Con Chávez manda el pueblo
La propuesta de Hugo Chávez para continuar la revolución
Venezuela, agosto de 2000
I. La actual encrucijada de las relaciones internacionales
El mundo de hoy se enfrenta, como una cuestión de supervivencia al imperativo de superar el modelo de la Globalización, resultante de la proyección del neoliberalismo en el ámbito internacional. Dentro de él se abre paso de manera alternativa un modelo democrático y justiciero de bienestar nacional y local, que pretende rescatar valores humanos y espirituales, mediante el establecimiento de una cooperación internacional solidaria.
Así como hay aspectos negativos, es innegable que hay aspectos del fenómeno globalizador que podrían ser aprovechados favorablemente. Es conocido que la Revolución de la informática ha servido para la concentración del poder comercial. Ella también podría servir para la democratización, la descentralización y la formación de coaliciones nacionales o internacionales de nuevos actores.
Pareciera que hoy en día se está inaugurando el tiempo del liderazgo de la sociedad civil, no comprometida con los grandes poderes económicos y políticos.
Lo anterior habrá de tener consecuencias en el mundo corporativo-económico, enfrentado a cambios profundos generados por su propia dinámica que incluyen, entre otras, la posibilidad de un nuevo capitalismo con sensibilidad social y ambiental.
En el desenlace de todo el anterior juego de fuerzas yace el futuro de las relaciones internacionales.
II. Logros tangibles de una política
Se han obtenido logros muy importantes en la promoción de los intereses nacionales en el exterior. La diplomacia venezolana es observada con sumo interés y respeto en todas partes del mundo, por su dinamismo, su apego a las normas del derecho internacional, por su disposición a promover un mundo multipolar y solidario. Particular énfasis se ha puesto en la defensa de la soberanía nacional, en el fomento de la integración latinoamericana y caribeña, en la revaloración del diálogo Sur-Sur y, por lo tanto, de los organismos multilaterales que agrupan a los países de América Latina y del Caribe, Asia y África. Venezuela ha tenido una amplia autonomía para aprovechar las oportunidades que ofrece la Globalización, así como para evadir sus amenazas y riesgos.
Al moverse con flexibilidad y audacia en la escena internacional, busca aliados e interlocutores en función de los intereses superiores de la Nación.
Para la promoción del diálogo Sur-Sur, Venezuela se inspira en las mejores tradiciones de solidaridad que atesoran sus pueblos, con el objetivo de impulsar políticas que contribuyan a lograr un desarrollo económico y social realmente humano.
Desde esta perspectiva se hace imprescindible el diseño de una plataforma que permita la realización de programas específicos en concordancia con los países del Norte desarrollado. De allí la importancia que otorga, por ejemplo, al fortalecimiento de foros como el Grupo de los Quince, el Grupo de los Setenta y Siete, el Movimiento de los No Alineados, el Grupo de Río y otros de concertación política y económica como la Comunidad el Mercado Común del Sur y la Asociación de Estados del Caribe.
Del mismo modo, Venezuela desarrolla una seria y responsable diplomacia petrolera. Ha contribuido al fortalecimiento de la OPEP mediante la defensa de los precios del petróleo; política que ha permitido una recuperación de éstos hasta niveles justos para los productores y aceptables por los consumidores, al tiempo que activa mecanismos, como el Acuerdo de San José, para favorecer con líneas de crédito a países centroamericanos y caribeños.
Venezuela se está moviendo fluidamente y sin complejos en el tejido de la globalidad. Mantiene las mejores relaciones con el país que más influencia tiene hoy en la arena internacional: Estados Unidos. Con él cultiva –y se propone desarrollar aún más– una relación de amistad y de respeto mutuo. Venezuela se propone ampliar sus vínculos con el país hacia el cual va el grueso de nuestras principales exportaciones y desde el cual viene la principal corriente de inversión extranjera.
Esta es una buena oportunidad para ratificar la indestructible amistad que existe entre el pueblo venezolano y el estadounidense, así como para subrayar que entre los gobiernos de ambos países existen las mejores relaciones diplomáticas.
