POSTERGACIÓN DE LAS ELECCIONES Y FAN
Mayo, 19 de 2000
Cuando apenas restan nueve días para que se
celebren los comicios generales en el país no está claro si el Consejo
Nacional Electoral (CNE) podrá responder eficazmente al enorme reto que supone
una jornada electoral en la que serán designados simultáneamente más de seis
mil representantes populares. La viabilidad técnica de la “madre de todas las
elecciones" ha sido colocada en entredicho por la propia empresa Indra, cuyos
representantes han confesado que resulta casi "imposible" que el proceso de
relegitimación pueda concretarse exitosamente el próximo 28 de mayo. Así
mismo, la Red de Veedores de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) ha
arrojado series dudas sobre la confiabilidad de las "mega". La organización no
gubernamental estima que no estarían dadas las condiciones para garantizar la
transparencia dé la cita y advierte que no habría igualdad de condiciones para
los distintos aspirantes que protagonizan la contienda.
Las serias dificultades técnicas que amenazan al
proceso han planteado la posibilidad de declarar una situación de “emergencia
electoral". Los partidarios de esta tesis, que virtualmente supondría una
postergación general o parcial de la consulta prevista para el 28, de mayo,
sustentan su posición en que el CNE habría incurrido en algunos errores que
habrían dificultado la correcta aplicación del cronograma electoral. Según
este criterio, para que una operación de altísimo calibre como la que está
planteada llegara a feliz término, resultaría indispensable que el
"rompecabezas" estuviera perfectamente armado. Y a juzgar por los argumentos
que esgrime la Red de Veedores de la UCAB, esta máxima no se cumpliría. Las
piezas del juego no cuadrarían completamente. De allí las suspicacias que han
surgido en torno al eventual caos que podría surgir si no se toma una decisión
contundente sobre este delicado asunto.
Consideremos nada más -antes de mencionar cuáles
son las razones técnicas que se aducen pera poner en tela de juicio la
pulcritud de los comicios- que estas complejas e inéditas elecciones
contemplan la designación del Presidente de la República; de los miembros del
Parlamento Andino y del Latinoamericano; de los diputados a la Asamblea
Nacional; de los gobernadores de estado; de los representantes de los consejos
legislativos regionales; del alcalde mayor de la Zona Metropolitana y los
ediles de esta circunscripción; de los alcaldes y concejales de todo el país;
y de los integrantes de las juntas parroquiales. Frente a este vasto universo
al que deberán enfrentarse los once millones y medio de electores, la
percepción que tienen las organizaciones involucradas en el proceso es que el
CNE -cuyos directivos, por cierto, no cuentan con suficiente experiencia en la
coordinación de eventos de esta naturaleza- todavía no estaría en capacidad
técnica de responder positivamente al tremendo reto que le espera. Y entonces
salta la hipótesis del "caos”.
La inquietud frente a una hipotética "anarquía comicial" se basaría en distintas razones. Se estima que el hecho de que el CNE haya mantenido abierto el proceso de postulaciones por encima de la fecha tope que se había pautado inicialmente (vale decir, el 16 de marzo pasado) y que, por si fuera poco, aún se estén realizando cambios a la base de datos de las candidaturas, ha resultado absolutamente pernicioso para garantizar la puntual ejecución de las distintas fases del proceso. Esta suerte de permisividad, por una parte, y de desorganización, por la otra, en las que había incurrido el organismo electoral constituirían el "pecado original” que estaría conspirando contra la eficacia de los comicios. La demora en fa ejecución de esta primera etapa del proceso arrojarla efectos colaterales nada alentadores para sellar la Credibilidad y legitimidad de las "megaeleccíones". Las "secuelas" de tal informalidad han sido identificadas por los veedores del proceso. Ellas serían:
Las fallas técnicas, que amenazarían la transparencia. de las elecciones generales. del 28 de mayo han contribuido a darle cuerpo a la tesis de la postergación de parte o de todo el Complejo proceso. Pero más allá de los elementos que servirían de sustento a este escenario (y que lucen razonables a la luz de los argumentos esgrimidos por la red de veedores y confirmados directamente por las fuentes que hemos consultado) también se manejarían otros factores -que no serían ya las meramente operativos ni los explícitamente manejados por los actores en pugna-- que hipotéticamente estarían orbitando alrededor de la carta de la prórroga de la jornada comicial. Esa seria la otra parte del “rompecabezas" que hemos estimado interesante ponderar (como si se tratara de una doble lectura de los hechos) en vista de la trascendencia que tiene para el futuro del país esta contienda electoral.
