Varios reportajes de El Universal sobre los exiliados
En exilio
				A Francisco Volcán, un venezolano común, Inglaterra le 
				otorgó asilo político por considerar que en Venezuela sí existe 
				persecución política
				
				GIULIANA CHIAPPE 
				
				EL UNIVERSAL 
				
				El nombre de Francisco Volcán puede decirle muy poco a la 
				mayoría de los venezolanos. Son escasos los interlocutores que 
				pueden ofrecer algo más que una mirada de despiste cuando les 
				preguntan por él. Incluso en los buscadores del ciberespacio se 
				torna difícil encontrar un par de párrafos que cuenten su 
				historia. 
				Pero Francisco Javier Volcán Ramírez, para más señas, tuvo mucho 
				que decir y que contar en Londres, donde convenció a las 
				autoridades de otorgarle asilo como perseguido político del 
				gobierno de Hugo Chávez. Le fue concedido porque las autoridades 
				británicas determinaron que el Estado venezolano no puede 
				garantizar, e incluso puede llegar a romper, el respeto a los 
				derechos humanos que contemplan las legislaciones 
				internacionales. 
				
				Así que Venezuela, de ser un país cobijo, albergue, amparo, de 
				otrora refugiados políticos, pasó a ser origen de ellos. Y, ante 
				los jueces internacionales, a pintarrajearse con características 
				de lo que se denomina Estado Forajido. 
				
				Un refugiado como cualquiera 
				Lo particular de Francisco Volcán es que no se trata de un Pedro 
				Carmona o un Carlos Ortega, hartamente conocidos en el proceso 
				político local. Es el caso de un venezolano de 36 años, técnico 
				superior en Organización Empresarial, vecino del kilómetro 4 de 
				El Junquito, integrante del movimiento Gente de Pueblo (el mismo 
				de Carlos Melo) que promovía el voto revocatorio en los barrios 
				del oeste caraqueño. 
				
				Durante el paro, formó parte del grupo de Seguridad de Carlos 
				Ortega y Patricia Poleo. Pese a su bajo perfil público, o 
				precisamente por ello, fue perseguido y acorralado por la 
				policía política, recibió amenazas telefónicas e incluso vio 
				morir a amigos cercanos, según su propio testimonio. 
				
				Volcán habla, ahora, desde su casa en Newcastle, ciudad ubicada 
				al norte de Londres. En sus palabras se amalgaman decepción, 
				agradecimiento y alivio. Se entremezclan malos recuerdos, 
				experiencias desagradables y decisiones favorables. Se vierten 
				toneladas de esperanza sobre el futuro personal mientras 
				contempla, forzosamente desde lejos, el turbio panorama 
				venezolano. 
				
				Volcán recuerda claramente el día que estalló el infierno: el 24 
				de agosto de 2003, cuando se entregaron, ante el CNE, aquellas 
				primeras firmas contra el presidente Chávez. "Desde Miraflores 
				nos declararon objetivo político, y aunque después anularon las 
				firmas, la persecución continuó. Al mes y medio del acto, uno de 
				los coordinadores del grupo fue golpeado y baleado. Es Luis 
				Eduardo Goncalves, hoy en situación de asilo en Estados 
				Unidos". 
				
				Miedo tenían, dice, pero estaban tan esperanzados con el 
				referendo que "nos echamos Dencorub y seguimos adelante". La 
				persecución era constante, a cualquier hora llegaban a su casa 
				funcionarios policiales a amedrentar, lo marcaban en 
				restaurantes, lo interceptaban con camionetas amarillas sin 
				placas. "En febrero de 2004 acudí dos veces al Ministerio 
				Público, y fui atendido por la fiscal 86 nacional, Esther María 
				Pucci, que investigó mi caso y me dijo que en la Disip me 
				acusaban de ser el brazo armado de Carlos Melo. Pero será armado 
				de banderas, pancartas y pitos, porque yo no cargaba armas". 
				
