Salutación de Año Nuevo al Señor Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, por parte del Cuerpo Diplomático y representantes de Organismos Internacionales acreditados ante el Gobierno Nacional
Casa Amarilla, 17 de enero de 2001
Presidente Chávez: Les prometo
que voy a ser breve. En verdad, constituye para mí motivo de muy especial
complacencia esta reunión, esta mañana de enero cuando comenzamos el año, el
siglo y el Milenio, para presentarles el tradicional saludo de Año Nuevo, la
tradicional salutación, no sólo a nombre del gobierno que me digno en presidir
sino a nombre de nuestro pueblo. Y saludo no sólo a ustedes, a sus dignas y
respetables personas aquí presentes sino que lo hacemos con la conciencia y con
el alma puesta en sus respectivos gobiernos y más allá, en el fondo de sus
pueblos, los pueblos del mundo, los pueblos de América, de Europa, de Asia, de
Africa y de Oceanía. Por eso esta reunión es muy importante, porque queremos que
nuestros saludos, que nuestras reflexiones lleguen hasta allá, hasta todos los
confines de la tieerra, y estamos seguros que va a ser así, porque sabemos que
ustedes son excelentes diplomáticos y muy eficientes trabajadores y cumplen
rigurosamente con sus funciones.
Ya decía el Excelentísimo y Reverendísimo Nuncio Apostólico en sus palabras de
saludo, las cuales agradecemos profundamente en sus reflexiones que hemos oído
muy atentamente, y su saludo a nuestro pueblo. Hablaba de la circunstancia
especial de este año nuevo. Resulta pues que como sabemos, estamos entrando a un
siglo y a un Milenio y eso siempre hay que resaltarlo, creo, es necesario
resaltarlo. La historia no se detiene, el tiempo no se detiene, pero nosotros la
hemos dividido en períodos para tratar de entenderla un poco mejor, de descifrar
los tiempos un poco mejor, y siempre llenarnos de fe, además, es una buena
manera de decir, la cosa no ha estado muy buena pero estamos comenzando de
nuevo. Siempre llenos de fe, de optimismo ante lo nuevo. Todos los años se abre
una puerta nueva, así lo creemos y aspiramos que así sea, aunque muchas veces a
lo largo de los años y las décadas, en verdad, se abre un año nuevo, se abre un
quinquenio nuevo, se abre una década nueva pero no es nuevo, es la misma puerta,
muchas veces puertas y caminos que han cruzado puertas y puertas y puertas, y
que han conducido a la mayor parte de los pobladores de nuestro Planeta, a
verdaderas tragedias.
Por otra parte, como también sabemos, para nosotros los católicos, cristianos,
pues el año 2000 ha sido el año del Jubileo, el año del Perdón, qué propicio el
fin del siglo para recordar esto y mirar en profundidad y también conmemorar los
dos mil años del nacimiento de Jesús, y toda su idea y sus sueños y sus luchas
por los más necesitados, por los más pobres, por los desamparados, contra los
fariseos hipócritas vino a luchar Jesús, contra la mentira, contra la
inmoralidad, y además, a sacrificarse por los demás.
