INTERPELACIÓN General de División (GN) Carlos Rafael Alfonzo Martínez (primera parte) (regreso)
ASAMBLEA NACIONAL DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA
COMISION ESPECIAL POLÍTICA QUE INVESTIGA LOS
HECHOS OCURRIDOS LOS DIAS
11,12,13 Y 14 DE ABRIL DE 2002
Interpelación: General de División (GN) Carlos
Rafael Alfonzo Martínez
Día: 22-05-2002
Hora: 10:56 am.
Presidente: Orden del Día, ciudadana Secretaria.
Secretaria: Comparecencia de los ciudadanos General Carlos Alfonzo Martínez ex
-Inspector de la Guardia Nacional; General García Carneiro.
Presidente: Artículo 222 del texto constitucional. La Asamblea Nacional podrá
ejercer su función de control, mediante los siguientes mecanismos.
Las interpelaciones, las investigaciones, las preguntas, las autorizaciones y
las aprobaciones parlamentarias previstas en esta Constitución y en la Ley y
mediante cualquier otro mecanismo que establezcan las leyes y su reglamento, en
ejercicio del control parlamentario podrán declarar la responsabilidad política
de los funcionarios públicos o funcionarias públicas y solicitar al Poder
Ciudadano que intente las acciones a que haya lugar para hacer efectiva tal
responsabilidad.
Artículo 49. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas.
En consecuencia el Numeral 2 nos indica. Toda persona se presume inocente,
mientras no se pruebe lo contrario.
Título III. De los derechos humanos y garantías y de los deberes.
Capítulo I. Disposiciones Generales.
Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de
progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable,
indivisible e interdependiente de los derechos humanos, su respeto y garantías
son obligatorios para los órganos del Poder Público, de conformidad con esta
Constitución, con los tratados sobre derechos humanos, suscritos y ratificados
por la República y con las leyes que los desarrollen.
Reglamento Interno de la Comisión.
Cumplimiento de solemnidades. Artículo 3: El Presidente y el Vicepresidente de
la Comisión Especial, tomarán las medidas necesarias para evitar las
interferencias o interrupciones durante el desarrollo de las reuniones, así como
cualquier conducta que atente contra el espíritu de cordialidad y respeto que
debe prevalecer.
Reglas especiales para comparecencias.
Artículo 8. En la comparencia de funcionarios públicos o particulares, la
Comisión Especial aplicará las siguientes reglas:
a) La Presidencia de la Comisión explicará la dinámica de la interpelación o
comparecencia al interpelado, la razón y motivo de la misma.
b) El invitado a comparecer hará una exposición inicial por un tiempo no mayor
de 10 minutos, el cual podrá prorrogarse por un período igual.
c) Los diputados y diputadas, miembros de la Comisión Especial, tendrán
preferencia a la hora de formular sus preguntas o hacer sus intervenciones.
d) La intervención de los diputados y diputadas que deseen formular preguntas,
no excederá de 3 minutos, las cuales deberán ser consignadas por escrito.
e) El interpelado procederá a dar respuesta en forma sucesiva a las preguntas
formuladas por los diputados y diputadas.
f) Para aclarar conceptos, repreguntar o solicitar informaciones complementarias
sobre la materia objeto de la comparecencia, los diputados y diputadas, tendrán
un tiempo adicional que no excederá de 3 minutos.
g) El interpelado tendrá un tiempo que no excederá de 5 minutos para responder a
cada una de las repreguntas que se le formulen en forma sucesiva, el cual podrá
prorrogarse si la plenaria de la Comisión Especial así lo decide.
Tiene la palabra el ciudadano Carlos Alfonzo Martínez.
General (GN) Carlos Alfonzo Martínez: Buenos días ciudadanos diputados y
diputadas. Les habla el General de División Alfonzo Martínez Carlos Rafael,
integrante de la promoción Batalla Mata de la Miel, egresada de nuestra Alma
Mater EFO Swarnat en el año de 1973.
Antes de iniciar mi fase expositiva que es el relato de los hechos acaecidos los
días 11, 12, 13 y 14 de abril de los corrientes, me permito invocar a Dios Todo
Poderoso, gran arquitecto del universo que ilumine, me de fortaleza e
inteligencia ante esta Comisión Especial para que mi exposición sirva como
contribución a esclarecer los monstruosos hechos contra venezolanos inocentes,
cuyo único petitorio era tener el legítimo derecho de protestar.
Por ello como General de División activo de la Guardia Nacional y ciudadano
libre de este país, pido que con los derechos que me asisten en las leyes
venezolanas se me respete mi honor, mi rango militar y vida privada, al igual
que yo lo haré por mi condición de caballero y hombre de honor.
Ciudadanos diputados estos son perfiles históricos del generalato, por largo
tiempo en nuestro país existió y aún existe un vacío conceptual entorno al
generalato, al generalato como institución, por ello quiero hacer una buena
reseña del mismo. La institución del generalato no se manifiesta en forma
caprichosa, identificada con el ejercicio de la asonada o de la rebeldía
irracional.
El oficial General es la culminación de un proceso de formación que se cumple en
etapas perfectamente definidas, por ello en el contexto de la Fuerza Armada la
definición de General encuentra un molde apropiado de hombres sólidamente
formado, institucionalistas y profesionales aptos para ser líderes en cualquier
circunstancia que pudiesen comprometer a la institución armada y por ende a
nuestro país.
Cuando a un oficial se le selecciona entre sus compañeros de armas para elevarlo
al grado de General, se le están reconociendo y exigiendo dotes de excepción, no
sólo como militar sino como ciudadano en deuda con la patria, desechando la
peregrina idea de que el sol de Carabobo que llevamos en nuestros hombros es
producto de manifestaciones fraudulentas o de queridas de turnos de un
funcionario público.
Perfiles humanos del generalato. De acuerdo a parámetros históricos el oficial
General debe actuar como un líder, tiene que ser conductor sin perder jamás la
perspectiva del ámbito de acción que le asigna la institucionalidad, esta
condición de líder debe de ser enaltecida con un entorno de virtudes humanas y
valores morales, todo ello unido a los principios de lealtad, disciplina,
honestidad, prudencia, buenas costumbres y sobriedad.
Estas reflexiones que con sinceridad me permito formular ante ustedes ciudadanos
diputados en nuestra institución tiene un vértice, en nuestra institución tiene
un vértice moral el honor es su divisa.
En igualdad de condiciones me pregunto, ¿qué es un Guardia Nacional?, es la
expresión permanente del pueblo uniformado, es el hombre de carne y hueso,
formado en molde de limitaciones y debilidades. A él lo encontramos desde el
pañol de una lancha fiscal cuidando los mares de la República, hasta en aquellos
lugares donde la neblina se hace patria. Todo ello en función de justicia social
como lo reza nuestro himno. Es en la escala de los funcionarios públicos el más
abnegado, por eso la institución ha querido hacer de él un hombre con mística y
disciplina para servir al país y sus instituciones en una fecunda pero difícil
tarea.
A nuestros jóvenes oficiales con orgullo, tu mano se ha aferrado a la empuñadura
de tu sable, sabes que tu fuerza, con tus hermanos de tierra, mar y aire, son el
aparato militar para proteger y garantizar su soberanía, su integridad
territorial, la paz interna y el legado espiritual y moral de nuestros
libertadores, conserva el honor de tu divisa.
Oficiales superiores, subalternos, suboficiales, guardias nacionales, tropa
alistada en todos sus grados y jerarquía, confíen en sus generales, hombres
iguales a ustedes, hombres de honor en quien para todos la Patria es primero.
