Por: Alianza Popular Bolivariana - Roberto López

Material elaborado por la Alianza Popular Bolivariana como contribución al la discusión en el seno del movimiento popular.

Una caracterización de la situación en Venezuela luego del golpe de estado del 11 de abril es fundamental al momento de establecer los objetivos y tareas prioritarias del movimiento revolucionario. Un primer paso creemos que pasa por caracterizar a los diferentes actores del escenario político. Luego de ello, definir los escenarios posibles a desarrollarse en el futuro inmediato, estableciendo los que deberíamos promover, y las tareas que se necesitan para afrontar cada uno de esos escenarios.

EL GOBIERNO DE CHÁVEZ:

Reiteramos la caracterización realizada en documentos anteriores. El gobierno de Chávez es nacionalista, antiimperialista y de corte popular.


El nacionalismo y el antiimperialismo se presenta por primera vez en nuestra historia desde 1830, cuando fue derrotado el proyecto bolivariano. Su carácter popular sí es inédito. Nunca antes un gobierno venezolano intentó representar los intereses de las grandes mayorías sociales. Si en décadas anteriores el imperialismo yanqui no admitió la existencia de gobiernos nacionalistas y/o izquierdistas en Latinoamérica, y promovió multitud de conspiraciones para lograr su derrocamiento, con más razón en el contexto actual del mundo globalizado, los Estados Unidos no van a permitir que en su patio trasero se levanten voces disidentes a su dominación mundial. Las contradicciones con el imperio no son superables en modo alguno; los gringos no van a dejar de conspirar para derrocar a Chávez, mientras éste insista en el carácter general de lo que ha llamado "revolución bolivariana". Por ello, la continuidad del gobierno chavista exige definiciones claras y convincentes en cuanto a la seguridad de estado.


Nunca va a existir luna de miel con los gringos. Ellos simplemente han estado a la espera de la oportunidad, y lo siguen estando, para sacar a Chávez del poder por cualquier medio que se les haga viable.

El gran mérito de Chávez consiste en haber despertado el instinto de clase en el pueblo venezolano. Porque en logros concretos su gobierno tiene muy poco que enseñar, y más bien son numerosos los errores graves que se deben corregir. Pero su discurso, y el programa de transformación desarrollado en relación con el proceso constituyente, permitió la politización de gruesos sectores del pueblo que hasta el presente permanecían alienados por la propaganda engañosa de los partidos puntofijistas y por los valores individualistas del capitalismo. El apoyo popular a Chávez expresa el reconocimiento del pueblo a quien les ha liberado de las cadenas ideológicas que facilitaban la dominación del capital.

Chávez ha gobernado en base a una alianza sociopollítica muy heterogénea, la cual estaba en profunda crisis antes del 11 de abril, y se despedazó luego del golpe de estado. Uno de los sectores fundamentales de esa alianza era el alto mando militar, con los cuales Chávez gobernó estos tres años, y les entregó la administración de sectores fundamentales del Estado, incluso en áreas como la política social, en la cual se supone que los militares no tienen nada que aportar. El apoyo de unos 80 generales al golpe de estado echó por tierra el fundamento militar del gobierno chavista. Los mandos militares que se mantienen leales al presidente son escasos, aunque fueron los que garantizaron la neutralización de los golpistas. En este aspecto militar, la fuerza del régimen chavista se sustenta en la insubordinación de los mandos medios y personal de tropa. Lo que se plantea a futuro es una especie de revolución en la fuerza armada, destituyendo a todos los oficiales golpistas, que suman más de cien, y ascendiendo rápidamente a los oficiales leales. Si eso no se realiza con prontitud, y guiado por personas que sepan hacer el trabajo, la amenaza militar seguirá pendiendo sobre la cabeza de Chávez. Aparte de los generales, en diversas áreas del gobierno tenían participación oficiales retirados, muchos de los cuales también brincaron la talanquera el 11 de abril. En general, la participación militar en el gobierno chavista ya no puede tener el mismo peso que tuvo hasta ahora.