Creo que es propicio para que el mundo, para que todos retomemos esas ideas que
entre muchos otros seres humanos nos dejó Jesús. Reflexionar sobre ella, porque
caramba, dos mil años han pasado y ¿qué mundo tenemos hoy? Un mundo de
contrastes, grandes contrastes, riquezas para una minoría, y pobreza para una
inmensa mayoría. Es ese el reino de Dios? No, pues no lo es. ¿Es ese el sueño de
la humanidad? ¿para eso hemos transcurrido o hemos atravesado los siglos para
llegar a esta situación que vivimos? Una parte del mundo que ha impuesto y
muchas veces a plomo, sangre y llama sus criterios, y a veces siguen tratando de
imponerlos. América es un buen ejemplo, también Europa y Africa y Asia, el
mundo. Ojalá, pidamos a Dios y elevo esa plegaria, y estoy seguro que aquí todos
compartimos esa esperanza de que esta puerta que se ha abierto hacia un nuevo
año y al mismo tiempo un nuevo siglo y un nuevo Milenio, que de verdad sea una
nueva puerta, y no sea la misma puerta. No sea el mismo camino de las
desigualdades, de las guerras, de las competencias desleales, de las
imposiciones, de los abismos. Creo que el siglo XX terminado hace unos días no
ha sido un buen siglo. No me atrevo a decir cuál de los siglos ha sido bueno,
unos más y unos menos, hay algún siglo llamado el de "las luces", aunque las
luces no fueron para todos, a nosotros no nos llegaron aquí muchas luces del
llamado siglo de "las luces" porque como el mundo es redondo, mientras a unos
les llegan las luces a otros la oscuridad, los contrastes, pero en verdad el
siglo XX, si hacemos un balance del siglo XX, yo no diría que ha sido un siglo
bueno, al menos para la mayoría de nosotros los habitantes del Planeta: dos
guerras mundiales, guerras frías y guerras calientes, pequeños conflictos,
medianos conflictos, grandes conflictos, invasiones, bloqueos, bombas atómicas.
No ha triunfado la diplomacia Monseñor, en el siglo XX, triunfaron los cañones.
No sé quién fue el que dijo que la diplomacia descansa en la boca de los
cañones, cosa que no comparto, pero a veces ha sido así. Muchas veces ha sido
así y continúa siéndolo, revisemos el mapa.
Si revisamos el mapa, podemos plotear -ese es un término extraído del inglés-
plotear sobre el mapa conflictos, imposiciones, y podremos ver que el mundo de
hoy está signado fuertemente por esa tendencia: el uso de la fuerza, la amenaza,
lo cual desdice grandemente de las grandes proclamas y de los bellos convenios y
de las grandes consignas. Democracia queremos ¿hay democracia en el mundo?
Decíamos por ejemplo en la Cumbre del Milenio, que a nosotros no nos parece
correcto que Naciones Unidas siga dependiendo de la decisión de cinco manos. ¿Es
eso democracia? Si convocáramos una Asamblea de Naciones Unidas como se han
convocado muchas para hablar durante días y días y días sobre la pobreza, por
ejemplo, y se decidieran en esa Asamblea para frenar la mortandad de niños en el
mundo, que sabemos es horrorosa, todos lo sabemos, calculando, pues cada tres
segundo muere un niño de hambre en el mundo, cada tres segundos, estadísticas de
Naciones Unidas. Y ¿qué hacemos para evitarlo? ¿verdad que hacemos todo lo que
pudiéramos hacer? No, entonces tenemos que siempre decir: por mi culpa, por mi
culpa. Claro hay unos más culpables que otros, pero bueno echémonos todos la
cruz encima. Si Naciones Unidas convoca una Asamblea General y se tomase en esa
Asamblea General decisiones de impacto para paliar la pobreza, por ejemplo,
sabemos muy bien que esas decisiones, ninguna de ellas sería vinculante a los
gobiernos, a menos que sea aprobada por cinco manos. Basta incluso que una sola
de esas manos se levante en signo contrario para anular la decisión del mundo y,
¿qué democracia es ésta? Ahora ¿vamos a seguir así este siglo que viene? ¿o
vamos a cambiar de verdad? ¿vamos a permitir que el mundo siga así? ¿vamos a
seguir navegando el siglo XXI con el mapa de 1945? Los vencedores de la segunda
guerra ¿es ese el criterio? ¿Por qué? Aquí también ganamos una guerra nosotros
contra la España Imperial de aquellos tiempos. Si fuese por ganar guerras,
anótennos también por ahí en alguna lista. Y las Guerras Púnicas y las Guerras
Médicas, eso no puede ser el criterio para un mundo de paz. Los vencedores en la
guerra tienen el derecho. No es que queramos quitarle el derecho a nadie, es que
queremos tener todos los mismos derechos porque si no, bien valdría la pena
Monseñor, que Jesús se apareciera y nos dijera a todos ¡fariseos hipócritas!.
Yo no vengo de escuela diplomática y nunca pasaré por escuela diplomática,
lamento mucho utilizar estos términos pero seré así hasta la sepultura. Como
ustedes saben, soy un soldado.