Razones veladas
En este contexto, y al margen de las incidencias
técnicas que estarían impidiendo el adecuado desarrollo del proceso electoral
venezolano, surgen grandes interrogantes, no sólo en torno a las posibles
razones de esta suerte de anarquía organizativa en la cual este sumida el CNE,
sino también en relación con los eventuales efectos que podrían derivarse de
una hipotética postergación de los comicios del próximo 28 de mayo.
Las interrogantes aludidas sugieren, de hecho,
la existencia de un clima político y militar crecientemente complejo, que está
contribuyendo a una vertiginosa multiplicación de los factores de riesgo que
afectan a Venezuela, y a la conformación de un ambiente de inestabilidad,
cada vez más agresivo, cuyas consecuencias trascenderían del plano
exclusivamente electoral, hasta tocar, Incluso, la propia naturaleza pacifica
que el oficialismo le ha atribuido a todo el proceso revolucionario.
Todas estas dudas -que orbitan alrededor de la
verdadera postura presidencial arte el desorden técnico del CNE, y alrededor
de impacto de una eventual postergación de los comicios- han dado lugar a la
configuración de un cuadro en extremo peligroso, dominado por el incremento de
las tensiones hacia el interior de la FAN, donde se desarrolla, en este
momento, un crudo,-y. definitorio- debate, en torno a la posibilidad práctica
de garantizar el orden y la tranquilidad durante los días anteriores y los
posteriores al proceso. Ya sea que éstos logren, efectivamente, realizarse el
domingo próximo, o que, por el contrario; deban ser postergados a causa de las
insuficiencias técnicas del organismo electoral.
Cuando aludimos las interrogantes existentes en
torno a la postura del presidente Chávez frente a la tesis de una postergación
de los comicios, nos referimos a las versiones contradictorias suministradas
por fuentes del propio oficialismo; que revelan situaciones no del todo
claras. Para algunos, resultaría evidente que el jefe del Estado estaría
evitando a toda costa el diferimiento del proceso, en tanto que, para otros,
el primer mandatario estarla -contra "el librito" y contra toda lógica- al
frente de una supuesta maniobra táctico-política, orientada a postergar las
elecciones, con propósitos que analizaremos más adelante.
Frente a tan complicada circunstancia, veamos a continuación los factores que pudieran beneficiar cualquiera de las dos posturas...
Razones de Chávez para oponerse al diferimiento
Por diversos motivos, ¡a postergación representaría un contundente golpe político, en tanto que:
Revelarla la incapacidad de un CNE designado "a
dedo". por el propio mandatario y por sus más relevantes operadores políticos.
Le otorgaría las razón al sector opositor que,
en ocasión de la convocatoria de elecciones, reivindicó, primero, la necesidad
de designar un CNE plural, y fuego, de realizar las elecciones, respetando los
lapsos contemplados en la propia Constitución Bolivariana, y los cuales, como
se sabe, fueron desestimados para evitar que el factor "tiempo" afectara la
popularidad del presidente y, en, consecuencia, su relegitimación.
Potenciaría las dudas -en este caso del
"soberano"- sobre la competencia y la capacidad gerencial de la nueva ciase
política patriótica, cuyas aptitudes quedarían todavía más cuestionadas. Ya no
sólo en el plano que corresponde al manejo de los más importantes asuntos
inherentes al Estado (como la generación de satisfacción colectiva en materia
económica y social), sino también en el plano estrictamente político, donde,
por sí fuera poco, vienen presentándose eventos (como el de las acusaciones
sobre corrupción) contrastantes con las banderas enarboladas desde la acera
revolucionaria.
Contribuiría a obscurecer, en general, el
proceso electoral que se desarrollaría a la postre, el cual sería objeto de
mayor vigilancia y control por, parte de los sectores no comprometidos con el
proyecto patriótico; una posibilidad que, como parece obvio, no debe ser
ponderada con simpatía por parte del segmento oficialista.
