Pedro Carmona Estanga

El Universal, 28 de abril de 2002

Hoy, a dos semanas de esos complejos días, resumiré algunos puntos importantes, pues considero un deber informar a las personas que han confiado en mi persona:

El 12 de abril no hubo rebelión ni golpe; se produjo un vacío de poder tras los anuncios de renuncia presidencial que hiciera el vocero del alto mando militar, después de lo cual fui llamado a encabezar la transición;
Ninguna de las acciones en las cuales participó la institución que presidí, Fedecámaras, entre ellas las de secundar la convocatoria hecha por la CTV al paro nacional y a la marcha, tuvieron como propósito exacerbar la crisis nacional existente en los planos político, económico y social. La histórica marcha fue pacífica e incontenible, pero alerté que sólo debía llegar hasta la avenida Bolívar;
No participé en planes preconcebidos. Nadie podía predecir eventos que ocurrieron en forma tan vertiginosa, tras la represión contra la marcha y la orden de activación del Plan Ávila, que provocó renuncias y vacíos. Si todo hubiese sido planeado, habrían estado listos los equipos civiles y militares para asumir de inmediato el control, lo cual tomó un tiempo considerable;
Nunca estuvo planteado estructurar equipos excluyentes, sino plurales y representativos. El país solo vio la integración parcial del Gabinete, pero en el equipo que se juramentaría el sábado 13 se incluían luchadores sociales, representantes laborales y profesionales de respetable trayectoria. En igual sentido, la integración del Consejo de los 35 ayudaría al Presidente Transitorio en la toma de decisiones e incluiría miembros de organizaciones políticas, sindicales, académicas, de la sociedad civil organizada y a reconocidas personalidades;
Los comicios se realizarían dentro de plazos mínimos y no máximos, vale decir de 90 días para la Asamblea Nacional, con poderes constituyentes para enmendar algunos artículos de la Constitución y de 180 días para la elección de Presidente;
Se invocó el mismo día 13 la Carta Democrática Interamericana, para solicitar a la OEA el inmediato envío de una misión de alto nivel, que asumiría la supervisión del restablecimiento pleno de la institucionalidad democrática;
No mantuve vínculos con terceras personas, empresarios ni representantes de gobiernos extranjeros. Asumo las responsabilidades por mis actos o decisiones, pero no acepto que se trate de establecer nexos inexistentes ni respondo por actos ajenos;
Rectifiqué, llamé a la Asamblea Nacional a que sesionara y resolviera respecto a la transición, yo acaté su dictamen y renuncié, en aras del bien de la nación;
Durante las 48 horas de gobierno temporal no se produjeron actos vandálicos y rechacé cualquier exceso o abuso.
He tenido una trayectoria de servicio al país limpia y honesta. Me identifico con la sociedad civil y la fuerza de su movimiento. No he sido inconsecuente con ella, ni con mi compromiso de estrechar vínculos con las organizaciones sociales y laborales. El tiempo despejará muchas incógnitas de esos turbulentos días, no exentos de errores u omisiones. Es necesario que la sociedad civil mantenga su lucha por una Venezuela amplia y de todos los venezolanos, con una agenda de reconciliación nacional, convivencia democrática, rectificación de políticas y actitudes, desarme y reducción de los focos de tensión y de violencia. Si es así, habremos ganado todos.

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