Y no creo que sea una buena consigna estar tapando mentiras. No creo que le
hagamos favores al mundo estar suavizando las cosas. No. Yo creo en la
franqueza. Y creo que la diplomacia tiene muchas virtudes, pero tiene también
algunos defectos: tapar cosas para no causar problemas. Pero ustedes saben hacia
adentro tiene o está enfrentando como estamos enfrentando un reto muy grande,
una batalla en verdad. Es una batalla de todos los días. Yo en este instante
vengo de un allanamiento, primer allanamiento en mi vida en el que participo, no
me gustan esas cosas, a mí sí me allanaron, bueno, he participado como víctima
en otras ocasiones, estando preso me allanaron mi celda varias veces y mi casa
cuando era oficial activo del Ejército, por los caminos tortuosos por los que he
atravesado. Pero, para graficar un poco esa batalla nuestra de todos los días,
aquí mientras hay un pueblo empobrecido en un porcentaje mire, casi increíble,
es casi increíble la pobreza de Venezuela cuando se consideran las riquezas de
Venezuela, es difícil de explicar desde todos los puntos de vista, pero es una
realidad, ustedes la saben, la conocen, situación que compartimos con buena
parte de los países del mundo, lamentablemente ojalá fuésemos el único país en
estas condiciones, pero cuando uno viaja por el mundo pues vemos y ustedes que
viajan por el mundo también lo han vivido, lo han visto y lo han sentido, pero
en Venezuela el contraste es demasiado grande. Bueno, pero mientras hay un país
hundiéndose en la pobreza, familias enteras, millones de personas, resulta que
aquí hay unas mafias bien organizadas desde hace mucho tiempo y nunca nadie se
metía con ellas, ah porque es que anteriormente tenían presidentes amigos, los
mafiosos, financiaban campañas y teníamos aquí presidentes amarrados,
subordinados a esa mafias o a esos grupos, como se les llame: grupos organizados
o tenían sus cuotas de poder en ministerios claves como el de Finanzas, el de
Hacienda y en los cuerpos recaudadores de impuestos, etc. Bueno, lo cierto es
que esta mañana temprano nos fuimos a allanar, yo quise ver, yo quise ver, con
todo un procedimiento por supuesto, respetando las leyes, un fiscal, un juez, la
Guardia Nacional y yo fui invitado especial a mirar y a ver lo que ví, unos
falsos empresarios que son unos mafiosos. Tienen empresas aquí pero no a su
nombre, a nombre de otras personas, y tienen empresas en otros países de
suramérica y de norteamérica en este caso particular y entonces traen a
Venezuela, millones, no sé cuántos kilos y toneladas de diversos tipos de
productos elaborados con materia prima venezolana, se llevan de aquí la materia
prima, allá la procesan, la traen con toda una falsa documentación, lo que
llaman la subfacturación, porque ellos son los mismos allá que elaboran los
documentos, así que evaden aduanas, evaden IVA, evaden todos los impuestos y
además tienen aquí unas tiendas para distribuir esos materiales y hacen todo un
papeleo para que tampoco esas tiendas paguen el IVA y los impuestos, y me decían
los funcionarios del Seniat esta mañana que haciendo una aproximación, un
cálculo, pues en cinco años, con esos métodos, al pueblo venezolano esa sola
empresa pudiera, eso se va a investigar a partir de hoy por la incautación de
documentos reales que están escondidos, pudieran haberle defraudado a los
venezolanos, esa sola empresa, bueno, unos quince mil millones de bolívares.
Claro, hay un gobierno aquí que no tiene compromisos ni ataduras con ninguna
mafia, con ninguna elite, con ningún sector llámese como se llame y eso no se
perdona. Anteriormente eso muy poco se veía, y si se veía algún destello pues no
terminaba en nada, ahora tenemos la voluntad firme de adecentar a Venezuela, de
ir poco a poco respetando los derechos humanos, respetando los derechos de
todos, de ir eliminando, neutralizando tantas mafias y tantos mecanismos
perversos que se metieron por todas partes, pero por todas partes y que han
conformado un cuadro al que no dudo en llamar, el cuadro más dantesco de toda
nuestra historia, en lo moral, en lo político, en lo social, en lo económico, en
el todo. Venezuela estaba totalmente podrida y todavía tenemos, por supuesto,
proporciones importantes de podredumbre rodeándonos por todas partes.