Marco Jurídico. Ciudadanos Diputados y Diputadas de la Asamblea Nacional, me
asiste en esta interpelación el General de Brigada Guardia Nacional, doctor
Emilio Espinosa Tapia, con quien tuve el honor de servir en mis años de
Teniente, fui su ayudante personal, formando cadetes en la Escuela de Formación
de Oficiales.
Ductor y Guía. Teniente Coronel Guardia Nacional Pedro Fuenmayor Diana,
compañero de promoción, integrante de la Promoción Batalla Mata de la Miel,
doctora Janeth Carboni Nery, doctora Sindy Castucielo, y el doctor Manuel
Gustavo Bagar. Estos tres últimos, representantes de la Juventud Venezolana que
se abre camino, esforzándose, superando metas y contribuyendo con sus esfuerzos
para tener un mejor país.
El marco jurídico de mi exposición está basado en la pirámide o estructura
jurídica de las leyes dentro del siguiente orden jerárquico. En este caso, sería
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley Orgánica de la
Fuerza Armada Nacional, Código de Justicia Militar, Reglamento de Servicio en
Guarnición y cualquier otra Ley, Resolución u órdenes emanadas de una autoridad
competente. En virtud de ello, comparezco hoy ante esta Comisión a fin de
cumplir con el mandato constitucional previsto en los Artículos 222 y 223. Ahora
bien. La Constitución Nacional en su Artículo 49 señala “El debido proceso se
aplicará a todas las actuaciones jurídicas y administrativas”. Claramente
estamos en presencia de una actuación administrativa garantizada por el debido
proceso, por lo tanto, me reservo el derecho a no contestar preguntas que
pudieran afectar el proceso que se me sigue a través de la Jurisdicción Penal
Militar, pero así mismo me comprometo a responder todas aquellas preguntas que
sean pertinentes y por ende, procedentes.
En consecuencia le solicito el cumplimiento del postulado constitucional,
señalado en el Artículo 60, el cual me garantiza el derecho a la protección del
honor, vida privada, intimidad, confidencialidad y reputación, cumpliéndose así
el axioma jurídico “No Adimpleti Contrastu” que significa “cumple tu para
cumplir yo”. En virtud de ello le solicito respeto para con mi persona y quienes
me acompañan en el presente acto.
Con respecto a la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional, es decir, cuando
estudiamos con especial hermenéutica, lo señalado en los artículos 5, 6 y 8 en
sus Apartes d) y c), queda palmariamente demostrado que en el componente Guardia
Nacional, en ningún momento se desacató el contenido de esta Ley Orgánica que
regula el comportamiento de la Fuerza Armada Nacional y que si analizamos el
contenido jurídico del Artículo señalado, cualquier persona con una lógica
jurídica sana, tendrá que interpretar que el componente Guardia Nacional, en
ningún momento violó la norma u orden constitucional, por lo que rechazo a todo
evento, la concepción unilateral de golpe, golpista o insurrecto, con lo que
pudiese calificar arbitrariamente a cualquier miembro de su componente, sin
embargo, cuando exponga a la audiencia los desfases que existen entre el
Comandante General y su Estado Mayor me ubico en el Artículo 27 de la Ley
Orgánica de la Fuerza Armada Nacional, la cual cito: “El militar deberá cumplir
con los deberes que le impone su empleo, demostrar siempre mucha afición a su
carrera, honrosa ambición de distinguirse y constante deseo de ser empleado en
las ocasiones de mayor peligro y dificultades, a fin de dar a conocer sus
valores y aptitudes”.
En tal sentido y dentro del contexto de este Artículo, el señor Comandante de la
Guardia Nacional lamentablemente faltó a este postulado, ya que se ausentó de su
puesto de comando, cambió arbitrariamente dispositivos señalados en reuniones de
Estado Mayor y en otras consideraciones indicadas expresamente en las diversas
directivas de Comando, lo que trajo como consecuencia que se diera el supuesto
señalado en el Artículo 130 de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional,
referente al desempeño de un cargo de comando en la Fuerza Armada. Para ello me
permito citar, un aparte del mismo “El empleo accidental constituye un reemplazo
momentáneo por ausencia o impedimento del titular o del interino y sólo da
derecho al mando y a las atribuciones durante el tiempo que se ejerza”. En tal
sentido, ciudadanos diputados, el ejercicio legítimo del mando por mi persona
estuvo debidamente encuadrado en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional.
Con pesar he oído voces itinerantes que hablan de golpe de Estado, insurrección,
rebelión, motín, sin darse cuenta el ponente de las más elementales teorías
criminológicas que nos hablan de la etiología del delito.
Estamos ciudadanos diputados en presencia de imputaciones sin fundamento, ya que
solo un tribunal puede calificarlo.
En tal sentido, a todos los Generales y Almirantes que aquí se les ha
interpelado, se les sentencia sin haber cumplido siquiera los preliminares de
ley, pero, se han dado cuenta ustedes que para configurar un delito hacen falta
los siguientes presupuestos: Acto o la acción, la imputabilidad señalado
expresamente por la Ley, juridicidad y sancionado por una pena. De faltar
algunos de estos presupuestos, definitivamente no habrá delito, de manera que me
parece aventurado y temerario calificar nuestra actuación en los sucesos
acaecidos como delictivas y en su defecto le invertiría la carga de la prueba,
para que se demostrara la violación de la norma.
Surge, entonces, el dilema procesal, puede lo írrito convalidar lo írrito.
Cuando hago esta pregunta, me refiero taxativamente a lo expresado por el
General en Jefe, Inspector General de la Fuerza Armada, cuando él mismo afirma
la renuncia del señor Presidente de la República y el Alto Mando Militar, hecho
notorio comunicacional.
¿Cómo calificamos esto en el Código de Justicia Militar? A mi entender,
definitivamente como una falsa alarma, la cual se encuentra tipificada en el
Capítulo 4°, Sección Tercera, Artículo 500, que expresa textualmente así: “El
que ocasione una falsa alarma, confusión o desorden en la tropa, nave, fortaleza
o población ocupada militarmente, incurriría en pena de presidio de 6 a 12 años,
si de tal hecho resultare un prejuicio grave para las Fuerzas
Armadas”.
Señores diputados, dejo a su sana crítica el sacar sus propias conclusiones.
La marcha. Expresión clásica de la democracia pura en cualquier país del mundo,
avanzada con la petición puntual de pedir la renuncia a los nuevos directivos de
PDVSA y otras condiciones de índole general, altos funcionarios del gobierno
conocían que esa misma directiva había renunciado horas antes de que la marcha
llegara hasta su objetivo final, donde se produjo la masacre.
Señores diputados ¿será que existe tal ceguera jurídica al desconocer que
presuntamente se ocultó fraudulentamente un documento público? De ser así, la
carga de la prueba y la imputación le corresponderá al Fiscal General de la
República, el cual encontrará en el Código Penal, en su artículo 318, la
respuesta acertada.
Señores diputados, ¿estará el Fiscal incurriendo en omisión? De ser así, ustedes
son los representantes del pueblo y éste exige justicia. No es posible que
seamos nosotros, los oficiales Generales y Almirantes de la Fuerza Armada,
quienes tengamos que cargar con la cruz por los delitos que no hemos cometido y
que jamás cometeríamos en contra del pueblo, por ser nosotros hombres de honor.
