No tengamos miedo

 

Si hay algo a lo que hay que temer es a tener miedo

 

            Hace algunas semanas la Humanidad perdió el más grande de los humanistas de los últimos  tiempos, Karol Wojtyla. Su legado es de tal magnitud que abarca prácticamente todas las dimensiones del ser humano y más importante aún, trascendió al mismo catolicismo abriendo nuevas perspectivas de reconciliación con los cristianos en general, los judíos y los musulmanes.

 

            A escasas horas de haberse calzado las Sandalias del Pescador y en la misma ceremonia de su entronación como el 264 Pontífice, Juan Pablo II nos hizo una exhortación en forma imperativa, No tengan miedo, la cual si bien estaba dirigida a todos los católicos del mundo, tenía como propósito específico enviar un mensaje de valentía y compromiso a sus compatriotas polacos y a los millones de europeos que para ese momento vivían bajo el yugo del comunismo soviético. Pero su acción no quedó allí, ya en 1979 Juan Pablo II hizo su primera peregrinación a su tierra natal en Polonia, enfrentando cara a cara a los jerarcas comunistas e iniciando un proceso geopolítico que concluyó con la implosión  de la Unión Soviética y la caída del comunismo. Sus armas fueron únicamente la palabra, la oración y el ejemplo, dejando obsoletos los cuantiosos arsenales de la Guerra Fría.

 

            Si analizamos desde este estrecho punto de vista su portentosa obra pastoral, Juan Pablo II es el Moisés moderno elegido por Dios para liberar a su pueblo –el polaco, pero también muchos otros- de la esclavitud del comunismo y conducirlo a la tierra prometida, de la libertad y la democracia. Para Juan Pablo II, quien sufrió  casi toda su vida persecuciones por motivos políticos y religiosos, era claro que la ideologías del mal como el fascismo, el nazismo (o hitlerismo como él lo definía) y el comunismo constituían sistemas eregidos sobre el mal, caracterizados por la imposición, la prepotencia y el uso de la violencia, como mecanismos para mantenerse en el poder.

 

            Estas ideologías del mal, a pesar de que para ciertos analistas tiene concepciones socio-políticas y socio-económicas diferentes, son muy parecidos en sus objetivos totalitarios y en el uso sistemático del poder para obstaculizar cualquier forma de pensamiento y de expresión de las ideas que no correspondan al proceso. Su propósito es la desnaturalización humana y la destrucción de la moral, impidiendo a la persona el ejercicio de sus derechos. Sus métodos van orientados hacia un proceso de reeducación de la sociedad en la cual la verdad es la que el régimen quiere que sea, y he allí el porqué  del énfasis que le dan a la transformación y control de los sistemas educativo y de comunicación social. En su parte más dura se persiguen sistemáticamente a todos aquellos que mantengan posiciones duras de crítica contra el proceso y limitan permanentemente la acción de cualquier disidente intelectual a los fines de coartar por cualquier medio su influjo en la formación de las futuras generaciones.

 

            La degradación de los sistemas políticos alineados con las ideologías del mal obedece a procesos históricos a lo largo de los cuales, a la par que crece el mal, también crece la esperanza del bien. La vigencia de estos sistemas, aunque su colapso es siempre inminente, está en función de que no todas las personas que están sometidas a ellos se dan cuenta de la verdadera magnitud del mal, ya que al vivir permanentemente sumidos en la erupción del mismo, tienden a desensibilizarse y hacerse indiferentes hasta que se convierten en víctimas. Por otro lado, quienes son responsables tratan, a toda costa, de ocultar sus crímenes a los ojos de la humanidad, encubriendo a través de la manipulación las percepciones de la opinión pública o desinformando, al culpar a terceros sus delitos y fallas.

 

            Suena conocido, ¿verdad?

 

            El Chavismo es un enano siniestro de las ideologías del mal, es una suerte de Hijo de Chucky del Castrismo y si bien, afortunadamente adolece del aparato político e ideológico de otros sistemas totalitarios, no por ello se puede desdeñar ya que constituye una seria amenaza para las libertades y derechos del ser humano. El Chavismo es un engendro ideológico, producto del desecho intelectual de quienes lo impulsan, razón por la cual es un desnaturalizado, que ha heredado y potenciado lo peor de lo peor, he allí la causa principal de su fracaso y del porqué lejos de cumplir con las promesas electorales que lo llevaron al poder, ha traicionado su propio proyecto.

 

            El peligro inminente del Régimen Chapista, es que constituye un totalitarismo falsamente definido como una democracia, que manipula permanentemente la imagen de los procesos electorales, como si el voto, o el haber sido elegido a través de elecciones libres, lo hacen democrático y legítimo. Dadas sus características de falsas concepciones democráticas y de legitimidad, aunado a la inigualable capacidad histriónica  y manipuladora que tiene Hugo Chávez Frías, en este momento se hace necesario que estudiemos las raíces que nutren al Régimen Chavista.