Esa es nuestra batalla hacia adentro. Aquí no hay ninguna pretensión
individualista. ¡Qué me importo yo! Yo no me importo un comino. Fijense que ni
de los barberos me cuido, me río de mi mismo, incluso hasta el público porque no
me importo nada. ¿Hacer el ridículo? A mí no me importa. ¿Morir incluso? Dios
sabrá. A mí no me importa ni siquiera morir ya a estas alturas, a pesar de que
tengo 46 años. ¿Presidente? Jamás. Aquí estoy porque me trajo una ola, un
proceso desatado y yo estaba en un punto, en unos puntos y la ola me llevó. Pero
¿qué? parte de un capricho personal, de un deseo personal absolutamente para
nada. Es un empeño hacia adentro por construir, como lo decía en mi mensaje a la
Asamblea Nacional el día ¿de ayer fue? Antier. Le felicito a ustedes por su
coraje y su aguante. Pero yo decía que nosotros lo que queremos es construir una
democracia; creemos en la democracia, pero una democracia no de cartón. No. Una
democracia de verdad. Una democracia que genere al pueblo que está ahí a la
esquina, dicha estabilidad, seguridad, felicidad incluso, como diría Simón
Bolívar nuestro Libertador: "la mayor suma de felicidad posible" para ser un
poco más terrenales, la mayor suma de felicidad posible. Eso es lo que nosotros
queremos, y al mismo tiempo, generar un sistema económico también justo, que
contribuya con el sistema político, unidos como estarán siempre estos ámbitos de
la vida colectiva, que contribuye a generar esa estabilidad, esa mayor suma de
felicidad posible. Lo que teníamos era perverso en lo político y en lo económico
y en lo social. Ahora, ustedes, como también lo señalaba su Excelencia el Nuncio
Apostólico, bueno, son testigos directos de un proceso; de un proceso
revolucionario, un proceso inédito, en Venezuela es inédito y en buena parte de
América y del mundo. Muy pocos creían que íbamos a poder dar estos saltos
adelantes en paz, y vean, lo hemos logrado, y yo pido a Dios porque sigamos
lográndolo en paz. Salir de un viejo régimen, de unas cadenas, de una
Constitución que era blindada a imagen y semejanza del caudillismo que la hizo;
de unos partidos que manejaron el país a su antojo y que manejaron los recursos
del país a su antojo, salir de esa situación en paz, bien difícil que es. Bien
difícil era, y bien difícil que continúa siendo y bien difícil continuará
siendo.
Pero hasta ahora, y yo tengo mucha fe y hacemos todo lo humanamente posible para
que el proceso continúe en esa dirección, a pesar de las trampas, las
provocaciones, las amenazas que pequeños grupos, porque son pequeños grupos,
pero claro, abusan del respeto que practicamos; abusan del respeto que
practicamos, el respeto a la libertad. Seguiremos practicándolo a pesar del
abuso; el respeto a la libertad de expresión, el respeto a los derechos humanos,
eso para nosotros es sagrado y yo soy el primero en estar atento a ello, o uno
de los primeros, no me quiero calificar como el primero, pero incluso creo que
lo hemos demostrado. Hace un año, por estos días, con los sucesos de Vargas,
ustedes deben recordar que comenzaron a salir informaciones y algunas personas
diciendo que habían desaparecidos algunos seres humanos y que no aparecían y no
por causa de la tragedia, sino que los vieron vivos y alguien los detuvo, se los
llevaron y ese proceso está allí y estamos esperando resultados, pero fuimos
nosotros uno de los primeros en meternos allá a buscar testimonios. Incluso
generó eso una crisis política que no tuvimos ninguna duda en enfrentarla, y una
escisión de antiguos compañeros: entre un principio y un millón de amigos -dije
por esos días- me quedo con un principio, y la vida humana se respeta y la
dignidad se respeta, con eso nosotros no podemos transigir ni vamos a transigir,
estamos aquí es precisamente por eso. Esa es una bandera sagrada, pero hacia
adentro, Excelentísimos Embajadores y Representantes del Mundo y de Países
Hermanos, esa es nuestra batalla por la decencia, por la democracia, por la
dignidad, por la justicia.
