Entrevista a Francisco Diez

TalCual “Hay que tener coraje para dialogar”

Francisco Diez cree que el conflicto venezolano no es exactamente el que exhiben los medios. Argentino, abogado, algo de soberbio y militante de la paz, el jefe de la delegación del Centro Carter no se imagina trabajando para la CIA. Elizabeth Araujo earaujo@talcualdigital.com 

–¿Por qué es tan necesaria la presencia del Centro Carter en Venezuela?
–Yo no se si es tan necesaria. Estamos haciendo una contribución, básicamente porque no somos venezolanos. El Centro Carter es una organización presidida por Jimmy Carter, amigo de Venezuela desde hace muchos años. Este hecho nos da la posibilidad de obtener confianza de los distintos sectores que puedan trabajar en la facilitación y mediación para la cual nos convocaron gobierno y oposición.

–¿Qué responden cuando el embajador de Venezuela en la OEA los acusa de intromisión en los asuntos internos del país?
–Creo que no es con nosotros. No somos un organismo internacional, somos una ONG.Por tanto, no nos sentimos aludidos. Pero, para no darte una respuesta que parezca simple escapismo, creo que ninguna declaración que sea agresiva, ayuda. Por ejemplo, los cace! rolazos son legítimos, pero cuando se convierten en agresión son inaceptables.

–¿Y cómo reaccionan cuando el presidente Chávez les advierte que están aquí hasta cuando él quiera?
–Tiene toda la razón. El es el Presidente, nosotros lo reconocemos como tal y él nos ha invitado. En el momento en que cualquiera de las partes nos diga que prefiere que nos retiremos, nos vamos. Uno solamente puede trabajar si es aceptado y cuenta con la confianza de aquellas partes con las que está trabajando. Cuando esa confianza se quiebra, para qué seguir en el país.

–¿Por qué se han autoimpuesto no hablar de lo que pasa en el CNE?
–No está prohibido, pero prefiero no tocar el tema electoral porque están pasando muchas cosas y no quiero meter la pata. –Gandhi decía que hay que buscar la paz interior para conseguir la paz en el mundo. –Cierto. El camino a la paz comienza con uno mismo. La paz se hace a partir de las personas y son las personas las que tienen que producir ese traqueteo interno para actuar en consecuencia.

–¿Con quién es más difícil tratar: con el oficialismo o con la oposición?
–No hay diferencia esencial. Los factores de la oposición están mucho más abiertos al contacto con el extranjero, y eso es lógico porque, cuando hay un tercero, es natural que los sectores de oposición busquen a ese tercero y sean más proactivos que los del gobierno.

–Dos razones por las cuales ustedes –como lo dice el presidente Chávez– no son agentes de la CIA.
–Primero, no aceptaría trabajar para el centro de inteligencia americano, porque soy argentino trabajando para Latinoamérica; y en segundo, porque está el presidente Carter. No me imagino a Jimmy Carter como agente de la CIA, menos de la CIA del presidente Bush.

–¿Cuál ha sido para el Centro Carter la experiencia de fracaso más dolorosa en su tarea de mediación?
–El intento de diálogo en Ecuador, en 1998, entre los indígenas y el gobierno, que fracasó porque no se manejó bien.

–¿No ganó el mundo sacando de circulación a Saddam Hussein?
–Seguro que ganó, pero hubiese preferido que lo sacaran los propios iraquíes.

–¿Qué obstaculiza más los acuerdos de paz: la ira, el fanatismo o la intolerancia política?
–El miedo. Es un motor muy importante para la retracción, y lo que está sucediendo en Venezuela es que los principales actores se retraen de dar el paso para comunicarse y buscar acuerdo. Es una hipótesis. Pero existe ese miedo. Construir la paz aquí requiere mucho más coraje para darse la mano que para enfrentarse. Cualquiera grita, insulta, discute, eso es fácil; lo difícil es sentarse con el otro en una mesa y dialogar.

–¿Este conflicto es tal como lo plantean los medios?
–El conflicto venezolano no es el que presentan los medios de comunicación. Un asunto que tiene raíces estructurales importantes. Hay muchas cosas pendientes que no se están atendiendo, que son las raíces del conflicto, como los problemas sociales, la exclusión, las necesidades básicas. Me parece que hay muchas razones para que haya conflictos y que no son fáciles de resolver. Precisamente esa idea es lo que originó nuestro programa para fortalecer la paz, porque pensamos que la negociación en la cúpula no resuelve los conflictos.Pensamos que lo que hace falta es un trabajo que involucre prácticamente a toda la sociedad.

–¿Usted cree que son mayoría los que están en el medio?
–Estoy firmemente convencido. Lo veo en la gente con las que trato, en los eventos públicos que organizamos pero también en sectores del oficialismo y de la oposición. En lo superficial, claro, hay una posición de extremismo, de agresión al otro, pero cuando uno raspa un poco puede ver que hay gente que quiere la paz. El pueblo venezolano es un pueblo abierto, solidario, hospitalario, plural, alegre.

–Si tuviera que hablar bien de Hugo Chávez ¿qué diría?
–Que tiene un poder de comunicación increíble, le llega a amplios sectores de la sociedad venezolana que han sido excluidos desde hace mucho tiempo y sabe generar confianza en mucha gente.

–Se asoma a la bola de cristal y ¿qué observa en Venezuela dentro de cinco años?
–No tengo ni idea. Hay algo que aprendí en Venezuela y es que no se pueden hacer predicciones. Miro y vivo la realidad venezolana y como no me siento espectador sino que estoy muy involucrado, siento que lo que está pasando es inédito. El futuro es siempre impredecible, pero mi sensación es que aquí todo el tiempo hay opciones que parecen que generan cauces nuevos. Lo que sí creo es que hay una gran oportunidad porque existe mucha energía despierta. Los altísimos niveles de participación en la sociedad es la energía que producirá cosas buenas en términos de reformas.

–¿Cuál es su peor defecto?
–Que a veces hablo demás, soy muy emocional. A veces soy un poco soberbio o he sido catalogado como soberbio.

–¿Cuál es el pensamiento que más se le repite a lo largo del día?
–Paciencia, paciencia. Las cosas aquí no son en blanco o en negro, tienen muchos colores, muchos matices.

–¿Qué árbitros sufren más: los del Centro Carter o los de la FIFA?
–Los de la FIFA ( http://www.fifa.com/index.htlm ) sin dudas. Nosotros no somos árbitros, somos mediadores. Los árbitros tienen que tomar decisiones y nosotros no tomamos decisiones. Las decisiones la toman la gente.

–Si tuviera que promocionar a Venezuela ¿qué cualidad resaltaría?
–Que su gente es maravillosa.

Caracas, 2004.04.15

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