 

            ¿Qué podemos aprender de estos años dominados por esta ideología del mal que representa el Proceso Revolucionario, y de las luchas que ciertos sectores de la Sociedad  Democrática han librado, con más fracasos que éxitos?

 

            ¿Cómo podemos evitar incurrir en los mismos errores?

 

            ¿Cómo podemos repotenciar el temple de la población?, la cual se ha manifestado en numerosas ocasiones aún a costa de vidas.

 

            Las respuestas, aunque complejas, están en aprender a ir a las raíces del mal, ya que el Chavismo es como un cáncer, el cual tiene que ser erradicado de raíz y no con paliativos. Solo así, el mal producido por este proceso puede enriquecernos para conducirnos al bien.

 

            Inspirándonos en la exhortación de San Pablo en su Carta a los Romanos (12,21): No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien, no podemos plantearnos superar el mal con el mal, ya que implicaría que en vez de vencer al mal, nos dejaríamos vencer por él. Bajo esta concepción debemos replantearnos:

 

            ¿Cómo evitar que el Chavismo siga destruyendo al país y a la Sociedad Venezolana?

 

            ¿Cómo garantizar que las reformas a ser aplicadas corrijan las aberraciones del Chavismo, pero respetando los derechos humanos y asegurando que el proceso de transición se haga en un clima de paz, justicia y libertad?

 

            La solución a las deformaciones de la V República no puede estar en volver a la IV República, como muchos dirigentes políticos de la llamada Oposición aspiran. Ambas concepciones socio-políticas y socio-económicas han sido un fracaso en su implementación y conducción. La V República constituye lo más rancio de la corrupción, incapacidad e ineficiencia de los Gobiernos de Carlos Andrés (I y II), Luís Herrera, Jaime Lusinchi y Rafael Caldera (II).

 

            Es por eso que de la situación de persecución política y terrorismo judicial que padecemos debe florecer la nueva democracia, para lo cual debemos construir una autodefensa sólida y monolítica de los principios y valores –incluyendo los religiosos-, que promueva nuestra resistencia para contener la invasión ideológica y la frustración selectiva, que nos permitirán neutralizar las mentiras, atrocidades y fracasos característicos del Régimen Chavista. Solo así, neutralizando las mentiras repetidas y la propagación del miedo, evitaremos que la Sociedad Venezolana siga siendo degradada a un punto en que se está condicionando nuestra capacidad para distinguir cosas elementales como la maldad, la libertad, la verdad y la falsedad. Enfrentando la situación, y no conformándonos con que ésta nos arrolle, se abrirá un umbral de esperanzas y una promesa de victoria sobre el mal imperante que nos aqueja.

 

            La necesidad social de autodefensa, ante el sometimiento que nos quiere imponer el Chavismo, debe ser asumida desde dos perspectivas. A través de una actitud negativa, rechazo y enfrentamiento hacia el Régimen y de todo lo que representa, y una actitud positiva, mantener, reforzar y propagar los principios y valores de la venezolanidad. No resulta suficiente el rechazo al sistema hostil, sino que también son necesarias la recuperación y conformación de nuestros valores fundamentales que dan vida a nuestro pueblo y a  nuestra cultura, y a los cuales debemos mantenernos fieles. La resistencia y la autodefensa no solamente deben ser instintivas e intuitivas, sino más importante aún, deben tener una conciencia profunda de los valores religiosos, humanos y ciudadanos que subyacen en el seno de nuestro pueblo. Son esos valores los que iluminan nuestra existencia y en la medida que los concretemos y difundamos, el horizonte de nuestra existencia humana se ampliará.

 

            Venezuela es nuestra Patria, lo cual en cierto modo es lo mismo que nuestro patrimonio. Es, en otras palabras, el conjunto de bienes que hemos recibido como herencia de nuestros antepasados y que estamos en la obligación generacional de dárselo en legado a las futuras generaciones, en una condición de mejora con respecto a como la recibimos.

