Venezuela: Tres Escenarios

Carlos Sabino

Después de un Paro Cívico Nacional que duró dos meses, pero que no logró arrancar a Chávez del poder, el panorama venezolano se ha complicado hasta el punto en que no resultan aparentes las posibles soluciones a una crisis que -con seguridad- es la más profunda que haya enfrentado la nación en el curso de toda su historia moderna. Pese a esto, sin embargo, puede hacerse un ejercicio de prospección que nos permite construir algunos escenarios más o menos probables.

El primero de ellos es, sin lugar a dudas, la dictadura de Chávez.

Sostenido por el apetito de poder absoluto que es fácil reconocerle, el caudillo militar tiene en su haber poderosos recursos que pueden favorecer sus propósitos: el control total que ejerce sobre las divisas le otorga ahora un poder discrecional sobre la economía que le permitiría destruir fácilmente a las empresas venezolanas que han logrado sobrevivir a esta larga crisis; tiene el apoyo de instituciones que, como la Fiscalía y en parte el Tribunal Supremo de Justicia, ha logrado poner en manos de sus adeptos incondicionales; posee un buen control sobre el ejército -y la lealtad de varios de sus altos mandos- y cuenta con los llamados “círculos bolivarianos”, grupos de choque frecuentemente armados que actúan con impunidad y son capaces de imponer el terror.

En suma, dispone en principio de todos los elementos que le permitirían llevar a Venezuela hacia el más oscuro abismo de la tiranía personal aunque, por ahora, todavía vacila y actúa a veces contradictoriamente. Porque lo acosa, y esa es quizás la razón de su falta de resolución, una debilidad fundamental: la gran mayoría de la población sigue enfrentando su proyecto dictatorial con todos los recursos a su alcance porque no lo acepta como gobernante legítimo del país.

Esto abre paso a otro posible escenario, el que busca la oposición: la salida pacífica, electoral y democrática del empecinado gobernante. La constitución permite realizar un referéndum revocatorio en agosto o aprobar una enmienda que permita elecciones generales en pocos meses; en ambos casos es prácticamente seguro que Chávez perdería estrepitosamente, porque la ciudadanía lo repudia y la actual crisis económica hace dudoso el poco apoyo popular que le resta. Por supuesto, el gobierno conoce los peligros que le abre este escenario y se rehúsa a permitir, por eso, que avancen las conversaciones en la Mesa de Negociación que podrían facilitar esta salida.

Chávez agrede y amenaza a la comunidad internacional, pero sabe también que apartarse por completo de la legalidad podría resultarle muy perjudicial, hasta políticamente fatal. Por eso no niega de plano la solución electoral sino que, simplemente, la obstaculiza y la perturba, la trata de postergar en todo lo posible. Pero, por más que haga, más temprano que tarde tendrá que arribar a una definición: o permite elecciones o quiebra, de una vez, lo poco que queda del orden institucional vigente.

Aquí se abre, pensamos el tercer escenario: si Chávez no logra imponer la dictadura en estos meses, si la presión política interior e internacional no es suficiente para que se efectúe un proceso electoral confiable durante este año o si, una vez realizado, Chávez lo desconoce, podríamos estar frente a una posibilidad bastante alta de que una violencia sin límites se desate en el país: ya sea porque parte del ejército se rebele ante la contumacia de un gobernante que no se somete a la constitución, ya sea porque algunos sectores de la oposición abandonen toda esperanza y comiencen a explorar vías no pacíficas de resistencia o porque grupos exaltados dentro del chavismo comiencen a desarrollar acciones de violencia y terrorismo más extensas que las actuales, el país -seguramente- entraría ya de lleno en una guerra interna de consecuencias imprevisibles.

Estas son, pues, las tres alternativas que se abren hacia el futuro próximo dictadura, elecciones o alguna variante de lucha armada. Escenarios bien diferentes, por cierto, que generan la profunda incertidumbre que hoy vivimos en Venezuela.

Caracas 2003.03.03

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