Carta de Hugo Chávez a Bill Clinton
Miraflores, 27
de abril de 1999
Al Excelentísimo Señor
WILLIAM JEFFERSON CLINTON
Presidente de los Estados Unidos de América
Washington, D.C.
Me han impresionado gratamente las consideraciones que su Excelencia tuvo a bien
formular, con motivo de la presentación de las Cartas Credenciales que
recientemente hizo ante usted nuestro Embajador ante la Casa Blanca, el Dr.
Alfredo Toro Hardy.
El mensaje suscrito por su Excelencia, consignado en esa ocasión y que he leído
con sumo interés, evidencia de manera elocuente el deseo que tiene su Gobierno
de renovar y relanzar las relaciones entre nuestros dos países. Saludo, en forma
entusiasta, ese propósito suyo. Entre su gobierno y el mío, al igual que entre
el pueblo venezolano y el estadounidense, existen intereses comunes. Compartimos
ciertamente, el anhelo de una sólida y pujante democracia, al estilo de aquella
que ya dibujaron con su mente y con su acción, hombres de la talla de Abraham
Lincoln y Simón Bolívar.
El referéndum consultivo celebrado el pasado domingo 25 de abril del corriente,
y la Asamblea Nacional Constituyente que se elegirá en los próximos meses, con
expresión libre y plural, son modalidades que el pueblo venezolano ha escogido
para refundar la República, en un ambiente de paz y participación ciudadana,
signado por un profundo proceso que ya fue catalogado por el ex-Presidente Jimmy
Carter, a su paso por Caracas en diciembre de 1998, como una verdadera
«Revolución Democrática».
Mi país, como su Excelencia señala atinadamente, encara serias y diversas
dificultades que estamos enfrentando con responsabilidad y pleno segundo
venezolanista. Hemos heredado una economía en crisis. Nos proponemos recuperarla
mediante la aplicación de un conjunto de políticas económicas y financieras
orientadas fundamentalmente a la reactivación productiva y al equilibrio
económico, consustanciadas siempre con las necesidades de la población. Hemos
recibido también, Señor Presidente, un país seriamente afectado en lo ético,
pero con la misma voluntad inquebrantable hemos comenzado ya a restablecer el
código moral que debe impulsar a toda sociedad, luchando sin tregua contra el
grave mal de la corrupción, a través del cual en Venezuela se perdieron recursos
a cinco «Planes Marshall».
Compartimos su criterio de que «nuestra asociación económica puede ayudar a
mejorar la situación». Por eso, Señor Presidente, nuestro país está abierto a
todo tipo de iniciativas que surjan tanto de la empresa privada como de los
entes públicos de los Estados Unidos, en función del desarrollo de ambas
naciones. Comparto en forma absoluta, asimismo, el firme propósito de lucha
contra el narcotráfico y toda forma de delito vinculado a ese morbo.
Acepto con mucho agrado la invitación que su Excelencia me hace para que visite
su país. Agradezco sus cálidas expresiones de amistad, que son recíprocas. Le
propongo formalmente que los temas aquí mencionados figuren en la agenda de
nuestras próximas conversaciones en Washington.
Atentamente,
Hugo Chávez