SITUACIÓN DE LA IGLESIA

EN LA ACTUAL COYUNTURA VENEZOLANA

 

            1.- Consideración introductoria

            En este somero informe se intentará reflejar la situación en que se encuentran las relaciones de la Iglesia Católica venezolana con el gobierno nacional, particularmente en lo que respecta al lugar que ésta pueda ocupar dentro de la estrategia o acción política del Ejecutivo. Se señalará también cuál ha sido la línea de acción de la Iglesia ante la realidad política del país.

            2.- Del intento de división a la política de aislamiento y debilitamiento en la acción social de la Iglesia

            En una primera etapa, el gobierno presidido por Hugo Chávez Frías procuró generar una división en el seno de la Iglesia, de manera que la polarización nacional se extendiera al clero católico. Esta etapa estuvo signada por los ataques desconsiderados contra el Presidente de la Conferencia Episcopal venezolana, Monseñor Baltasar Porras, acompañados del elogia a la Iglesia como institución y a algunos Obispos en particular. Se llegó al extremo de propiciar la apertura de una investigación penal contra Monseñor Baltasar Porras, relacionada con la administración de un hospital por la Diócesis de Mérida, de la cual él es Arzobispo. Pero la infundada investigación no ha arrojado elemento alguno que lo comprometa. Por otro lado, gracias el apoyo parcial de algunos sacerdotes de parroquias populares, el gobierno quiso igualmente ofrecer la imagen de una Iglesia cercana al pobre y al proyecto de Chávez, distanciada de la jerarquía.

            El fracaso de estos intentos desembocó en una agresión a la Iglesia en general, considerada como “tumor que debe ser extirpado”, y en ofensas a la honorabilidad y luego a la memoria del Cardenal Ignacio Velasco.  Recientemente también ha sido objeto de descalificaciones completamente infundadas el Cardenal Castillo Lara.

            La capacidad de la Iglesia para mantenerse unida y para resolver pequeñas disensiones internas, ha llevado al gobierno a acudir al ardid de la desautorización del episcopado en su labor pastoral vinculada a la situación del país y de su aislamiento y debilitamiento en la acción social.  Una muestra preocupante de esta última táctica lo constituye el desvío de recursos que,  a través del INCE -organismo encargado de la formación para el trabajo en áreas artesanales o técnicas-, eran asignados a una red de acción social de la Iglesia Católica, dedicada justamente a la formación para el empleo. Parte de esos recursos han pasado ahora al plan político-gubernamental “Vuelvan Caras”, restando eficacia a la obra de la Iglesia en este ámbito.

            En lo relativo a la campaña de desautorización, se pone en escena cada vez que la Conferencia Episcopal emite algún mensaje para orientar la actuación de los fieles en la difícil coyuntura que nos aqueja.

            3.- La Iglesia ante la situación política y social

            Los ataques contra la Iglesia Católica han sido una respuesta ante la conciencia de los Obispos venezolanos sobre la necesidad de no claudicar en su función pastoral a pesar de los ataques y amenazas de toda índole a que han sido sometidos.

            Su mensaje siempre se ha mantenido dentro de los principios generales que han guiado su magisterio en Venezuela: el llamado a la defensa de los intereses de los más pobres y al respeto de los derechos humanos, la búsqueda de la paz entre hermanos, la consolidación de la democracia y de la ética en la acción política.

            En consonancia con tales principios, la Iglesia ha tenido que denunciar el crecimiento de la pobreza y del desempleo, el discurso oficial propiciatorio de la división y el odio social, el debilitamiento de la institucionalidad democrática, y la impunidad ante los delitos perpetrados contra los derechos humanos.

            No ha asumido posiciones político-partidistas, mas la polarización, y el autoritarismo gubernamental reinante, le ha obligado a enfrentar muchas acciones gubernamentales, en coherencia con su doctrina.

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