Conviene a Venezuela mantener y desarrollar relaciones muy estrechas con países del mundo árabe y persa; ambos pertenecientes a la civilización islámica. La relación con este mundo no sólo es necesaria desde el punto de vista económico (ya que a él pertenecen países que integran a la OPEP), sino que, además, con la mayoría de ellos se tiene afinidades culturales, enraizadas en tiempos de la Venezuela colonial, a través de la influencia de la civilización árabe-islámica presente en la Península Ibérica, cuyo legado recibimos de la metrópoli española de entonces. Y deben valorarse, además, los aportes de las recientes corrientes migratorias que han dejado su impronta en la cultura nacional. Rechazar culturas que no forman parte de la tradición occidental, es una expresión de racismo y de discriminación cultural. Es obvio que, por muchas razones, a Venezuela le interesa impulsar las relaciones con el mundo árabe e islámico. Hasta ahora no se ha valorado la importancia que esos países y culturas tienen para nosotros. Baste mencionar que con los diez países de la OPEP, Venezuela apenas ha firmado siete acuerdos bilaterales. Y conste que, con algunos de ellos tenemos más de cincuenta (50) años de relaciones diplomáticas.
III: Hacia una política exterior de nuevo signo
Venezuela, por razones históricas; amén de la identidad latinoamericana y caribeña cuyo patrimonio nos es común, mantiene con el gobierno y pueblo de Cuba relaciones amistosas. Se ha opuesto, como todos los países que forman parte del Grupo de Río, de la Comunidad Andina de Naciones y de la Asociación de Estados del Caribe, al bloqueo contra la isla y ha pedido su levantamiento para que este país se integre plenamente al circuito económico y político de las Américas.
Los cubanos en forma autónoma se han dado un modelo polítco-económico que Venezuela respeta. Que se valoren –como en efecto lo hacen analistas desprejuiciados– aspectos particulares de esa realidad no significa que haya planes para implantar en nuestro suelo el modelo cubano ni ningún otro modelo importado. Los cambios que cada pueblo realiza responden a realidades políticas, económicas y sociológicas, que siempre son únicas e irrepetibles.
Con Colombia mantiene Venezuela especiales relaciones de cooperación. La frontera compartida es la más dinámica del país. El intercambio comercial y las inversiones mutuas han alcanzado niveles considerables. Colombia es hoy, el tercer socio comercial de nuestro país. Desde 1998 se ha producido un declive en el comercio bilateral como consecuencia del impacto de la recesión mundial y la nacional que ha afectado a estos dos países. El declive del comercio, por tanto, no ha sido determinado por situaciones como la suspensión del trasbordo carretero, en la frontera venezolana, cuya solución se negocia en la actualidad en el Tribunal Andino de Justicia. Esta situación es el resultado de factores de mayor entidad. En el caso venezolano la recesión económica es la consecuencia de un largo y profundo deterioro de la capacidad productiva del país. Hay perspectivas, sin embargo, de que el comercio y la inversión bilateral se reactiven. Venezuela se encamina a recuperar la dinámica del progreso, como lo pronostican organismos internacionales que observan el crecimiento económico de los países.
En el ámbito político-diplomático las relaciones de Venezuela con Colombia, pasan por su mejor momento. Así lo han ratificado los Presidentes en su última reunión de Santa Marta. Allí se adoptaron medidas fundamentales para impulsar las relaciones bilaterales. Se reactivaron las Comisiones Presidenciales: la Negociadora, (CONEG) y la de integración y Asuntos Fronterizos (COPIAF), mediante el nombramiento de nuevos miembros, y se constataron los resultados positivos de la Comisión Militar Binacional Fronteriza (COMBIFRON).
Venezuela ha jugado un papel muy positivo para la búsqueda de una salida negociada al terrible conflicto que padece la hermana república desde hace varias décadas y respalda la "diplomacia para la pazª que se impulsa en Colombia.
