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Venezuela
en Washington
Por Sonia Schott
Los temores cada vez menos disimulados en Washington por una guerra
civil en Venezuela y el rol que en esa crisis pudieran jugar otros
países de la región, es lo más relevante de Venezuela en Washington,
en la semana del 23 al 29 de noviembre.
1.- Sin rodeos, ya aquí se habla de una guerra civil en Venezuela. La
gravedad de la situación no se oculta: ni en los centros de
pensamiento, ni en los despachos oficiales, ni entre lo expertos
latinoamericanistas o diplomáticos. Preocupan muchas cosas, sobre todo
porque ven todas las salidas bloqueadas. Ahora todos confiesan con
pesar que se equivocaron, que pasó demasiado tiempo, sobre todo entre
aquellos que vieron en esa crisis "un asunto menor que se solucionará
por si solo" como ha sido la posición en el Consejo de Seguridad
Nacional (en la Casa Blanca), desde los tiempos de Clinton.
Lo que hizo hoy el influyente Washington Post, fue editorializar una
angustia cada vez más creciente, presente en muchas partes, sobre todo
en las filas oficiales, donde se reconoce que la gestión Gaviria está
supeditada exclusivamente al apoyo que pueda recibir de gobiernos
vecinos y en particular de los Estados Unidos.
También preocupa, como indicó un académico local que conversó esta
semana con un político venezolano de paso en Washington, que ante la
descomposición del escenario político venezolano y buscando captar
simpatías en la derechista Administración Bush: "vengan a Washington a
tratarnos de asustar con la idea de que Chávez junto con Fidel, Lula y
Gutiérrez son un eje del mal que trastornará definitivamente todo, por
lo que debemos sepultarlos. Ese simplismo nos decepciona, sobre todo
en este momento cuando tuvo la ventaja de que a Venezuela le prestamos
mucha atención, pero para oír alternativas políticas y no argumentos
fútiles que nos hacen dudar aun más sobre cuál debe ser el rol de los
Estados Unidos en esa crisis. Imaginase, semejante desatino cuando
ahora la Casa Blanca está desplegando su mejor seducción hacia Lula y
Gutiérrez, que incluso ya recibieron sus correspondientes invitaciones
para visitarla. Tampoco hay que olvidar que para alguien que conoce
medianamente Venezuela es francamente irritante que nos vengan a decir
que el único problema es Chávez". Más adelante fue enfático al
afirmar: "y lo peor es que aún no han sabido salir de Chávez cuando ya
están anunciando que no permitirán un candidato único, dejándonos ver
demasiado oportunismo política. Creo que están equivocados, porque nos
quieren vender miedos y nosotros lo que compramos son proyectos.
Seguramente lo único que se llevo fueron abultados presupuestos para
asesorías privadas, nada más".
Aquí tampoco se oculta la responsabilidad por el marcado descuido con
que Estados Unidos ha manejado sus relaciones con América Latina. Ese
es un problema que no ha podido subsanarse, reconocen muchos. Sin
embargo, el galopante deterioro en la región les está moviendo a
tratar de articular otras formas de cooperación, más proactivas que
reactivas: que prevengan conflictos. Aparentemente, es dentro de este
nuevo enfoque, eminentemente pragmático, que se les ha empezado a dar
un nuevo tratamiento a las relaciones con Brasil y Ecuador. Por otra
parte, muchos consideran que el presidente Chávez con su fracaso
económico, es un pésimo aliado para cualquiera de los mandatarios
electos, nos aseguró un funcionario internacional.
Sin embargo, es la ausencia de alternativas a la crisis venezolana lo
que más preocupa aquí. La pocas posibilidades que le ven a la gestión
del Secretario General Gaviria, el anunciado paro para el 2 de
diciembre, las contradicciones sobre la convocatoria a un referéndum,
que no ven muy claro, es lo que pareciera haber servido para convocar
la atención aquí sobre lo que sucede en el país.
