|
El Universal, 2002.11.17
Mientras más
tensión más mesa
Juan M. Raffalli A.
TRANSCURRIO LA SEMANA ENTERA y la Mesa de Negociación y Acuerdos que
enfrenta y reúne a la Coordinadora Democrática y al Gobierno, ha
sobrevivido al parto. Nadie puede decir exactamente hasta cuándo podrá
mantenerse con vida; es posible incluso que fracasando pueda luego
resucitar ante una situación más grave y generar acuerdos rápidos.
Hasta el momento lo que se percibe es que ambas quieren estar sentadas
allí y necesitan estar sentadas allí. Los debates han sido intensos
como era de esperarse. Lo importante es que por primera vez en varios
años y tantas tensiones, el Gobierno reconoce y legitima una cabeza
visible en la oposición democrática y a regañadientes se ha tenido que
sentar a buscar acuerdos. Lo semántico es lo de menos, lo importante
es lo que se hace en la mesa y no lo que se dice sobre su nombre.
Hasta ahora las posiciones y estrategias de cada parte han estado
claras. Pero la más clara de todas ha sido la del secretario general
de la OEA. Inmutable asume todo cuanto está ocurriendo como
perfectamente previsible y dentro de lo normal de una situación
crítica. No vino aquí a hacer milagros pero sí a generar un
intercambio que puede concluir en acuerdos. Vino a bajar las aguas
aunque por causa de la propia mesa en ocasiones la marea pareciera
subir. Vino a procurar la paz a pesar de Chávez, con Chávez o sin él.
Hay muchos sentimientos e intereses que ameritan paz en Venezuela.
Así las cosas podemos decir que la mesa está influyendo en la calle y
la calle en la mesa. La amenaza de un paro general y el Pacto de
Unidad Nacional suscrito en Altamira, irritan a la parte oficial. Los
saboteos al referéndum y la presencia militar bajo la excusa del
peligroso conflicto de la Policía Metropolitana, irritan a la
oposición. Como aquella novela brasilera, pareciera que en esta etapa
vale todo. Pero obviamente las estrategias para negociar en una mejor
posición tienen su límite natural que está definido por la
preservación misma de la mesa bajo la premisa de ser necesaria para
las tres partes. Cualquier exceso estúpido que atente contra la mesa
será un paso en falso que perjudicará a quien lo dé. Lo cierto del
caso es que transitamos un camino que aparenta ser contradictorio. Por
una parte se instala una Mesa de Negociación y Acuerdo y por la otra
aumenta la violencia, se firman pactos opositores, se sabotean
alternativas electorales y se calienta la calle. Pues bien, como dice
Gaviria a quien el 'Gabo' me ha hecho conocer un poco mejor, todo esto
está dentro de lo normal. Mientras más tensión más mesa, parafraseando
al negociador Alejandro Armas, 'tanta calle como sea posible y tanto
debate como sea necesario'. Seguirá la mesa, veremos qué tan largas
tiene las patas.
http://www.eluniversal.com/2002/11/17/OPI2.shtml