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TAL CUAL
JUEVES 14 DE NOVIEMBRE DE 2002
POLITICA
Tempranito
La negociación
Javier Conde
Después de cuatro días de mesa sólo son rescatables algunos términos
del equipo negociador oficial: salida integral, flexibilización,
amplia gama de opciones constitucionales. Es a la parte del gobierno a
quien le corresponde destrancar el juego. Por eso quizás no resulte
ocioso fijarse en las palabras que emplean. ¿Serán capaces de formular
una propuesta discutible?, ¿Cuándo lo harán?
Nadie debería esperar que en cuestión de horas surgiría una solución
consensuada. Gaviria ha sido insistente al respecto. Hábil negociador
el colombiano, intuye que son inevitables las acusaciones cara a cara.
Incluso allí se avanza: las partes están deslastrándose de una pesada
carga acumulada. Cuando se vacíen total o parcialmente las
cartucheras, será el momento de usar otras armas. Posiblemente
entonces las palabras comiencen a decir cosas más interesantes. En el
proceso, seguramente algún negociador pierda influencia y otro ocupe
su lugar en el timón de la negociación.
La oposición no tiene nada o muy poco que perder. El dilema corre por
el otro lado. Es el gobierno el que luce cercado, el que intenta
asomar opciones aunque no se atreva definitivamente a formularlas. El
que debe explicar a sus sectores radicales que hay que ofrecer una
"salida". Está, sin dudas, a la defensiva, y eso es importante
apreciarlo, al menos para quienes depositan alguna posibilidad de
solución a la mesa.
El gobierno, sin embargo, puede poner la pelota en campo de sus
adversarios si finalmente decide recortar el período para adelantar el
referendo revocatorio o para abrir la opción de elecciones ya. En ese
caso, ¿cuál sería la posición de los negociadores de la Coordinadora?
¿Pudiera mantener el equipo opositor -como ayer lo expuso Américo
Martín- la imposibilidad de descartar el referendo consultivo?, ¿no
fue elecciones ya la consigna de la marcha del 10 de octubre?
Jugar la carta de la enmienda, que obliga a su sanción vía referendo,
supondría para el gobierno dar marcha atrás en su única opción de
"referendo revocatorio", a cambio, claro está, de que Hugo Chávez
pueda participar nuevamente en un proceso electoral. "¿Qué gracia
tiene eso?", se preguntó semanas atrás el general Medina Gómez, ahora
firmante de un pacto cívico-militar. Yo diría que la gracia de
derrotarlo con todas las de la ley.
http://www.talcualdigital.com/ediciones/2002/11/14/f-p2s3.htm