Ciertamente, el paro general de actividades no hace unanimidad, porque
consideran que la presencia de la poderosa industria petrolera es la
única que decidirá. Aquí, todos están concientes que el corte de
suministro energético tendrá graves consecuencias, que ni Gaviria ni
nadie detendrían. Además que Venezuela no podría subsistir por muchos
días bajo esta acción, porque ya está en condiciones económicas muy
precarias. Para la gente del Lobby petrolero, quien tiene mayores
posibilidades en un enfrenamiento de esta naturaleza es el gobierno.
Pero lo más grave es que la oposición se está jugando su última carta
y con ella todo el país. En medios oficiales locales, la idea del paro
no es bienvenida, porque consideran que conducirá a un resultado ajeno
a las vías constitucionales que le sería muy difícil apoyar y por ende
de avalar. Pero por otra parte, no dejan de reconocer que el
presidente Chávez está forzando una salida de fuerza que colocará en
desventaja a la oposición.
2.- Como último recurso y ante el total bloqueo de la situación,
persisten en apoyar la gestión de Gaviria, a sabiendas que fue una
iniciativa que nació muerta. Para inyectarle convicción han
implementado toda una serie de acciones que se han venido concretando
esta semana: tales como una resolución del Consejo Permanente de la
Organización de los Estados Americanos, seguida de sendas
declaraciones de Cancilleres latinoamericanos, incluso la exaltación
de las dotes personales de Gaviria. Todas con el fin de convencerse y
posiblemente de convencer a la oposición venezolana de mantener la
confianza en algo en que nadie cree. Pero como dijo recientemente un
diplomático "antes del desastre nos podemos permitir la licencia de
creer en fábulas".
Ahora, las propuestas se orientan a buscar una mayor participación de
los países vecinos, particularmente Brasil, Colombia y los Estados
Unidos. Pero realmente lo que se estaría buscando es un apoyo más
manifiesto a Gaviria. Un poco tarde dicen muchos, porque esto se debió
hacer en un principio "y tal vez las dos partes (en Venezuela)
particularmente el Presidente Chávez le hubiera tenido mayor
consideración a Gaviria" acotó un funcionario internacional.
En cualquier caso, la atención que la crisis venezolana recibe en
Washington es cada vez mayor. Pero, es el cúmulo de contradicciones lo
que los desconcierta y sobre todo los amagos de una guerra civil en el
horizonte. Es por ello, que a medida que el tiempo pasa las
condiciones ceden el paso a los resultados, y en este momento solo en
algo hay consenso: en una pronta solución del conflicto que no
comporte males mayores hacia el futuro. Y para Washington un mal mayor
es el paro de actividades petroleras, porque es una acción que
potencialmente les afectaría. Allí se encuentra la respuesta a las
reticencias que le ven aquí a esa acción.
En ese sentido, un alto responsable de la Administración Bush, nos
dejó saber: "es precisamente esa miopía cortoplacista lo que nos ha
llevado al actual estado de cosas en Latinoamérica. Esa es la crítica
fundamental que se le puede hacer a nuestro tratamiento en el
hemisferio. A nosotros nos ha costado mucho Noriega, Somoza,
Stroessner o Menem, etc. ahora cada cual debe asumir las
responsabilidades de sus propios errores, Chávez no surgió de la nada
y no estamos para quitar o poner gobernantes a petición. La clase
política y los pueblos deben entender que es necesario madurar para
avanzar, y estas crisis por muy peligrosas que puedan ser, sirven a
este fin, siempre que sean solventadas directamente por los afectados.
Por eso es que estamos impedidos de apuntalar cualquier solución en
Venezuela. Apoyaremos únicamente aquella que mantenga las formas
constitucionales y el fondo democrático. Ponderamos el tenor de la
gravedad de la situación, pero confiamos en los venezolanos y sabemos
que saldrán adelante. Pero lo que se debe evitar a toda costa es la
guerra civil. La democracia es la única que tiene la virtud de poner
las urnas, pero para contar los votos" concluyó.