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Hostigamiento y
Provocación
Antonio Sánchez García
Ni siquiera la activa presencia del Secretario General ha logrado
modificar los roles de esta comedia de enredos, a punto de convertirse
en drama o en tragedia: la oposición arriesga su propia credibilidad
aceptando presiones y postergando acciones, con la consiguiente
pérdida de apoyo de un enfurecido país que reclama acciones
inmediatas, mientras que el gobierno agudiza las contradicciones
hostigando y provocando a la Coordinadora Democrática, calificando de
golpismo a un contrincante que recibe pruebas contundentes de que los
únicos golpistas son los propios personeros del gobierno y su entorno
bolivariano. Huelgan los ejemplos, cansa repetir el catálogo de
iniquidades. La militarización de Caracas y la intervención de la PM
son apenas los últimos platos del menú.
Ayer, mientras la oposición accedía al pedido del Secretario General
de darle un chance a la comisión de negociación y acuerdos postergando
hasta diciembre la realización del anunciado paro general, el gobierno
respondió a la recomendación del mismo Secretario General de
devolverle la PM a sus legítimas autoridades, interviniendo y
requisando la comisaría de la PM en Catia, arrebatándole sus sub-ametralladoras
con pretextos fútiles y dejando de paso a una comunidad de casi dos
millones de habitantes – por cierto: la más problemática y
probablemente la más proclive al gobierno en toda Caracas –
prácticamente a merced del hamponato.
No hay otra explicación a este comportamiento auténticamente suicida
por parte de Chávez y sus personeros, que la desgraciada constatación
de que no tienen otro camino: están acorralados y deben patear el
tablero. Nacionalmente no alcanzan el 20% en las encuestas.
Internacionalmente han perdido el respaldo de la comunidad de naciones
que constituyen la OEA y Europa se prepara a enviar sus mensajes de
rechazo al belicismo sin destino del chavismo. De allí que se haya
perdido la serenidad y las reuniones que tuvieran lugar ayer entre
César Gaviria y las partes en conflicto hayan estado signadas por un
corre corre y una agitación ajenas a la atmósfera de paz que debe
imperar en una comisión de estas características.
Ya al anochecer lograron por fin sentarse a la mesa de negociación que
abandonaran el lunes pasado. Tampoco esta vez avanzaron ni un
milímetro, pero al menos mantuvieron la ficción de que aún es posible
arribar a algún acuerdo y tratar por fin el ansiado tema electoral,
que pende sobre el gobierno como una auténtica espada de Damocles.
Nadie atendió al comunicado leído por María Cristina Iglesias. Ni
contando con actores consumados podría el gobierno engañar incautos
practicando tan evidente doble discurso. El tiempo de la paciencia se
está agotando