CUATRO PÍLDORAS DE UN MISMO FRASCO
ALBERTO QUIROS CORRADI
PRIMERA PÍLDORA: CONTRA LAS CUERDAS
En sus últimas peleas, Muhamed Alí, alguna vez conocido como Cassius
Clay, peleaba los primeros dos minutos de cada “round” recostado a las
cuerdas, protegiéndose y esquivando los golpes del contrario, hasta
que faltando más o menos un minuto para concluir el “round” empezaba a
pelear un ratito. La estrategia tenía ingredientes de racionalidad y
reconocía ciertas realidades. 1) Alí ya no tenía el “fuelle” necesario
para pelear 15 rounds, tres minutos cada round. 2) Alí era un maestro
defendiéndose en la cuerdas. 3) Sus oponentes lanzaban golpes y
golpes, hasta que ya –avanzada la pelea- se cansaban y no le habían
conectado a Alí ningún golpe que pudiera ponerlo K.O. 4) Ante el
cansancio del contrario, Alí tenía todavía habilidades boxísticas,
velocidad y pegada como para aprovechar la disminución física del
contrario. Con esa táctica, Alí ganó algunas peleas que hubiera
perdido fácilmente de no haberse “protegido” en las cuerdas, mientras
cansaba a su oponente. El ejemplo clásico de lo certero de esta
táctica fue el K.O. que Alí propinó al –hasta entonces invencible-
George Foreman, en Zaire, en la famosa “Batalla de la Selva”. Foreman
era más joven y demasiado fuerte para un ya disminuido Alí. Sin
embargo, en el round 12 o 13, no recuerdo exactamente, un agotado
Foreman, cansado de tirar golpes sin tino, se derrumbó ante el
contraataque de Alí.
Hay varias lecciones que se derivan de este relato. No hay que
subestimar a quien está contra las cuerdas. El hecho de tirar muchos
golpes, no quiere decir que se pegarán todos. Cuando alguien se
precipita demasiado en los primeros rounds, se agota antes de que
termine la pelea y puede perder una contienda que debería haber
ganado.
Chávez no es Alí. No tiene la misma habilidad de pelear contra las
cuerdas. Pero, tampoco está listo para el golpe de gracia. Si
manejamos este combate con inteligencia. Si no nos agotamos tirando
golpes que no llegan a su destino, el que se va a cansar es él y antes
del final del combate va a perder por K.O., sin ninguna duda.
En los “rounds” recientes, Chávez ha intentado pelear algunos minutos
de cada round, pero a diferencia de Alí, no nos ha pegado ninguno.
Tiró el “gancho” de la militarización y lo asimilamos bien. Luego
intentó el cruce clásico, con la toma de la Policía Metropolitana y
quedó descubierto al fallar. Intentó un “jab”, mediante la Ley
Electoral y no pudo conectar. Pero, lo peor de todo es que Chávez no
ha entendido que el arte de pelear contra la cuerdas es saber
descansar, mientras el contrario se mantiene activo sin consecuencias
negativas para quien descansa. Chávez no descansa. Los domingos se
pasa 5 horas tirando golpes –a lo loco- en Aló Presidente, que no
tienen ningún “punch”. Luego va al Teatro Municipal –con frecuencia- a
boxear con su propia sombra. Más agotamiento. Por último, intenta otra
estrategia y trata de “abrazarse” con la clase media en el Teresa
Carreño, pero el contrario no lo deja descansar en sus brazos.
Como hemos dicho, esta pelea no tiene sino un final anunciado. Chávez
pierde por Nocaut. En el round del Referéndum Consultivo. O en el de
las elecciones adelantadas. O con el golpe fulminante de una Asamblea
Nacional Constituyente. Pero, también puede perder por “nocaut
técnico”. En estos días hemos estado observando a sus “seconds” desde
la Mesa de Negociación y Acuerdos y no me extrañaría que antes de que
el “Referee” Gaviria, detenga el desigual combate, su “esquina” tire
la “toalla” para evitarle daños irreversibles a su pupilo.
Después de todo, los que están en su “esquina” quieren seguir en el
boxeo.