				Los nervios se duplicaban en la pareja Volcán: "Mi esposa estaba 
				en crisis. Llegó a decirme que resolvía definitivamente las 
				cosas o compraba ya la urna para mí". Eso fue después que 
				mataron, de cinco tiros, a uno de sus amigos más cercanos, 
				Manuel Campos. A Volcán lo acababan de dejar en la parada del 
				bus cuando ocurrió el ataque. 
				
				La decisión de marcharse la tomaron después del referendo. "Ni 
				mi esposa ni yo habíamos salido nunca de Venezuela. Decidimos 
				venir a Londres porque tenemos unos amigos aquí. Los llamamos y 
				nos ofrecieron su casa. Buscamos asesoría de la asociación VIVE, 
				de Alfredo Romero y Mohamad Merhi, quienes nos ayudaron a 
				escribir cartas y presentar documentos sobre nuestra situación".
				
				
				Con sus amigos apenas estuvieron una semana. Enseguida, el 
				Gobierno británico los envió a un "hotel de refugiados" donde 
				debían firmar asistencia diaria y compartir con exiliados de 
				todo el mundo. "Fue una experiencia horrible. Había iraquíes 
				baleados, africanos que comían sobre la mesa en el comedor 
				común, gente muy distinta a nosotros. Allí estuvimos desde el 24 
				de noviembre hasta principios de enero. Cuando el caso pasó a un 
				tribunal, nos mudaron a un apartamento en Newcastle. Mucho 
				mejor...". 
				
				Por esto y por aquello 
				La sentencia favorable a los esposos Volcán fue promulgada el 20 
				de junio de 2005. Al decir del juez, el "solicitante" (Volcán) 
				cumple cinco condiciones: se encuentra fuera de su país por 
				miedo a ser maltratado; el maltrato que temía era 
				suficientemente grave como para considerarlo persecución; su 
				miedo de persecución era bien fundamentado; la persecución 
				respondía a una de las causas establecidas en la Convención 
				Internacional de DDHH (en este caso, opinión política) y el 
				solicitante estaba incapacitado, o debido al miedo, renuente a 
				buscar protección en su propio país. 
				
				El juez dijo más, fundamentado en el Reporte que el Departamento 
				de Estado de EEUU presentó sobre Venezuela el 28 de febrero de 
				2005, donde se habla de torturas, violaciones a derechos 
				humanos, actos ilegales por parte del Gobierno, ataques verbales 
				protagonizados por Hugo Chávez, presuntos ajusticiamientos 
				extrajudiciales y sucesos violentos como los ocurridos en los 
				terribles días que los venezolanos bautizaron como La Guarimba.
				
				
				Antecedente firme 
				Aunque es, todavía, una diáspora tímida, la condición de 
				perseguidos políticos de algunos venezolanos ya es reconocida 
				formalmente en diferentes países. Y la sentencia del tribunal 
				londinense que otorga asilo a Volcán es un antecedente firme en 
				pro de los demás refugiados del régimen de Hugo Chávez, según 
				Alfredo Romero, abogado miembro de VIVE y de Fuerza Integradora.
				
				
				"Esta sentencia confirma lo planteado ante instancias 
				internacionales: El clima de persecución política y los actos 
				ilegales de amedrentamiento e intimidación del Gobierno actual", 
				afirma Romero. 
				
				Volcán no es el único venezolano que ha huido por sentirse 
				víctima de la persecución política. En VIVE, manejan los casos 
				de familiares de víctimas del 11 de abril, de activistas de 
				plaza Francia, de miembros de partidos políticos, que son pocos 
				conocidos en la opinión pública. Los que han logrado salir se 
				han refugiado, en su mayoría, en España y Estados Unidos. 
				
				"El de Volcán es un antecedente firme para casos similares de 
				persecución política. En VIVE hemos recibido denuncias 
				importantes de torturas, que han sido presentadas ante el 
				Tribunal Penal Internacional de La Haya. Tenemos denuncias que 
				han sido comprobadas dentro de lo razonable y que tienen 
				elementos en común", explica. 
				