Otro sector fundamental del Chavismo lo fue el llamado "miquilenismo", que significaba realmente una alianza con sectores reformistas de la burguesía venezolana. El golpe sirvió para terminar de desvelar lo que ya se presuponía de las posiciones de Miquilena y sus seguidores, pasados completamente al bando de los golpistas. El miquilenismo construyó al MVR, conformó buena parte de su fracción parlamentaria, del poder judicial, y de otras instituciones. Los efectos de ese descalabro aún están por verse en su totalidad. La intención de esta fracción es promover una salida institucional de Chávez, usando para ello la influencia que poseen tanto en la Asamblea Nacional como en el Tribunal Supremo de Justicia.

En cuanto a los partidos que apoyan a Chávez, el Mas-mas está asumiendo posiciones que indican su posible defección a muy corto plazo. No constituyen aliados confiables, aunque son de los pocos sectores partidistas que aún apoyan al presidente. El PPT tampoco puede considerarse un aliado confiable, ya que, al igual que el MAS, su programa político y sus dirigentes no superan el reformismo burgués más elemental. Y mantener el apoyo a Chávez a futuro implica asumir niveles de radicalización que van a chocar con lo que ha sido su línea política conciliadora de toda la vida. Aunque no es de descartar que muchos de los dirigentes de estos partidos se radicalicen al calor del auge de masas que estamos viviendo, tampoco es descartable una división al interior de estos partidos, en la medida en que la sobrevivencia del régimen exija políticas más decididas a favor del pueblo y en contra del gran capital. Si el rumbo que tomase el gobierno fuera el de la conciliación de clases, estos partidos seguirían jugando el mismo rol que han tenido hasta el presente, como operadores políticos en la administración del estado burgués.

En el caso del MVR, su crisis interna no puede ser mayor. Luego del 11de abril se observa, desde afuera, una total desbandada en lo organizativo. Conociendo a sus dirigentes, suponemos que en su mayoría están planificando el "plan B" para no hundirse con el gobierno en caso de un nuevo intento golpista, o medidas de tipo institucional para salir de Chávez. No es descartable que parte de su fracción parlamentaria se venda al enemigo con el objetivo de hacerle un juicio al presidente.

El apoyo que las organizaciones populares han brindado al gobierno de Chávez no se compadece con la fatal gestión que el chavismo ha desarrollado al frente de las instituciones del estado. El pueblo sigue apoyando a Chávez a pesar de que son muy escasos los logros concretos del gobierno en términos de mejora de la calidad de vida de la población, y de efectividad de los distintos procesos administrativos del estado. El aparato del estado es prácticamente el mismo del puntofijismo, con los mismos vicios clientelares y corruptos. Los partidos del chavismo, MVR, PPT y MAS, principalmente, se han limitado a usufructuar esos espacios burocráticos para beneficio personal y grupal. Existe un abismo entre las expectativas del movimiento popular organizado, y lo que existe realmente como gestión de gobierno en la administración pública a todos los niveles. Hay una infiltración descomunal de adecos y copeyanos al frente de cargos que se supone deberían ser ocupados por gente comprometida con el proceso de cambios.

Cualquier profundización del proceso revolucionario necesariamente deberá barrer con toda esa burocracia parásita y clientelar que está obstruyendo las transformaciones que el país necesita para beneficio de las grandes mayorías populares.

Luego del 11 de abril, destaca la posición conciliadora asumida por el gobierno, que por momentos llega a una franca entrega del proceso de cambios. La situación de PDVSA ha sido resuelta, pero a favor de los conspiradores. Los responsables del golpe no han sido juzgados con la celeridad del caso, y por el contrario se les ha permitido que obtengan tribunas para continuar con su mensaje desestabilizador y fascista.

 

Apenas en la fuerza armada se observan cambios que apuntan a preservar la seguridad del régimen, aunque los militares golpistas andan libres y conspirando. En las interpelaciones se ha podido comprobar la candidez de muchos funcionarios principales del régimen chavista, lo que implica un verdadero peligro hacia el futuro, por la posibilidad real de que se repitan nuevamente los errores que condujeron al 11 de abril. El jefe de la casa militar, el director de la Disip, Diosdado Cabello y algunos otros que se suponen son la mano derecha de Chávez, han dado respuestas que dejan mucho que desear sobre la seguridad del gobierno. La designación de algunos ministros (como Nóbrega) pareciera indicar que el gobierno está tendiendo un puente hacia el empresariado y hacia las recetas neoliberales, y con ello se alejaría de su compromiso hasta ahora formal con los intereses de las grandes mayorías populares.

