CARLOS BLANCO

ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

HEBRAICA

El allanamiento al Centro Social, Cultural y Deportivo Hebraica no es un hecho azaroso, producto de la imbecilidad de quien lo ordenó. Es un acto muy serio de amenaza contra los judíos venezolanos y, en general, contra la libertad. No se trataba de procesar una denuncia, como dice Jesse, el mismo que comanda a las policías de fauces babeantes. No. Ha sido un acto absolutamente deliberado y consciente contra la comunidad judía, destinado a fijar en la conciencia pública otro enemigo del proceso, para darle verosimilitud a la tesis de la "mano israelita" metida tras el asesinato de Anderson.

Por más grande que sea el estómago, nadie puede digerir la idea de que un Colegio pueda ser lugar de escondite de armas o criminales. Pero, si las sospechas fuesen fundadas, por qué no proceder al asalto de la fortaleza en un momento en el que los niños, los adolescentes y los profesores estuviesen ausentes. Obviamente, el propósito era crear el máximo de alarma, era confirmar que los judíos venezolanos y los que en el país habitan son suficientemente sospechosos como para convertirlos en objeto de la suspicacia oficial.

Como se ve, el régimen combina sus prejuicios con la ignorancia, de manera de hacer aún más letales sus crímenes. Suponen que todos los judíos piensan lo mismo en materia política; suponen que, además, todos están identificados con lo que diga Sharon; y, finalmente, que el Estado de Israel, como brazo operativo del imperialismo, tiene entre sus principales misiones enfrentar la revolución que Chávez cree encabezar. En consecuencia, tienen que estar hasta el pescuezo en el atentado contra Anderson. Todo lo anterior puede parecer impensable, tal es la factura de las cretinadas; sin embargo, en nombre de cretinadas como ésas se ha perseguido a los judíos y se han generado ambientes proclives al antisemitismo. Y todo antisemitismo tiene entre sus resultados potenciales la exclusión, la persecución y las cámaras de gas; no sólo de los judíos sino de los considerados como enemigos.

Una acción como ésta tiene que levantar el espanto masivo. No se debe hacer concesión alguna al lenguaje que pretende remitir este hecho a un mero incidente policial. La investigación sobre el caso Anderson ya tiene un reguero de cadáveres, allanamientos, torturas, persecuciones, acusaciones como la de Diosdado contra medios y empresarios; esta brutalidad gubernamental contra Hebraica es un mensaje que expresa que las persecuciones han pasado a otra escala, de identificaciones más colectivas, en las cuales las culpabilidades preceden a los hechos, y los castigos se anticipan a las investigaciones.

En Venezuela, el acorralamiento contra la disidencia comenzó hace tiempo, este elemento es el anuncio de que se proyecta más amplia e implacable que lo imaginado. La comunidad judía siempre está alerta ante las persecuciones, huele antes que nadie el agrio almizcle de los lobos ansiosos de culpas y de sangre, por eso saben cuando se aproximan los garfios de los sicarios.
Que sirva para todos los que luchan por la libertad esta luz roja; cuando un judío es atacado por serlo, se entra en una zona de riesgo total y absoluto para el pensamiento y la existencia libres de todos; judíos y no judíos. No crean en las disculpas oficiales; son parte del mismo montaje.

carlosblancog@cantv.net 

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