Marchas y contra marchas en Venezuela, el Gobierno cae en el juego de los números, pero evade ir al conteo principal, convocar un referéndum o anticipar elecciones. Este es un intento por explicar la situación a nuestros amigos del exterior. Saludos

 
Ismael Pérez Vigil

Chávez y las Marchas

 

Ismael Pérez Vigil

Red de Veedores

Coordinadora Internacional Venezolana

Washington 13 de octubre de 2002.

 

Un millón, millón doscientos, millón y medio, dos millones. ¿Que importa?. Decenas de Miles de caraqueños, acompañados de venezolanos de todas partes del país y de todos los sectores sociales tomaron la calle el jueves 10 de octubre para pedir elecciones ¡ya!. 

 

Intentos anti marcha.

 

La Marcha tenía muchas motivaciones y razones, pero una era clara, era para decirle al Presidente Hugo Chávez Frías que no se le tiene miedo; que no importa que saque tanquetas a la calle, más tanquetas, más gente; que no importa que militarice al país y tome las calles del centro y este de la ciudad, la gente se le enfrenta e increpa a los soldados; que no importa que allane las residencias de octogenarios buscando pruebas de golpes de estado  y conspiraciones; que no importa que allane residencias de militares, pues sus vecinos los defienden con cacerolas; que no importa que intente apresar generales en plena vía publica, pues basta un puñado de señoras de edad para impedirlo; que no importa que sus matones atraviesen camiones en las autopistas de acceso a Caracas y le disparen a los que intentan quitarlas, pues la gente las quita, se les enfrenta y pasa hacia Caracas; que no importa que diga que lo de la manifestación fue un “montaje de la prensa”, sus enemigos, pues todo el mundo lo vio en vivo y están miles de fotos tomadas por la prensa y observadores internacionales para probarlo; que no importa que sus amigos y aliados internacionales – entre ellos algunos de grupos defensores de derechos humanos-  digan que:  Si, mucha gente pero que allí había muchos que querían un golpe de estado; pues si, seguramente había y hay miles que así piensa, pero se fueron para su casa sin disparar un solo tiro, porque en Venezuela los que disparan contra las marchas son los que están con el Gobierno, son empleados del Gobierno  y fueron armados por el Gobierno.

 

La oposición democrática y la marcha.

 

La población estuvo una vez más por encima de la dirigencia, mostrándole el camino. Lo importante de esta marcha es la demostración pacífica de una Venezuela democrática que quiere una salida constitucional a la crisis. La oposición democrática ha hecho propuestas de enmienda a la Constitución; ha organizado marchas y movilizaciones, todos los meses, por todo el país, para demostrar su fuerza y su descontento y para poner en exacta dimensión a los que apoyan al régimen autoritario de Chávez Frías; ha aceptado los mecanismos de mediación internacional que se han presentado; ha suscrito la declaración de principios presentada por el Secretario General de la OEA; ha propuesto un programa para el periodo de transición y ha firmado un pacto al respecto. Para algunos todo eso no cuenta, para ellos el problema sigue siendo que los miembros de la oposición “no tienen paciencia ni tolerancia con el Gobierno y están buscando salidas extra constitucionales”. No, ese no es el problema, el problema es que esa paciencia puede tener un limite y si no hay respuesta podemos entrar en una situación muy peligrosa,  pues la gente ha demostrado de manera clara que no tiene miedo a un enfrentamiento.

 

La memoria internacional.

 

No sorprende la “fragilidad” de memoria de algunos actores internacionales. Se olvidan que esta democracia venezolana, una de las más antiguas y sólidas del continente no la construyo Hugo Chávez Frías, la construyo esa “oposición golpista” durante 40 años y  ni siquiera Hugo Chávez Frías la pudo destruir en 1992 con dos cruentos intentos de golpe de estado, ni la pudo destruir después de 1998, como Presidente, aboliendo primero y acaparando para sí, depuse,  todos los poderes del Estado.

 

Se olvidan que fue esa “oposición golpista”  cuando era Gobierno, la que le dio asilo político a miles de chilenos perseguidos por Pinochet; de brasileños, argentinos y uruguayos que huían de las dictaduras militares, agobiados por las precarias situaciones económicas de sus países.

 

Se olvidan que fue esa “oposición golpista”, cuando era Gobierno, la que ayudo a consolidar las democracias en Centro América, la que financio estudios de muchos centroamericanos en las mejores universidades de los Estados Unidos.

 

Se olvidan que fueron los presidentes de esa “oposición golpista” los que ayudaron con dinero y armas a defender las vidas de mandatarios y las frágiles democracias de América Central y del caribe.

 

Se olvidad que fueron los gobiernos de esas “oposiciones golpistas” los que crearon el Pacto de San José para proveer de petróleo a los que estaban agobiados por los precios de la OPEP y que fueron los gobiernos de esas “oposiciones golpistas” los que siempre aseguraron el suministro de petróleo a sus aliados Norteamericanos.

 

Se olvidan que fueron los gobiernos de esas “oposiciones golpistas” los que siempre combatieron el narcotráfico y la guerrilla sin escatimar recursos y sin poner condiciones.

 

La Marcha del Gobierno.

 

El Gobierno ahora organiza su propia marcha, pues estamos en un juego, el de la política, peligroso, pero un juego al fin y si la de la oposición fue de un millón de personas, la de ellos seguro que va a ser el doble; y en ese juego van a estar colmando la paciencia o provocando a la oposición para ver si logra manifestaciones desesperadas. Después, el Presidente saldrá de viaje el día 14 para Europa, algunos dicen que para ver si a algún militar se le ocurre una aventura y poder gritar desde el exterior: “Ven, se los dije, son unos golpistas”. No nos cabe duda de que la alusión a los golpes de estado que “cada día” se develan en Venezuela será uno de los temas de sus discursos. Pero la solución es muy simple, para poner fin a todos estos cálculos sobre manifestaciones, constitucionalmente el Presidente de la Republica puede convocar en cualquier momento un referéndum consultivo (Art. 72) para preguntarle al pueblo si desea que él continué en el Gobierno. ¿Por qué no lo hace?, porque sabe que en un referéndum supervisado por organismos internacionales saldrá derrotado y estará tentando la paciencia de su pueblo hasta agosto de 2003 cuando no le quedará más remedio que enfrentar un referéndum revocatorio. El problema es que si se hace necesario llegar hasta allá, se llegara, pero las consecuencias de intolerancia hacía su régimen y hacia el chavismo pueden ser mucho más críticas.

 

El Presidente se niega a entender que su experimento “revolucionario” fracaso por su incompetencia, por el desempleo mas alto de la historia de Venezuela, por el cierre de miles de empresas, por el incremento de la economía informal, por el aumento de la pobreza, por la disminución del consumo, por el incremento de la corrupción, por la violación del orden constitucional que el mismo impuso, por la incapacidad de organizar su propio partido. El Presidente no entiende que su mejor alternativa es negociar una salida honorable, una renuncia que permita la supervivencia de su movimiento. Si se tiene que llegar hasta el final, hasta el referéndum revocatorio, junto con él será enterrado su movimiento.

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