechos más fundamentales.  La Relatoría Especial insta a los Estados miembros a redoblar sus esfuerzos en aplicar la debida diligencia en la investigación, procesamiento y sanción de los actos de discriminación y violencia contra la mujer en aplicación de los contenidos de la Convención de Belém do Pará, instrumento ratificado por la casi totalidad de los Estados miembros y demás instrumentos del sistema.  En relación con esta obligación, es crucial que los Estados otorguen a las víctimas un rápido acceso a una justicia efectiva.

 

Como es del conocimiento de los señores Representantes, en el año 2001 se firmó un Convenio de Cooperación Técnica entre el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la OEA, para el fortalecimiento de la Relatoría de los Derechos de la Niñez de la CIDH, el cual se ha venido desarrollando exitosamente.  En el marco del proyecto la Relatoría de la Niñez ha realizado una recopilación de instrumentos internacionales y regionales en materia de derechos humanos de la infancia, sistematización de la doctrina y jurisprudencia del sistema interamericano titulada “La Infancia y sus derechos en el Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos”.

 

Asimismo, se están realizando diversas visitas de promoción y talleres sobre derechos humanos de la niñez, y sobre los mecanismos que ofrece el sistema interamericano de derechos humanos para su protección.  Dichos talleres se han llevado a cabo durante el año 2002 y lo que va del 2003 en Paraguay, Guatemala, Honduras, Perú y México.  Los participantes han sido funcionarios de los Estados y defensores de derechos de la niñez.  A través de estas actividades se ha logrado una importante difusión de los distintos mecanismos que ofrece el sistema.  Durante el 116º período ordinario de sesiones de la CIDH, en Washington D.C., se realizó una audiencia pública, a la que asistieron representantes de UNICEF y de distintas organizaciones regionales que trabajan en derechos de la niñez.

 

La Comisión, en su interés y esfuerzo por fortalecer, impulsar y sistematizar su trabajo en el área de los derechos de los pueblos indígenas en América, creó en el año 1990 la Relatoría Especial sobre Derechos de los Pueblos Indígenas.  Desde el año 2000, gracias a los aportes del Programa Pro Derechos Humanos para Centroamérica, (PRODECA) del Gobierno de Dinamarca, se está implementando el proyecto “Reforzamiento de la Capacidad del Sistema Interamericano para la Defensa de los Derechos Humanos de las Comunidades, Minorías Étnicas y otros grupos vulnerables afectados por los conflictos en Centroamérica”, que ha permitido a la Comisión formar un equipo especializado de apoyo en la Relatoría, actualmente integrado por una abogada especialista y un becario.  Durante el año 2002 fue posible ampliar la beca “Rómulo Gallegos” a una vacante, especialmente dirigida a jóvenes abogados indígenas de Centroamérica interesados en profundizar su experiencia y conocimiento en derechos humanos y derecho indígena.

 

En el año 2002, con el reforzamiento profesional especializado se ha logrado avanzar significativamente y profundizar el procesamiento de las peticiones y casos que se tramitan ante la CIDH  y que dicen relación con pueblos indígenas y sus miembros; se ha profundizado también en el conocimiento que los pueblos indígenas, sus líderes y defensores tienen respecto de las posibilidades de acceder al sistema interamericano de derechos humanos, lo que en términos prácticos ha significado el aumento de denuncias por violaciones a los derechos humanos de los pueblos indígenas, relacionadas con temas como territorio ancestral, derechos políticos, discriminación, etc. Igualmente, se ha incrementado el conocimiento en la sociedad civil de la capacidad y profundización de la jurisprudencia del sistema interamericano de derechos humanos sobre derechos de los pueblos indígenas.  Actualmente más de setenta peticiones y/o casos se están tramitando ante la CIDH vinculados a estos derechos.

 

La Relatoría para la Libertad de Expresión elaboró el Informe sobre la Situación de la Libertad de Expresión en las Américas que forma parte del Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).  Vale destacar que durante el año 2002, luego de evaluar postulantes en un concurso público, la CIDH decidió el primer cambio de Relator Especial para la Libertad de Expresión, designando a Eduardo Bertoni, quien asumió sus funciones en el mes de mayo de 2002. Este es el quinto Informe Anual preparado por la Relatoría Especial desde su creación en 1997, y continúa dividido en 6 capítulos.