Creemos que es una batalla noble y aspiramos comprensión del mundo.
Afortunadamente así lo hemos percibido a medida que pasan los meses y los años,
esa comprensión va logrando establecerse; pero también nos preocupa que en
algunos círculos del mundo pareciera que hay un bloqueo, no se quiere ver, no se
quiere evaluar, y se tiende a aventurar. Peligroso eso, es muy peligroso, es muy
peligroso. Que se esté conspirando contra Venezuela desde el exterior, que se
esté pensando incluso en que pudiera ser una salida la eliminación física del
Presidente de Venezuela, como está ocurriendo en algunos sectores. Eso es muy
peligroso para el mundo, no sólo para Venezuela. Ah, porque entonces aquí
nosotros pudiéramos pensar lo mismo, lo que es igual no es trampa. Aquí pudiera
alguien pensarlo, nosotros no, yo jamás lo pensaré. Pero otros pudieran pensar
lo mismo. ¿Es ese el mundo que queremos? O en escenarios menos comprometedores o
trágicos que se conspire en algunos centros del mundo utilizando poderes
establecidos para tratar de aislar a un gobierno como el nuestro. También tengo
pruebas de eso. Quizás he sido bastante diplomático en no presentarlas. Pero no
sé hasta cuándo lo sea. Pudiera llegar el día, como dice la canción mexicana, en
que sin consideración -dice la canción- yo me vea obligado a denunciar cosas
concretas con nombres y apellidos, y planes que pudieran complicar la situación
de las relaciones diplomáticas en el Continente y con pactos en otras partes del
mundo. Yo hago un llamado a la ponderación.
Fijense, si aquí en Venezuela, por ejemplo, hubiese montada una conspiración
contra algunos de los gobiernos que ustedes dignamente representan, una
obligación de mi gobierno sería desmontar esa conspiración, ayudar a
desmontarla, porque estamos hablando de países amigos ¿verdad? Si aquí en
Venezuela hubiese una conspiración contra el gobierno de otro país, y mi
gobierno lo sabe o le llega la información o la denuncia y no la procesa o la
procesa y la archiva o permite, por debilidades o por incapacidad, etcétera,
pues eso puede complicar la responsabilidad de ese gobierno. Ustedes saben que
eso es así. Si ustedes descubrieran eso aquí, estoy seguro que reclamarían, que
harían conocer un reclamo y eso pudiera poner en peligro las relaciones
diplomáticas de Venezuela con cualquier país del mundo.
Yo hago este llamado pidiendo comprensión. El gobierno venezolano no está
conspirando contra nadie absolutamente en el mundo. Absolutamente contra nadie.
Porque también en los últimos meses del año 2000 entonces ha surgido ese
expediente de que nosotros estamos apoyando guerrillas, apoyando golpes de
estado o intentos de golpes de estado, apoyando conspiraciones, apoyando
movimientos violentos -dijo un funcionario, un alto funcionario de un gobierno
del mundo- nos place mucho que luego fue desmentido, pero sigue en su cargo,
mintiendo descaradamente, publica y cínicamente. Ahora ¿es esa la manera de
respetar las relaciones diplomáticas en el mundo? Eso no puede ser la manera.
Pero yo vuelvo a decirlo ante ustedes señores, si algún gobierno del mundo tiene
alguna prueba de que el gobierno de Venezuela está apoyando alguna situación
irregular, sea cual fuere, yo les ruego que me la hagan conocer. Pero no puede
ser que por unos rumores, por unos documentos siempre confidenciales, de cuerpos
de inteligencia que nunca dan la cara, entonces comience la intriga a prender
por estas tierras y por estos pueblos. Eso no es de gente seria pues. Yo hago un
llamado a la seriedad, a a todos, a todo el mundo, a las relaciones de hermanos.
