EL NACIONAL - Viernes 06 de Diciembre de 2002 B/3

Edición Especial

La única vía
Alberto Quirós Corradi

* La militarización de Pdvsa , lejos de proteger las instalaciones petroleras las pone en peligro. Los trabajadores petroleros saben cómo “parar” las instalaciones en forma profesional y técnica para proteger su integridad operativa.

Si fuerzas militares rodean o invaden estas instalaciones, interrumpirán un procedimiento técnico de cierre y, por ende, pondrá en peligro no sólo la integridad física de los equipos sino, más grave aun, la vida de venezolanos que viven en comunidades vecinas.

* Las amenazas y los insultos a los que protestan cívicamente lo que hace es reforzar la intención de continuar en la calle, radicalizar las posiciones de los que no quieren la violencia y alejar cualquier posibilidad de encontrarle una salida negociada a la crisis.

* Si el Gobierno insiste en la represión como una respuesta a la protesta, la oposición –a través de sus voceros formales: la Coordinadora Democrática, Fedecámaras, la CTV y otras organizaciones cívicas– tendrá forzosamente que cambiar el objetivo anunciado de la protesta, “buscarle una salida electoral a la crisis”, por otra más radical que se concentrará en “pedirle la renuncia inmediata a Chávez”. Lo cual, ahora sí, trancaría el juego y nos llevaría directo a una explosión social.

Al Gobierno le quedaba el día de ayer y, quizás, algo del día de hoy, para buscarle una salida negociada al paro, si se sentara en la Mesa de Negociación y Acuerdos ratificando su compromiso de buscarle una salida electoral a la crisis. El secretario general de la OEA, César Gaviria, sería el garante del acuerdo. Pero el tiempo conspira en contra de cualquier negociación. La impaciencia popular ya no espera y a los líderes formales del Gobierno y de la oposición se les puede escapar de las manos el control de las acciones de aquellos a quienes representan.

Cada vez que Chávez o sus seguidores hablan y amenazan, la solución pacífica se aleja.

Presidente, ordénele a sus negociadores que se sienten en la mesa y cumplan con lo que usted mismo autorizó: la búsqueda de una salida electoral y democrática a la crisis. Recuerde un viejo dicho: “A juro, ni los zapatos entran”.

PD: Una última reflexión. Si a la oposición organizada se le fuera de las manos la conducción del paro, no tardaría la “calle” en seleccionar a un nuevo liderazgo sin que la protesta cambiara de propósito. No así el Gobierno si perdiera el control de la represión.

¿Cuántos fusiles y sables necesitaría para reprimir la protesta cívica y la desobediencia de sus propias fuerzas?
Como para pensarlo ¿O no?

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