				Este surgimiento de exiliados políticos venezolanos va en contra 
				de la tendencia mundial. Según cifras de Acnur, la organización 
				de las Naciones Unidas para los refugiados, el número total de 
				solicitantes de asilo en 2004 fue el más bajo desde 1998, 
				reportando 368 mil personas en esta situación. Y a Europa nunca 
				habían llegado tan pocos refugiados desde 1986. 
				
				Mientras tanto, Volcán inicia una nueva vida, bajo la condición 
				de refugiado político venezolano. El gobierno británico les 
				facilita la adaptación: "Ya machucamos el inglés porque 
				estudiamos el idioma en Cambridge y tenemos empleo (suministrado 
				por las autoridades). Por ahora, trabajo en un almacén de 
				alfombras pero cuando mejore mi dominio del idioma, mejorarán 
				también los oficios que me asignen. No podemos salir de Gran 
				Bretaña, y menos volver a Venezuela, durante cinco años pero al 
				menos estamos vivos. Y por eso, le agradeceré todos los días al 
				gobierno inglés y a la organización VIVE porque, si no fuera por 
				ellos, estaría muerto". 
				
				gchiappe@eluniversal.com 
				
				En exilio II
				En 1999, Estados Unidos otorgó asilo por persecución a sólo 13 
				venezolanos. En 2004, concedió 1.204. En sesis años, hasta 
				octubre del 2005, los refugiados pasan de 2.149, la 
				mayoría por razones políticas
				
				OSCAR MEDINA 
				
				ENVIADO ESPECIAL/EL UNIVERSAL 
				
				Miami._ El diácono interrumpe brevemente su almuerzo y clava una 
				mirada entre dura y compasiva en el visitante. Ya está más que 
				acostumbrado a la presencia de latinos que preguntan por el 
				padre Peter. "¿Pero lo buscas para pedir ayuda con el asilo o 
				qué?", pregunta. Y dispara la negativa al saber que el asunto es 
				periodístico: en esta iglesia no se dan declaraciones a la 
				prensa porque _explica_ "esta es una labor religiosa y 
				humanitaria". Fin de la conversación, el diácono vuelve a su 
				plato. 
				
				Celosos de su trabajo, el equipo de la "Protocatedral de las 
				misiones apostólicas de Cristo" _en el 261 de la calle 23 (NE) 
				de Miami_ no oculta, sin embargo, las estadísticas de su éxito 
				ayudando a quienes salieron de sus países en viajes sin boleto 
				de retorno. Y los venezolanos se revelan como un boom: en 2003 
				las autoridades de inmigración estadounidenses otorgaron asilo a 
				346 venezolanos que buscaron la ayuda de esta iglesia (la cifra 
				de colombianos fue de 520); en 2004 obtuvieron el beneficio 785 
				venezolanos y 600 colombianos; y entre enero y septiembre de 
				2005 ya se habían concedido 443 asilos a naturales de la 
				República Bolivariana y a 340 colombianos. 
				
				El ejemplar más reciente de una rústica publicación de la 
				iglesia añade una hoja con las "buenas noticias" parciales de 
				octubre: otros 50 venezolanos y 18 colombianos lograron asilo en 
				Estados Unidos. 
				
				Estos 493 paisanos que ya obtuvieron la condición de 
				refugiados en lo que va de año, no son los únicos. 
				
				La estadística oficial de la Citizenship and Inmigration 
				Services (USCIS) amplía el panorama. Al cierre del año fiscal 
				2004, la USCIS recibió 1.418 solicitudes nuevas de asilo 
				para venezolanos y se reabrieron otros 14 casos. Finalmente, 
				1.204 personas recibieron respuesta positiva directa de los 
				oficiales de inmigración y 734 casos fueron referidos a una 
				instancia superior. 
				