Del análisis de los hechos del 11 de abril se concluye que el gobierno no posee un plan de defensa en términos militares. No existe confianza en la fuerza del pueblo, ni en los mandos medios y personal de tropa y todo se reduce a la acción de los mandos militares. Cuando estos se plegaron al golpe, el gobierno no tenía otra alternativa que rendirse, por lo menos en el esquema de Chávez. Creemos que ese esquema de defensa debe ser cambiado radicalmente. En primer lugar es inaceptable la rendición o renuncia de cualquier dirigente del gobierno ante un golpe de estado. Hay que reivindicar el ejemplo de los chilenos que combatieron en sus puestos hasta morir. Aunque la idea no sea inmolarse. Porque aquí tenemos un pueblo insurrecto y unas fuerzas armadas insubordinadas, con una potencialidad que se demostró el 13 de abril. La defensa del régimen pasa no sólo por mejorar la organización de ese pueblo que ha tomado la calle, sino también en la organización de los mandos medios y personal de tropa de la fuerza armada con el fin de que desconozcan cualquier nuevo intento de golpe de estado. El movimiento revolucionario debe trabajar urgentemente en esas dos direcciones.

LOS CONSPIRADORES:

Desde mediados del año 2001 diversos sectores se unificaron en un plan concreto destinado a derrocar a Chávez (recordemos una reunión de agosto o septiembre realizada en Cartagena). Probablemente la fecha del acuerdo se produjo luego de haber concretado pactos con los mandos militares que protagonizaron el golpe del 11 de abril (Rosendo, González, etc). Creemos que la conspiración tiene una cabeza en el Departamento de Estado norteamericano o alguna agencia de inteligencia (CIA, etc) vinculada al gobierno de Bush. Ellos financiaron y siguen financiando a los principales actores políticos del antichavismo, incluyendo a la supuesta "sociedad civil". Además, aportaron el plan específico relacionado con los acontecimientos del 11-A, los francotiradores, las armas, grupos paramilitares que todavía deben estar en Caracas y otras ciudades, e incluso los trazos gruesos de las medidas que tomaría el
gobierno de facto y la composición misma del gobierno. Los errores cometidos por Carmona sólo se explican si detrás de él estaban asesores extranjeros que no comprenden nuestra realidad social, y que creen que dar un golpe en Venezuela es lo mismo que hacerlo en Chile o Argentina.

Uno de los canales principales de esa injerencia extranjera fue y siguen siendo los medios de comunicación. Tanto por el compromiso de los dueños de esos medios, como por la participación directa en la conspiración de no pocos periodistas. Del análisis del 11-A se deduce que los canales privados de TV poseían mecanismos comunicacionales más efectivos que los del gobierno y los propios militares golpistas. En la manipulación mediática, guerra desatada contra Chávez desde la misma campaña de 1998, los medios han demostrado tener todo un plan a futuro, que incluye la capacidad para seguir trasmitiendo su señal aunque el gobierno intente
sacarla del aire; y lo que es más contundente, ellos si pueden sacar de aire cuando quieran a la señal de VTV y de Radio Nacional. Además, su poder llega hasta el bloqueo de la telefonía celular y de CANTV. De una u otra forma, hay que concluir que en los medios informativos tenemos verdaderas agencias de inteligencia extranjera dentro del país. No cabe duda que esos empresarios y muchos periodistas son agentes a sueldo de la CIA.

Otro escenario central de la conspiración es PDVSA. Por décadas los intereses norteamericanos han tenido sus fichas dentro de las empresas del estado. Pero a partir del triunfo de Chávez es evidente que PDVSA se convirtió en el centro de un plan de derrocamiento de Chávez que pasaba por generar un conflicto de gran envergadura en la empresa, llegando hasta la paralización de la producción petrolera. En los hechos, aunque no lograron paralizar la producción, sí lograron levantar un enorme movimiento de masas que facilitó los acontecimientos del 11-A. Las vicisitudes de la huelga en PDVSA demuestran hasta qué punto los intereses extranjeros han logrado captar a numerosos ejecutivos de la empresa. Si la revolución se profundiza a futuro, PDVSA es un objetivo central para barrer con toda esa plana ejecutiva antipatriótica, que lo menos que merecen es ir a la cárcel por los daños causados a la nación durante la huelga y su participación en el mismo golpe de estado.