 

El Capítulo I del Informe considera el mandato y competencia de la Relatoría, así como las actividades llevadas a cabo durante 2002.  El Capítulo II contiene una descripción sobre algunos aspectos vinculados a la situación de la libertad de expresión en los países del hemisferio.  Con el objetivo de contribuir a la promoción de la jurisprudencia comparada, el Capítulo III resume la jurisprudencia del sistema interamericano y la jurisprudencia doméstica de los Estados miembros.  El Capítulo IV desarrolla una primera aproximación a la problemática sobre “Libertad de Expresión y Pobreza” abordando temas relacionados con los mecanismos para que los pobres accedan a la información pública, con la utilización legal de medios de comunicación comunitarios y con el ejercicio del derecho de expresión legal y de reunión en espacios públicos.  En la sección correspondiente a “Leyes de Desacato y Difamación Criminal”, Capítulo V, se insiste en la necesidad de derogar el delito de desacato y se mencionan los pocos avances en este tema logrados por los países del hemisferio desde los últimos informes sobre el tema en los años 1998 y 2000.  En el Capítulo VI se recomienda a los Estados investigar los asesinatos, secuestros, amenazas e intimidaciones a comunicadores sociales y juzgar a sus responsables; promover la derogación de las leyes de desacato y las leyes sobre difamación y calumnia criminal y promulgar leyes que permitan el amplio acceso a la información.

 

Finalmente, el Informe remarca que en materia de libertad de expresión e información en las Américas, los asesinatos y agresiones a periodistas, defensores de derechos humanos y personas en general que hacen uso de este derecho continúan representando un problema grave.  Es preocupante que en muchos casos estos crímenes se mantienen en la impunidad.  Señala asimismo el Informe que siguen existiendo prácticas que intentan restringir la libertad de expresión también por medio de acusaciones en tribunales penales por delitos de desacato, o de difamación cuando las personas se manifiestan críticamente sobre asuntos de interés público.  Todas estas circunstancias no contribuyen a generar un ambiente donde la libertad de expresión se desarrolle plenamente.

 

          Síntesis del Informe Anual de 2002

 

El informe anual se divide en tres volúmenes, los dos  primeros relativos al trabajo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.  El tercer volumen contiene, como se explicó, el Informe del Relator Especial de la CIDH para la Libertad de Expresión.

 

Conforme a la práctica iniciada en 1999, el Capítulo I del Informe Anual de 2002 está dedicado a presentar una apreciación sobre la situación de los derechos humanos en el hemisferio y los principales desafíos a la vigencia de tales derechos.  El Capítulo II ofrece una breve introducción a los orígenes y fundamentos jurídicos de la Comisión y expone las principales actividades cumplidas por la CIDH durante el período bajo análisis.  En tal sentido, se destacan las actividades llevadas a cabo en el marco de los dos períodos ordinarios de sesiones y  uno extraordinario.  Asimismo, en dicho capítulo se exponen las actividades cumplidas con otros órganos del sistema interamericano, y con instituciones regionales y mundiales de naturaleza similar.  Entre ellos se destacan las visitas a la sede de la Comisión de los Relatores de Naciones Unidas para Discriminación Racial, Tortura y Pueblos Indígenas. En particular, quisiera destacar la práctica de las reuniones anuales de la CIDH y la Corte Interamericana con objeto de tratar temas de interés común, a fin de mejorar el funcionamiento del sistema regional de derechos humanos. La Comisión y la Corte mantienen una relación de cooperación que es mutuamente beneficiosa para el cumplimiento de sus respectivos mandatos.