				El incremento de solicitudes habla por sí mismo: en 1999 hubo 
				18; en el 2000 hubo 23; en 2001 ya eran 39; en 2002 fueron 67; y 
				en 2003 sumaron 305. 
				
				Crea fama 
				En la "protocatedral" de la calle 23 tienen un dibujo claro de 
				por qué están huyendo los venezolanos. A Chávez lo identifican 
				como el gran articulador del movimiento socialista-comunista 
				latinoamericano, apadrinado por el dictador Fidel Castro, con 
				las arcas llenas de petrodólares y apertrechándose de armas para 
				consolidar lo que califican como una dictadura en marcha que 
				aplasta todo signo de oposición interna: "Gracias a Dios muchos 
				venezolanos se salvan ganando asilo en Miami". 
				
				Más allá de esta apasionada visión eclesiástica, la abogada 
				Linda Osberg-Braun, experta en materia de inmigración, concede 
				que en Estados Unidos las autoridades ya manejan la percepción 
				de que Venezuela no es un lugar donde la justicia _y algunas 
				otras cosas_ funcione correcta e imparcialmente: "Las 
				autoridades estadounidenses están comparando a Chávez con 
				Castro. Están observando cómo Chávez toma los mismos pasos que 
				Castro, pero de manera menos severa y lentamente. Está 
				terminando con la industria en general y está dejando que se 
				vaya la gente con mayor nivel de educación. Está armando una 
				base sólida y leal a través de planes básicos, de repartición de 
				comida y ayuda médica a personas muy pobres a quienes necesita 
				como apoyo, mientras les quita otros derechos civiles". 
				
				Osberg y su socia Florence Chamberlin manejan numerosos casos de 
				venezolanos en Florida: "Antes nunca se oía de personas 
				venezolanas pidiendo asilo", advierte Osberg: "Yo diría que se 
				ha duplicado el número de clientes venezolanos que atendemos. Y 
				de ese total, entre 10% y 20% son casos de asilo y el resto 
				tiene que ver con solicitudes de visas de no inmigrante, que 
				también han tenido un incremento. El asilo es una medida 
				drástica, porque no puedes regresar a Venezuela, así que los 
				venezolanos también están optando por otros tipos de visa". 
				
				Chamberlin hace una precisión: "Mucha gente prefiere aplicar por 
				el asilo, aun cuando en principio son elegibles para otros tipos 
				de visa. Lo que buscan es un nivel de seguridad más alto en el 
				caso de que el gobierno de Chávez intente posteriormente usar el 
				mecanismo de la extradición. Y especialmente los cubanos con 
				nacionalidad venezolana tienen mucho más miedo a esto porque 
				piensan que Venezuela los puede extraditar a Cuba". 
				
				El abogado Kurt Hermanni, de la firma Inmigration Law Group, 
				coincide en la apreciación del incremento: "De acuerdo con mi 
				experiencia y a la de los abogados de la American Inmigration 
				Lawyers Association, puedo decir que sí se ha incrementado el 
				asilo a venezolanos. Y también de personas del Medio Oriente".
				
				
				Según Hermanni, a los casos políticos de venezolanos se suman 
				otros que tienen que ver más bien con persecución por 
				orientación sexual y falta de atención por parte del Estado en 
				el caso de personas que son HIV positivos. Claro, el factor 
				político puntea: "Se tiene que comprobar con evidencias o por 
				sus propias palabras ante un juez o un oficial de inmigración, 
				que tienes un miedo creíble de persecución. Ese miedo tiene que 
				ser razonable. En el caso de Venezuela personas de la oposición 
				han recibido asilo porque han demostrado ese miedo creíble de 
				persecución. Algo similar pasa con los colombianos, aunque es 
				diferente porque ahí el miedo no es por el gobierno, sino que el 
				gobierno no puede detener la persecución de individuos por parte 
				de la guerrilla". 
				