SEGUNDA PÍLDORA: DEFORMACIÓN PROFESIONAL
Hay muchas razones para sentirse agredido, insultado y hasta
disminuido por las acciones del Presidente. Sus insultos a nuestra
inteligencia, la tergiversación de la realidad y su engaño constante a
quienes lo han apoyado hasta ahora. Todo configura un impresionante
arsenal de agravios que los ciudadanos tenemos que digerir con mucha
paciencia y ecuanimidad, para que la frustración y la rabia no
obnubilen nuestro buen juicio y decidida disposición de terminar con
esta pesadilla, dentro de un esquema civilizado. Pero, debo confesar
que el domingo pasado (17/11/02), un deprimente espectáculo, casi me
hace perder la paciencia que me he obligado a administrar aun a costa
–estoy seguro- de una que otra subida brusca de mi tensión sanguínea.
Fue –si se quiere- una pequeñez que no le hace daño a nadie, a no ser
al ciudadano eficiente que todos pretendemos llevar por dentro.
Primero el Presidente -lápiz y papel en mano- le hizo un examen a una
joven, cuyo nombre y cargo se me escapa, pero que -sin duda- preside
una de esas múltiples instituciones financieras que ha creado el
Presidente para “ayudar” a los pobres. La joven, ante el acoso
presidencial, intentaba explicar cuantos fondos le faltaban a su
“institución”. Cuantos prestamos había dado. Cual era el promedio de
lo otorgado. Solo titubeó un poco cuando el Presidente le preguntó
sobre las recuperaciones de los préstamos. Dio la impresión que había
algunos problemas. Terminó informando que podría manejar algo así como
2 millardos de bolívares al año. El Presidente tomó nota. Después le
tocó el turno a la Presidenta del Banco de la Mujer. Nuevo
interrogatorio. Nuevas notas. Se le notaba en el ceño fruncido el
tremendo esfuerzo gerencial que hacía el Presidente para reconciliar
las cifras. El clímax llegó cuando le tocó el turno al Ministro
Merentes, sin duda un profesional que debe ser eficiente. Que fue
candidato a Rector, nada menos que de nuestra muy ilustre Universidad
Central. Que tiene cara y porte de “buena gente”. Aparentemente ya
Merentes y Chávez habían hablado en la madrugada y obviamente no
habían concluido sus transacciones. Chávez –en vivo y en directo- le
preguntó al Ministro cuanto necesitaba. Merentes, obviamente apenado
ante tan deprimente espectáculo, le contestó con la obligación de
quien se toma un purgante de ricino, “5 mil millones, Presidente”.
Acto seguido Chávez, repasó sus notas y concluyó que “eso es mucho”.
Administré como pude la pena ajena y me imaginé una sesión del
Gabinete Económico con la asistencia de Tobías Nóbrega y Felipe Pérez,
ambos con Phd’s de universidades de categoría mundial, sentados con
sus “corridas” computarizadas. Sus proyecciones financieras. Sus
flujos de caja, estimados por los modelos más recientes elaborados en
MIT. “A ver Nóbrega, apártame unos reales que le prometí a los
Círculos Bolivarianos que se están formando en Santa Elena. Por
cierto, La Casona, necesita cortinas nuevas y no hay presupuesto. Yo
no entiendo que haces tú con los reales. ¿Qué te parece, Felipe?. A lo
cual Pérez responde: “No se preocupe Presidente, vamos a arreglar
esto. El dólar está bajando y la inflación también. Fíjese que ya está
en Bs. 1.350 (el dólar). Y la inflación no llegará a 35% este año.
Buenas noticias para todos. Lo que siempre les he dicho. Hay que
pensar en positivo”. Chávez no pudo contener un gesto de aprobación y
pensó, “lo que es saber de economía. El dólar vale el doble, la
inflación se triplicó y esas son buenas noticias”. “Bien”, continuó
Chávez. “Explíqueme Nóbrega, cómo es eso de los bonos que van a
cambiar por otros papeles, para pagarle a los bancos. Cuidado con esos
tipos. El otro día me vino a visitar Ignacio Salvatierra y yo le
expliqué como íbamos a refinanciar la deuda. Creo que lo convencí”.