 

Durante el período que abarca este informe, la Comisión realizó dos visitas in loco a Haití y una Venezuela. También realizó una visita de trabajo a Argentina, que en las copias del informe que ustedes han recibido erróneamente aparece como una visita in loco. Tanto en la versión impresa final como en la versión que aparecerá en nuestra página de Internet figurará correctamente como una visita de trabajo.  Asimismo, la semana pasada la Comisión concluyó una visita a Guatemala.  Por otra parte, nuestros Relatores temáticos y por países han realizado visitas de promoción y de trabajo durante todo el año.  La CIDH está procesando la información recibida antes, durante y después de las visitas con miras a la elaboración del informe sobre la situación de los derechos humanos en dichos países. En nombre de la Comisión, agradezco especialmente a los Gobiernos por su colaboración en el logro de los objetivos trazados durante las visitas del año 2002.

 

El Capítulo III es indudablemente el eje del trabajo de la CIDH, ya que contiene el análisis y las decisiones sobre denuncias de violaciones de derechos fundamentales que afectan a seres humanos.  Este capítulo, el más extenso del informe, contiene las decisiones adoptadas respecto a peticiones y casos individuales presentados a la Comisión y tramitados de acuerdo con la normativa aplicable.  Cabe destacar igualmente la importancia creciente que la Comisión atribuye al sistema de peticiones y casos individuales y a la solución amistosa de los mismos; el informe de este año comprende cuatro decisiones de esta índole. Al mismo tiempo, la CIDH prosigue las negociaciones con miras a la solución amistosa de docenas de casos de varios países de la región.  La disposición de las partes a dialogar y a buscar soluciones creativas constituye un indicador indudablemente positivo de la creciente evolución del sistema.

 

          En el período bajo análisis, publicó un total de 58 informes que incluyen 38 casos declarados admisibles; 6 informes sobre peticiones declaradas inadmisibles; 3 informes de solución amistosa; y 11 informes de fondo.  En los informes que se incluyen este año, la Comisión ha continuado tratando temas estructurales en nuestro hemisferio como violaciones al debido proceso, ejecuciones extrajudiciales, uso abusivo de la jurisdicción militar e impunidad.  También la CIDH ha decidido sobre temas que cada vez con mayor frecuencia  llaman nuestra atención, como son los derechos de la mujer, la libertad de expresión y la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales.  Estos casos reflejan la creciente complejidad jurídica de los casos que está llamada a decidir, así como el empeño de esta Comisión por mejorar y profundizar sus argumentaciones y fundamentaciones.  Con ello, la Comisión no solamente pretende resolver de una manera jurídicamente sólida los casos y peticiones, sino también desempeñar una tarea de promoción mediante la determinación jurídica del alcance de las obligaciones asumidas voluntariamente por los Estados miembros de la Organización.  Por último, en sus informes la Comisión continuó clarificando diversas cuestiones procesales, particularmente en el tema de la admisibilidad de peticiones, tales como la legitimación procesal activa para presentar denuncias, la vigencia temporal de la Convención Americana y las excepciones a la regla del agotamiento de los recursos internos, entre otras.  Con ello se procura contribuir a la seguridad jurídica de nuestro sistema, fijando reglas y estándares que la Comisión sigue fielmente.  La CIDH recuerda que la aprobación y publicación de un informe sobre los méritos de un caso individual ofrece, en alguna medida, la reparación a la víctima de una violación de derechos humanos que no pudo obtener justicia en los órganos jurisdiccionales nacionales.

 

          No puedo dejar de llamar la atención de los señores representantes sobre algunos números importantes en el sistema de peticiones individuales.  Particularmente en el año 2002, la CIDH recibió 4656 denuncias individuales. De este número, 3635 se refieren a la situación de los derechos de las personas afectadas por medidas bancarias ("Corralito") en Argentina. Vale la pena aclarar que el promedio anual entre 1997 y 2001 fue de 609 peticiones, con lo cual en el año 2002 se produjo un aumento de más del 700% en el número de denuncias recibidas.  Aún si no se computan las denuncias relativas al llamado "corralito", la CIDH en el año 2002 recibió 1021 denuncias, un 40% más que en los cinco años anteriores.  Esta circunstancia ha puesto una enorme presión en nuestra Secretaría Ejecutiva, que ha logrado responder a esta situación de una manera eficiente y de hecho ha mantenido el número de peticiones en trámite dentro de sus promedios históricos.

