REFLEXIONES DE RAMO VERDE
Hace exactamente un año, me presenté ante la Justicia Militar, acosado por la persecución política, que respondió a un plan bien diseñado y concreto del alto gobierno “revolucionario”, que seleccionó a un grupo de oficiales disidentes del régimen, para neutralizar el descontento que corría y corre por las venas de las fuerzas armadas democráticas e institucionalistas.
Mi mente, nunca llegó a imaginarse, ni siquiera remotamente, la magnitud del odio y la represión que me esperaba, cuando responsablemente y voluntariamente me sometí a una investigación donde soy INOCENTE; y que como ciudadano hijo de una nación constitucionalmente democrática, y en mi condición de General de la Republica, estaba en el deber de atender; no solo para dar el ejemplo ante mis subalternos, compañeros de armas, mis amigos y mi familia; sino para responder dignamente ante Dios y mi conciencia de las acusaciones falsas, fraudulentas y lesivas a mis derechos humanos, que con la orden del Ministro de la Defensa Jorge Luís García Carneiro, un grupo de sus subalternos militares, a quienes el Ministro en una gravísima violación constitucional y usurpando las funciones del Fiscal General de la Republica, nombró como Fiscales del Ministerio Publico y los convirtió en funcionarios de hecho, titulares de la acción Penal, que son portadores de una autoridad ilegitima, con la cual me han acusado infundadamente ante un Tribunal Castrense.
El Ministro de la Defensa, también usurpo las atribuciones constitucionales del Ministerio Publico cuando dictó la orden de apertura de la Investigación Penal Militar.
El Ministro de la Defensa, continuo con el uso de sus “atribuciones Judiciales”, ordenando publicar en la prensa, un cartel Difamatorio ofreciendo Bs. 50.000.000,oo de recompensa para lograr mi localización; tal atropello marcó el inicio de otros aun mas graves ejecutados por el Fiscal en evidente cumplimiento de ordenes superiores, como lo fue el fraude procesal cometido en la construcción de un acto de reconocimiento, para el cual, dos horas antes me exhibieron ante los futuros reconocedores, que resultaron ser nada mas y nada menos que los participes mas importantes en el hecho punible, señalados en el juicio por sus connacionales como secuestradores y como responsables de haber degollado un ciudadano, y matado a otro, en la finca Daktari, los cuales recibieron una recompensa procesal de ser puestos en libertad para que me involucraran en el hecho falso de “haber visitado en una oportunidad dicha finca”.
El Tribunal de Juicio, desestimó las excepciones opuestas por mi abogado Rafael Ángel Terán, en lo relativo a las violaciones constitucionales: la apertura del juicio y el nombramiento de Fiscales del Ministerio Publico, realizados por una autoridad incompetente, convalidando de esta manera una alteración del orden constitucional.
El Tribunal de Juicio, desacató las interpretaciones de la Sala Constitucional, del Tribunal Supremo de Justicia, que le instó a apreciar la situación para que yo fuese juzgado en libertad, considerando la interpretación de la Sala.
La situación jurídica a resolver era muy elemental y obligante para el tribunal, se trata fundamentalmente que la Presunción de Inocencia, de la Constitución está por encima de la presunción de fuga establecida en el Código Orgánico Procesal Penal; además esta ultima ya había sido expresamente desvirtuada en la sentencia del Máximo Tribunal; se trataba de una simple aplicación del control difuso de la constitucionalidad de las leyes, establecido en el articulo 334 constitucional. No obstante, el Tribunal de juicio desacató la sentencia y a la propia constitución, que ordena que en los casos de incompatibilidad entre una norma legal y la constitución, debe aplicarse la norma constitucional.
Desconozco, cuales son realmente los términos de la información y apreciaciones que el Ministro de la Defensa, le ha planteado al Presidente de la Republica, sobre la inconstitucionalidad y demás incidencias del caso, en cuanto a mi persona; pero presumo que hay una perversa comunión del engaño con la ignorancia, y un desacato de ambos funcionarios gubernamentales a la Constitución, lo que configura una violación de los derechos humanos y una alteración del orden constitucional.
El encarcelamiento político, me lesiona, me causa un daño; pero fortalece mi dignidad y mis principios. Limita mi libertad física, pero hace infinita mi libertad de pensamiento. Restringe mi vida familiar y afectiva, pero aumenta mi amor por la patria y por las instituciones hoy secuestradas por instrucciones recibidas desde una dictadura extranjera.
Estoy triste, por ser testigo obligado de la partidización política, de la ruptura del escalafón del orden de merito y la desprofesionalización de mis fuerzas armadas; pero estoy esperanzado en que la soberanía popular expresada en la Constitución prevalecerá sobre los violadores de la misma.
No puedo salir a defender la democracia con mis ideas y con mi trabajo como ciudadano; pero estoy seguro que el pueblo saldrá adelante en busca de si mismo; porque su corazón se está purificando en la fragua del dolor y de la indefensión, pero también se está templando en el yunque de la reflexión y de las acciones futuras para restablecer su autonomía y su libertad en defensa de la Constitución y de las leyes.
Mi mas grande dolor, es que la institución armada, heredera de tradiciones y glorias libertarias, se encuentre amenazada de destrucción y se le obligue a cerrar filas al lado de un partido político y a estar enfrentada a un inmenso sector de la población que no comulga con un gobierno hegemónico, dictatorial y antidemocrático .
Es un año de privación ilegitima de mi libertad, pero es un año de reflexiones, de resistencia y de dignidad.
Mas temprano que tarde, se oirán los gritos de Libertad y caerán las rejas de la represión política.
¡Ya se siente el clarín de la Victoria y el retorno de la Justicia !
Ramo Verde, 8 de junio de 2005.
General de Brigada Ovidio Jesús Poggioli Pérez.