Una parte importante de la política exterior de Venezuela es la integración latinoamericana y caribeña. Es pertinente subrayar que la Globalización no es ajena sino complementaria con los procesos de integración que se llevan a cabo a escala mundial. Los países se integran por sus afinidades históricas, culturales y la proximidad territorial, para ampliar sus espacios de actuación en todos los continentes. Los bloques regionales son una realidad incontestable de nuestra era. Pretenden, de ese modo, aumentar su poder de negociación en el concierto de las naciones. América Latina y el Caribe, a partir de sus afinidades múltiples, deben concertarse para defender sus propios intereses. Los bloques no. han sido creados para confrontarse los unos a los otros. Responden a la búsqueda de nuevos equilibrios a escala planetaria. Por eso Venezuela impulsa la integración de las Naciones de América Latina y el Caribe. Este ideal no es sólo un mandato de nuestros precursores de la libertad, sino que es también una necesidad, de los tiempos actuales. La integración solidaria es un compromiso ético. La solidaridad entre los países no puede ser sustituida por la mercantilización de las relaciones diplomáticas. Venezuela aspira a que se consoliden y desarrollen los actuales esquemas de integración.
Con Brasil nos unen solidarios lazos. La posibilidad de una mayor integración de Venezuela y Brasil es absolutamente factible y necesaria. Nos referimos a las urgencias de integración en lo económico, en lo territorial, en lo energético. Trabajamos con intensidad para instrumentar los acuerdos de cooperación que se han firmado entre PDVSA y PETROBRÁS.
La defensa del Amazonas es otra prioridad de nuestra política exterior. Allí comparten intereses comunes ocho países, con el objeto de proteger y desarrollar el pulmón vegetal más grande del mundo. Los recursos ecológicos del área pueden servir para el impulso de un desarrollo sustentable de las naciones que comparten la Cuenca Amazónica. A esos efectos, Venezuela se compromete a proteger y defender el patrimonio histórico y cultural de las comunidades indígenas que la habitan. La preservación y defensa del medio ambiente, así como de los derechos ecológicos, constituyen políticas de Estado. De esta manera, se cumplirán en forma transparente los compromisos internacionales adquiridos por la República.
Otro gran pilar de esta diplomacia es el fomento de la cooperación internacional. De la vinculación con Asia, por ejemplo, han surgido asociaciones entre empresas de ese continente tanto públicas como privadas, con sus equivalentes en Venezuela.
La diplomacia económica es una dimensión fundamental del trabajo que se viene realizando a través de los agentes diplomáticos en nuestras Embajadas y Consulados acreditados ante los gobiernos del resto del mundo.
La diplomacia tradicional, basada solamente en la representación política y en la actividad protocolar, está siendo superada por la acción emprendida en el exterior. Se pretende que las Embajadas y Consulados se conviertan en centros de promoción de verdaderas iniciativas políticas y confieran alta prioridad a las actividades de proyección económica del país. El diplomático que necesita la Nueva República, debe tener una identidad absoluta con los intereses nacionales, para que pueda promover con dedicación y esmero las potencialidades de Venezuela.
La política exterior, en estos tiempos de revolución pacífica, democrática, justiciera y libertaria, se fundamenta en principios que emanan del Derecho Internacional vigente y de la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
La autodeterminación del país y la firme defensa de los fueros soberanos que le son inmanentes, son mandamientos sagrados de un irrenunciable compromiso. Es absolutamente imprescindible defenderlos, so riesgo de que el destino nacional pueda ser hipotecado a los indeseables efectos de la globalización. De lo contrario, la nación perdería la brújula y quedaría a merced de los intereses extranjeros que manejen o puedan dominar el contexto internacional contemporáneo.
Un componente de. la política exterior ha sido el respeto y la promoción de los derechos humanos. Consecuente con este principio, se han asumido las responsabilidades derivadas de aquellos dictámenes emitidos por órganos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, aunque las violaciones de estos derechos hayan sido responsabilidad de gobiernos anteriores. La Venezuela de hoy ha asumido el compromiso –y hasta ahora lo ha demostrado con creces– de respetar en forma irrestricta los derechos humanos de todos los ciudadanos. El derecho a la vida, a la libertad de expresión e información, entre otros han sido protegidos con determinación. En Venezuela se respetan plenamente los derechos humanos. En los medios de comunicación social se formula todo tipo de críticas y no hay, sin embargo, ningún periodista detenido o medio de comunicación allanado o cerrado.