 

            La expresión Madre Patria condensa una forma de herencia espiritual que se transmite a través de las madres, abarcando los valores, principios y elementos espirituales que integran la cultura de nuestra nación. El concepto es amplio y engarza de manera profunda los aspectos espirituales y materiales que existen entre la cultura y la tierra natal. No es de extrañar que la fuente principal de inspiración de la lucha contra el Régimen Chavista la constituya la extraordinaria genialidad y coraje de la Mujer Venezolana. La Contrarrevolución que se opone a la Revolución Chavista nace en los úteros, siendo su fuente de energía la maternidad; se fundamenta en un valor espiritual y divino que no tiene parangón, y por lo tanto es invencible e indetenible. La Mujer Venezolana, sin importar su condición, ha sido la gran heroína, al punto, que varias de ellas, han rendido la ofrenda sublime de la vida, y muchas su cuota de sangre, sudor y lágrimas. A esta Contrarrevolución hay que echarle más testículos para equiparar los úteros y ovarios que ya están en acción; requiere adicionalmente que la Juventud Venezolana se convenza que la Revolución Chavista representa el oscurantismo y que no puede ser el futuro, razones por las cuales hay que combatirla y vencerla. Es en el compromiso generacional y en la disposición al sacrificio donde se promueven los valores e ideales relacionados con la noción de Patria.

 

            La gran decisión de todos los venezolanos es si vamos a aceptar que la Patria que el Chavismo pretende erigir es la Patria que deseamos. La contraposición de los valores y principios, producto de la borrachera ideológica y de las disfunciones éticas, morales, humanas y profesionales que los principales dirigentes del Chavismo exhiben, obligan a que despierte y reavive el Espíritu de Nación para evitar que a la Sociedad Venezolana se le sigan restringiendo sus derechos.

 

            La Nación es, en efecto, la gran comunidad de seres humanos que están unidos por diversos vínculos entre los cuales resalta la cultura. La Nación existe por y para la cultura. El Chavismo, por el contrario, ha deformado la noción de nación, degenerándola en una suerte de nacionalismo revolucionario, a través del cual solo se persigue  mantener el poder sin importarle nuestros derechos.

 

            El Chavismo, como ideología del mal, ante su falta de autoridad moral y política, y su incapacidad para gobernar, se ha propuesto transculturizarnos, en otras palabras, obligarnos a ser felices dentro de su concepción revolucionaria de que la felicidad puede ser dictada por decreto del Jefe de la Revolución - ¿Chávez o Castro? -, sin importarle que estemos hambrientos, desnudos o descalzos, y pretende que un régimen genocida, como el Castrista, pueda ser un modelo para Venezuela. Lamentablemente esto ocurre porque, bajo el influjo de Fidel Castro, Hugo Chavez Frías ha pensado en el  Mar de la Felicidad para Venezuela, sin importarle que en el caso de Cuba, miles de cubanos se hayan arriesgado y prefieren morir en los Estrechos de la Florida que permanecer en su país.

 

            ¡QUE DESGRACIA!

 

            El Chavismo nos quiere transformar en mendigos dependientes de la supuesta magnanimidad del Régimen, exigiéndonos que aceptemos una condición de esclavitud intelectual y mediocridad espiritual. Bajo una manipuladora e irreal lucha contra la pobreza, y bajo un discurso populista, a través del cual Hugo Chávez Frías se auto-erige como el vengador y defensor de los pobres, se pretende esconder el más corrupto, amoral e incapaz gobierno que ha tenido Venezuela en su historia contemporánea y uno de los más corruptos de toda la historia patria.

 

            Nuestro gran reto es vencer el miedo y la frustración que nos ofuscan y conservar nuestra identidad como sociedad a pesar de las pretensiones del Régimen. Debemos pues imponer la soberanía fundamental de la sociedad que se manifiesta en la cultura y en el hecho de que el ser humano es supremamente soberano.

 

            La democracia, por la cual debemos luchar, no puede ser entendida únicamente como un sistema político, sino más como una mentalidad, actitud y comportamiento de los ciudadanos. La solución democrática pasa, básicamente, por la naturaleza racional y social del hombre, donde el presupuesto indispensable es el respeto a las normas éticas fundamentales, y que constituye el postulado de toda democracia, la de formar una sociedad de ciudadanos libres que trabajen conjuntamente por el bien común.

 

            El Régimen Chavista se ha establecido sobre la legitimidad que inicialmente le dieron sus victorias electorales y la estructuración de un sistema legal a su conveniencia. Pero en la medida en que la Sociedad Venezolana se ha ido percatando de la farsa que representa su proyecto político, se ha envilecido y en vez de enmendar sus errores, ha buscado afianzarse en función de la colonización de los Poderes Públicos y las Instituciones del Estado. El Régimen Chavista se ha convertido en una especie de hidra, cuyas cabezas las constituyen fundamentalmente los cinco Poderes y la Fuerza Armada Nacional, hoy en tránsito de ser  sustituida por una milicia revolucionaria, ideologizada y al servicio exclusivo de Hugo Chávez Frías y su proyecto político. Como la hidra mitológica, estas cabezas obedecen las órdenes de una sola entidad central y son sustituidas sin demora, cuando son eliminadas. Por esta razón, al igual que el legendario Hércules, la forma de acabar con la bestia es cercenándole de un solo tajo todas las cabezas.

