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BBC
Miércoles, 13 de
noviembre de 2002 - 19:32 GMT
Venezuela: diálogos difíciles
Los enfrentamientos en las calles hacen más difícil la tarea de los
negociadores.
Escribe el enviado especial de la BBC a Venezuela, Carlos Chirinos.
En Caracas, gobierno y oposición negocian bajo los auspicios de la Organización
de Estados Americanos (OEA) el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) y el Centro Carter.
Que organismos internacionales promuevan un diálogo de esta naturaleza parece
algo perfectamente normal. Se ha visto en la ex Yugoslavia o en el África
subsahariana. También en la Centroamérica posterior a la guerra civil.
Pero no parece serlo en un país con casi 50 años de ejercicio democrático. Eso
podría dar una idea de la dimensión de la crisis política que se vive en
Venezuela.
¿Qué posibilidades de éxito tiene esta mediación? Esa es la pregunta.
El gobierno acusa
Como en toda negociación, las partes acuden con aspiraciones máximas. En el
pugilato se cederá terreno -el menor posible claro está- pero muchos analistas
dudan que alguna de las partes esté dispuesta a llegar a un consenso.
El gobierno venezolano acusó ante los patrocinadores del diálogo que la
oposición tiene una doble estrategia. Dialoga por un lado y por otro estaría
promoviendo salidas de fuerza.
Gaviria ha viajado cuatro veces a Venezuela.
Recientemente, la Coordinadora Democrática, que aglutina a los partidos de la
oposición, firmó un documento de Unidad Nacional, una especie de manifiesto para
garantizar una eventual transición.
Lo que molestó al gobierno es que en ese documento está la firma de los
militares que desde octubre se mantiene en "desobediencia" ante el presidente
Chávez.
El documento fue suscrito en acto público en la Plaza Altamira, donde están
atrincherados los oficiales rebeldes.
La oposición responde
A la oposición le parece hipócrita la actitud oficial. Aseguran que se trata de
bloquear el diálogo presentándolos fuera del país como contrarios al
ordenamiento constitucional.
Los opositores agregan que desde las más altas instancias del poder se estaría
saboteando el diálogo azuzando la violencia callejera.
El gobierno y la oposición no manejan los mismos tiempos.
Sucesos como los que se han vivido en los últimos días en el centro de Caracas
son señalados por la oposición como parte de la estrategia oficial.
En medio de este clima de recriminaciones, ¿qué posibilidades hay de lograr un
acuerdo?
El facilitador de la mesa, el secretario general de la OEA, Cesar Gaviria, sabe
lo precario de la situación y pide a las partes darle una oportunidad al esquema
de dialogo.
Gaviria prácticamente se ha mudado a Caracas. La crisis política lo ha traído
cuatro veces a Venezuela y su plan parece ser no moverse de la capital
venezolana hasta que se logre un entendimiento.
¿Qué se discute?
Ya hay un entendimiento básico: buscar una salida electoral a la crisis, nombrar
una comisión de la verdad que establezca responsabilidades por los hechos y las
muertes de abril y desarmar a la población civil.
Incluso en ese temario básico hay problemas. La salida electoral no es la misma
para el gobierno que para la oposición.
La oposición no descarta un paro general.
La Coordinadora Democrática promueve un referendo consultivo para que la
población responda si quiere que Chávez siga en el poder.
Al ser consultivo no sería vinculante y por tanto sería inútil como herramienta
de solución de la crisis, sostiene el sector oficial.
Entonces habría que esperar al plazo constitucional de medio término para en
agosto someter al presidente a un referendo revocatorio.
Muy tarde para los términos que maneja la oposición, que cree que el país no
aguantaría el desgaste.
Paro general
En el caso de no prosperar el diálogo los detractores del presidente están
dispuestos a convocar un paro nacional indefinido.
El gobierno denuncia que no se puede negociar con esa amenaza en la mesa. La
amenaza de la desestabilización.
Y aquí parece haber una coincidencia. Se reconoce que un paro general sería una
medida desestabilizadora extrema para forzar la salida del presidente. No
deseable pero necesaria, a ojos de la oposición.
Entre coincidencias y divergencias, trece personas -César Gaviria y seis
delegados por cada lado- se reúnen todas las tardes alrededor de una mesa
calificada por muchos como inestable.
Las frágiles patas podrían colapsar en cualquier momento y llevar a la política
venezolana a una dinámica todavía más tumultuosa.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_2468000/2468215.stm