Asunto: documento manifiesto
MANIFIESTO PARA EL RESCATE DEL SECTOR PETROLERO NACIONAL
Como nunca, el futuro de nuestra industria petrolera está amenazado por las decisiones de un gobierno que pretende sobre-simplificar las complejidades del negocio petrolero.
Quienes hemos trabajado en el sector petrolero nacional expresamos nuestra profunda preocupación por el daño que esta visión le puede infringir a PDVSA. En tal sentido, deseamos comunicarle a TODOS LOS VENEZOLANOS, como accionistas de PDVSA, lo siguiente:
PRIMERO:
Rechazamos la actual política petrolera porque conduce a una contracción severa del sector más importante de nuestra economía.
Esta política revela una profunda ignorancia con respecto al manejo del negocio petrolero, que por su improvisación no toma en cuenta las lecciones del pasado. Como consecuencia, PDVSA ha perdido cerca de UN MILLON DE BARRILES DIARIOS de capacidad de producción, colocándonos en una situación extremamente vulnerable ante un escenario de precios bajos. La reducción en la producción de petróleo en nuestro país se ha reflejado dramáticamente en una disminución de la actividad y en las inversiones a niveles nunca vistos y, en consecuencia se han perdido miles de puestos de trabajo. Otro de los principales efectos de esta política ha sido la merma en la producción de gas asociado, lo cual compromete el abastecimiento energético del país, en momentos en que Venezuela está sumida en una profunda crisis de generación de energía eléctrica.
Venezuela cuenta con una inmensa base de recursos. Disponemos de 76.000 millones de barriles de reservas probadas de petróleo convencional, además de unos 200.000 millones de barriles de crudos extra pesados en la Faja del Orinoco
Creemos que nuestro país necesita una política petrolera con visión de largo plazo, comprometida en desarrollar la inmensa base de reservas que poseemos. No podemos basarnos simplemente en la búsqueda de mayores precios mediante recortes de producción. Sólo de manera coyuntural se
justifica reducir la producción, en una situación de precios muy deprimidos, pero sin permitir que se afecten negativamente las inversiones requeridas para sostener y aumentar nuestra capacidad de producción. La política de recortes de producción estimula el desarrollo acelerado de otras fuentes de energía, así como el de yacimientos petrolíferos en otros países fuera de la OPEP, que desplazan progresivamente nuestro petróleo de los mercados.
Hay una nueva realidad energética mundial. El mayor consumidor del mundo, los Estados Unidos de América, seguirá siendo por el futuro previsible un importador neto de hidrocarburos, al igual que el resto de nuestro hemisferio. Con el objeto de defender su seguridad energética, por primera vez se plantea la posibilidad real de que los Estados Unidos estimule una política energética hemisférica, que favorezca las importaciones del continente. Está claro que tanto Canadá como México están incorporados a esta nueva visión. Para que Venezuela sea considerada como parte del grupo de suplidores confiables del hemisferio, debemos cumplir con dos condiciones: la primera, que gradualmente aumentemos nuestra capacidad de producción y, la segunda, que nuestra política exterior esté dirigida a rescatar las relaciones amistosas con nuestro mejor cliente.
Por otra parte, esta política carente de visión a largo plazo, coloca al sector conexo de la actividad petrolera en permanentes vaivenes que no permiten su desarrollo; ya que los planes de inversión de la industria oscilan con la misma fuerza con que varían los precios del petróleo en los mercados internacionales.
Estamos convencidos que Venezuela debe utilizar su petróleo como palanca para el desarrollo de todas aquellas actividades en las cuales tengamos ventajas competitivas. La mejor manera de lograrlo es a través de un racional aprovechamiento de nuestro potencial como país que cuenta con un importante superávit de energía. De esa manera, muchas otras inversiones podrían venir al país, en sectores diferentes de la economía, contribuyendo por esta vía a una sana diversificación de la misma.
SEGUNDO:
Objetamos el marco legal porque las Leyes de Hidrocarburos y de Gas, son un obstáculo para las inversiones nacionales y extranjeras en el sector.
La Ley de Hidrocarburos exacerba el carácter rentista de la actual política petrolera y frena el crecimiento del sector, al elevar la regalía hasta un nivel que compromete su rentabilidad. Esto podría congelar el desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco -la mayor acumulación de petróleo conocida en el mundo-, así como en general de los crudos pesados que constituyen la mayor parte de nuestras reservas Además, ahuyenta nuevas inversiones privadas, al condicionarlas a un control accionario por parte del Estado. Por esta vía, se limita el desarrollo del sector petrolero a los escasos recursos financieros y gerenciales del Estado y desvía recursos que deberían asignarse para atender las necesidades crecientes de la población.
Objeciones similares pueden plantearse en el caso de la Ley de Gas, porque aunque aparenta una intención aperturista, en la práctica su reglamentación bloquea las inversiones al condicionarlas a un conjunto de restricciones que limitan considerablemente su atractivo.
Apoyamos la valiente gestión de los trabajadores de PDVSA en defensa de los valores institucionales de la Corporación, porque la consideramos justa y legítima.
La política petrolera que adelanta el actual Gobierno, es contraria a los principios gerenciales y comerciales establecidos en los objetivos y estatutos de PDVSA. Considerar a esta empresa como un agente del Estado con fines diferentes para los que fue creada, es un principio que no puede compartir ningún gerente profesional. El Estado tiene múltiples objetivos, cuya ejecución no debe asignársele a una empresa petrolera.
