Organización de los Estados Americanos

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PALABRAS DEL SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS, CÉSAR GAVIRIA

VENEZUELA: INSTALACIÓN DE LA MESA DE NEGOCIACIÓN Y ACUERDOS

Caracas,

8 de noviembre, 2002

Iniciamos hoy esta mesa de negociación y acuerdos en la cual los venezolanos y las venezolanas de todas las orientaciones políticas, de todas las creencias religiosas, de todas las etnias, de todas clases sociales: gobierno, partidos y movimientos políticos, la Asamblea Nacional, sociedad civil, medios de comunicación, empresarios, trabajadores, militares en retiro, se encuentran para buscar una salida política negociada, una salida electoral a la crisis que ha estado viviendo Venezuela. Es esta la manera como todos reafirman que los problemas de Venezuela pueden y deben ser resueltos por los venezolanos, y como los participantes en esta mesa están comprometidos con la declaración de principios por la paz y la democracia a la cual las dos partes adhirieron.

Quiero enaltecer al gobierno del Presidente Chávez y a la Coordinadora Democrática en toda su gama de representación y de voceros, porque han depuesto muchas de sus originales prevenciones, temores, escepticismos para aceptar discutir sus posiciones y la manera como conciben soluciones a una confrontación que amenaza con destruir sus instituciones democráticas, que está poniendo en peligro la convivencia, y que ha puesto en entredicho el entorno de paz, tolerancia y de supremo aprecio a la vida y a la dignidad humanas que es consubstancial al pueblo venezolano.

Quiero hacer ahora algunas reflexiones sin ánimo dogmático, sino más bien como una expresión de los temores que he recogido al diario contacto con muchos de ustedes. Me preocupa que lo que en otras latitudes es legitima controversia democrática, en Venezuela tiende de manera creciente, y en virtud de los excesos verbales, a convertirse en un escenario donde las recriminaciones mutuas prevalecen sobre la objetividad que muchas veces buscan los actores en la vida pública. Aun con la conciencia de que hay percepciones tan diferentes sobre los problemas de este país, sus actores tienen que hacer mas para evitar el lenguaje hiriente y provocador que acentúa las diferencias políticas, y crea divisiones y distancias que parecen insalvables y por lo tanto difíciles de resolver por medios democráticos y pacíficos.

Al llegar a esta mesa con un elevado nivel de enfrentamiento, les pido a todos que nos propongamos evitar la intemperancia verbal, las agresiones innecesarias a los contradictores y los actos de intimidación porque muchos en Venezuela, aun sin proponérselo, menoscaban los principios democráticos que proclaman como de valor superior. Venezuela necesita mucho más respeto mutuo. La política es competencia civilizada de las ideas. Pero para que esa competencia sea constructiva es imprescindible la tolerancia, el respeto por las ideas ajenas. Como dijo uno de los grandes de las américas, don Benito Juárez, la democracia es el respeto por el derecho ajeno.

Y no hay sino una manera de enmendar ese camino: moderar el lenguaje, abandonar la retórica belicosa y pendenciera, transitar el sendero de la negociación y los acuerdos, permitir que se diriman las diferencias apelando a los ciudadanos. Esa es hoy la única solución en la disyuntiva en la que se encuentra Venezuela.

La Asamblea Constituyente tuvo un origen popular y su texto fue refrendado por la mayoría de los venezolanos. No hay duda que la Constitución Bolivariana ha representado en su esencia un paso adelante en el terreno del derecho para tratar de cerrar la brecha entre las instituciones y la realidad, entre el desarrollo socioeconómico y el desarrollo político; para tratar de construir un una sociedad mas abierta y menos desigual; para asegurar un mayor respeto a los derechos humanos de todos los venezolanos.

Es muy bueno para la Constitución que se invoquen sus normas para hacer valer la libertad de expresión y el derecho a disentir que son de la esencia de la democracia. Es bueno que la coordinadora democrática apele a uno de los mecanismos de participación para hacer valer lo que considera sus derechos. Pero el contenido literal de algunas normas y la misma situación de crisis, han generado enfrentamientos cuyo fundamento se explica en las normas constitucionales. De tal manera se han roto los acuerdos que son fundamentales para la convivencia civilizada.

Es imperioso que esta sociedad encuentre mecanismos, compromisos que nos conduzcan a que la Constitución sea de veras la ley de leyes, un sistema de valores y normas en torno del cual todos los venezolanos encuentren modos de resolver sus diferencias; que encuentre un instrumento que ayude y promueva su pluralismo. Aun para disentir se necesitan reglas marcadas por un consenso básico que señale como se tramitan las diferencias en una sociedad.

En esta mesa esperamos que las partes puedan argüir con franqueza y transparencia sus puntos de vista y sus opiniones. De la controversia democrática deben surgir soluciones, no enfrentamientos. En las semanas que tenemos por delante se nos impone una suprema obligación de generar una soluciones para el atribulado pueblo venezolano que espera de sus dirigentes que se ubiquen por encima de sus diferencias, que privilegien las cosas que son comunes a todos, por sobre los desacuerdos o desencuentros.

