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Revista Semana, Colombia
VENEZUELA Violencia fantasma
Con varios atentados y actos de fuerza, los radicales de ambos bandos
parecen haberse salido de control.
Las imagenes del atentado contra el canal Globovisión, de Caracas, se
convirtieron en la prueba más reciente de que algo muy oscuro está
sucediendo en Venezuela. El hecho se sumó a sendos ataques contra los
diarios El Nacional, Tal cual, la televisora regional de Lara, la sede
de la sindical CTV, los gremios empresariales Fedecámaras,
Conindustria, Consecomercio y políticos opositores. Todo ello podría
indicar que, mucho más allá de las protestas, los tropeles y las
apasionadas discusiones callejeras entre los opositores y los
partidarios del gobierno, fuerzas oscuras se preparan para una lucha
subterránea que recuerda épocas que se creían superadas en el país
vecino. Los primeros indicios señalan el surgimiento de un movimiento
incipiente que sería responsable de los ataques, no sólo contra El
Nacional sino contra empresarios, políticos y sindicatos de la
oposición. Las denuncias provienen de los gremios de ganaderos,
políticos y periodistas para quienes ha nacido la guerrilla
venezolana.
Todavía está en pañales pero ya tiene nombre. Según los panfletos que
circulan por Caracas se llaman Ejército Revolucionario Bolivariano y
Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL). A pesar de los vehementes
desmentidos del gobierno a la oposición no hay quién la convenza de
que no se trata de una consecuencia de la red de milicias bolivarianas
defensoras de la revolución que lidera el presidente Hugo Chávez. Los
panfletos del supuesto FBL aseguran que "no somos ni financiados por
el gobierno de Chávez ni un apéndice de las organizaciones
colombianas. Somos la FBL tan venezolanas como el himno nacional, sólo
respondemos nuestros principios y valores revolucionarios y al pueblo
venezolano del cual hacemos parte y somos su brazo armado. No somos
otra cosa que pueblo en armas para defender sus victorias".
La Federación de Ganaderos (Fedenaga) ha denunciado la existencia de
ese grupo, cuyos afiliados han sufrido 123 secuestros en los últimos
cuatro años. Lo más grave es que, según muchos analistas, la creación
de organizaciones guerrilleras que defienden en forma difusa la
supuesta 'Revolución Bolivariana' de Chávez también ha motivado a los
adversarios a formar sus propios grupos armados de choque. La
creciente animosidad con que los opositores llaman por Internet a los
vecinos del este de Caracas a organizar la autodefensa armada es
apenas una muestra.
Batallon Ayala
La militarización de Caracas y la toma de la policía metropolitana,
controlada por el opositor alcalde Alfredo Peña, sacó del anonimato al
coronel Cliver Antonio Alcalá Cordones, muy allegado a Chávez, quien
comandó la operación del Batallón Ayala con tanquetas y tropas.
Aunque por ahora no pasa de ser una leyenda urbana Globovisión habría
pagado con un atentado el precio de transmitir el beso público de
bienvenida que le dio al coronel la rubia Aixa Guevara, contratista de
obras y jefa de los círculos bolivarianos del Chacao, el municipio más
rico de Venezuela. Miguel Rodríguez, director de la Disip (policía
política) de inmediato atribuyó el bombazo, que destruyó varios
automóviles, a "grupos de la oposición desesperados por perjudicar al
gobierno de Chávez" e interesados en descarrilar las negociaciones
propiciadas por el secretario general de la OEA, César Gaviria. Pero
el director de Globovisión, Federico Ravell, quiere demostrar que lo
de Alcalá es más que un chisme callejero. Afirmó a SEMANA que "la
granada de fabricación alemana provenía del sector militar según la
investigación". Y la periodista Marianella Salazar completó el
panorama al asegurar en su columna de El Nacional que el número de la
espoleta encontrada en Globovisión pertenece al Batallón Ayala, cuyo
comandante es Alcalá , y que éste también es jefe del Ejército
Revolucionario Bolivariano, que estaría tomando posiciones para
controlar la capital. Los partidarios de Chávez niegan la existencia
de milicias revolucionarias a pesar de que es un hecho público que
bajo la fachada de los círculos bolivarianos han florecido grupos
urbanos, de los cuales algunos se presentan a cara descubierta y otros
encapuchados. Son los 'Tupamaros', 'Carapaicas', 'M-28', 'Coordinadora
Simón Bolívar', 'Tamanaco' y otros con nombres de caciques que se
dejan retratar con armas. José Pinto, vocero de los 'Tupamaros', dijo
a SEMANA que los autores de las bombas terroristas contra los medios
de comunicación son "grupos de la oposición para dañar al gobierno
porque César Gaviria está aquí. Los medios privados mienten.