A tal efecto, creemos conveniente destacar tres aspectos sobre cuya definición ya no debe haber confusión entre los venezolanos:
PDVSA no es propiedad del Presidente de la República, ni del Gobierno, ni del Estado. PDVSA es propiedad de todos los venezolanos. Por lo tanto tenemos derecho a exigir que en su dirección s e nombre a gerentes profesionales con suficientes méritos para garantizar la buena marcha y el óptimo rendimiento de la empresa, para beneficio de todos sus propietarios. El Presidente no tiene la potestad de nombrar en el Directorio de PDVSA a quien se le antoje. Si bien tiene la delegación –en virtud de la Ley- de hacer dichos nombramientos, no es menos cierto que la delegación que hacemos los propietarios en su persona, presupone el uso juicioso de esa delegación. Cuando los mandatarios, a quienes nosotros como mandantes le delegamos representación, no escuchan nuestros planteamientos y pretenden ser los propietarios de lo que colectivamente es de todos, sus actos son –ni más ni menos-una usurpación y un abuso de autoridad que todos tenemos el deber de protestar.
El sistema regalista que heredamos de España, nos indica que el propietario de las riquezas del subsuelo es el soberano. Durante la colonia, el soberano era la corona española, pero en la Venezuela republicana, el soberano no es otro que el pueblo, lo cual dista mucho del concepto que se nos quiere imponer, a través del cual el gobierno de turno usurpa las atribuciones del verdadero propietario.
Nosotros estamos hoy aquí como representantes genuinos y gerentes retirados de la industria petrolera. Pero también estamos como ciudadanos propietarios de un bien público. Eso nos da a todos por igual el derecho de pedir rectificación al Presidente y a su Gobierno.
La meritocracia es un sistema gerencial de creación y consolidación del capital humano y no simplemente el análisis independiente e individual de los méritos personales de alguien. Más importante aún es colocar a todas esas individualidades estudiadas dentro de un sistema que permita jerarquizar sus habilidades. Por supuesto que todos tienen méritos. Parafraseando a Orwell, unos tienen más méritos que otros. Por eso resulta tan poco transparente que el Gobierno haya publicado unas notas de vida (Curricular) de los empleados seleccionados para integrar a la Junta Directiva de PDVSA, sin publicar también una mejor hoja de vida de los que no nombraron. ¿Cómo se justifica la salida de tres gerentes que ya estaban en la Junta Directiva, seis o siete años antes de que les correspondiera su jubilación?. Nos referimos a Karl Mazeika, Vincenzo Paglione y Eduardo Praselj. Y ¿qué decir de las hojas de vida de los veinte o treinta gerentes que tienen mayores méritos y han ocupado posiciones muy superiores a las que pueden exhibir los nombrados?. Por último ¿cómo pueden prometer defender la meritocracia quienes son una consecuencia de su violación?.
No estamos aquí para recomendarle a los trabajadores de PDVSA un curso de acción. Estamos aquí para apoyarlos. Estamos aquí para decirles que no tendrán por que sentirse culpables por las consecuencias que pudiera provocar su decisión. El país ha entendido que lo de ellos es una reacción. La acción quien la provocó fue el Gobierno con la inaudita decisión de borrar de un plumazo, veinticinco años de respeto a las normas de la meritocracia. Quien decide la acción debe también responsabilizarse por sus consecuencias.
Es bien conocida la estrategia de tomar acciones anti- institucionales, bajo la premisa de que la institución reaccionará responsablemente, evitando una crisis que podría perjudicar a muchos. Eso es, ni más ni menos, el chantaje que la mediocridad hace al talento. En un país que requiere de acciones positivas colectivas, esa estrategia ya no puede ser aceptable.
Comprendemos lo difícil que es para una institución disciplinada y apegada a una ética de trabajo, formada a través de muchos años de esfuerzo y sacrificio, adoptar posiciones públicas como las que ahora están asumiendo.
Respetamos la decisión de la inmensa mayoría de los trabajadores de la industria petrolera de manifestar su inconformidad con el rumbo equivocado que unos pocos le quieren imponer a PDVSA, el cual sólo puede conducir a un masivo deterioro de una emp resa que se ha caracterizado por ser un centro de excelencia.
Celebramos la forma respetuosa e institucional como se ha manifestado el descontento interno de la empresa, poniendo siempre por delante los más altos intereses del país y de la Corporación.
Frente a las amenazas que afectan el futuro de nuestra industria petrolera, los abajo firmantes hacemos un angustioso llamado a todos los venezolanos, es decir, a los verdaderos propietarios de PDVSA, para que respaldemos de manera incondicional las acciones que adelantan los trabajadores de nuestra principal empresa. El futuro de Venezuela está estrechamente relacionado con el futuro de su industria petrolera. No podemos permitir que acciones políticas carentes de racionalidad o cargadas de intencionalidad, empujen a PDVSA a la fosa común en que cayeron casi todas las empresas del Estado.
EMILIO ABOUHAMAD; JULIO C. ARREAZA; MIGUEL BOCCO; EDUARDO BLANCO; CARLOS BORREGALES; HUMBERTO CALDERON BERTI; GUSTAVO CORONEL; SIMON DIAZ; ALEXIS FERNÁNDEZ; HUGO FINOL; CLAUS GRAFF; ALFREDO GRUBER; FRANCISCO GUEDEZ; ODOARDO LEON PONTE; RAMON MANTELLINI; HILDEBRANDO MARTELL; HARRY MICHAEL; NELSON OLMEDILLO; RONALD PANTIN; LOMBARDO PAREDES; HUMBERTO PEÑALOSA; MANUEL PULIDO; ALBERTO QUIROS CORRADI; PABLO REIMPELL; MARIO RODRÍGUEZ; ARNALDO SALAZAR; FERNANDO SÁNCHEZ; JUAN SZABO; JOSE TORO HARDY; MANUEL URDANETA; ARNOLD VOLKENBORN.
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