El tema del desarme es de una importancia capital. Venezuela como nunca antes necesita que sus Fuerzas Armadas y de policía ejerzan el monopolio del uso de la fuerza que es hoy de la esencia de un estado democrático. Por más dudas que se quieran tender sobre su unidad o sus lealtades, estoy seguro de que todos sus comandantes y sus oficiales lucharán para ejercer esa función con total lealtad a las instituciones de la república. Las Fuerzas Armadas están allí para defender la democracia, para proteger el estado de derecho, para preservar las instituciones que a lo largo de toda su historia se han dado los venezolanos. Habrá un momento en el futuro cercano en el cual con el concurso de sus militares activos y como un reconocimiento a su rol y no en desmedro de él, todos los sectores se comprometan a retirarlos de la deliberación política que ha ocasionado no un incremento de sus derechos, sino el menoscabo del cumplimiento de sus funciones esenciales.

Todos los que nos sentamos en esta mesa como quienes representan, saben bien que la impunidad es el más grave mal que se le puede hacer a la democracia venezolana. Hechos tan graves como los que sucedieron en abril se deben esclarecer y los responsables deben recibir el peso de la ley. Ustedes tienen la ineludible responsabilidad de encontrar mecanismos para establecer la verdad y asegurar de esa manera una investigación que desentrañe los hechos, fije responsabilidades y que sancione a los culpables.

En cuanto a la necesidad de encontrar una salida electoral a la crisis que vive el país, es imposible exagerar la histórica y fundamental importancia que tiene lo que ustedes, quienes en esta mesa se sientan, acuerden para darle a todos los venezolanos el derecho que tienen a pronunciarse sobre cual es la mayoritaria de las dos visiones de la realidad venezolana; sobre dos maneras de enfrentar los complejos problemas que la sociedad venezolana debe encarar en el comienzo del milenio.

Es verdad que hay que respetar la Constitución Bolivariana, pero no lo es menos que una solución al grave impase que estamos afrontando solo puede surgir del acuerdo entre el gobierno y la Coordinadora Democrática. Entre otras cosas porque existen diferentes interpretaciones del alcance de las normas constitucionales y su desarrollo por la vía de las sentencias.

Las partes en esta mesa tienen que entender que una solución solo será satisfactoria si es fruto del acuerdo y ellas no la consideran lesiva de sus intereses. Estoy seguro que tanto las Instituciones de Justicia como la Asamblea Nacional cooperarán para garantizar la viabilidad de los acuerdos de esta mesa y harán lo que sea menester para hacer compatible el supremo interés público con el respeto al estado de derecho y el orden constitucional.

Por eso y aunque las partes no se hayan impuesto mas obligaciones que las consignadas en el documento que ustedes conocen sobre el funcionamiento de la mesa de negociación y acuerdos, yo si quiero en nombre de todos los gobiernos y pueblos de las americas pedir que le den una oportunidad a la mesa, que se abstengan de usar expresiones o acometer acciones que en el curso de las próximas semanas puedan menoscabar el clima de entendimiento que debe presidir la mesa. Es muy probable que así piense la inmensa mayoría de los venezolanos.

A la Conferencia Episcopal gracias por su hospitalidad. El pueblo venezolano mira su guía y consejo en este momento critico de su historia. Y en nosotros todos se impone la obligación de meditar, de reflexionar y de orar por la paz, la reconciliación, la cordura. Todos oraremos por un furo prospero y pacifico para todos los venezolanos.

Me propongo cumplir este rol de facilitador como la responsabilidad más grande que he tenido en mi vida al lado del cumplimiento de mis deberes como presidente de Colombia. Pondré en ello todas mis energías y capacidades. Todos los pueblos americanos miran con esperanza esta mesa que a sus ojos representa una oportunidad excepcional para expresar su solidaridad con el pueblo venezolano. Procederé dentro de los principios que me establece la Carta de la OEA y las normas de la Carta Democrática Interamericana. La presencia de la Comunidad internacional debe entenderse en su afán de apoyar una solución democrática, negociada que fortalezca las instituciones.

Quiero agradecer a los amigos del Centro Carter y al PNUD la permanente cooperación que nos han brindado a lo largo de este proceso. Quiero también expresar, en nombre de las tres instituciones, el compromiso de asumir el rol de garantes del proceso para asegurar el cumplimiento de los acuerdos a los que eventualmente se llegue.

Que el dios de Venezuela los ilumine a todos. Ustedes tienen la enorme responsabilidad de encontrar caminos de entendimiento, de dialogo, de negociación, de compromiso, de acuerdos. Ustedes están obligados a buscar esos objetivos que son los que guían esta nación, cuyo devenir histórico ha sido grande y del cual todos se sienten orgullosos.

Muchas gracias

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