 

Esta sección comprende además 91 medidas cautelares otorgadas o extendidas por la CIDH y con respecto a las cuales ha habido actividad durante este período.  En este sentido, la Comisión ha continuado con su práctica de informar sobre las medidas cautelares solicitadas a los Estados miembros de la Organización, por iniciativa propia o a petición de parte, al amparo de lo dispuesto en el artículo 25 de su Reglamento, en los casos en que es necesario evitar daños irreparables a las personas.  Se ha impulsado también mayor comunicación directa con los peticionarios y las autoridades.

 

          El Capítulo III vuelve a incluir una sección sobre el estado de cumplimiento con las recomendaciones de la CIDH en casos individuales.  La Asamblea General de la OEA, mediante su resolución AG/RES. 1890  (XXXII-O/02) sobre Evaluación del Funcionamiento del Sistema Interamericano de Protección y Promoción de los Derechos Humanos para su Perfeccionamiento y Fortalecimiento, instó a los Estados miembros a que realicen sus mejores esfuerzos para dar seguimiento a las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (punto resolutivo 3.c) y que sigan dando el tratamiento que corresponde al informe anual de la Comisión, en el marco del Consejo Permanente y de la Asamblea General de la Organización, estudiando posibles formas de considerar el seguimiento de las recomendaciones de la Comisión por parte de los Estados miembros de la Organización (punto resolutivo 3.d).  Tanto la Convención (artículo 41) como el Estatuto de la Comisión (artículo 18) otorgan explícitamente a la CIDH la facultad de solicitar información a los Estados miembros y producir los informes y recomendaciones que estime conveniente.  Específicamente, el Reglamento de la CIDH que entró en vigencia el 1º de mayo de 2001 dispone en su artículo 46 que  la Comisión podrá tomar las medidas de seguimiento que considere oportunas, tales como solicitar información a las partes y celebrar audiencias, con el fin de verificar el cumplimiento con los acuerdos de solución amistosa y recomendaciones.  Asimismo, la Asamblea General aprobó la Resolución AG/RES. 1894 (XXXII-O/02), Observaciones y Recomendaciones al Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, e invitó a la CIDH a que considerase la posibilidad de continuar incluyendo en sus informes anuales información referente al seguimiento por parte de los Estados de sus recomendaciones y a revisar los criterios e indicadores en la materia utilizados en el informe de este año, a fin de lograr su perfeccionamiento.

 

En cumplimiento de sus atribuciones convencionales y estatutarias y en atención a las resoluciones citadas y de conformidad con el artículo 46 de su Reglamento, la CIDH solicitó información a los Estados acerca del cumplimiento de las recomendaciones efectuadas en los informes publicados sobre casos individuales incluidos en sus Informes Anuales correspondientes a los años 2000 y 2001. El cuadro que la Comisión presenta incluye el estado en que se encuentra el cumplimiento de las recomendaciones de la CIDH formuladas en el marco de casos resueltos y publicados en los últimos dos años. La CIDH resalta que diferentes recomendaciones formuladas son de cumplimiento de tracto sucesivo y no inmediato y que algunas de ellas requieren de un tiempo prudencial para poder ser cabalmente implementadas. Por lo tanto, el cuadro presenta el estado actual de cumplimiento que la Comisión reconoce es un proceso dinámico que puede evolucionar continuamente. Desde esta perspectiva, la Comisión evalúa si las recomendaciones se encuentran o no cumplidas y no si ha habido un comienzo de cumplimiento de tales recomendaciones. La CIDH ha procurado recoger en lo pertinente las observaciones formuladas por los representantes de diferentes Estados miembros durante la presentación del Informe Anual correspondiente al año 2001.