Descubriría, de forma fehaciente, la falta de
transparencia con que han sido preparados los comicios y las manipulaciones
públicas desarrolladas desde el CNE, cuya credibilidad quedaría totalmente
aniquilada.
Restaría legitimidad al proceso de
"relegitimación" de las instituciones públicas, cuyo nacimiento estaría
signado por el fantasma del desorden, del fraude, de la manipulación: lo
-cual, a su vez., tendería a abultar el listado de semejanzas entre la IV y la
V República y a extender, también, las dudas en torno a la autenticidad del
denominado "proceso".
Impulsaría la tesis de una necesaria
reorganización del CNE. Es decir, de una oblígante designación de nuevos
miembros del cuerpo, que; quizás, no garantizaría una pronta celebración de
los comicios ("factor tiempo"). No olvidemos que las presiones para el
remozamiento del CNE, pudieran ser sucedidas por una fuerte exigencia de
pluralidad por parte de muy diversos sectores de la sociedad, así como también
de un intenso proceso de negociaciones, entre éstos y el oficialismo, que
harían poco factible la realización de elecciones en un lapso de quince días o
un mes. Sobre todo porque, si se diera el caso de un cambio en el "bullpen",
los. nuevos gerentes electorales deberán contar con el tiempo suficiente para
ponerse en autos, antes de completar la organización de la jornada comicial.
Al contrario, en el caso de que no procediera un
cambio en la directiva del CNE, podrían incrementarse las sospechas de que las
elecciones no serán todo lo transparentes que requiere un proceso como el de
la "relegitimación" institucional. Relegitimación ésta que, por cierto, sólo
ocurriría entonces de manera estrictamente formal, pero sin generar la
saludable credibilidad de la opinión pública en los nuevos poderes públicos.
Expondría al presidente a la eventualidad de una
indeseable y sorpresiva caída de su popularidad, con consecuencias inevitables
para su futuro inmediato.
Quedaría revelado ante el sector militar, la incompetencia de la nueva clase política revolucionaria, cuya incapacidad no sólo se limita (como dijimos con anterioridad) al manejo de la administración pública y del Estado, sino también al manejo de asuntos políticos de tanta relevancia como la organización de unos comicios.
Razones de Chávez para-apoyar el diferimiento
Aunque menos numerosos, los motivos por los cuales el presidente podría estar abonando el terreno para el diferimiento de las, elecciones del 28-M (como lo advierten algunas fuentes) no lucen, sin embargo, débiles. Veamos algunas hipótesis:
El temor
ante. la posibilidad de
que los comicios puedan arrojar un eventual resultado sorpresivo. Nos
referimos, específicamente, a una victoria cerrada de Chávez
(1), a un triunfo
muy precario de Arias (2) frente al presidente, o a un virtual empate técnico.
Resultados todos que surgirían a raíz de un inusitado desplazamiento de
electores (bien sea del "chavismo light" o del sector indeciso) hacia la
opción representada por Arias y que, sin duda alguna, podrían contribuir a
potenciar los riesgos de un incremento de la violencia electoral, con
repercusiones muy peligrosas en el seno de la FAN (Ver capítulo posterior). En
este caso, el primer mandatario se inclinaría por favorecer la postergación de
las elecciones, para contar con más
tiempo
para
debilitar más contundentemente a Arias, cuyo
discurso -pensaría él- no estaría en condiciones
des
reoxigenarse. De
este modo, Chávez podría
calcular que, dadas las debilidades personales de su contendor, a este no le
sería posible producir cambios drásticos en su desempeño como candidato, en el
tiempo que transcurriría desde el diferimiento hasta la celebración definitiva
de los comicios.
Asimismo, entre los objetivos del presidente, se
contaría su interés por auspiciar la desmovilización del sector anta-chavista
de la población venezolana que, desde su perspectiva, se desesperanzaría al
observar un proceso electoral colmado de interrogantes y a un candidato
opositor que tampoco logra "mantener su ritmo" impuesto por la postergación.
De igual forma, no es descartable que Chávez
desee, por el contrario, contribuir a dotar al proceso de la transparencia de
la que adolece, y la cual resulta imprescindible para garantizar el feliz
nacimiento de la V República, cuyas instituciones -calcularía- necesitan del
sólido respaldo de la legitimidad, más que de la legalidad.