Nosotros respetamos todos los gobiernos del mundo. Todos. Nos aferramos a la
autodeterminación de los pueblos. Eso para nosotros es sagrado, que si en el
país tal hay un gobierno tal o cual, ese es un problema de ese país. No estamos
de acuerdo con intervencionismos ni con bloqueos ni con presiones para que
cambien gobiernos sea cual sea su signo, ese es un problema de cada país. Cuando
nosotros aquí estuvimos en contra de un gobierno jamás nos fuimos a ningún país
del mundo a pedir apoyo ni a buscar armas ni a mover influencias para que
buscasen la desestabilización del gobierno de Venezuela. No. Nos fuimos por las
calles a buscar a nuestro pueblo, a hablarle a nuestro pueblo, a plantear un
proyecto y a combatir, respetando todo un escenario, como lo hemos respetado.
Creemos en eso. Creemos en eso: la autodeterminación de los pueblos. Nadie puede
ser el juez del mundo. ¿Quién puede tener las Tablas de Moisés? ¿quién las tiene
para juzgar a los demás? ¿quién tiene la varita que mide la moral mundial? Es un
asunto interno de cada país.
Nosotros no tenemos ninguna pretensión, ninguna intención de inmiscuirnos en
asuntos internos de ningún país. Claro que hay temas que incumben a varios
países y afectan a varios países, y en ese caso si tenemos que plantear nuestra
visión y aspiramos pues compartir la búsqueda de soluciones para problemas que
aunque están o se generan en otros países, pues nos afectan directamente a
nosotros, es un derecho. En ese caso, ese es un derecho, la participación y la
búsqueda de soluciones conjuntas, en armonía. En esa dirección continuaremos
abriendo los brazos al mundo, más allá de todo esto, sin embargo yo me siento
muy feliz por los canales de intercambio, de comunicación a nivel multilateral y
biletaral que hemos establecido en este tan corto tiempo y que abarca ya el
mundo entero. En América, desde el Polo Norte casi, hasta el Polo Sur; desde
Canadá y Estados Unidos y México hasta Uruguay, Paraguay, Argentina, pasando por
toda Suramérica, Centroamérica y el Caribe hemos, gracias a Dios y a la buena fe
de ustedes y al trabajo de ustedes hemos establecido nexos de verdadera
cooperación y hermandad que cada día se fortalece más. Que cada día son más
claros y créanme que estamos a la orden para colaborar, somos de los primeros
interesados en que esos nexos sean profundos, sean absolutamente sinceros, que
no nos movamos por el interés, como bien lo decía también su Excelencia el
Nuncio Apostólico; no sólo puede ser el interés material por ejemplo. No. ¿Vamos
a perder lo más bello del ser humanos? ¿Vamos a despojarnos del alma para estar
sólo en una computadora sacando cuentas de cuánto nos vamos a ganar nosotros con
esto? No. La primera de las integraciones, y en eso lo planteamos con el
bolivarianismo como bandera de integración, es el alma de los pueblos, es la
amistad verdadera, es el respeto mutuo. Al respecto nosotros nos sentimos
retribuidos con ese afecto de parte de los Jefes de Estado, los Jefes de
Gobierno del mundo y de los pueblos del mundo, unos más, unos menos, siempre es
así, pero en forma general nos sentimos muy contentos y muy reivindicados con
nuestra bandera de integración que nace del corazón. Que nace de la buena fe, de
la buena voluntad. Y no sólo en América, toda ella, y este año seguiremos,
tenemos una agenda internacional bastante intensa este año y estoy seguro que
cada día se hará más intensa, dado el trabajo intenso de ustedes con nuestra
Cancillería, con nuestro Canciller y con nuestros funcionarios. Me consta que es
un trabajo cada día más intenso, pues uno de los resultados es que mi agenda
internacional y nuestra agenda internacional pues se hace cada día más intensa y
eso es muy positivo, esas interacciones indican que Venezuela se está
interconectando de manera muy firme con todo el mundo, no sólo en América,
Europa; con Europa, dentro de pocos días nos iremos a Italia y pasaremos allá
tres días con el Presidente Ciampi y con los empresarios de Italia, con Su
Santidad el Papa tendremos el altísimo honor de conversar también, Dios
mediante. Y estamos planificando viajes a Europa toda. Y hemos abierto canales
con todos los países europeos y los fortaleceremos, cuenten ustedes con esa
nuestra voluntad, con nuestra disposición. Lo mismo con el Africa, con el Asia,
con Oceanía, con el mundo entero; el Medio Oriente, y ahí no tenemos, y lo
vuelvo a repetir, nosotros no tenemos ninguna clasificación de buenos y malos
del mundo. No, no, es que no nos toca a nosotros. No nos toca a nosotros. Ayer
yo conversaba con el Príncipe Heredero de Arabia Saudita, y es posible que
visite y sería un gran honor, el Reino de Arabia Saudita, en las próximas
semanas o meses, pero igual conversé con Kadafi hace dos días.