Antecedentes. A partir de la toma de posesión del cargo de Comandante General de
la Guardia Nacional, por parte del General de División, Francisco Belisario
Landis, el trabajo diario y permanente de la institución, se caracterizó por
desarrollar actividades en el campo de proporcionar seguridad ciudadana,
activando múltiples tareas que conllevaran a mejorar la efectividad de las
acciones de las policías uniformadas o policías preventivas, en su labor de
alcanzar grados de seguridad exigidos por la población venezolana para su normal
desenvolvimiento, esto fue plausible y justificable hasta cierto nivel de
exigencia, pero cuando estas acciones comenzaron a incidir negativamente en la
misión propia que debía cumplir la Guardia Nacional por mandato de las leyes,
como lo son sus tareas en el campo de la policía administrativa especial,
específicamente las responsabilidades de resguardo nacional, guardería del
ambiente, resguardo minero, lucha contra el narcotráfico en todas sus
manifestaciones y la amplia gama de las actividades de seguridad a prestar,
desde la fronteriza, rural, pasando por los puertos, aeropuertos, industrias
básicas y estratégicas, instalaciones y dependencias del poder público, etc.
Esta última situación, al principio temporal y después permanente, prendió la
alerta en los miembros del Alto Mando de la institución, quienes verían cómo un
porcentaje preocupante de los recursos humanos y materiales del componente,
estaban siendo destinados a materializar el trabajo de la policía uniformada
preventiva, en detrimento de la misión que tenía que cumplir la Guardia
Nacional, cuyas realizaciones, traducidos en objetivos y metas, son las que no
dan vigencia y contenido, como componente de la Fuerza Armada Nacional, con la
responsabilidad básica de conducir las operaciones para el mantenimiento del
orden interno, cooperar con la defensa militar y participar activamente en el
desarrollo nacional, tal como lo establecen los artículos 328 y 329 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el artículo 12-A de la
Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas Nacionales.
En reuniones de Alto Mando se le hizo ver al General de División Francisco
Belisario Landis de esta preocupación. Sin embargo, su accionar continuó en la
dirección de acentuar el trabajo de la institución, en el campo de la seguridad
ciudadana, misión particular de los órganos policiales, según lo establecido en
el artículo 332 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
incrementando este trabajo a través del Comando Regional N° 5, liderizado por el
General de División Eugenio Gutiérrez Ramos, quien recibió la misión de realizar
permanentes operativos de fines de semana en varias parroquias del área
metropolitana, muchas de dichas actividades no informadas ni puestas del
conocimiento del jefe del Comando de Operaciones de la institución, General de
División Edgar Bolívar Ramírez, jefe inmediato del General de División Eugenio
Gutiérrez Ramos, prácticamente el General de División Francisco Belisario Landis
al desconocer la decisión del Alto Mando de la institución de no seguir
aceptando la actividad de la policía preventiva, ya que iba en deterioro del
trabajo propio de la Guardia Nacional en su misión específica, anuló el control
y supervisión del jefe de Comando de Operaciones y comenzó a trabajar
directamente con el General de División Eugenio Gutiérrez Ramos, incrementando
aún más las divergencias y
desinformación con su Alto Mando.
De este clima de antagonismos de política de comando, en lo que compete a la
seguridad ciudadana, emerge el enfrentamiento entre el Alcalde Mayor de la
ciudad de Caracas, licenciado Alfredo Peña, el Alcalde del municipio Libertador,
ciudadano Freddy Bernal y el ciudadano Presidente de la República, Teniente
Coronel Hugo Chávez Frías.
En este panorama continúa desarrollándose el trabajo de la Guardia Nacional, en
la búsqueda de contribuir a mejorar la seguridad ciudadana, cumpliendo una
misión que no tiene por ordenamiento jurídico y que erosiona y desgasta su
imagen y prestigio, imagen y prestigio tan necesaria y reservado para las horas
críticas, a fin de restablecer alteraciones masivas del orden público, con el
solo hecho de manejar su presencia disuasiva.
Ante esta situación, los ingredientes del excesivo protagonismo y de proyección
de imagen personal por parte del General de División Francisco Belisario Landis,
de querer estar en todos los eventos que representaran una posible alteración
del orden público, dando respuesta, en unas respaldando las acciones del alcalde
Freddy Bernal, y en otras antagonizando con el alcalde Alfredo Peña, fueron
contribuyendo a formar una matriz de opinión desfavorable a la imparcialidad que
en todo momento deben caracterizar las acciones de la Guardia Nacional, matriz
que termina de formarse, no favorable a la institución, a raíz de los sucesos de
alteración del orden público ocurridos en las oficinas del Diario El Nacional y
donde el Comando Regional N° 5 actuó sin cubrir el escalonamiento de
intervención que regula nuestras actuaciones, tomando en consideración que a las
policías uniformadas preventivas le corresponde operar como primer escalón para
restablecer el orden y de no recobrarse él mismo a solicitud de la primera
autoridad civil del área metropolitana, en este caso del Alcalde Mayor,
solicitar por ante la Inspectoría de la Fuerza Armada Nacional, la intervención
de la Guardia Nacional, a fin de realizar todo lo necesario para restablecer
nuevamente el orden público alterado.
Esto fue reseñado por los medios de comunicación, como una actuación
parcializada del Comando Regional N° 5 a favor de los llamados círculos
bolivarianos, generando malestar en los integrantes del Alto Mando de la Guardia
Nacional.
Otro de los problemas que confrontó y confronta el actual Comandante General de
la Guardia Nacional, es la precaria comunicación que ha mantenido con los otros
miembros del Alto Mando, inclusive en forma general con el resto de los
comandantes y directores de las diversas dependencias institucionales, su
comunicación permanente es con el Inspector General de la Fuerza Armada
Nacional. Esta falta de comunicación hacia el interior de su componente hizo más
difícil aún, las relaciones que deben mantenerse en este tipo de organización,
en las cuales sus miembros directivos deben de reunirse constantemente para
discutir asuntos importantes, con el objeto de tomar las decisiones más
convenientes en aras del cumplimiento de la misión.
Esta situación se agravó porque el Comandante General durante su gestión sólo ha
ordenado dos reuniones del Consejo de Generales y está próximo a pasar a la
situación de retiro, en las cuales participó parcialmente y prácticamente
eliminó las reuniones de Alto Mando ampliado, actividad esta que es de vital
importancia para la toma de importantes decisiones en el devenir institucional.
El resultado final de este comportamiento es sin duda alguna un comandante
general autoaislado por su iniciativa, tomando decisiones unilaterales a su
criterio.
Ahora voy a pasar a exponer lo ocurrido por día y voy a entrar en la exposición
del día 10 de abril. El día 10 de abril, aproximadamente a las 9 horas, asistí a
una reunión de generales de división que para ese momento trabajaban en la
Comandancia General, es decir, el Alto Mando, más el General de División Eugenio
Gutiérrez Ramos, presidida por el ciudadano General de División Francisco
Belisario Landis, con el fin de realizar una apreciación de los acontecimientos
que se venían presentando en el país a raíz de la huelga petrolera, paro de
trabajadores de 24 horas, 48 horas y posibilidad de huelga indefinida, convocada
y materializada por la Confederación de Trabajadores de Venezuela, Fedecámaras y
respaldada por la sociedad civil.
En esta reunión se presentó una fuerte discusión entre el General de División
Francisco Belisario Landis y el General de División Bolívar Ramírez, motivado a
que el primero de los nombrados le hizo un llamado de atención al General
Bolívar Ramírez, supuestamente porque tenía información de que el último de los
nombrados murmuraba públicamente de las decisiones del Comandante General.
El General de División Bolívar Ramírez le reclamó al Comandante General de dar
órdenes directas al General Gutiérrez Ramos, Jefe del Comando Regional Número 5,
sin cumplir el órgano regular, que es el Comando de Operaciones, violando así
disposiciones del Estado Mayor y minando su autoridad, creando una desconfianza
mutua, ya que el General de División Gutiérrez Ramos, no le reportaba a él sino
directamente al Comandante General.