La conspiración creó una ficticia "sociedad civil", conformada por algunas ONG´s que actúan financiadas por fundaciones norteamericanas. Esta estrategia es de carácter mundial. Organismos como el FMI y el BM promueven organizaciones no gubernamentales para defender sus políticas en los países del tercer mundo, e incluso en los propios países industrializados. La conspiración contra Chávez ha contado con el ingrediente de la "sociedad civil", cuyas cabezas más visibles han sido Elías Santana y Liliana Ortega, aunque existen otras organizaciones que ya con anterioridad habían sido acusadas de ser fachadas de la CIA, como es el caso del CESAP. Hemos encontrado evidencias que otras organizaciones como el FCT de Froilán Barrios también está recibiendo apoyo económico de fundaciones extranjeras que con toda seguridad son manparas de la inteligencia gringa. El concepto de sociedad civil lo han secuestrado los conspiradores, gracias a la efectiva campaña mediática. De esa forma, toda manifestación opositora, aunque sea violenta (como el acoso a la embajada cubana, o el reciente atropello contra José V. Rangel en Valencia), es considerada expresión de la sociedad civil organizada, y toda manifestación de los chavistas es calificada como "turbas", "hordas" y demás adjetivos que sugieren la violencia y la irracionalidad en esas acciones. Aunque los hechos del 13 de abril echaron por tierra las premisas de esa pretendida "mayoría" popular que adversaría a Chávez, sin embargo queda por hacer todo un trabajo político que restituya la verdad. Uno de los aspectos centrales de este trabajo por hacer es dejar claro que las posiciones violentas y fascistas donde predominan es precisamente en esas organizaciones de la "sociedad civil", como lo han demostrado en numerosos actos, y particularmente en los acontecimientos del 12 de abril.

Existen dos organizaciones fundamentales de esa "sociedad civil" que han jugado un papel estelar en la conspiración: Fedecámaras y la CTV. Los principales gremios de patronos y empresarios fueron los convocantes de la huelga general indefinida que condujo a los acontecimientos del 11 de abril. Ambas organizaciones son evidentemente un instrumento de la burguesía nacional e internacional en su objetivo de derrocar al gobierno de Chávez. De acuerdo a los actos del gobierno de Carmona, podemos concluir que Fedecámaras ha actuado más estrechamente con la inteligencia extranjera (CIA, MOSAD, etc), y en cambio la CTV, por estar dirigidas por adecos, parece que no goza de la confianza de los gringos. La promoción que los medios y el propio Carmona ha tratado de hacer con otros factores dentro de la CTV, como Alfredo Ramos (incluido inicialmente entre los firmantes del decreto disolutorio de los poderes) y Froilán Barrios (a quién le dieron amplia participación oral en Chuao), pareciera indicar que desean una CTV dirigida por individuos menos cuestionados por su pasado político.

 

En cuanto a los partidos políticos, aunque toda la oposición convergió finalmente en el llamado a huelga general indefinida y en la solicitud de renuncia del presidente, hay que matizar el análisis, sobre todo luego de la breve dictadura de Carmona. Primero Justicia ha emergido como el partido consentido de la burguesía y de los gringos. Representa el canal directo de expresión de la conspiración de la CIA. Desde su origen Primero Justicia parece responder a un experimento de la burguesía extranjera y nacional para crear un nuevo partido que le de continuidad al papel que antes ejercieron AD y Copei. Probablemente Copei o un sector de él también estuvo en el núcleo duro de la conspiración, aunque en menor importancia dada la escasa influencia que conserva este partido. Partidos como Acción Democrática parece que no cuentan con el apoyo de los gringos, y actúan por su cuenta, tratando de llegar a acuerdos con el resto de sectores de oposición. AD es fundamental en la conspiración por el control que tienen sobre un sector del movimiento obrero y por su representatividad en la misma CTV. Por ello no pudieron descartarla al momento de promover el clima desestabilizador que condujo al 11-A. El resto de partidos se unen a la conspiración tratando de pescar en río revuelto, para ver que les toca en el reparto del poder que se realizaría luego del derrocamiento de Chávez, como Unión, Nuevo Tiempo, Causa R, Bandera Roja, Alianza Bravo Pueblo, Convergencia, Proyecto Venezuela, Más menos, etc.