Nóbrega, envejeció 10 años en 5 minutos y se excusó para atender otra
reunión. Chávez le comentó a Felipe. “Este como que no entiende la
vaina”.
Lo más grave, volviendo a Aló Presidente y a Merentes, es que Chávez
piensa que esa es la manera de administrar un país. Su experiencia
previa, lo lleva a extrapolar, los kilos de café y la gaveras de
gaseosas que se requieren para suplir a una cantina cuartelaria, a las
complejidades de las altas finanzas de un país. Uno casi que lo
entiende. Pero, ¿Merentes?. ¿Pérez?. ¿Nóbrega?. ¿Por qué si ellos no
necesitan esa vaina, se dejan disminuir de esa manera?. Y, más grave
aun. ¿Por qué me preocupa tanto esa pendejada?.
TERCERA PÍLDORA: LA MESA DE NEGOCIACIÓN Y ACUERDOS.
Yo quiero poner sobre la mesa (la otra, la de la opinión pública) lo
que –ahora sí- la Mesa de Negociación y Acuerdos puede obtener si la
ciudadanía apoya su gestiones y le da algunas señales positivas que la
estimulen a seguir sentados allí.
1) Coherencia en la oposición. Los negociadores representan a amplios
sectores de la sociedad nacional. Que algunas instituciones o
individualidades no se sientan representados es inevitable, aunque
lamentable. Lo que debe quedar claro es que la oposición tiene que
tener la mayor coherencia posible y no puede ni debe atomizarse en su
desesperación por tomar acciones y “ver” algo concreto. Llamar al Paro
indefinido ¡ya!, sin una planificación previa y sin haber escogido el
mejor momento, es un salto al vacío y una irresponsabilidad que -ni
siquiera- la angustia y la frustración pueden justificar. Chávez se
ríe a diario del posible Paro y nos reta a que lo hagamos. ¿Por qué?.
Porque sabe que si caemos en la trampa de lo inoportuno y el paro
fracasa, habrá obtenido un triunfo que puede atrasar la verdadera
solución a la crisis por varios meses. Por el contrario, si el Paro
va, cuando nosotros lo planifiquemos como una acción pensada y no como
una reacción infantil a una provocación, entonces, los ingredientes
del éxito estarán garantizados. La Mesa de Negociación y Acuerdos, le
toma el pulso al Gobierno todos los días y las instituciones que allí
están sentadas deben estar en perfecta sintonía con sus negociadores
para que se hable y se actúe con una sola voz. Por eso, la Mesa tiene
que continuar con sus tiempos aunque estos no coincidan con los de la
calle. Lo importante no es que coincidan los tiempos. Lo importante es
que no se “sorprendan” los tiempos de unos con los de otros.
2) La visión internacional. En la discusión sobre lo coyuntural
(militarización, Policía Metropolitana, Ley Electoral, violencia,
etc.) las partes han tenido la primera oportunidad de contrastar -en
la tranquilidad de una Mesa- sus puntos de vista sobre la crisis.
Pero, tanto más importante, es el testigo de excepción que también se
sienta en la Mesa. El Secretario General de la OEA, es la ventana a la
comunidad internacional de lo que pasa en el país. Cuando Gobierno y
oposición conversan sobre los problemas del país, están en realidad
conversando con Gaviria y pasando continuamente mensajes que –de otra
manera- jamás llegarían en vivo y en directo a la comunidad
internacional. La visión que tendrán de nuestros problemas, será la
que habremos puesto sobre la Mesa. No son muchas las ocasiones en las
cuales las diferentes visiones de un país, tienen la oportunidad de
ser compartidas con quienes –aunque desde lejos- tendrán forzosamente
que hacerse un juicio sobre lo que aquí sucede. Sin Mesa de
Negociación y Acuerdos, eso no sería posible.
3) Los acuerdos. Chávez puede decir lo que quiera... y lo dirá. Pero,
ya todos están convencidos de que hay que negociar una salida
institucional a la crisis. La Mesa analizará las distintas
posibilidades. Renuncia. Referenda o Enmienda Constitucional.