El anterior propósito no sólo tendría efectos
internos sino también externos, toda vez que la disposición de Chávez a
aceptar un diferimiento, en beneficio de la transparencia, le permitiría
exhibirse internacionalmente como un mandatario respetuoso de las formas
democráticas. Mucho más si este diferimiento surgiera de una recomendación de
los observadores internacionales, que, aún sin manifestarse todavía
públicamente, respaldan la tesis de la postergación ante el desorden
generalizado del CNE y el incumplimiento del calendario electoral. Así, el
presidente no solamente ganaría legitimando su proceso revolucionario, sino
también neutralizando, de nuevo, las dudas que frente a él posee la comunidad
internacional.
Completar el propósito de la relegitimación
también pudiera estar en la agenda del presidente, cuyos candidatos regionales
vienen experimentando en las últimas dos semanas un, crecimiento lento, pero
sostenido. En este sentido, Chávez pudiera estar ponderando la posibilidad de
que el diferimiento le serviría para terminar de catapultar a sus abanderados
en la provincia, quienes, quizás, verían mejorar todavía más sus posiciones en
el lapso que transcurriría entre el diferimiento y las elecciones.
Es probable, asimismo, que Chávez piense -desconocemos si errónea o acertadamente- en que una postergación le otorgue tiempo para contener, al menos por unas semanas más, el peligroso clima de inconformidad que viene produciéndose en el seno de la FAN. Un tiempo que, desde esta perspectiva, le sería útil para negociar o finiquitar algunos cambios importantes en el estamento militar, para desplazar a quienes, en este momento, se teman en serio la hipótesis salvacionista.
Vistos los anteriores razonamientos, luce claro que el tema de la postergación no representa una decisión política fácil. Todo lo contrarío, sus consecuencias, para ambos casos, perecen en extremo riesgosas porque dependen de la manera como el "soberano" y la opinión publica asuman el diferimiento, así como también de la forma como las diferentes comandos de campaña (el de Chávez y el de Arias), consigan aprovechar las circunstancias.
Arias ante la postergación
Para efectos del análisis veamos, a vuelo rasante, si una postergación de los comicios favorece o perjudica al candidato opositor.
Arias se favorece
Al obtener más tiempo para producir cambios en
el ánimo y en la inclinación de voto de los electores.
Al contar con un elemento a la mano para
demandar la falta de transparencia y movilizar a su electorado cautivo.
Al tener nuevos argumentos para comprobar la
incapacidad gerencial y política de Chávez y de seis operadores políticos.
Al conseguir una veta para atacar al presidente,
ya no sólo por su incapacidad en términos de la administración del Estado,
sino también por su empeño de invadir ámbitos tan importante como el
electoral.
Al proporcionarle a la FAN un nuevo alegato en contra de la capacidad, aptitud e idoneidad del presidente para asumir la conducción de un proceso harto complejo, que está amenazado por el germen de la violencia y la anarquía.
Arias se perjudica
Si no alcanza a aprovechar el tiempo para
producir cambios en su estrategia. Aludimos a cambios que, necesariamente,
deberían estar orientados, a captar el voto del electorado flotante y del
chavismo light.
Si le resulta imposible apresurar el ritmo de
crecimiento, con el propósito de provocar el "cruce" de las tendencias que le
facilitaría la tarea de quebrantar el mito de la invencibilidad del
presidente. Es decir, neutralizar la principal amenaza a la cual se enfrenta
en esta campaña: la certeza, mayoritaria, de que. sólo el presidente está en
condiciones de ganar la batalla.
Si no consigue mantener el ritmo y reoxigenar su
discurso, que ya exhibe síntomas de agotamiento.
Si se ve impedido de contener la ofensiva
propagandística de la que sería objeto para atacar sus vulnerabilidades y la
de su entorno (Urdaneta, Garrido)
Si la campaña adquiere un tono todavía más altisonante y violento que pueda dar lugar, quizás, a una intervención militar, destinada, ahora, a sacar del juego tanto al presidente de al República como a Arias. En otras palabras, una intención destinada a destruir, en general, el denominado “febrerismo".