No hay ninguna prueba de que el gobierno está armando y financiando a
grupos armados. El presidente Chávez lo que quiere es paz y
democracia". El diputado oficialista Luis Velásquez Alvaray lo
ratificó a SEMANA: "Ningún grupo afecto al gobierno puede estar
colocando bombas. No somos nosotros sino los grupos golpistas e
insurrectos de militares en la plaza Altamira. Los militantes del MVR
no tenemos nada que ver con los atentados explosivos. Hay que
profundizar la investigación y caiga quien caiga tiene que ir preso".
Pero el alcalde opositor Alfredo Peña sostiene lo contrario. Para él
la impunidad es la prueba de la participación oficial en el
terrorismo. "La sede de la alcaldía capitalina, dijo a SEMANA, ha sido
víctima de siete atentados que han dañado seriamente su edificación.
No hay presos, ninguna detención, varios muertos y decenas de heridos
en los enfrentamientos internos policiales y la intervención por parte
del Batallón Ayala".
Las denuncias son perentorias. Ernesto Alvarenga, ex jefe
parlamentario del MVR, denunció a SEMANA que la Disip ha puesto en
marcha la operación 'Tierra arrasada', que incluiría "atentados contra
medios adversos al gobierno, personalidades, amenazas y campañas de
descrédito de todo tipo". "En esta operación aparecen involucrados el
gobierno y la ejecutan la Disip y el Batallón Ayala. La violencia
proviene del gobierno. Son círculos del terror, parecidos a los grupos
de Noriega en Panamá, que quieren impedir la consulta popular. Yo he
sido víctima de esos ataques. Mi oficina fue explotada y la tuve que
cerrar", dice Alvarenga. Pero también admite que la oposición podría
tener su bando radical. "Talibán existen a ambos lados pero los que se
han manifestado violenta e impunemente hasta ahora, son los afectos al
gobierno".
Detrás de acusaciones y contraacusaciones los analistas más sensatos
afirman que lo único que parece claro es que los extremistas de lado y
lado se habrían salido de las manos de los sectores a los que
pretenden defender. La prueba, por ejemplo, es que hace un par de
semanas los 'Tupamaros' y otros grupos protagonizaron ataques contra
manifestantes opositores que transportaban las firmas para convocar al
referéndum revocatorio a pesar de que altos miembros del chavismo,
como Alfredo Rangel y Freddy Bernal, los visitaron para pedirles
expresamente abstenerse de hacerlo. Y es difícil pensar en algo más
contraproducente para los intereses del gobierno que atacar con bombas
a medios como Globovisión en un momento en que está negociando su
supervivencia en una mesa patrocinada por la OEA. Del lado de la
oposición, grupos como Bandera Roja han sido señalados como
responsables de actos de violencia en los enfrentamientos del 11 de
abril y podrían perfectamente ser los autores de hechos como los de
Globovisión para acusar a los gobiernistas. Y mientras se acerca la
hora de las definiciones, con el fantasma de un nuevo paro nacional
para el 2 de diciembre, las hipótesis están abiertas.