Esta situación anormal de comando demostraba la disfunción operativa entre el
Comandante de la Guardia Nacional y su Estado Mayor, reflejándose posteriormente
en un paralelismo de órdenes de comando, por ello el jefe de operaciones no
estaba de acuerdo en la ejecución por parte del Comando Regional Número 5 de una
operación aislada para resguardar las instalaciones del edificio PDVSA Chuao y
sus adyacencias, sin contar con la participación del Comando Unificado de la
Fuerza Armada Nacional, solicitando el general Bolívar, no seguir trabajando
bajo su comando y que lo pusiera a la orden del General en Jefe Lucas Enrique
Rincón Romero, Inspector General de la Fuerza Armada Nacional.
A raíz de esta situación el Comandante General le ordenó al General Bolívar
Ramírez que se fuera a la Inspectoría General, y que posteriormente él enviaría
la comunicación, poniéndolo a la orden de forma oficial.
De inmediato se suspendió la reunión.
Posteriormente, encontrándome en mi oficina, despacho del Inspector General de
la Guardia Nacional, hizo acto de presencia el General de División Edgar Méndez
Casanova, Jefe del Estado Mayor General, solicitándome que volviera a hablar con
el General de División Bolívar Ramírez, a los fines de que depusiera su actitud,
a lo cual le respondí que ya el ciudadano Comandante General había dado la orden
y que en todo caso de volver a hablar, habría que hacerlo con los dos,
informándome el General de Méndez Casanova, que el General de División Belisario
Landis estaba de acuerdo, para que intercediera en solucionar el impasse.
Hice que el General de División Bolívar Ramírez volviera a mi despacho, y en
presencia del General Méndez Casanova, dialogué para que cambiara su decisión de
no seguir trabajando como del Comando de Operaciones, pero éste mantuvo su
criterio y me fue imposible convencerlo.
Estando en estos trámites, recibí una llamada telefónica del General de División
Francisco Belisario Landis, quien me preguntó sobre los resultados de mi
gestión, informándole que había sido infructuoso y que el General de División
Bolívar Ramírez, mantenía su decisión de no continuar bajo sus órdenes, a lo que
me respondió que teníamos que ir a la sede de la Inspectoría de la Fuerza Armada
Nacional para tener una reunión con el General en Jefe, donde se volvería a
tratar el tema y que todos los que asistimos a la reunión de la mañana,
deberíamos asistir a las 17 horas, 5 de la tarde.
Acudimos a la cita en la Sala de Reuniones de la Junta Superior, evento al cual
no asistió el General en Jefe Lucas Enrique Rincón Romero y en su defecto fue
presidida por el General de División Belisario Landis, quien al inicio le pidió
disculpas al General Bolívar Ramírez, por el impasse que había ocurrido en horas
de la mañana y por haberle faltado el respeto, disculpas que fueron aceptadas
por el General Bolívar Ramírez.
Pasando posteriormente a analizar la situación que se preveía en el futuro
inmediato, en atención a que se mantenía la situación de huelga indefinida y de
convocatoria para una marcha al día siguiente.
El General de División Belisario Landis, informó que la operación preparada por
el General de División Gutiérrez Ramos, Jefe del Comando Regional Número 5, para
asumir el control del edificio PDVSA Chuao y adyacencias, en las primeras horas
del día 11 de abril, no había sido aprobada por el ciudadano Presidente de la
República.
A continuación el General de División Bolívar Ramírez realizó una exposición de
los posibles escenarios que pudieran presentarse el jueves 11 de abril,
resaltando de lo tratado dos posibles escenario.
El escenario número 1, la marcha se realizaría en forma pacífica hasta el
edificio PVSA Chuao, y allí finalizaría, después de los discursos de rigor.
De mantenerse la situación de huelga indefinida, la acción sería custodiar el
desarrollo de la marcha con la Policía Metropolitana desde el Parque del Este
hasta el edificio PDVSA Chuao, cuya seguridad interna estaría a cargo del
Comando Regional Número 5.
El escenario número 2, era igual al escenario número 1, con la diferencia de que
la marcha no terminaría en el edificio PDVSA Chuao, sino que esta podría seguir
hasta el Palacio de Miraflores, con la intención de exigirle al ciudadano
Presidente de la República, el reintegro de los miembros de la Junta Directiva y
trabajadores de PDVSA que habían sido despedidos, pudiendo transformarse esta
última forma de acción en una confrontación violenta al encontrarse con los
partidarios del Gobierno, organizado por los Círculos Bolivarianos, con
consecuencias lamentables de alteraciones del orden público.
En el escenario número 2, la Guardia Nacional, a través del Comando Regional
Número 5, debía ser empleada masivamente, de manera preventiva con la misión de
impedir a lo largo de la Avenida Bolívar, el encuentro de los dos frente,
ejecutando para ello acciones de retardo, produciendo el mayor desgaste posible
de los manifestantes, evitando en extremo que la participación de la Guardia
Nacional pudiera ser interpretada de se estaba favoreciendo a uno u otro bando,
con la utilización de armas disuasivas, autorizada y especializadas para el
manejo de orden público.
Discutido ampliamente el tema y aprobado, se le impartieron las órdenes verbales
respectivas al Jefe del Comando Regional Número 5, finalizando así la reunión.
Exposición día 11 de abril.
Aproximadamente a partir de las 08:00 horas, el Comandante General se ausenta
del Comando General, durante toda la mañana permanecí en mi despacho evaluando,
a través de las imágenes televisivas, el desarrollo de los acontecimientos, ya
que no recibía información alguna con respecto a las actividades operacionales
que debía realizar el Comando Regional Número 5. El Inspector de la Fuerza, no
recibía informaciones de las actividades que estaba desarrollando esa mañana el
Comando Regional Número 5.
Para la hora en que el grupo de la marcha arribó a las adyacencias del Edificio
PDVSA Chuao, todo venía aconteciendo sin alteraciones del orden público, la
marcha en sí era muy numerosa, donde se observaba la presencia marcada de
mujeres y niños, daba la impresión que las familias se habían puesto de acuerdo
y decidieron asistir.
En los discursos e intervenciones ante la masa por parte de sus organizadores,
se comenzó a insistir de que la marcha no debía finalizar ahí y que la misma
debía continuar hasta el Palacio de Miraflores a solicitar la renuncia del
ciudadano Presidente, prácticamente el escenario número 1 había finalizado y
comenzaba a transformarse en el escenario número 2.
El escenario número 2 se hizo presente, con el agravante de que el dispositivo
previsto por la Guardia Nacional a lo largo de la Avenida Bolívar, no se
ejecutó, ignorándose para ese momento las causas y quién había dado
contraórdenes para que las acciones de retardo y de desgaste no se
implementaran.
Reúno al Estado Mayor en mi oficina, solicitándole una explicación al General Bolívar Ramírez, quien informó que no le asignara un radio de la Red Tiburón y en consecuencia había quedado fuera de la línea de comando a pesar de ser el segundo en el mando operacional y por lógica el canal regular para la transmisión de las órdenes, que por instrucciones del General de División Francisco Belisario Landis, el General de División Eugenio Gutiérrez Ramos, había implementado un dispositivo de cierre en las vías de aproximación del Palacio de Miraflores, y que el retardo de la base de la marcha se lo habían dejado a la Policía Metropolitana, además que no tenía comunicación directa con el General Gutiérrez Ramos, quien se encontraba en el Palacio de Miraflores recibiendo instrucciones del propio Presidente de la República.