Venezuela promueve la democratización de la sociedad internacional y de los órganos que la representan y acata y respeta los compromisos suscritos por la República, las resoluciones de los órganos internacionales y regionales de los cuales forma parte.
La promoción de un Nuevo Orden Internacional es, también, un principio que rige y guía la actividad del Estado venezolano. Venezuela se declara partidaria de un mundo donde las disparidades existentes entre los países del Norte y del Sur y, al interior de cada uno de ellos, se reduzcan.
La defensa y la promoción de la paz internacional es otra de las piedras angulares de la política exterior venezolana. Damos la mayor importancia a que se logren soluciones negociadas a los conflictos que hoy afectan a diferentes regiones del globo. Condenamos cualquier expresión de racismo, xenofobia, machismo e intolerancia política y cultural, especialmente, cuando alguna de ellas pudiera desembocar en violencia.
Se lucha por alcanzar un mundo en el cual la solidaridad sea el principio rector de la acción de Estados que practican la colaboración y la cooperación recíprocas.
El pluralismo internacional constituye otro de los fundamentos de nuestra política exterior. Venezuela proclama la vigencia del concepto del Estado-Nación, sin prejuicios de carácter político, étnico o religioso; respeta las tradiciones de cada pueblo y tiene hacia ellas una positiva valoración. Considera que no hay pueblos superiores o inferiores –como lo sostiene el neoracismo– sino pueblos distintos.
Las relaciones con Guyana son muy importantes. Aunque Venezuela mantiene un litigio que se origina en el despojo territorial del cual fue objeto en la región de la Guayana Esequiba por parte de Gran Bretaña, entiende que el mejor mecanismo para defender derechos que considera propios, es el diálogo y la negociación. Por ello, saluda la participación del Secretario General de la ONU, a través del mecanismo del Buen Oficiante, ya que facilita la búsqueda de una solución pacífica al diferendo. Declara categóricamente que no recurrirá a salidas militares para resolver este litigio y procurará más bien avanzar pacíficamente en los múltiples planos que ofrece la relación bilateral. En este sentido, hace esfuerzos para que estas relaciones puedan ser lo más productivas en el campo del comercio y la inversión, privilegiando también la defensa del Mar Caribe como zona de importancia vital para ambos países. Por otra parte, considera que la industria del turismo es un campo que ofrece buenas posibilidades de cooperación mutua.
Venezuela ha desplegado, en pocos meses, una muy activa, dinámica y audaz actividad internacional. Todos los continentes, con excepción de Oceanía, han sido visitados: la mayoría de los países de Europa Occidental y Oriental, varios países de Asia y algunos de América. Se han efectuado numerosas visitas a Estados Unidos, Colombia y Brasil. Las altas autoridades nacionales han contactado a sus homólogos de todos los países latinoamericanos y caribeños, bien en visitas bilaterales, bien aprovechando eventos multilaterales que han tenido lugar en nuestro continente: Organización de las Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, Asociación de Estados del Caribe, Grupo de los Tres, Tratado de Cooperación Amazónica y la Comunidad Andina de Naciones. Nuestro país ha estado presente en foros que agrupan a los países del Sur, tales como el Grupo de los 15, el Grupo de los 77, el Grupo de Río y el Movimiento de los No-alineados. En todos y cada uno de estos foros, los intereses nacionales han sido defendidos con pasión y entusiasmo; se han establecido lazos de amistad con líderes de los más diversos países y se han firmado numerosos acuerdos, declaraciones y otros documentos diplomáticos que han fortalecido la presencia de Venezuela en el mundo.
