Violación de DDHH, un campo de confrontación política
La Coordinadora Democrática denuncia...

Gitanjali Suárez Sarmiento- Unión Radio

Las protestas que comenzaron el 27 de febrero y se prolongaron durante la primera semana de marzo, dejaron un saldo de 14 muertos, unas 410 detenciones, 1.758 lesionados con heridas producto de los gases lacrimógenos y perdigonazos, 12 torturados, siete casos de desaparecidos, 25 periodistas agredidos y tres detenidos, y ya para finales de abril la mayoría de los presos políticos habían quedado en libertad.

La Coordinadora Democrática, además de encauzar la lucha por la celebración del referendo revocatorio, de mantener la presencia de la gente en las calles, de librar batallas jurídicas en el Tribunal Supremo de Justicia y conservar el ánimo de sus seguidores, se enfrenta a la tarea de hacer seguimiento a cada caso de violación de derechos humanos, cumplir con los procedimientos internos en las instituciones públicas, aun cuando no confíe en la imparcialidad de las mismas, y sustanciar un expediente que pueda llegar a los organismos internacionales con la finalidad de "quitar la máscara democrática" al gobierno de Hugo Chávez.

En la alianza opositora funciona una comisión jurídica a cargo de la abogada Delsa Solórzano, y una comisión de derechos humanos que preside Rafael Narváez. Ambos se han dedicado a tener presencia en los medios de comunicación para informar esta realidad.

Las imputaciones judiciales a los detenidos han sido varias, se les acusa a algunos de porte ilícito de armas, de instigar a la rebelión, instigación a delinquir, detención ilegítima de sustancias y artefactos explosivos y obstrucción de vías públicas.

Se contabilizan 16 denuncias de víctimas que han sido formalizadas ante el Ministerio Público, las cuales esperarán por que se cumplan los lapsos del proceso.

Que lo sepa el mundo

La oposición está convencida que las instituciones públicas que deberían encargarse de estos casos (Fiscalía General y Defensoría del Pueblo) responden a los intereses del Poder Ejecutivo dirigido por Hugo Chávez, por eso la CD se maneja en dos escenarios: cumplir con el procedimiento rutinario ante ambos organismos locales, pero solicitar la ayuda de las instancias internacionales.

En ese sentido se ha recurrido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, órgano adscrito a la Organización de Estados Americanos. La Coordinadora alega que se violó la Carta Democrática Interamericana a pesar de que el Gobierno y la oposición firmaron un acuerdo el 29 de mayo de 2003, en el que se comprometían a respetar las reglas del juego democrático.

En esta tónica de llevar el tema a todas las instancias, la CD también se reunió con los embajadores de distintos países acreditados en Venezuela para exponer su visión en una presentación audiovisual documentada sobre los atropellos cometidos, muy contraria a la versión que les dio el presidente Hugo Chávez el cinco de marzo en una reunión en el Palacio de Miraflores, que terminó transmitida en cadena de radio y televisión.

Una de las mayores preocupaciones en el seno de la CD es la impunidad, no pueden dejar de comparar el que las violaciones de derechos humanos sucedidas en el "27-F chavista" tengan la misma suerte que los hechos del 11 de abril de 2002, en los que ni se constituyó una comisión de la verdad imparcial, ni se establecieron responsabilidades para las altas autoridades.

El recurso al que apela la CD, mientras no tenga respuesta de las autoridades nacionales, es insistir en el mensaje que constantemente envía a los causantes de estas transgresiones contra los propios venezolanos. La Coordinadora le recuerda al gobierno y a los miembros de los cuerpos de seguridad que las responsabilidades penales son individuales (aun cuando un soldado haya recibido la orden de un oficial superior de disparar, también es responsable de ese acto) y que los crímenes no prescriben, lo que quiere decir que si están amparados por el gobierno vigente, no están exentos de ser investigados a posteriori.

La alianza opositora escogió el camino judicial para denunciar estos casos, pero los opositores a Chávez no dan un voto de confianza a los poderes públicos. Ambos, dirigencia política y ciudadano común, terminan inclinándose por una tercera vía: la justicia internacional.

http://www.unionradio.com.ve/Especiales/EspecialSubTitulo.aspx?SubtituloId=47

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