				¿Cómo hago? 
				En esencia, para solicitar asilo hay que tener un caso serio y 
				documentado que demuestre ese miedo creíble de persecución por 
				razones políticas, religiosas, culturales o étnicas. La 
				recomendación profesional es que la persona haga la aplicación 
				estando legalmente en Estados Unidos y que asuma con seriedad el 
				proceso y sus consecuencias: puede ser costoso si lo hace a 
				través de abogados, debe estar consciente de que no podrá 
				regresar a Venezuela y de que si pierde el caso _hay varias 
				instancias de apelación_ son altas las probabilidades de que sea 
				deportado. "A quien no tenga un caso legítimo, un caso fuerte, 
				no le será fácil ganar. No es una cosa tan sencilla como dicen 
				por ahí", advierte Hermanni: "El análisis de los casos de 
				venezolanos está siendo estudiado cada vez con más detenimiento, 
				porque implica muchas cosas políticas". 
				
				El procedimiento es más o menos estándar: se presenta la 
				aplicación ante las autoridades que fijarán una fecha para una 
				entrevista directa con un oficial de inmigración que estudia el 
				caso por escrito y mediante un encuentro cara a cara. Si ese 
				oficial encuentra suficientemente sólida la argumentación, por 
				vía administrativa puede conceder el asilo. De lo contrario, 
				puede remitirlo a un juzgado. Las respuestas negativas son 
				susceptibles de apelación y pueden pasar años hasta que llegue 
				el momento del último "no". Pero durante ese tiempo el 
				solicitante _si entró legalmente al país_ permanece en libertad 
				en territorio estadounidense. Al transcurrir 150 días de 
				formulada la aplicación, el aspirante recibe permiso de trabajo.
				
				
				Además de la opción de la iglesia o de acudir directamente a un 
				abogado experto, el aspirante a asilado puede encontrar 
				orientación en organizaciones de venezolanos asentados en 
				Florida como Orvex e Ivac (orvex.org,
				ivac.org), que además 
				ya están empezando a hacer lobby para lograr que el gobierno 
				estadounidense conceda beneficios _al menos temporales_ para los 
				venezolanos que intentan radicarse en ese país, al estilo de 
				normativas que anteriormente beneficiaron, por ejemplo, a los 
				nicaragüenses que huían del sandinismo. 
				
				Orvex, por ejemplo, comenzó un plan de reuniones con 
				congresistas sensibilizados con el tema Chávez-Castro. "Queremos 
				lograr lo que se llama DED, una protección temporal que 
				congelaría la deportación de venezolanos en situación de 
				ilegalidad. Es como un tiempo de gracia de al menos 16 meses", 
				explica Elio Aponte, presidente de Orvex: "Es un beneficio que 
				puede otorgar de un plumazo el Presidente. Además, para el año 
				próximo estamos proyectando una especie de firmazo para 
				presentar la solicitud directamente a Washington". 
				
				Por estos días está a punto de comenzar operaciones en Miami una 
				nueva organización encabezada por el presidente de Unapetrol, 
				Horacio Medina, quien está tramitando su asilo. 
				
				"Aquí quien llega no tiene la información que necesita y las 
				cosas se van aprendiendo a los golpes", explica Medina: 
				"Queremos además documentar las violaciones a los derechos 
				humanos por parte del gobierno venezolano para que se entienda 
				en el mundo cuál es la realidad del país". Aún sin nombre, este 
				es un proyecto hermanado con la asociación civil Familias Unidas 
				(Funac.org) que opera desde Caracas. 
				
				Funac, explica su coordinadora Maritza Casas, aspira a 
				convertirse "en una plataforma que preste ayuda a los 
				perseguidos y presos políticos, a la gente que está en la 
				clandestinidad, a los exiliados, a quienes salieron del país por 
				persecución y dar orientación para las solicitudes de asilo en 
				Estados Unidos". 
				
				ommedina@eluniversal.com 
				
				HORACIO MEDINA
				"Los venezolanos sabemos resolver"
				
				La decisión de salir de Venezuela rumbo a Miami la tomaron en 
				menos de 24 horas. Horacio Medina y Edgar Quijano, los 
				conocidos líderes de Unapetrol, llegaron a la conclusión de que 
				era inútil aspirar a dar la pelea en el campo legal. 
				