IV. Proyectos estratégicos
Con base en las consideraciones precedentes se propone. impulsar los Proyectos Estratégicos que se enuncian a continuación:
1. Realización de la segunda cumbre OPEP
Venezuela ha convocado a los Soberanos, Jefes de Estado y de Gobierno de los países OPEP para que se reúnan en el marco de la Segunda Cumbre; evento histórico en los cuarenta años de la Organización, que se realizará en Caracas del 28 al 30 de septiembre de este año. La propuesta venezolana ha sido acogida por los mandatarios de los otros diez países de *la OPEP. Una convocatoria de este tipo hubiera sido infructuosa de no ser por el prestigio ganado con la política que se ha puesto en práctica destinada a defender precios justos para este hidrocarburo. Debido a ello, la invitación formulada por nuestro país, a través de la delegación venezolana que se entrevistó con todos los gobernantes de los Países Miembros de la OPEP, en julio de 1999, recibió una amplia acogida.
En los actuales momentos se adelantan con gran entusiasmo y responsabilidad los preparativos para acoger a las delegaciones de los países de la OPEP. Los Jefes de Estado harán una evaluación del camino recorrido por la Organización y trazarán las líneas maestras para su éxito. La OPEP, sin duda alguna, saldrá fortalecida, razón por la cual los países productores de petróleo estarán en condiciones de continuar defendiendo exitosamente sus intereses vitales. La Cumbre contribuirá a que se estabilicen los precios del crudo en el mercado internacional, creando un ambiente seguro para que los planificadores de los países productores y consumidores puedan diseñar con certidumbre sus respectivos planes de desarrollo.
2. Integración latinoamericana y caribeña
El sueño bolivariano de constituir la gran Confederación de Naciones Mestizas del continente aún tiene vigencia. No es una utopía. Se torna, más bien, una necesidad fundamental para darle solidez y consistencia a todas y cada una de las naciones de nuestro entorno político, cultural y geográfico. La integración tiene una dimensión amplia y multifacética. Es política, porque establece las bases programáticas para afrontar los retos y relacionamientos internacionales que la región, como un todo, tiene por delante. Es económica, porque explora las infinitas posibilidades que existen para ensanchar mercados, compartir experiencias científico-tecnológicas y para articular áreas de comercio e inversión. Es cultural debido a las raíces históricas, étnicas, lingüísticas y de otro tipo, que podrían dar a nuestra América mestiza un lugar más prominente y una identidad más señera en la escena internacional. Es militar, por cuanto establece mecanismos de coordinación entre las respectivas fuerzas armadas para proteger y defender los intereses colectivos, con base en una estrategia de paz compartida. Se trata de formar una especie de OTAN latinoamericana para la paz y no para la guerra; para la solidaridad y no para el conflicto; para la defensa y no para la agresión.
En este sentido la Cumbre Presidencial Suramericana convocada para septiembre del año 2000 en Brasil, se convertirá en un escenario privilegiado para reflexionar sobre estos temas y aproximar, aún más, los diferentes foros de concertación política y económica que hoy existen en ese ámbito continental.
3. Congreso anfictiónico
Rememorando el histórico Congreso Anfictiónico de Panamá, promovido por el Libertador Simón Bolívar en 1826, y en conmemoración de los 175 años de esa magna celebración, por iniciativa de Venezuela se realizará en Caracas el Congreso Anfictiónico. Todos los Jefes de Estado de los Países Bolivarianos se reunirán para diseñar una visión política compartida, de profundo contenido bolivariano y alcance continental y mundial. Será este evento, igualmente, un espacio para avanzar en la forja de la Gran Confederación de países latinoamericanos y caribeños.
4. La promoción de un mundo multipolar
Conviene a los intereses del mundo que se establezcan relaciones de equilibrio basadas en la coexistencia pacífica, la búsqueda consensual de la solución de conflictos y la sólida existencia de bloques regionales. Venezuela saluda la gestación de diversos mecanismos integracionistas: en América del Norte (Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN), en Europa (Unión Europea, UE), en África (Organización para la Unidad Africana, OUA), en Asia (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, ASEAN y el Foro de Cooperación Económica de Países de Asia y del Pacífico, APEC); entre otros.