Los organismos Internacionales
En medio de toda esta circunstancia, y a
sabiendas de que el diferimiento tenderá a generar posibles cambios en el
clima de opinión y en los ambientes de respaldo de los distintos candidatos,
es evidente la dificultad en la que se encuentran los organismos
internacionales que vigilan los comicios, y cuyos representantes -según hemos
sabido- no desconocen las consecuencias de cualquier decisión en ese sentido.
Como quiera que la postergación de los comicios
generaría eventuales cambios en la conducta de, los electores (con sus
subsiguientes efectos en los comandos, en la conducta, de los candidatos y en
la FAN), los observadores externos se hayan ante dos opciones:
Solicitar la postergación, asumiendo que ésta le acarrearía riesgos institucionales al país (3) o, al contrario, avalar la celebración de las elecciones, con la certeza de que sus resultados darán lugar a episodios no menos indeseables para la institucionalidad democrática. En pocas palabras, a los observadores externos les correspondería escoger entre dos tipos de caos: el que pudiera darse como producto de una solicitud como la planteada, o el que, quizás, sobrevendría cuando en pleno proceso surjan complicaciones difíciles de conjurar. Léase: impugnaciones masivas, violencia generalizada y eventual intervención de la FAN. Situaciones todas a las que debe agregársele el riesgo de una erosión de la credibilidad de los propios observadores (algunos de los cuales gozan de un gran prestigio), en el caso de que le den la luz verde a un proceso que no estaba listo para desarrollarse.
La FAN ante la crisis electoral
Ante esta delicada situación de incertidumbre en el panorama electoral, toda la atención, como es obvio, está confluyendo sobre la FAN. Ante la posibilidad de que puedan posponerse o no los comicios del 28 de mayo, los distintos sectores del país vuelven sus miradas hacia la institución que podría, con su reacción, asentir o rechazar una decisión de tal naturaleza. Y es que convertida en el pilar fundamental del proceso revolucionario, la institución se debate en estos momentos entre la alta politización impulsada por los dos candidatos presidenciales y el creciente malestar del llamado grupo "institucionalista” (4), que intenta resguardar la verticalidad y la no deliberancia que alguna vez prevalecieron en los cuarteles. De acuerdo con fluentes castrenses, este sector “institucionalista", cada vez más voluminoso, estarla evaluando distintos elementos que colocan en una situación muy comprometida la estabilidad política y la continuidad del régimen:
En primer lugar, habrían observado con
preocupación la actividad, que estaría desplegando el jefe del Estado en cada
una de sus, giras al interior del país, preludio de una situación de alta
conflictividad política y electoral, que pudiera derivar, a su juicio, en una
intervención obligada de la FAN. Las informaciones obtenidas indican que el
primer mandatario, a sabiendas de un rechazo cada vez más visible en la
oficialidad, estaría estimulando la consolidación de grupos de milicianos,
conformados por militantes emeverristas armados
(5) y efectivos de
bajo rango, los cuales tendrían, además, vínculos estrechos con las FARC y con
militares cubanos, quienes estarían participando (de forma activa y directa)
en su adiestramiento y formación. De acuerdo a esta hipótesis, los objetivos
de estos activistas estarían centrados en la defensa de la "revolución”,
dirigida por el presidente, una vez alcanzara la preciada relegitimación. Se
trataría entonces, de un reflejo ante la sospecha que factores internos en la
FAN no descansarían hasta sustituir a Chávez en e1 máximo cargo de la
administración pública, apoyados por sectores de la "oligarquía" y por las
actividades de grupos extremos
(6) que abonarían el terreno tratando de obtener
dividendos en medio de la confusión. Por otro lado, dicen, también pudieran
activarse ante la posibilidad de que pueda haber un empate técnico en los
comicios del 28-M entre ambos contendores. En este caso la-respuesta inmediata
de estos grupos tendría como fin último anular a los “aristas”, militares y
civiles, en sus intentos por defender una eventual victoria de Arias Cárdenas.