La decisión de que la Guardia Nacional sería esta última, empleada para detener la manifestación pacífica, no se nos comunicó. Todo lo que pudimos conocer sobre los diversos registros, fue a través de los medios de comunicación social.
La Dirección de Inteligencia del componente, a cargo del General de Brigada Santamaría Arocha, no suministró ningún tipo de información.
Actualmente ocupa el cargo que ocupaba el General Bolívar Ramírez, actualmente él es el Jefe de Operaciones de la Guardia Nacional, pero no fue capaz de mantener informado a su Estado Mayor de cómo iban evolucionando los acontecimientos.
Asimismo, observamos la participación en el canal del Estado de varios representantes del Gobierno y de la Asamblea Nacional, haciendo un llamado a los participantes de su partido a la defensa de la revolución, para lo cual debían hacer acto de presencia en las cercanías de Miraflores.
Aproximadamente a las 14 horas, se me informa que el ciudadano Presidente de la República había recibido la renuncia de la directiva de PDVSA y que iba a dar un mensaje a la nación en cadena de radio y televisión.
Con el Estado Mayor en mi despacho, más todos los generales que laboran en la Comandancia General y un grupo numeroso de oficiales superiores que decidieron acercarse ante la gravedad de la situación, vimos y escuchamos el mensaje del ciudadano Presidente, con la esperanza compartida, de que anunciaría la renuncia de la directiva de PDVSA, y que a raíz de esta situación, se abriría nuevamente la posibilidad de sentarse a discutir la conformación de una nueva directiva, donde los reclamos de los trabajadores de la industria petrolera serían atendidos y que él mismo saldría a anunciárselo a la marcha, que ya para ese momento se encontraba en las proximidades del Palacio, pero esto no ocurrió.
Observando por televisión que comenzaban a producirse muertos, numerosos heridos, haciendo acto de presencia el pánico colectivo y el caos. Todos en conjunto, generales, oficiales, suboficiales, etc., observamos en la televisión las imágenes de una Guardia Nacional que estaba siendo utilizada para impedir que la marcha pacífica que venía de PDVSA Chuao se aproximara al Palacio, lanzándole para ello gases lacrimógenos, con el agravante que inmediatamente detrás de los efectivos, vimos a una numerosas multitud, supuestamente Círculos Bolivarianos, convocados a defender al Palacio, tirando piedras, botellas y otros objetos contra los marchistas.
No vimos a la Guardia nacional abriendo el espacio, el colchón para evitar el enfrentamiento de ambos bandos, la intervención había perdido el equilibrio de la balanza justiciera que nos identifica como institución al servicio de todo el pueblo venezolano y no a una parcialidad de él.
En el desarrollo de estos acontecimientos, recibo una llamada del Vicealmirante Bernarbé Carrero Cubero, Jefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada Nacional, quien me recriminó la actuación de la Guardia Nacional y si yo estaba de acuerdo que la institución fuera utilizada para agredir a una marcha pacífica, que el ciudadano Presidente de la República había ordenado la implementación del Plan Avila, con las posibles consecuencias catastróficas de lo que esto pudiera traer en pérdidas de vidas inocentes, que él le había puesto el cargo a la orden en horas de la mañana y que el General de División Manuel Rosendo, Jefe del Comando Unificado de la Fuerza Armada Nacional, también le había puesto el cargo a la orden y que en consecuencia, accionara en función de mi discernimiento. Ante lo planteado, le ordené a los generales de división Méndez Casanova y Bolívar Ramírez, ponerse en contacto por la vía que fuere con el General de División Francisco Belisario Landis, con la finalidad de informarle e intercambiar criterios y que se viniera a su puesto de comando a hacerle frente a la situación, a lo que los generales Méndez y Bolívar respondieron que ya habían entrado en contacto vía telefónica con el General de División Belisario Landis, pero este manifestó su imposibilidad de acudir a la Comandancia, ya que estaba atendiendo al Ministro de la Defensa, al Inspector General y al propio Presidente de la República.
Acto seguido, llamé telefónicamente al General en Jefe Lucas Enrique Rincón Romero, con quien intercambié criterios de la situación en desarrollo, indicándole que no estaba de acuerdo con el empleo que se le estaba dando a la Guardia Nacional en los lamentables sucesos que estaban ocurriendo, que había un número considerable de muertos y heridos y que a posteriori la institución Guardia Nacional sería la llamada a responsabilizarse por esos hechos.
Informándole que de inmediato iba a dar una rueda de prensa, donde fijaría la posición de la Guardia Nacional, contraria a lo que estaba sucediendo, que el día anterior habíamos ido a su despacho a informarle de lo que podía suceder y que a los generales Francisco Belisario y Gutiérrez Ramos, se les había indicado con detalles cuál era la forma como debía actuar la Guardia Nacional y que ellos habían desconocido el planteamiento del Estado Mayor de la institución.
El General en Jefe Lucas Enrique Rincón Romero me respondió que él tampoco estaba de acuerdo con lo que sucedía, que esperara media hora, ya que ellos supongo, el Alto Mando Militar, iban a emplazar al ciudadano Presidente de la República.
Esperé una hora y no recibía ninguna llamada ni mensaje del General en Jefe, dirigiéndose al Salón Icabarú para dar el pronunciamiento, donde fijaría la posición de la institución.
Así, fue como llevado estas circunstancias lamentables, y por la ausencia de un Comandante que no supo asumir su responsabilidad histórica, decidimos pronunciamos ante los hechos abominables presenciados.
Antes de entrar a la rueda de prensa, recibí una llamada del General de División Francisco Belisario Landis, vía celular, solicitándome una explicación de lo que estaba pasando en la Comandancia, respondiéndole que él y el General de División Gutiérrez Ramos habían desconocido el planteamiento del Estado Mayor del componente, que la marcha había podido detenerse o intentar al menos detenerla a la entrada de la Avenida Bolívar o en su discurrir, bien lejos del Palacio, que nuevamente la institución había sido utilizada para favorecer una parcialidad y no a todo el conglomerado, que se habían producido muchos muertos y heridos y que esto se había podido evitar si la utilización masiva de la Guardia Nacional se hubiera hecho como se había acordado.
Respondiéndome que viera bien lo que iba a hacer, ya que él como Comandante General, no veía nada malo en la forma como el General Gutiérrez Ramos había conducido la operación y en todo caso, que él asumiría su responsabilidad.
Al final le indiqué que él ni el General Gutiérrez Ramos debían regresar a la Comandancia General, al menos en lo que restaba del día, en atención a que los ánimos encrespados por parte del personal militar, pudieran incidir en contra de su integridad física, indicándole, además, que había dado las órdenes para que todo el personal militar regresara a sus cuarteles, donde permanecería hasta que se le impartieran nuevas instrucciones.
La exposición hecha y las consecuencias a posteriori que se pudieran derivar de lo manifestado en la rueda de prensa es de mi absoluta responsabilidad, en ella se fijó la posición institucional en relación al desarrollo de la marcha pacífica, que al final se transformó en pánico colectivo con pérdidas de vida y gran cantidad de heridos, hecho público y notorio, evidenciando que los Generales Francisco Belisario Landis, Comandante General de la Fuerza y Eugenio Gutiérrez Ramos, Jefe del Comando Regional N° 5, quienes dirigieron la operación cambiando el dispositivo previamente acordado en reunión de Estado Mayor, no estuvieron a la altura de los acontecimientos y que habían podido hacer más para evitar tan lamentables hechos.