				En febrero de 2003 se les libró orden de captura y pasaron a la 
				clandestinidad hasta que en junio el Tribunal Supremo dejó sin 
				efecto la medida. "Pero el 21 de diciembre de 2004 el mismo 
				fiscal inmoral José Benigno Rojas solicitó una nueva medida 
				privativa de libertad en contra de Juan Fernández, Mireya 
				Ripanti y en mi contra, acusándonos con un expediente que 
				sólo tenía declaraciones parcializadas". 
				
				Nuevamente a la sombra, Medina entendió en marzo de 2005 que ya 
				se habían agotado los recursos en tribunales: "Mis opciones eran 
				seguir en la clandestinidad o salir del país. Y salí por 
				Colombia. Allí dimos varias vueltas hasta que ingresamos de 
				manera legal a Estados Unidos". 
				
				Al llegar a Miami un amigo les prestó ayuda para conseguir 
				hospedaje: un aparto-hotel en el que vivieron durante tres 
				semanas. Luego pasaron a un apartamento en Miami Beach del que 
				fueron desalojados porque el edificio fue declarado inseguro. 
				Ahora ocupa un departamento prestado por unos amigos, pero que 
				ya muy pronto deberá desocupar. 
				
				"Nosotros hacemos entregas de sobres bancarios y paquetes. Con 
				eso tenemos un mínimo de ingresos, para gasolina y los gastos 
				menores. Pero con lo que he subsistido básicamente es con los 
				ahorros que tenía luego de 25 años en Pdvsa. Con eso y con la 
				ayuda solidaria de los amigos". 
				
				El 13 es la cosa 
				Estamos en una mesa del Café Canela, un pequeño comedero 
				venezolano en Weston, propiedad en parte de una ex alta 
				funcionaria del CNE, en el que cocina el ex tercera base del 
				Magallanes, Dimas Gutiérrez, y en el que atiende otra compañera 
				de Medina de los tiempos de Pdvsa. En otra mesa está Maritza 
				Casas, su esposa, y en una silla de ruedas está su madre: "Tenía 
				casi un año sin ver a mi mamá. Ella tiene ya 80 años y padece de 
				diabetes y alta tensión. Le pedí a mi esposa que la trajera de 
				visita". 
				
				Vista así, la vida en Miami se va despojando de apreciaciones 
				erradas: Medina está aquí solicitando asilo y su caso depende de 
				la decisión de un juez a quien le verá la cara el 13 de abril 
				del año próximo. En Caracas permanecen 5 hijos de dos 
				matrimonios y una esposa que tras la orden de captura contra 
				Horacio y un allanamiento a su casa, encontró que la empresa 
				privada en la que trabajaba había decidido prescindir de sus 
				servicios. 
				
				Y está otra situación ya conocida: el carcinoma en la lengua por 
				el cual fue operado _y ayudado por mucha gente_ el pasado 6 de 
				septiembre: "Me deprimí por 24 horas, pero después eso no ha 
				vuelto a ocurrir. Sentí una fuerza interior muy grande 
				proveniente de todo ese apoyo que me dieron tantos venezolanos y 
				el de mi propia familia". 
				
				Asesorado por un abogado, Medina preparó durante casi dos meses 
				su solicitud de asilo y la presentó en junio. Pero el oficial de 
				inmigración que le hizo la entrevista _primer paso del proceso_ 
				argumentó que tenía que pasar a un juzgado, una medida común en 
				los casos de personajes de mayor notoriedad pública del 
				antichavismo: el peso político de la decisión se debe asumir en 
				instancias superiores. 
				