El segundo elemente muy vinculado con el
anterior, que ha llamado la. atención de los sectores “Institucionalistas", es
el que tiene, que ver con el anuncio presidencial acerca de la activación de
treinta mil reservistas de la FAN. Las fuentes revelan la existencia de cierta
incomodidad que en la alta oficialidad, ante la sospecha de que en las filas
de los reservistas pudieran infiltrarse elementos entrenados (desde el punto
de vista militar y político) por los grupos de milicianos. En este sentido la
nueva estructura militar que estaría siendo diseñada por el alto gobierno
trataría, de este modo, de anular cualquier intentó dé oposición interna al
proceso revolucionario y al presidente Chávez, tal como lo habría recomendado
el guión ceresoliano. Así, los oficiales serían vigilados de manera permanente
por sus subalternos, quienes responderían a una jefatura de mando paralela.
En tercer lugar, relacionado con la nueva misión
de la FAN, llama la atención a los segmentos “institucionalistas” el proyecto
presidencial de someter la totalidad de la estructura castrense a la
jefatura única del Estado Mayor General. Con ello temen que la fuerza de
tierra sea la única depositaria del control total del componente armado,
mientras que la Armada y la Aviación figurarían apenas como entes auxiliares
del primero, sin autonomía de mando, logística, ni presupuestaria. Para estos
sectores, la situación se agravaría al analizar la centralización de los
servicios de inteligencia, mediante la Ley Orgánica de Seguridad Nacional, en
cuyo diseño estructural estarían trabajando desde hace meses los funcionarios
del G-2 cubano que se encuentran en el país.
El interés creciente del jefe del Estado en el tema de la guerrilla colombiana, Cuba, China y las conexiones árabe-libanesas, serían otra punto de alta fricción con el "institucionalismo". En general, el modo de conducción gubernamental de la po1itica exterior y el de la política militar internacional, parecen configurar puntos muy importantes para que estos segmentos institucionalistas crecieran en número e influencia dentro de las filas castrenses. Sin embargo, el curso que han tomado las relaciones con Cuba y las operaciones abiertas que vendría realizando la guerrilla colombiana con otros factores subversivos de América Latina, a través de la oficina de intereses que mantienen las FARC en la Casa Amarilla, servirían de detonante para un rechazo más abierto y más visible. Las deterioradas relaciones con Washington y el punto de cambio de uniforme por uno de confección y diseño originarios de Pekín, añadirían elementos que, sumados, contribuyeron a elevar la temperatura castrense.
A partir de los factores mencionados, los grupos "institucionalistas” estarían evaluando su rol frente al proceso electoral y el futuro inmediato que se desarrollaría a partir de la victoria de uno u otro candidato. La certeza de que el proceso de transición no culmina. el 28-M sino que, por el contrario, sobrevendrán nuevas fases de inestabilidad, estaría estimulando la evaluación de opciones intervencionistas antes o durante el 28-M. Al presumir que el futuro de la FAN y del país estarla seriamente comprometido con el triunfo de ambos candidatos, estos grupos considerarían echar mano a la "tesis salvacionista": aquella que tendrían preparada para "poner orden" en el caos que amenaza con la integridad nacional y con la permanencia de la institución castrense.
En este sentido, para ellos, el triunfo de
Chávez no garantizaría en modo alguno la reorientación del “proceso". Por el
contrario, estiman como inminente la agudización de la crisis y la invariable
confrontación, cada vez mas dura, con los factores que resienten de las
pretensiones hegemónicas del proyecto. El presidente, a su juicio, seguirá
promoviendo la sobre exposición pública de la FAN, la cual terminará por cargar
con la responsabilidad de los déficits gubernamentales. No esperarían el
decaimiento inercial del primer mandatario por cuanto sospechan que pudieran
ser víctimas de un proceso de purgas, internas que los dejaría fuera del
juego: los puestos de comando serían "tomados" por factores probadamente
leales a la revolución. A su juicio, prueba de ello fueron los rumores, hace
quince días, acerca de una hipotética sustitución intempestiva del actual jefe
de Defensa, el general Ismael Hurtado Soucre, a quien se lo reconoce como el
máximo lideres del grupo “institucionalista”
(7). Las Informaciones
de acuerdo con las cuales su sustituto sería el jefe del CUFAN, general García
Ordóñez, habrían provocado la filtración a la prensa de una información que
sugiere la nacionalidad colombiana del mismo, junto con su hermano, también
oficial, como una manera de detener la sorpresiva decisión presidencial.