 

            ¿Cómo podemos entonces destruir la hidra que representa el Régimen Chavista?

 

            Lo primero es convencernos que los poderes, Legislativo, Judicial, Electoral y Moral, son vasallos del Poder Ejecutivo y constituyen una entidad politizada que no cumple con su labor de Estado sino que está al servicio del proyecto revolucionario, por lo tanto tiene como objetivo mantenerse en el poder sin importar el costo.

 

            Segundo, todo aquel que reconozca legitimidad, legalidad o autoridad al Régimen, así sea un prominente dirigente de la Oposición, esta alimentando a la bestia y por lo tanto, no solamente se ha convertido en un vasallo del Régimen, sino que es un enemigo de la sociedad.

 

            Tercero, a pesar de que se promulguen leyes esto no necesariamente implica que se hagan legalmente, más cuando el Poder Legislativo, que es el que las hace, y el Judicial que vela por su cumplimiento, forman parte de la bestia. La ley es una ordenación de la razón al bien común, promulgada por quien tiene a su cargo la comunidad. La ley se funda en la verdad del ser: que es la verdad de Dios, la verdad del hombre y la verdad de la realidad creada en su conjunto. Un ejemplo clásico de las aberraciones que causa  el criterio de que por ser ley es legal y legítimo lo constituye el caso de la Alemania Nazi, en la cual, un parlamentario legalmente elegido, permitió que Hitler llegara al poder. Ese mismo parlamento o Reichtag, le otorgó plenos poderes y le permitió la intervención y modificación de cualquier estructura del estado, incluyendo el poder judicial. Esto le abrió paso al proyecto político nazista, con las fatídicas consecuencias que todos conocemos. Basta recordar estos hechos, relativamente recientes, para percatarnos con claridad de cómo la ley establecida por el hombre tiene sus propios límites que no se pueden violar. Estos son los límites delineados por la ley natural, mediante la cual Dios protege los bienes fundamentales del hombre.

 

            Gran parte del éxito obtenido por los regímenes totalitarios se debe a la indiferencia y al miedo de los ciudadanos, de enfrentarlos en sus etapas incipientes, y de no aprovechar sus debilidades estructurales, que son muchas, para combatirlos. Estos regímenes son estructuralmente débiles, ya que se basan en la mentira y son intrínsicamente corruptos, el Chavismo no es la excepción. Es por esto que los ciudadanos de bien debemos retarlo constantemente, poner en evidencia sus falsedades, desconocer su autoridad y lo principal no reconocerle legitimidad. Bajo esta concepción no podemos, bajo ningún respecto, darle carácter político al viejo principio cuius regio eius religio, el de profesar la fe de aquel a quien pertenece –o en nuestro caso, quien pretende que le pertenece -la región-. -o el país-. Los soberanos somos nosotros, y no hay poder en el mundo que nos prive de ese derecho.

 

            El  chavismo es una bestia moribunda que agoniza día a día por la acción del mismo veneno que le trata de inocular a la Sociedad Venezolana. Como ha ocurrido con los otros regímenes totalitarios, la Providencia Divina le tiene marcada su muerte; está en nosotros acelerársela y estar preparados para decapitar de un solo tajo sus múltiples y acéfalas cabezas.

 

            Hoy tenemos un San Miguel Arcángel, aniquilador de demonios y decapitador de las ideologías del mal, Juan Pablo II. Oremos por su intermediación ante la Divina Providencia y la guía de su liderazgo para que nos conduzca a la “Tierra Prometida” de una verdadera democracia, donde reinen la paz, la justicia y la libertad, y porque nos de la fuerza espiritual y moral para enfrentar las vicisitudes y las batallas que se nos avecinan.

 

                                                “NO TENGAMOS MIEDO

 

                                                                         Ramo Verde, 27 de Abril de 2005.

 

                                                 Francisco V. Usón R.

                                                 Gral. De Brigada (Ej)

                                                 Preso Político y de Conciencia

            NOTA:

 

            Han sido fuentes de inspiración para este mensaje el libro de Juan Pablo II Memoria e Identidad publicado recientemente por la editorial Planeta y el mensaje de Su Santidad Juan Pablo II con motivo de la Celebración de la Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2005). Del mismo modo, los artículos de opinión de Colètte Capriles, Obligarlos a ser felices publicado en El Nacional del 21 de abril del 2005 (Pág.. A-9) y el de Luís José Uzcategui, Frustración Selectiva, publicado en El Universal del 21 de abril de 2005 (Pág.. 1-19). Los cuales recomiendo ampliamente para su lectura y reflexión.

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