La rueda de prensa fue pública y a la misma asistieron voluntariamente toda la oficialidad presente en la Comandancia para ese momento, quienes también ávidos de saber qué acciones iban a realizar sus superiores para tratar de corregir a la brevedad los posibles errores en que se habían incurrido. Al final le manifesté que lo dicho por mí podría interpretarse como una posición hostil y como tal la Comandancia podría ser objeto de una acción bélica de confrontación y que ante tal situación nadie estaba obligado a permanecer en las instalaciones y mucho menos hacer armas contra otros miembros de la Fuerza Armada, que yo personalmente y los que se quisieran quedar, resistiríamos hasta la máxima presión, pero que al momento de la confrontación inminente, yo asumiría la responsabilidad y me pondría a derecho.
Posterior a esto se recibió llamada telefónica de todos y cada uno de los grandes comandos de la Guardia Nacional, manifestando su apoyo y acatamiento a los planteamientos formulados en la rueda de prensa. Estando en esta actividad, observé en la televisión el pronunciamiento del ejército, a través de la persona del General de División Efraín Vásquez Velasco, hombre valiente, digno General representante del glorioso ejército venezolano, forjador de libertades, hombre valiente, hay que ver las presiones que este señor General de la República recibió ese día en función de los acontecimientos ocurridos el día 11, al ver eso, alejándose de mi mente el riesgo de confrontación entre unidades de la Fuerza Armada Nacional.
Cercano a la media noche hicieron acto de presencia en la Comandancia General el General de División Eliécer Hurtado Soucre, el Vicealmirante Bernabé Carrero Cubero y el General de División Manuel Rosendo, quienes me indicaron que venían por orden del ciudadano Presidente de la República, informándome que a esa hora había un proceso de diálogo entre el señor Presidente de la República y un grupo de Generales del Ejército, en procura de una renuncia, pero que era su solicitud evitar a toda costa el enfrentamiento entre unidades militares, garantizar para él y su familia el respeto a los derechos humanos, la salida inmediata del país y que debía trasladarme a la Comandancia del Ejército, donde se adelantaban todas estas gestiones. Escuché lo planteado y decidí trasladarme al Fuerte Tiuna.
Acontecimientos acaecidos el 12 de abril, finalizó el días 11. Al llegar a la Comandancia General del Ejército observé un ambiente confuso, donde existía una cantidad considerable de Generales, oficiales de alta graduación, soldados y civiles. Ya en presencia del General de División Efraín Vásquez Velasco, me confirma lo anunciado por los Generales Hurtado Soucre, Manuel Rosendo y el Vicealmirante Bernabé Carrero Cubero, indicándome que aún se dialogaba con el ciudadano Presidente y en consecuencia debía esperar. Estando en esto observo en la televisión al General en Jefe Lucas Enrique Rincón Romero, Inspector General de la Fuerza Armada Nacional, anunciando al país la renuncia del ciudadano Presidente y del Alto Mando, quedando ellos a órdenes de las nuevas autoridades a ser nombradas, para proceder de inmediato a la entrega de sus cargos, hecho público y notorio.
Posteriormente llegó el ciudadano Presidente de la República, acompañado de los Generales de División Manuel Rosendo, Eliécer Hurtado Soucre y Monseñor Baltazar Porras, entre otros y es conducido a una sala, donde se le presenta al ciudadano Presidente el documento de la renuncia. El Presidente tomó la palabra y explicó que él estaba de acuerdo en firmar el documento si se le daban las garantías de cumplirse con sus exigencias, de lo contrario él no firmaba la renuncia. El General de División Vásquez Velasco me invitó a su despacho a discutir en privado lo planteado por el ciudadano Presidente de la República. Mi posición fue que era necesario cumplir con las exigencias del ciudadano Presidente y continuar con lo previsto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Aproximadamente a las 06:00 horas, regresé a la Comandancia General de la Guardia Nacional, explicando los acontecimientos al personal de Generales y oficiales que para ese momento estaban presentes, impartiendo las órdenes de reunirnos nuevamente a la hora del desayuno, para que la mayor cantidad posible de oficiales estuvieran enterados de lo ocurrido. Giré órdenes a los Generales de División Méndez Casanova, Bolívar Ramírez y al General de Brigada Rodríguez Infante, este último ayudante general del ciudadano Comandante General, indicándole que se debía mantener sus ayudantías y la guardia personal de los Generales de División Francisco Belisario y Gutiérrez Ramos y que ese mismo personal debía garantizar la seguridad de sus oficinas, habitaciones, enseres y atenderlo con las consideraciones propias de su grado en el caso de que hicieran acto de presencia en la Comandancia General y yo no estuviera presente.
En horas de la mañana, aproximadamente como a las 9:00 horas, recibí llamadas del General de División Efraín Vásquez Velasco, quien me indicó que debíamos asistir a una reunión en el Palacio de Miraflores, donde se instalaría un Consejo Asesor de la Presidencia. Estuve presente en el evento, retirándome de él una vez que el mismo finalizó. Al regresar me informaron que el General de División Francisco Belisario Landis había estado en el despacho dejando un escrito contentivo de su renuncia presentada al General en Jefe Lucas Rincón Romero, Inspector General de la Fuerza Armada Nacional, me la dejó con el ayudante general, recogiendo todas sus pertenencias y retirándose a su residencia en La Encrucijada de Aragua.
En horas de la tarde volví al Palacio de Miraflores, a fin de asistir al acto protocolar, donde se leyó el escrito de instalación del gobierno transitorio del doctor Pedro Carmona Estanga, escuchando por primera vez su contenido, el cual a todas luces era contrario a los principios fundamentales establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, motivo por lo que no estuve de acuerdo con suscribir la referida acta, retirándome del evento a la finalización del mismo. Ya de regreso, en la Comandancia General de la Guardia Nacional convoqué a una reunión con los Generales que se encontraba en el interior de la misma, explicándoles los criterios por los cuales no estaba de acuerdo con el contenido del acta de instalación del gobierno provisional y que a la mañana siguiente se debía discutir nuevamente su contenido, a fin de volver a fijar una nueva posición institucional. Finalizó el días 12, largo día 12. Exposición días 13 de abril. En horas de la mañana, nuevamente se discutió en reunión de Generales y oficiales superiores, el contenido del acta de instalación del gobierno provisional, concluyéndose que la misma era completamente ilegal, que no se ajustaba al contenido de lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, decidiéndose desconocer su contenido, entrar en contacto con el General de División Efraín Vásquez Velasco sin hacerle conocimiento de nuestro desacuerdo y que en base a ello la Guardia Nacional iba a realizar un nuevo pronunciamiento.
Se quiere ahora desviar la atención del tema principal, que son los sucesos del días 11 de abril, donde hubo muertos y heridos, para tratar de inculparnos de los supuestos muertos ocurridos en los días siguientes. No nos consideramos responsables de esas muertes y saqueos, por cuanto para nadie es un secreto que estos actos vandálicos fueron organizados y dirigidos por personas que sólo querían el caos nacional. Fueron observados numerosos motorizados armados, disparando en muchas áreas de Caracas, especialmente en las inmediaciones de las sedes de los medios de comunicación social más conocidos del país. La situación ya no podía controlarse de otra manera, sino dando una respuesta proporcional a los facinerosos y ello significaba el empleo de las armas y en consecuencia la probabilidad de un número significativo de muertos que quizás hubiera sido similar a los del 27 y 28 de febrero de 1987, pero con la única diferencia que todos sin duda alguna o por oscuros intereses, hubieran sido cargados a la Guardia Nacional y en estos momentos estaríamos presos por delito de lesa humanidad. ¿Quiénes estaríamos presos? El jefe del Estado Mayor del Comando Regional N° 5, el General de División Bolívar Ramírez, Comandante de Operaciones y mi persona. Además, a ello se agrega el hecho de que realmente para esa fecha la estructura organizativa del Estado estaba ausente, faltaban figuras protagónicas tales como el Fiscal General, Defensor del Pueblo, miembros de la Asamblea Nacional, Tribunal Supremo, etc., ni nadie que tomara decisiones que permitiera a la Guardia Nacional actuar dentro de un marco jurídico necesario para realizar esas delicadas actividades, sin embargo, se hizo lo que se pudo.