El núcleo central de la conspiración que condujo al golpe de estado del 11 de abril estaría conformado entonces por la cúpula de Fedecámaras, diversos empresarios y periodistas de los medios, un sector de oficiales de la FAN, dirigentes "independientes" de las ONG´s, el partido Primero Justicia, altos ejecutivos de PDVSA, todos coordinados por probables representantes de la CIA y el MOSAD, como sería el papel jugado por personajes como Isaac Pérez Recao, Víctor Manuel García y otros, además de la participación directa de los agregados militares de la embajada norteamericana y del propio embajador Shaphiro. En un segundo anillo conspirador entrarían el resto de los partidos, otros periodistas, la CTV y otras organizaciones civiles. Muy probablemente este segundo anillo conspirador no estaba al tanto de todo el plan, desconociendo la acción de los francotiradores, no tenían precisados los nombres de los militares comprometidos con el golpe, etc. El núcleo central manejaba el dinero y centralizaba políticamente la participación del resto de
actores. También tenía mando directo sobre los paramilitares, que algunos de ellos deben ser extranjeros, como los francotiradores capturados y luego liberados en Miraflores (gringos y salvadoreños). Este grupo paramilitar debe estar aún oculto en Caracas y otras ciudades, muy bien armados, y preparados para actuar de nuevo, desde probables intentos de asesinatos contra figuras del gobierno, como asaltos directos contra las sedes del poder público, en un eventual nuevo intento de golpe.

El núcleo central de la conspiración debe tener dificultades políticas para seguir dirigiendo luego de la derrota sufrida el 13 de abril. Pero puede reconstituirse con otros personajes que sean también fichas claves de la CIA. La conspiración continúa desarrollando otros escenarios previstos de antemano. Los sucesos del 11-A fueron uno más de las distintas alternativas de desestabilización que deben haber planificado desde hace meses. En ese esquema conspirativo deben figurar los siguientes escenarios para salir de Chávez: 1) El enjuiciamiento y destitución de Chávez por medio del Tribunal Supremo de Justicia y la Asamblea Nacional; para ello necesitan lograr la mayoría en ambas instituciones, y trabajan para ello con una maleta de billetes de por medio. 2) El desarrollo de huelgas y movilizaciones que generen un clima de ingobernabilidad, que propicien situaciones violentas para justificar un nuevo pronunciamiento militar. 3) El magnicidio contra el presidente o algunas de las figuras claves del gobierno. 4) La intervención militar gringa si se presenta una situación de confrontación militar donde exista cierto equilibrio de fuerzas y el gobierno pueda hacerse fuerte en Caracas o algunas ciudades principales del país; la invasión yanqui se haría con el pretexto de preservar los intereses norteamericanos en Venezuela y "evitar mayor derramamiento de sangre"; su objetivo verdadero sería aplastar militarmente al gobierno de Chávez y al movimiento popular organizado, fortalecer su control sobre el país instaurando un gobierno títere, sentando un precedente disuasivo para toda la América Latina.

Los escenarios anteriores se pueden presentar en forma combinada, uno no excluye a los otros. Además, existen otros escenarios que manejan sectores conspiradores que están por fuera del núcleo central dirigido por la CIA, como es la propuesta de reducir el mandato constitucional (Escarrá y otros) y la de realizar un referéndum consultivo.

En conclusión, la conspiración continúa casi intacta. Sólo perdieron buena parte de su capacidad de influencia en la FAN. Pero los actores civiles siguen con el plan golpista. Tal vez exista cierta debilidad de Fedecámaras para seguir dirigiendo el proceso desestabilizador, y ese papel se lo pudieran estar asignando ahora a la CTV. Esa indefinición en quién dirige la conspiración puede retrasar sus planes, aunque más temprano que tarde llegarán a un acuerdo para propiciar un nuevo clímax desestabilizador. Desde el punto de vista militar, la ausencia de apoyo en la FAN lo pueden sustituir con la acción de comandos paramilitares, con los cuerpos policiales de Caracas y Miranda y con el apoyo de una invasión militar gringa, pero es un escenario que no les será fácil crearlo.

