Trascripción del forista CIUDADANO:
González González: ¡Viva la
República de Venezuela! ¡Viva el noble y valiente pueblo
venezolano! ¡Viva la mujer venezolana!
Gracias por la oportunidad de dirigirme, desde la
clandestinidad, en algún lugar de Venezuela, a los nobles y
dignos ciudadanos de este hermoso país.
Honorables ciudadanos, la clandestinidad no es una cobardía,
tampoco es para escondernos, es para garantizar que nuestra voz
de protesta no sea apagada; que no nos quedaremos callados.
La clandestinidad es una forma de resistencia, una manifestación
de desobediencia legítima, en defensa de los derechos y la
dignidad de todos los ciudadanos. Y que no tenemos temor de
enfrentarnos a un tirano que irrespeta y pisotea nuestra
dignidad, cuando se nos humilla como les da la gana, se
traiciona la patria, se entrega nuestro país al régimen de Fidel
Castro.
Yo estoy aquí, en Venezuela, en mi país, en mi patria, porque es
donde debo estar, como están todos los ciudadanos luchando por
una misma causa.
Nadie tiene autoridad a negarme a mí, o a ningún ciudadano, el
derecho a permanecer en su país.
No nos pueden negar el derecho y el deber de salir a la calle a
reclamar lo que nos pertenece. No nos pueden negar el derecho a
no dejarnos vejar y luchar por nuestra patria.
El régimen no tiene derecho, ni autoridad, para amenazarnos
mediante el terrorismo de estado, terrorismo judicial, leyes
manipuladas hechas a la medida de unos pocos dirigentes
mediocres, con intenciones de esclavizarnos, con la intención de
robar nuestras conciencias e iniciativas, y para hacernos
desistir de nuestra lucha justa, para callarnos. Porque los
ciudadanos honestos, con dignidad, con valor, con moral,
principios y valores de este país, les somos incómodos y no les
dejamos hacer lo que les da la gana, o con nuestra vida, el
futuro y el futuro de nuestros hijos.
Cada esfuerzo suma, cada voluntad cuenta, todo apoyo es válido,
donde quiera que estén y donde quiera que venga, porque tampoco
podemos menospreciar a quienes desde el exterior también están
dedicados a buscar una salida a la crisis en que vivimos.
Es necesario, entonces señores, demostrar que no tenemos miedo,
es necesario demostrar lo antidemocrático y lo autoritario que
es este régimen, es un deber de cada ciudadano. Ceder, callar,
entregarnos y no exigir el respeto de nuestros derechos, es
entregar y perder la república.
La única forma de demostrar la ilegalidad e ilegitimidad del
régimen es mostrar nuestro descontento y defendiendo nuestra
dignidad, permaneciendo en la calle, manifestando nuestro
rechazo a la presencia en nuestro país de Fidel Castro, asesino
de nuestros ciudadanos, dictador, esclavista y violador de los
derechos humanos, y la presencia de sus agentes cubanos en
nuestras instituciones, quienes diariamente nos reprimen y se
prestan para cualquier cantidad de abusos de autoridad contra
nuestros ciudadanos.
La calle es nuestro lugar para manifestar y denunciar las
razones por las cuales no participaremos en el proceso electoral
fraudulento que tiene preparado el régimen. La calle es el lugar
para dignificar a quienes han entregado sus vidas en estos años
de lucha. La calle es el lugar para liberarnos de la impotencia
y de la angustia de creer que no estamos haciendo nada por
nuestro país. De allí, de la calle, y de nuestra protesta
masiva, saldrán las señales que tanto necesitan muchos otros
venezolanos, y del mundo, para definitivamente terminar con esta
pesadilla.
No podemos seguir pidiendo permiso para resistirnos a ser
doblegados. No podemos tener miedo porque nos llamen escuálidos,
golpistas. Es parte de la guerra sicológica que mantiene el
régimen para aterrorizarnos. Tenemos un solo objetivo: recuperar
nuestros derechos, la democracia y tener gobernantes dignos del
respeto que merecemos cada uno de los venezolanos, cada uno de
los ciudadanos. Por eso debemos unirnos, luchar en todos los
terrenos por lo que realmente queremos.
El régimen chavista --arrodillado ante Fidel Castro-- y el
régimen cubano no tienen escrúpulos ni consideración para hacer
lo que sea necesario para mantenerse en el poder. Viola la
Constitución, nos veja, nos empobrece, nos aterroriza, nos mata.
Nosotros tampoco debemos tener -- ¡ni podemos tener!--
escrúpulos para hacernos respetar e impedir que se siga
pisoteando nuestra dignidad.
Debemos unirnos y reaccionar para detener todo este abuso y
locura, saliendo todos masivamente a la calle en el momento
oportuno, dispuestos a hacernos respetar y recuperar nuestros
derechos, aún con todas las trágicas consecuencias que
tuviésemos que afrontar ante los obstáculos que tengamos que
vencer. Nada pasa si no se provoca. De no hacerlo, señores,
seremos esclavizados como el pueblo cubano, nuestros hijos serán
adoctrinados ideológicamente, nuestra voluntad e iniciativa será
anulada, nuestro derecho a protestar o a criticar desaparecido y
nuestras propiedades confiscadas. La represión selectiva contra
quienes denuncian la manipulación, la mentira y los procesos
fraudulentos, será cada día más implacable, por supuesto para
sembrar más miedo y terror en los ciudadanos, tal como está
pasando en la actualidad.
El tiempo, ciudadanos de este hermoso país, es nuestro más
temible enemigo. No dejemos de hacer hoy, con valor y alegría,
lo que mañana será más difícil de hacer con terror y lágrimas.
Desde la clandestinidad, que ya es hacer algo, por la libertad,
la vida y la felicidad de los ciudadanos. ¡Ceder nuestros
derechos es perder la República!
¡Siempre, siempre, siempre! ¡Tres veces siempre! ¡Adelante, Dios los Bendiga y los guarde! ¡Que viva Venezuela!