Elecciones adelantadas y Asamblea Constituyente. Puede ser que, al
final, no se pongan de acuerdo en el “cómo” y en el “cuándo”. Eso
haría la salida constitucional más difícil pero no imposible. Hay
acciones que tienen su propia dinámica y que no requieren de mucha
negociación o acuerdos, como lo son los referenda y la convocatoria a
una Asamblea Constituyente.
Pero, aun sin acuerdo, la Mesa no habrá fracasado. Los dos logros
anteriores (coherencia de acción de la oposición y mensajes al mundo
externo), amen de crear un clima propicio para el desarrollo de un
optimismo razonable, serán resultados positivos. Pero –por supuesto-
la apuesta tiene que ser al éxito y –hasta ahora- no hay ninguna
indicación que no apunte en esa dirección. Dentro del sentido de
urgencia que tiene la solución, las partes se mueven con la cautela y
la inteligencia que le reclama la crisis actual.
Cuando alguna propuesta electoral “aterrice” en la Mesa, las
negociaciones empezarán a acelerarse, hasta el punto de que a muchos
les va a parecer que vamos demasiado rápido.
Aunque usted no lo crea.
CUARTA PÍLDORA: LA PLAZA ALTAMIRA
Yo entiendo que los oficiales disidentes se hayan declarado en
desobediencia cívica, ante los desmanes del Gobierno. Yo hasta
comprendo el gesto simbólico de declarar a la Plaza, “Territorio
Liberado”. Pero hay otras cosas de las actitudes de los oficiales que
no sólo no entiendo, sino que no comparto.
Entre ellos los siguientes:
- Que desde el principio dieran la impresión, a lo mejor no buscada,
de que ellos estaban no sólo en “Territorio Liberado”, sino que
también estaban “liberados” para tomar decisiones y hacer
proclamaciones políticas sin coordinarse con el resto de la sociedad,
como si sus uniformes le dieran el derecho de estar “por encima” y
separadas sus actuaciones del estamento civil.
- Algunos pensamos que, al firmar el “Acuerdo” con la Coordinadora
Democrática y organizaciones de la Sociedad Civil, los oficiales
pasarían automáticamente a formar parte de una alianza cívico-militar,
donde el énfasis estaría –porque tiene que estar- en lo cívico.
- Pero, justicia es decirlo, los militares tampoco están solos.
Algunas organizaciones civiles y políticas han coincidido en la
intención de separarse de la Coordinadora Democrática, apoyando
visiblemente estrategias suicidas como la de llamar a un paro general
indefinido sin contar con el apoyo de la Coordinadora Democrática, la
CTV y Fedecámaras. O pedir que los negociadores de la oposición
abandonen la Mesa de Negociación y Acuerdos. Esto es aun más absurdo,
cuando en una encuesta nacional reciente, el 68% de los entrevistados
se mostró favorable a la presencia de la oposición en la Mesa de
Negociación y Acuerdos.
- El Gobierno está acorralado y perdiendo rápidamente la pelea, dentro
y fuera de la Mesa de Negociación y Acuerdos y ante la comunidad
internacional. La manera más expedita de darle oxigeno es dividiendo a
la oposición, rompiendo la unidad de mando que ella debe tener.
- Una de las características que mejor refleja la debilidad
estructural de Chávez, es su falta de realismo. Sus improvisaciones.
Su sordera y ceguera ante consejos y realidades. Pareciera que los que
“manejan” la Plaza Altamira, sufren de la misma inhabilidad para
separar lo que se puede de lo que solo es fantasía.
Por favor, actúen en forma coordinada con el resto de la oposición
organizada y no se les olvide que militar que se enamora del poder
político y de su propia presunta popularidad, termina perdido en un
oscuro pie de página de la historia.
¡Y eso, cuando les va bien!.
P.D.: Lo anterior no significa que la oposición abandone la calle. Lo
que sugiere es que sigan produciéndose marchas, protestas, vigilias y
paros cívicos, pero eso si... en forma coordinada y convocados por la
sociedad civil con una sola voz.
E-mail:
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