Venezuela ve con simpatía la recuperación que experimentan las economías asiáticas, luego del efecto dominó que produjo la crisis financiera internacional por la acción depredadora de los capitales volátiles y especulativos, también conocidos como ´golondrinasª. Ve, asimismo con interés y admiración, a la Unión Europea del post Muro de Berlín, que busca superar aquellos bloques ideológicos nacidos de la tensión Este-Oeste. Registra con positivo optimismo los avances logrados a raíz de los acuerdos de Maastricht: la unión económica y monetaria; la política exterior y de seguridad común; la política de justicia y la constitución de la ciudadanía europea. Considera, al mismo tiempo, que el sostenido crecimiento económico de la República Popular China, con tasas del PIB que asombran al mundo, y su política "un solo país dos sistemas", son, entre otros, factores positivos que se desarrollan a escala planetaria.
Venezuela hará sus aportes para que ese mundo multipolar y equilibrado emerja lo más pronto posible, en aras de un sistema internacional más democrático, justo, equitativo y pacífico.
5. Relaciones con los países desarrollados y en desarrollo
Sin reservas de ninguna especie, Venezuela dará una alta prioridad a las relaciones con los países desarrollados. El diálogo Norte-Sur constituye una opción alternativa y necesaria. Del norte emana hoy el mayor flujo de capitales
para la inversión y las principales tecnologías de punta. Allí ha surgido la revolución tecnológica, en particular, la informática y la biotecnológica. El diálogo Norte-Sur es conveniente para el mundo en la medida en que ambos espacios se complementen y puedan establecer justos términos ' de intercambio que ponderen el valor de las materias primas y bienes que los países en desarrollo aportan al comercio internacional. Asimismo, es necesario que se establezcan condiciones equitativas de financiamiento que permitan la generación de riqueza y bienestar, tanto en el Norte como en el Sur, y se encare el problema de la deuda externa que alimenta la voracidad de los múltiples mecanismos especulativos del sistema prevaleciente y socava la viabilidad social y económica de los países que la padecen.
El diálogo Norte-Sur, sin embargo, no puede realizarse en detrimento del diálogo Sur-Sur, ya que los países que forman parte de este último ámbito geopolítico y geoeconómico, también necesitan apoyarse mutuamente para alcanzar un propósito que se plantean: el fortalecimiento de la justicia social internacional. En ese sentido, Venezuela apoya, decididamente, el fortalecimiento de los mecanismos y foros internacionales, que surgieron en el contexto de las luchas de liberación nacional contra el colonialismo. El fin de la Guerra Fría no ha mermado, sino que por el contrario ha revaluado, la vigencia e importancia de esos mecanismos y la necesidad de cooperación entre los países en desarrollo.
6. Presencia de Venezuela en el mundo
Venezuela actuará con autonomía y creatividad en todos los escenarios internacionales que considere convenientes para alcanzar los supremos intereses nacionales. En función de ello se dará gran importancia al ámbito Latinoamericano y Caribeño y, dentro de él, a los países que se encuentren en los espacios de las fachadas territoriales: la caribeña, la andina y la amazónica. De allí la atención que Venezuela presta a sus relaciones con la Comunidad Andina de Naciones y especialmente con Colombia; con Brasil; con Guyana y con su primer socio económico: Estados Unidos. Igualmente, al otorgar a Europa Occidental la relevancia que tiene para nuestro país, no desprecia las posibilidades que ofrecen las nuevas economías de los países en transición de Europa del Este. Por otra parte, se afianzarán también, las relaciones con África del Norte y África Subsahariana, a través de Argelia y Nigeria, países pertenecientes a la OPEP; asimismo con África del Sur por el liderazgo que este país ejerce en el área. En el mundo islámico, árabe y persa se dará relevancia a aquellos que integran la OPEP. Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Irán, Iraq, Libia y Qatar. En el Noreste de Asia se privilegiarán relaciones con Japón, China y Corea del Sur; mientras que en el sur de este continente se ponderará la importancia de Indonesia, por ser parte de la OPEP y de Malasia e India, por su significación política y económica.
7. Diplomacia económica
La realización de estudios para determinar la oferta exportable en cada país donde las Embajadas y Consulados estén acreditados y la búsqueda de inversionistas, serán una práctica constante de los organismos responsables de promover el comercio internacional. Se realizará un permanente seguimiento de las actividades que se desarrollen en esos campos, evaluando rigurosamente el rendimiento de los funcionarios diplomáticos por sus logros en la esfera económico-comercial.