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QUIZÁS LA
VIDA
Antonio Sánchez García
La oposición mal pensante atribuye la absoluta orfandad de propuestas
para una salida electoral a la actual crisis por parte de los
delegados del gobierno ante la Mesa de Negociación y Acuerdos, a
simple triquiñuela dilatoria. La bien pensante en cambio – y pueda que
sea la que predomina entre los delegados de la Coordinadora
Democrática – la atribuye pura y simplemente a eso: a orfandad y
espanto ante lo súbito, inesperado y masivo del movimiento de
oposición y rechazo al presidente Hugo Chávez, que amenaza con arrasar
con todos los diques de contención y convertírsenos en un deslave
político y social tan descomunal como el que sufriera el Litoral en
Diciembre de 1999.
Lo que ni la una ni la otra parte del conflicto podrán negar es la
mutua buena voluntad: ante el desconcierto las partes optaron por el
clásico atajo de la vieja tradición política: formar una comisión. Así
fue como para intentar desbloquear el impasse que taponó la
formulación de iniciativas dignas de consideración y estudio, se
constituyó una Bipartita integrada por el asambleísta Nicolás Maduro y
el dirigente empresarial Rafael Alfonso, con los respectivos asesores
de ambas comisiones, el embajador Valero y Juan Rafalli. Deberán
presentar al mediodía de mañana, cuando se inicie la onceava sesión,
un estudio de las posibles fórmulas electorales a ser consideradas por
la Mesa, desde la reforma constitucional, el recorte del período y el
adelanto de las elecciones – presidenciales y/o generales- hasta la
muy improbable renuncia presidencial.
No es de desdeñar el efecto que las atinadas y muy inteligentes
declaraciones del gobernador Didalco Bolívar de este domingo último
pasado hayan provocado en el establecimiento político chavista.
Contrariamente a lo que podría pensar un estratega militar, uno
estrictamente político tendría que respaldar absolutamente su
afirmación según la cual el tiempo juega definitivamente en contra de
Hugo Chávez. Y, de no enfrentar lo antes posible el corrosivo deslave
que amenaza con arrasarlo, las consecuencias para el chavismo podrían
llegar a ser catastróficas. De allí la sabiduría del consejo de
Didalco: mejor salvar ahora en buena lid lo que aún muestra fuerza y
garra, que dejar pasar el tiempo y terminar aplastados.
Es imaginable que Rangel, profesional ducho en estos menesteres de la
política, lo tenga perfectamente claro. Incluso al margen de su propio
proyecto personal. Y considere conveniente aceptar la mano que le
tiende la oposición democrática y civilizada y se atreva a invitar a
sus congéneres a cruzar el puente. Mejores interlocutores para este
propósito no pudo haber encontrado en su camino.
La prueba está a la vista: cada día que pasa se ahonda el abismo entre
la racionalidad y la sinrazón. Sería un crimen que un hombre de su
experiencia no le diera ese enorme chance a la paz. De no hacerlo, él
en primer lugar y luego todos nosotros, pagaremos un precio demasiado
alto. Quizás la vida.