En el caso de Arias, consideran que su incursión en la contienda introdujo, de igual manera, elementos perniciosos de politización en la FAN. Asimismo, un eventual triunfo de este candidato no presupone en modo alguno la tranquilidad para la FAN. Todo lo contrario, a su entender, se verían obligados a enfrentar la guerra de guerrillas que el mismo Chávez les ha anunciado en varias ocasiones durante la campaña electoral. Tampoco acabaría con la subversión interna. Los grupos castrenses chavistas, por clientelismo o por ser creyentes verdaderos de la aplicación del esquema ceresoliano, pudieran motorizar un movimiento desestabilizador al mejor estilo "comacate", liderado por Chávez desde la oposición.
Por tanto, la eliminación de la confrontación
entre ambos contendores pareciera ser, a su juicio, la única medida que
serviría de alivió a una escalada de crisis, violencia y desestabilización.
Sería además la oportunidad para anular al “febrerísmo”: algo que se nutre y
alimenta, por igual, de las acciones de Chávez y de Arias Cárdenas. En fin, es
la vuelta a la “normalidad castrense", el predominio de la verticalidad.
Constituye la restitución de1 peso de las jerarquías y grados militares,
realidad que, de acuerdo con el parecer de estos sectores, se desfiguró desde
que un teniente coronel investido con el poder de 1a máxima magistratura,
comenzara a impartir órdenes, vestido con su uniforme correspondiente, a sus
superiores jerárquicos y de antigüedad.
Este difícil clima que atraviesa la FAN viene a agravarse por la situación de emergencia electoral y el asomo de una probable postergación de las elecciones. Sobretodo porque, de acuerdo a fuentes castrenses, no hay una posición uniforme el respecto. De acuerdo fuentes consultadas, extrañamente la única fuerza que estaría dispuesta a convalidar la prórroga de los comicios sería 1a que dirige el general de división Lucas Rincón Romero, es decir, el Ejército. Mientras que el resto de los componentes militares estarían reacios a la determinación de una nueva fecha para la realización de la jornada megaeleccionaria. Es por ello, que para algunos y en contra de toda lógica, es probable, que detrás de la jugada de la suspensión podría estar la figura del propio jefe del Estado, quien, con ello, pudiera ganar tiempo para resolver el problema de la transferencia y de la conspiración masiva que se estaría produciendo en la institución.
(1) Vale destacar que un triunfo cerrado de Chávez frente a su opositor representaría en términos políticos su derrota. En particular si el presidente no consigue erigirse como el portavión de sus candidatos regionales de aquí al 28-M y si tampoco lograra imponerse con una mayoría calificada en el seno de la ANC. En ambos casos el jefe del Estado no vería completado el objetivo único de la llamada "relegitimación de poderes", que no es otro que la obtención del poder total...
(2) Este triunfo cerrado de Arias (desmentido por las propias encuestas) ocurriría si acaso se cumplen los pronósticos y proyecciones de los numerólogos, paras quienes no se puede descartar lo posibilidad de que la brecha se cierre la próxima semana o de que los entrevistados de los barrios populares no están siendo sinceros al manifestar su intención de voto
(3) Los-observadores, de acuerdo con las informaciones recogidas, temen que la solicitud de postergación de los comicios consiga resistencia en el presidente Chávez y en sus aliados, en vista de los posibles efectos que esta pueda tener en el ánimo de la opinión pública y del electorado.
(4) Debe advertirse que no se treta del institucionalismo democrático, como de forma acostumbrada se identifica a los sectores castrenses respetuosos del estado de derecho y de las normas democráticas de convivencia. En este caso, el grupo “institucionalista” defiende la condición militar, el carácter exclusivista y marcial de las filas castrenses, el comportamiento y lenguaje propio de los militares y la misión de defensa y seguridad que ejercen en el territorio nacional.
(5) En este sentido, las armas desaparecidas de las intentonas golpistas del 4-F y 27-N, que denunció el ex director de la DISIP, Jesús Urdaneta Hernández, estarían siendo utilizadas para esos fines.
(6) Grupos que desde ya afirman que Chávez habría traicionado los verdaderos principios de la revolución.
(7) O, en su defecto, el que habría permitido la articulación y el fortalecimiento de los sectores castrenses opositores a Chávez.