Por estas circunstancias, por todo esto, por estas circunstancias mediante una deplorable manipulación en el seno de los cuadros de oficiales, principalmente subalternos y específicamente en el correspondiente a la tropa profesional, se nos ha tildado de traidores y desleales. Solicito a continuación la proyección del video N° 1, donde está grabado el pronunciamiento inicial de la Guardia Nacional, el día que ocurrieron los acontecimientos, no es algo preparado sino lo que está ahí ocurrió ese días, enmarcado en todo lo que yo les acabo de exponer y como testimonio fehaciente de que no se ha cambiado absolutamente nada, solicito respetuosamente que mi pronunciamiento inicial, liderizando el sentimiento de la institución, sea proyectado para ampliar aún más su criterio y su discernimiento.
Presidente: Diputado Barreto, la sesión de preguntas no se ha iniciado, si desea lo puede anexar a la lista de los diputados que ya están inscritos para hacer uso de ese derecho. Proceda con el video.
Video Les habla el General de División (GN) Alfonzo Martínez, Carlos Rafael, Inspector General de la Guardia Nacional de Venezuela. El objetivo de esta exposición es fijar posición en relación a los acontecimientos que han ocurrido en todos estos días, pero muy especialmente en el día de hoy y el motivo que origina esto es lo siguiente.
En el día de ayer nos reunimos con nuestro Comandante, el General de División Francisco Belisario Landis y en una reunión de Alto Mando Militar efectuada en la oficina donde se reúne la Junta Superior de la Fuerza Armada Nacional, le hicimos el planteamiento de los distintos escenarios que se podían presentar en el día de hoy y cuál era la posición que debería de mantener la institución Guardia Nacional llegados los acontecimientos que ocurrieron. En este planteamiento el escenario que prevaleció fue que la Guardia Nacional en todo momento debería de mantener la institucionalidad, entendiéndose esa institucionalidad por cumplir los preceptos señalados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y lo señalado en todo el ordenamiento legal que nos dan atribuciones para el cumplimiento de los servicios específicos, entre ellos está el de garantizar la seguridad de las empresas estratégicas y básicas con que cuenta la Nación venezolana y basados en ese ordenamiento legal íbamos a mantener la posición, nuestra posición institucional pasa que en ningún momento la Guardia Nacional iba a ser empleada de ninguna forma para reprimir al pueblo venezolano, ese es el sentimiento institucional, los Generales de la institución ayer, hoy y todos estos días, hemos estado muy preocupados por ser nosotros la fuerza, el componente de la fuerza que tiene la misión primordial de mantener el contacto entre el pueblo venezolano y la Fuerza Armada Nacional, la policía uniformada tiene su rol, tiene su fundamento, tiene sus funciones que cumplir, de mantener y garantizar el orden público y la Guardia Nacional como componente de la Fuerza Armada y con esta misión que tiene de ser el primer escalón, superados todos los estamentos de alteraciones, la encargada en representación de la Fuerza Armada de garantizar ese orden, pero garantizar ese orden no implica que nosotros como institución debemos estar a favor un grupo o a favor de otro grupo.
En la mañana de hoy vimos cómo una marcha con una inmensa cantidad de venezolanos, salieron en forma pacífica a hacer unos planteamientos, a hacer unos reclamos que ellos piensan que lo justifican, que ellos lo consideran razonable y durante el desarrollo de toda la marcha hubo un comportamiento cívico de altura, no hubo alteraciones del orden público ni hechos de violencia. En función del desarrollo de los acontecimientos, después hubo cambios de órdenes y la marcha se dirigió, cambió su objetivo de la sede de PDVSA en Chuao y se dirigió con los objetivos de ir a manifestar sus requerimientos en el Palacio de Miraflores. Ahí, en este momento cuando estos acontecimientos se van desarrollando, llamé al señor Comandante General de la Fuerza que estaba reunido en el Alto Mando y le hice saber nuevamente cuál era el sentimiento institucional y cuál era el escenario que nosotros veíamos probable de actuación para la institución y la actuación nuestra le hicimos remarcar que debería de ser una actuación que mantuviera el equilibrio, pero en ningún momento que estuviera favorable a uno o a otro bando.
Viendo los acontecimientos que se desarrollaban en la televisión, pudimos observar que la Guardia Nacional al mando de oficiales de la institución pertenecientes al Comando Regional N° 5, salieron a hacer la tarea de impedir que ambos frentes hicieran contacto. Muy bien hasta ese momento. Pero resulta ser que detrás de los miembros de la Guardia Nacional habían miembros del otro bando, círculos bolivarianos o los que están estacionados al frente del Palacio de Miraflores y ellos sí ejercían violencia sobre el resto de los manifestantes y vimos cómo la Guardia Nacional en vez de reprimir a ambos frentes por igual o hacer acciones para separar ambos bandos, solamente se dirigió contra el bando de las personas que venían en forma pacífica. Esto hace ver que la posición institucional reflejada al señor General Comandante de la Fuerza y al General Gutiérrez, Jefe del Comando Regional 5, no interpreta el sentimiento de la Guardia Nacional y de todos los integrantes del Alto Mando institucional.
Llamé a mi General Lucas, al Inspector de la Fuerza y le he hecho saber que no estamos de acuerdo con los resultados de la jornada del día de hoy y que hemos podido haber evitado esa situación, son venezolanos los que fallecieron durante la jornada, hay heridos y hay muertos y estamos ante una escalada que pudiera ir a consecuencias mayores y en atención a eso hemos decidido fijar nuestra posición. Llamamos a mi General Lucas Rincón, hombre honorable que conocí desde hace muchos años por allá en los estudios que hicimos en el IUPFAN, hoy la UNEFA, que conozco su gallardía y su valor y le hice el planteamiento, mi General, la Guardia Nacional para reprimir e ir en contra de su pueblo, nosotros nos mantenemos firmes acá en la sede de la Comandancia General, no con el criterio de generar mayores consecuencias negativas de pérdida de vidas, aquí están todos los oficiales de la Comandancia General y hay un grueso número de Generales de la institución que mantenemos la posición de que la Fuerza Armada Nacional no debe de ser utilizada, en ningún momento, para reprimir el pueblo, tengan éstos o no tengan la razón.
Se puede mantener el orden público, se puede mantener la tranquilidad haciendo labores de persuasión, conversando, dialogando, hablando, por qué no se habló en su debida oportunidad, por qué hubo tanto tiempo, por qué permitimos que esto llegara hasta el momento en que se está desarrollando actualmente, esto pudiera ir a mayores todavía y este planteamiento, este enfoque, esta posición que estamos asumiendo en la noche de hoy, es precisamente para evitar que eso suceda.