 

A fin de contribuir a la transparencia del sistema, la Comisión ha decidido incluir en su página electrónica todas las respuestas de los Estados que  hayan solicitado expresamente la publicación de sus respectivas respuestas a nuestros informes. Confiamos que este mecanismo contribuirá al diálogo entre los Estados y la CIDH, así como a un mejor control público sobre el sistema interamericano de derechos humanos. Con satisfacción debo mencionar que a diferencia del año pasado, en varios casos en el presente informe anual podemos informar acerca de un caso de cumplimiento total de las recomendaciones formuladas.  Pero todavía quedan muchos casos pendientes de cumplimiento total o parcial.  En este sentido, los Estados miembros deben realizar los mejores esfuerzos para cumplir de buena fe con las recomendaciones de la Comisión. Asimismo, depositamos nuestra confianza en el Consejo Permanente y en esta Comisión de Asuntos Jurídicos para que establezcan un mecanismo periódico de supervisión  del cumplimiento de las decisiones de la Comisión y la Corte, a fin de dar vigencia efectiva al principio de garantía colectiva subyacente en el sistema interamericano de protección de derechos humanos.

 

El Capítulo III también expone información sobre las actuaciones de la Comisión ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.  La sección respectiva presenta las medidas provisionales dictadas por la Corte a solicitud de la Comisión en situaciones de extrema gravedad y urgencia, al amparo de lo dispuesto en el artículo 63(2) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como la síntesis de diferentes decisiones de la Corte y de las actuaciones de la Comisión en varios casos contenciosos.

 

Por otro lado, la Comisión ha seguido los criterios expuestos en su Informe Anual de 1998 para identificar a los Estados miembros cuyas prácticas en materia de derechos humanos merecieran atención especial y la inclusión en un capítulo especial del informe anual.  En este sentido, en el Capítulo IV del informe de este año se analiza la situación de los derechos humanos en Colombia, Cuba, Haití y Venezuela.  El Capítulo V del Informe Anual sigue la práctica de analizar el avance en el cumplimiento de las recomendaciones formuladas previamente por la Comisión, en uso de sus facultades como órgano principal de la OEA en materia de derechos humanos.  En esta oportunidad, dicho capítulo contienen informe en seguimiento de Guatemala y con las recomendaciones expuestas en los informes de la CIDH sobre la situación de los derechos humanos en dichos países. Agradezco en esta oportunidad a los Estados por su respuesta a la solicitud de información formulada por la CIDH.

 

          El volumen II del informe concluye con los anexos habituales en los que se informa sobre el estado de las convenciones y protocolos del sistema regional de derechos humanos, además de los comunicados de prensa y discursos seleccionados que difundió la CIDH durante el año pasado.

 

          Conclusión

 

Señor Presidente, señores y señoras representantes, estimados colegas, compañeros  y compañeras de trabajo, señoras y señores:

 

Antes de concluir, debo expresar la gratitud de la Comisión por el incremento de fondos aprobado por la Organización recientemente.  Anualmente señalamos ante ustedes las necesidades financieras por las que atraviesa la CIDH.  Los fondos adicionales que hemos recibido nos permitirán continuar y profundizar el cumplimiento de nuestros mandatos convencionales, estatutarios y aquellos surgidos de las Cumbres de las Américas.  Esperamos que los fondos adicionales aprobados por los Estados miembros se mantengan en el futuro y que sean otorgados a la CIDH en su totalidad. También debo agradecer especialmente las contribuciones voluntarias de los Estados miembros y de los Observadores Permanentes.

 

La búsqueda constante de mecanismos para consolidar las democracias participativas crea nuevas oportunidades para el compromiso de los Estados miembros con los órganos del sistema interamericano de derechos humanos. La Comisión y la Corte son, conforme al propósito de los Estados miembros, medios para ayudar al desarrollo de "un régimen de libertad personal y de justicia social", que es el objetivo final consignado en el preámbulo de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Acorde con ello, la Comisión renueva su compromiso de trabajar con los Estados miembros en el cumplimiento de su mandato para defender la dignidad humana mediante la protección y la promoción de los derechos humanos. En nombre de la Comisión, quiero expresar nuestra gratitud por el apoyo que los Estados miembros han brindado a la Comisión para que ésta continúe honrando ese compromiso común de velar por el ejercicio de los derechos humanos de todas las personas de nuestro hemisferio.

 

Muchas gracias.

http://www.cidh.org/Discursos/4.2.03.htm

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