EL PUEBLO ORGANIZADO Y SIN ORGANIZAR:


El "factor pueblo" viene jugando un papel central en el proceso político venezolano desde el 27 de febrero de 1989, pero la misma burguesía parece que lo desestimó en sus planes conspirativos ejecutados el 11-A. El imperialismo no consideró que el pueblo iba a reaccionar movilizándose masivamente ante el golpe de estado. Ellos mismos se tragaron sus mentiras mediáticas que indicaban que una mayoría de la población rechazaba a Chávez y quería su derrocamiento. Incluso en la estrategia de Chávez parece que no se consideraba la posible respuesta popular ante un intento de derrocarlo. Si esa consideración hubiera estado clara, Chávez no debía haberse entregado a los militares en la madrugada del 12 de abril, pues la insurrección popular del sábado 13 hubiera estallado desde el mismo 12 si Chávez hubiera amanecido resistiendo en Miraflores.

En Caracas y el resto de ciudades y pueblos de Venezuela existe hoy todo un proceso de insurgencia popular, que reconoce el liderazgo de Chávez al frente del proceso de cambios, pero que poco tiene que ver con la burocracia gubernamental y los partidos chavistas. Esa masiva movilización del pueblo avanza por delante del gobierno y del propio Chávez. Le corresponde al presidente colocarse al frente del pueblo venezolano para profundizar el proceso de cambios y garantizar el fiel cumplimiento de los derechos consagrados en la Constitución Bolivariana.

Lamentablemente todo este proceso de participación popular se está desarrollando sin la existencia de organizaciones estables y mecanismos de coordinación que permitan adelantar un programa político coherente y de alcance nacional. Los llamados círculos bolivarianos no poseen estructuras estables de coordinación política. Las organizaciones sociales como cooperativas, juntas de vecinos, sindicatos, grupos culturales, movimientos de profesionales, y diversos tipos de organizaciones comunitarias, tampoco está agrupadas en instancias de coordinación. Mientras no se constituyan estructuras que permitan unificar la acción política de las organizaciones populares de base, no se podrá levantar una alternativa viable que permita el avance y la profundización de la revolución bolivariana, y los partidos burocráticos y reformistas del chavismo seguirán torpedeando con su acción el buen desempeño de las estructuras del estado y el cumplimiento de los planes socioeconómicos del gobierno.

Venezuela vive hoy un proceso político inédito, pues tenemos un gobierno que por primera vez en la historia intenta representar los intereses del pueblo y que se ha colocado fuera de la influencia del capital multinacional y de los grandes centros del poder mundial. Tenemos también un auge popular que ya se había presentado en épocas como la guerra de independencia, la guerra federal, los años 1936, 1945 y 1958, pero que ahora tiene posibilidades reales de convertirse en un movimiento revolucionario que impugne las relaciones de dominación que el capitalismo mundial impuso en el país desde la época colonial. En otras palabras, estamos ante la posibilidad de una verdadera revolución popular, como nunca antes en nuestra historia. Pero ese camino sólo podrá transitarse si trabajamos con fuerza en la organización y concientización del pueblo, a la vez que presionamos al gobierno para que vaya asumiendo progresivamente una rectificación revolucionaria en todos los ámbitos de su gestión en la administración pública.

ESCENARIOS A FUTURO:


A) EL INTENTO DE SACAR A CHÁVEZ POR VÍA INSTITUCIONAL:
Hay diversos caminos en este sentido. Uno de ellos consiste en la destitución del actual Fiscal General, en la designación de un fiscal que responda a los intereses de la burguesía, para así motorizar alguna de las solicitudes de juicio que se han realizado contra el presidente. Este camino implica conquistar una mayoría tanto en la Asamblea Nacional como en el Tribunal Supremo. Otra versión es la propuesta de reducir el mandato a cuatro años. Otra versión es la propuesta de convocar a un referéndum consultivo. Para todas estas alternativas necesitan comprar a una fracción significativa del chavismo en la AN. Es el camino en el cual centran sus esfuerzos, sobre todo mientras no tengan fuerza en el resto de escenarios. En esta propuesta se agrupan algunos sectores de oposición que intentan desmarcarse de la línea que trazan los gringos, pero no por ello dejan de coincidir con los duros del antichavismo a la hora de las propuestas concretas.