El señor Presidente de la República en reiteradas oportunidades, en muchas conferencias, en muchos encuentros con los Generales y con toda la oficialidad y con todo el personal de Guardias Nacionales, nos ha señalado reiterativamente que la Fuerza Armada Nacional no puede ser utilizada para reprimir al pueblo, él mismo nos lo ha reiterado y machacado constantemente: “Maldito el soldado que le dispare a su pueblo”. Esta tarde, lamentándolo mucho, en una acción del Comando Regional 5, utilizándose el Regional como escudo, otros entes dispararon contra una marcha pacífica que no llevaba armas y no tenía intenciones sino simplemente ir al Palacio a manifestar su criterio. Si la actuación de la Guardia hubiera estado dirigida a mantener ambos frentes, la posición institucional se hubiera mantenido firme, tal cual como es el sentimiento institucional, pero al ver esta situación todo el cuerpo de Generales ha acudido a mi persona y me ha hecho ver que no estamos de acuerdo con esa situación y máxime que fue alertada con suficiente tiempo que hemos podido haber evitado que a nuestro líder el Comandante General se lo hicimos ver y él nos garantizó que no iba a emplear a la Guardia Nacional en ningún momento para reprimir al pueblo, no reprimimos al pueblo, pero utilizándose a la Guardia Nacional se permitió que otros frentes reprimieran a otro bando de la Institución y hoy tenemos esta consecuencia. ¿Qué puede pasar de aquí en adelante? No puedo yo hacer los cálculos, pero lo que intentamos es dejar claro que la Guardia Nacional no va a ser empleada para reprimir por ningún concepto y que concepto que puedan esgrimir pérdidas de vida por el resto de la comunidad. La Guardia Nacional es una Institución profesional, es una institución preparada, desarrollada, adaptada para manejar este tipo de evento, pero este tipo de evento pasando por toda una serie de criterios, nosotros no somos el primer escalón, para eso está la Policía uniformada, para eso están los otros organismos de seguridad del Estado que tienen que hacer su trabajo, llegado un momento de emergencia pudiera ser que la Guardia Nacional en representación de la Fuerza Armada, acudiera al evento y evitara mayores pérdidas de vida, pero no estamos de acuerdo que la Institución sea utilizada como primer escalón para reprimir a gente que ellos manifiestan tener razón.
Debemos de escucharlos, debe haber algo, hay que ver la cantidad de gente que acudió hoy a la marcha, no puede ser que estas cantidad inmensa de venezolanos de pueblo, de donde nosotros mismos venimos estén equivocados, tiene que haber alguna forma de evitar esto y la forma, pasa que debemos sentarnos a dialogar ¿por qué no podemos recoger medidas lanzadas?, ¿por qué no podemos dar un paso atrás?. Si vamos a dar un paso atrás es en beneficio del pueblo venezolano, cuál sería el beneficio del pueblo venezolano, el desarrollo normal, que sus industrias estuvieran trabajando, que hubiera concertación, que la Iglesia pudiera hacer su desarrollo normal, pero estamos como acorralados y entonces utiliza la Institución para que esos grupos que intentan acorralar a la otra porción de venezolanos, escudados en una institución tan noble como la Guardia Nacional, que lo que vino fue a servir a su pueblo, la Guardia Nacional somos servidores públicos permanentes, tenemos 64 años, tenemos más de 60 años, 64 años labrándonos un futuro en la Patria venezolana, no nos ha sido dado nada gratis, la Guardia Nacional ha tenido que sudar sangre, sudor y lágrimas para poder llegar al rédito que tenemos en la nación venezolana y que no por una acción como la que ha ocurrido hoy, se nos someta al escarnio público, señalando que la Institución Guardia Nacional somos carcelberos, nosotros no somos carcelberos, nosotros cuidamos cárceles porque no hay otra organización en este país que sea capaz de cuidar las cárceles en la forma tan profesional, como nosotros lo hacemos. No somos carcelberos de nadie, hacemos nuestro trabajo en forma profesional, lo único que queremos es que se nos respete como Institución.
Como hemos tenido que pasar trabajo, cada vez que hay una variación del orden constitucional, la Guardia Nacional es la que se lleva los peores réditos, porque todo el mundo nos acusa que estábamos defendiendo la Constitución, no la Guardia Nacional es constitucionalista. Sí, nosotros somos constitucionalistas, nosotros todos defendemos las leyes, defendemos las normas, tratamos que nuestro pueblo viva sanamente y que se pueda desarrollar, que sus hijos puedan crecer como lo soñaron los que tuvieron antes que nosotros, como lo soñaron los próceres, una Patria sana, poderosa, fuerte, esa es la Guardia Nacional, una institución de servicio permanente al Estado venezolano. Nosotros no estamos para reprimir, nosotros estamos es para garantizar, para apuntalar, para fortalecer, simple y llanamente porque no cambiamos un criterio, no voy a dar mi brazo a torcer, ¿por qué no dar un brazo a torcer?, los reyes, los magistrados, Dios mismo dio su brazo a torcer y lo dio con nobleza, ¿por qué no podemos dar el brazo a torcer en función de tener una mejor Patria? ¿qué nos costaba volvernos a sentar?, si como no, yo digo todos los días me senté a conversar con la gente, pero no con los que quieren ir a la conversación. Entonces eso hay que hacerlo.
¿A qué nos va a conducir esto?. Yo no voy a conducir a la Institución a un sacrificio y a más derramamiento de sangre. Hablé con el General Lucas y le manifesté que estábamos aquí en la Comandancia General, que ésta era nuestra posición y que estaremos aquí hasta que la presión no los permita, no voy a permitir que nadie se inmole por otra persona, si nosotros estamos haciendo este planteamiento es para evitar derramamiento de sangre, no puedo yo ser el que los vaya a conducir a que nos enfrentemos con otros componentes de la Fuerza Armada, simple y llanamente para mantener...(aplausos)
No será por mi intermedio ni tampoco es criterio del cuerpo de generales que me acompañan conducirlos a ustedes para pelear con los otros miembros, con los otros componentes, con los componentes hermanos, con quienes hemos hecho Patria grande, con quienes hemos tenido que sufrir en la frontera, en los llanos, en la montaña en las costas, tal como lo señala nuestro Himno de la Guardia Nacional. Solamente estamos aquí manifestando cuál es nuestra posición, si vienen a por nosotros, no los conduciré a ninguno de ustedes al sacrificio. Yo asumo mi responsabilidad como Inspector de la Guardia Nacional y me pondré a derecho, mientras tanto tengo la esperanza de que todavía puede haber un quiebre, todavía puede haber una rectificación, todavía puede haber un llamado a la conversación amplia, espontánea, multidisciplinaria, en donde todos los que estamos actualmente enfrentados nos hablemos de frente y nos pongamos de acuerdo en función de una mejor Patria.
Solamente me resta invitarlos a que si quieren permanecer en la Comandancia lo pueden hacer, si no, pueden retirarse. La posición institucional es esta, si ustedes se sienten solidarios con la posición, manténganse en sus puestos y cuando yo tenga que irme de la Institución, pues, ustedes quedarán despejados y quedarán al mando del General Méndez que es el Jefe del Estado Mayor y en su contrario el General Bolívar que es el Jefe de Operaciones de la Guardia Nacional.
He recibido llamadas de la.. Los Teques, donde está el General de Pablo, donde también está consustanciado con este planteamiento, el General Naveda en la Escuela de Formación de Guardias Nacionales también, está conteste con la posición institucional y sé que los demás generales que conforman todo el cuadro operacional de la Institución, en una u otra manera están compartiendo estos criterios. Nosotros no vamos a salir a atacar a nadie, nosotros vamos a estar aquí en nuestro sitio, que es la Comandancia de la Guardia Nacional, pero esta es la posición institucional.
Hago un llamado a mis compañeros de armas con los que hemos transitado durante 29 años de servicio y 4 años de Escuela. Su conciencia les determinará cuál es el camino que debemos seguir. (fin del video).
Muchas gracias señor Presidente.