El mismo sentimiento, el mismo afecto y también me gustaría mucho volver a
Trípoli. Con Sadam no he hablado en estos días, a lo mejor hable, un poco
difícil hablar por teléfono a Bagdad, pero si las llamadas caen hablaremos con
él igual. Y si hay que llegar a Bagdad, pues igual ¿quién soy yo para estar
juzgando a los demás? Respetamos a todos los gobiernos del mundo. A Moscú, sí,
Dios mediante iremos a Moscú este año. A Washington, igual, estamos haciendo
planes y ojalá, para establecer contactos con el nuevo gobierno de los Estados
Unidos. Queremos ser amigos de todos y queremos cooperar con el mundo. Por
supuesto, con mucha humildad, estamos conscientes de nuestras limitaciones, pero
también estamos conscientes de nuestras posiciones, de nuestros principios. Así
que esa batalla hacia adentro que ustedes diariamente sienten. Esa batalla de la
cual ustedes son diarios espectadores y que tiene muchas manifestaciones en lo
virtual, en lo real, y es bueno siempre distinguir eso, y sé que ustedes saben
hacerlo, aquí hay batallas virtuales que son inventadas, pero hay una batalla
real, nunca hay que perder de vista la realidad. A veces salen conflictos
creados, preparados como shows en vasos de aguas para tratar de desviar la
atención del conflicto verdadero. Yo le pido a Dios y trato siempre de no perder
la vista sobre el conflicto verdadero y de vez en cuando, pues, uno tiene que
hacerle aunque sea así a algún conflicto virtual, darle algún tratamiento, pero
ese conflicto interno nosotros seguiremos enfrentándolo y yo les ruego a ustedes
Excelencias, que así lo transmitan a sus gobiernos y a sus pueblos. Seguiremos
construyendo la Venezuela nueva en democracia, en paz, respetando los derechos
humanos. Y no sólo respetándolos, promoviéndolos, impulsándolos, haciendo todo
lo que a nosotros concierne para garantizarlos, no sólo proclamarlos, porque es
muy fácil proclamarlos, batallar por ellos.
Y hacia fuera, en las tareas hacia el mundo pues continuaremos con nuestra misma
orientación de integración, aspiramos que el mundo que amanece se vaya
convirtiendo poco a poco en un mundo pluripolar, abogamos y luchamos por ello.
Un mundo más equilibrado, un mundo más justo, un mundo en democracia, en paz,
con respeto a los principios sagrados establecidos en la Carta de las Naciones
Unidas y en el derecho internacional público.
Respetamos los convenios internacionales y nos sumamos a ellos, sin duda, y
pedimos a todo el mundo la misma disposición y que marchemos unidos, así pido a
Dios, en la construcción de un mundo mucho más justo y con la mayor suma de
felicidad posible para todos. Yo les ruego hagan llegar estas palabras de mucha
fe, de mucho optimismo y esperanza, en primer lugar, a sus familiares, quienes
nos acompañan en esta travesía; a sus familiares, a todo el personal de sus
Embajadas, cuerpos acreditados en Venezuela, y de manera muy especial a sus
gobiernos y a sus pueblos. Pido a Dios por el mundo y su felicidad. Excelencias,
muchas gracias.