B) GENERAR UN CLIMA DE INGOBERNABILIDAD, CON HUELGAS Y MOVILIZACIONES, PARA PROPICIAR UN NUEVO  PRONUNCIAMIENTO MILITAR: Este fue el escenario aplicado el 11-A, que partió del conflicto en PDVSA, y de la alianza entre la CTV y Fedecámaras. Tiene la dificultad que por una parte no cuentan con un apoyo militar claro, y por la otra ya existe a nivel internacional una actitud de rechazo a un eventual derrocamiento de Chávez que pase por un pronunciamiento militar. Pudieran manejar una variante de este escenario, al descartar el pronunciamiento militar, y propiciar grandes huelgas y movilizaciones que intenten tomar por asalto las sedes del poder político: Asamblea Nacional, Palacio de Miraflores, etc. Para eso se apoyarían en los comandos paramilitares que tienen en Caracas y zonas cercanas. Este escenario lo pueden promover los sectores más duros y desesperados de la conspiración, que consideran que esperar los resultados de las maniobras institucionales puede hacerlos perder el período de crisis que actualmente atraviesa el gobierno, y que es necesario tumbar a Chávez por cualquier vía antes de que este logre consolidarse de nuevo y superar la crisis actual. De acuerdo a los mensajes mediáticos de estos días, esta alternativa pareciera seguir teniendo gran peso entre los conspiradores.

C) EL MAGNICIDIO: Es una alternativa que puede presentarse como un hecho consumado. Una vez muerto el caudillo, buscar los culpables poco importará. Lo que pesará hacia el futuro es que el pueblo habrá perdido a su líder, y lo que vendría sería un asalto general para ocupar el gobierno por cualquier medio, con la excusa de la ingobernabilidad y la anarquía social. En este contexto pudiera presentarse una intervención militar gringa disfrazada bajo el manto de la OEA. Probablemente este escenario sólo podrá ser viable si antes o simultáneamente se cometen asesinatos contra miembros destacados de la oposición, asesinatos que por supuesto serían realizados por ellos mismos con la intención de echarle la culpa al gobierno, y justificar así el posterior asesinato del presidente. Si tomamos en cuenta los intereses económicos que están en juego, este escenario no debe tomarse como producto de la fantasía. Los Estados Unidos han promovido situaciones similares desde el siglo XIX, con el objeto de justificar sus intervenciones militares en otros países.

 

D) EL COMPROMISO DE CHAVEZ CON LA BURGUESÍA Y EL IMPERIALISMO: Este escenario no es descartable, si consideramos la extrema debilidad que atraviesa la alianza política gobernante, y la confusión que pesa luego de tantas traiciones durante el 11-A y los días posteriores. El presidente pudiera justificar un compromiso con la burguesía como algo táctico y pasajero, para tomar fuerzas, recuperar espacios perdidos, y más adelante replantear el proceso de cambios. Este escenario cobra fuerza si consideramos la escasa credibilidad que ha demostrado tener el presidente hacia la capacidad política y organizativa de las organizaciones populares, redes sociales, círculos bolivarianos y demás expresiones de la acción popular de base. La gestión política de Chávez se ha manejado hasta el presente como una propuesta burocrática entre partidos y sectores militares; la base popular ha estado hasta ahora ausente totalmente de participar en la gestión gubernamental. A pesar de que esa base popular fue la que permitió su regreso al poder el 13 de abril. En esta dirección también pesa la circunstancia que toda esta base popular no presenta un frente político común, lo que dificulta que proponga líneas programáticas de gobierno y que proponga unitariamente hasta nombres específicos para ocupar cargos de dirección en el aparato del Estado (ministros, etc). La reacción natural de los burócratas que rodean a Chávez es la de buscar compromisos con el enemigo para tratar de sobrevivir a la crisis; esa ha sido la conducta de los reformistas burgueses en todas las épocas históricas. Como no hay fuerzas organizadas que hagan contrapeso en sentido contrario, la tendencia hacia el pacto con la burguesía seguirá cobrando fuerza en el seno del chavismo. No obstante, el hecho de que Chávez retroceda y busque compromisos con la oposición no será garantía de que ésta desista de los intentos por derrocarlo. Más bien, lo tomarían como muestras claras de debilidad y aumentarían sus esfuerzos por sacar del poder al presidente.


