VENEZUELA_DEMOCRATICA

 

 

 

 

Esta es una copia de lo que fuera el website de la Mesa de negociación y Acuerdos

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Caracas, 9 de noviembre de 2002.

Excelentísimo Señor

CESAR GAVIRIA
Secretario General de la Organización de Estados Americanos
Ciudad.

Señor Secretario General:

Los ex ministros de Relaciones Exteriores de diversos gobiernos democráticos que suscribimos esta carta, nos dirigimos a usted con el objeto de hacerle llegar, y por su digno intermedio a los países miembros de la OEA, nuestra opinión sobre la grave crisis de gobernabilidad que atraviesa nuestro país.

La ausencia de un Estado de Derecho en Venezuela, que se manifiesta fundamentalmente por la falta de independencia de los poderes públicos, compromete el necesario equilibrio democrático y la legitimidad del gobierno nacional. Así surge un marcado presidencialismo, que subordina a su voluntad las facultades de los otros órganos del Estado y compromete los derechos ciudadanos. El Tribunal Supremo de Justicia, el Fiscal General, el Contralor General y el Defensor del Pueblo, han sido designados en violación de la Constitución Nacional y en la mayor parte de sus decisiones han estado subordinadas a los intereses del poder Ejecutivo.

La Asamblea Nacional Constituyente fue convocada en violación de la Constitución de 1961, mediante una heterodoxa y caprichosa interpretación del principio de la soberanía popular y se aplicó, para realizar las elecciones que dieron origen al llamado acto constituyente, un método de asignación de votos que permitió que, con menos del 60 % de los votos, los candidatos del gobierno obtuvieron el 94 % de la representación, lo cual significó una considerable desventaja para un gran número de ciudadanos. El desarrollo posterior de la Asamblea Constituyente, al declararse originaria, y definir por sus propios miembros un curioso régimen de supralegalidad, terminó en la proclamación de la llamada República Bolivariana de Venezuela, única por sus características y sin parecido a ningún modelo constitucional del planeta.

Lo anterior conduce a que en Venezuela se viva bajo un sistema autoritario y arbitrario. El ejercicio del poder, acompañado de un discurso agresivo contra diversos sectores de la sociedad, ha provocado una ruptura de la unidad interna de la Nación, a niveles jamás vistos en nuestra historia. El uso ilegal de los medios de comunicación del Estado y el atropello hacia los medios privados al obligarlos a permanentes y extensas “cadenas” facilita los insultos y las ofensas de parte del Presidente de la República a diversos sectores sociales que no son afectos al régimen, predicando el odio social, racial y clasista.

El gobierno nacional, como parte de esa campaña orientada a un perverso objetivo de disociación social, ha organizado, con gran dispendio y uso ilegal del Presupuesto Nacional, unos círculos armados integrados por partidarios del oficialismo, destinados a confrontar a la Fuerza Armada Nacional y agredir, verbal y físicamente, a la población civil, al extremo de que parte de la ciudad de Caracas está secuestrada por estos grupos violentos que han llegado al extremo de sitiar y atacar, con armas de fuego, la sede de la Alcaldía Metropolitana de la capital.

El pasado 11 de abril nuestro pueblo vivió una trágica experiencia al ver masacrar a personas inocentes que marchaban, de manera pacífica y democrática, en repudio al régimen chavista. El presidente y el vicepresidente de la República han sido señalados como responsables de tales hechos y todavía están pendientes los procesos legales correspondientes. Ha pasado el tiempo sin haber sido posible la designación de una comisión idónea para establecer la verdad de esos hechos criminales y esperamos, señor Secretario General, que con su intervención se defina esta situación.

El presidente de la República, de manera criminal, ha politizado la Fuerza Armada, desatando una feroz campaña de persecuciones y hostigamiento a valiosos oficiales que se han opuesto a sus intenciones y a quienes no les ha quedado otro recurso que apelar al artículo 350 de nuestra Constitución para alegar, de manera cívica y alejada de cualquier intención golpista, su desobediencia a la autoridad presidencial, actitud que ha concitado el respaldo de miles de venezolanos, en una actitud inédita en los anales políticos de nuestra región.

En Venezuela se ha roto el contrato social. No estamos frente a un gobierno democrático. Fue electo bajo la vigencia de la Constitución de 1961, pero su conducta, su desempeño y su ejercicio arbitrario del poder lo coloca fuera de los límites de la legitimidad. Nuestra sociedad se encuentra en un estado de convulsión generalizada, al borde del caos y la anarquía, con un riesgo cierto de que se produzca un grave enfrentamiento nacional de consecuencias impredecibles.

En consecuencia, en nuestro país está a prueba la eficacia de la Carta Democrática Interamericana y pensamos que es preciso actuar vigorosamente, y en el menor tiempo posible.

Le expresamos, Señor Secretario General, nuestra confianza en que su mediación sea decisiva para resolver la compleja crisis venezolana.

Atentamente.

Miguel A. Burelli R.
Ramón Escovar Salom
Humberto Calderón Berti
Simon Alberto Consalvi
Fernando Ochoa Antich

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