En otras palabras, el compromiso con la burguesía, aunque Chávez entregue todo, no es en este momento coyuntural garantía alguna para que se pueda mantener en el poder.

TAREAS DEL MOVIMIENTO POPULAR:
 

1) Es imperativo el establecimiento de estructuras de coordinación de las organizaciones populares de base, llámense sindicatos, círculos bolivarianos,  cooperativas, etc. Estas estructuras deben ser lo más amplias posible, pero a la vez deben definir un claro programa político de transformación social, e interrelacionarse con el gobierno en términos de contribuir significativamente a la definición de las líneas fundamentales de la acción gubernamental y de la administración directa del aparato del Estado. Estos organismos coordinadores llenarán un vacío político que permitirá fortalecer al mismo gobierno y asomará el camino de la verdadera transformación social al servicio de las grandes mayorías.

2) Profundizar los mecanismos de comunicación alternativa que el movimiento popular ha desarrollado: radios y televisoras comunitarias, periódicos, asambleas de ciudadanos, redes de articulación, etc. Lograr formas de autofinanciamiento, sin descartar el apoyo institucional en donde esto sea posible. Promover campañas propagandísticas en base a consignas y propuestas comunes, usando alternativas como los grafitis, periódicos murales, recolección de firmas, foros y talleres, etc.

 

3) Crear instancias de representación popular mediante las asambleas populares o asambleas de ciudadanos, como una forma de poder alternativo ante la inoperancia de las estructuras fosilizadas del Estado que heredamos del puntofijismo. Esta organización asambleística debe partir de cada comunidad, designando representantes electos democráticamente en asambleas para integrar las instancias parroquiales, luego las municipales, hasta llegar a Asambleas o Consejos de toda la ciudad. En un primer momento pueden servir como mecanismo de expresión del sentir popular, para hacerlo llegar a las respectivas instituciones del Estado. Se debe buscar que sus opiniones y acuerdos tengan carácter vinculante en los diversos organismos públicos.

4) Desenmascarar la conspiración, a los conspiradores, y a todos sus hilos y formas de expresión social. Debe ser una denuncia implacable. No hay conciliación posible con quienes tienen por objetivo el desconocimiento de los derechos constitucionales aprobados en 1999 y el aplastamiento de toda forma de expresión organizada del pueblo.

5) Promover la más amplia vinculación de las organizaciones sociales con los mandos medios y personal de tropa de la Fuerza Armada Nacional. Los militares son hijos del pueblo, y a él deben responder. La consigna fundamental es llamar a desconocer cualquier nuevo intento insurreccional, a denunciar a los que estén conspirando, y a establecer planes de contingencia que permitan actuar a los militares patriotas ante un nuevo intento de golpe fascista. Entre el pueblo y los militares no deben existir diferencias de ningún tipo. Con los militares hay que hablar de la situación política, y de las tareas para que el proceso de cambios a favor del pueblo se mantenga y se fortalezca.

6) Realizar tareas de formación política de los cuadros dirigentes del movimiento popular. Hay que prepararse para asumir la dirección política del proceso de cambios, y para ello no basta con la honestidad y las buenas intenciones. Las distintas organizaciones deben definir talleres, círculos de estudio, bibliografías básicas, para ir avanzando en un plan de formación que permita obtener logros a corto plazo.

7) Diseñar planes de movilización ante situaciones de contingencia. Lugares de concentración en la ciudad. Buses, camiones y otros medios de transporte que puedan ser utilizados. Tener ubicados a todos los medios de comunicación existentes a nivel local: televisoras, radios, periódicos, y mecanismos para lograr expresarse a través de ellos.

8) Realizar denuncias a nivel internacional de los planes conspirativos, y buscar el desarrollo de la solidaridad internacional hacia el proceso venezolano.

HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS
Maracaibo, 20 de mayo de 2002.

 

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