				"Tuve la cita en la corte el 13 de septiembre y obtuve la 
				audiencia para el 13 de abril de 2006. De acuerdo con la norma, 
				ya a partir del 13 de diciembre puedo obtener el permiso de 
				trabajo y la tarjeta de seguro social". 
				
				Eso indica que durante este tiempo no ha podido trabajar de 
				manera regular: "Yo me crié en el 23 de Enero. Toda esa mentira 
				que se armó en Venezuela sobre los trabajadores petroleros 
				vistos como oligarcas forma parte de la estrategia de los 
				gobiernos totalitarios que es calumniar, porque eso hace que 
				quede la duda en las personas. Mi mamá es emigrante de España, 
				perseguida durante la guerra, y llegó a Venezuela y empezó desde 
				cero. Eso hizo que yo tuviera que enfrentar y hacer muchas cosas 
				para poderme graduar. Fui repartidor, lonchero, pintor, 
				cobrador, zapatero. Mil cosas hice, por eso no tengo ningún 
				problema en volver a empezar. A mí no me da pena decir que he 
				hecho transfers y delivery, yo lo digo abiertamente. 
				Seguramente, cuando tenga la oportunidad de trabajar legalmente, 
				me va a ir mucho mejor porque nosotros sabemos resolver y esa es 
				la gran ventaja de los venezolanos adondequiera que vayan en el 
				mundo"._OM
				
				
				MARTIN PEREZ
				"Asumí el riesgo de volver a empezar"
				
				La primera en volar a Estados Unidos fue la hija mayor, Mercedes 
				Pérez: "Porque su esposo, Francisco Noguera, quien 
				trabajaba en el Ipsfa, fue amenazado y acosado por presentar 
				oposición a la situación que se vivía en el país. Se vinieron en 
				diciembre de 2002, justo en la época del paro". 
				
				Ahora Martín Pérez, su esposa y sus dos hijos menores de 
				edad viven "al norte de Miami" ya con la condición de asilados 
				concedida el 8 de agosto pasado. "En este momento estoy más 
				convencido de que esa fue la decisión adecuada ante un régimen 
				de ese tipo. Antes de ver caer muerto a uno de mis hijos o de 
				vivir arrodillado prefiero volver a empezar, aunque no por eso 
				pierdo el deseo de ver a mi patria libre". 
				
				¿Y quién es este Martín Pérez que habla de esa manera? 
				Desde 1983 su nombre formaba parte de la nómina de la industria 
				petrolera, es graduado en Administración Comercial y tiene un 
				master en tecnología gerencial. Para el momento del paro 
				petrolero, Pérez ocupaba el cargo de asesor mayor general de 
				sistemas financieros de Pdvsa "y estaba a cargo del desarrollo 
				de nuevas tecnologías y todo lo que tuviera que ver con SAP".
				
				
				¿Y qué hizo este Martín Pérez? Lo mismo que muchos de sus 
				entonces compañeros de la industria: "Participamos en todas las 
				manifestaciones con Gente del Petróleo y Unapetrol, hasta el 
				momento en que definitivamente fuimos echados a un lado. Todos 
				estábamos convencidos de que lo hacíamos por la libertad, por 
				nuestro país, hasta que en el referendo las luchas por el poder 
				de los diferentes grupos de oposición hicieron inviable toda 
				salida democrática, constitucional y pacífica". 
				
				Pérez, quien además participó activamente en las protestas de la 
				plaza de Altamira, se vio en una difícil situación: "Toda la 
				Gente del Petróleo ha sido amenazada, el Gobierno ha buscado el 
				asesinato físico, moral y psicológico de todos, poniéndonos como 
				traidores y terroristas. Desde el punto de vista moral, porque 
				castró nuestras carreras. Y psicológico porque toda esa campaña 
				propició, incluso en los niños, una situación de mucha 
				inestabilidad. Eliminó nuestros seguros y, en el caso de mi 
				esposa que padece una enfermedad incurable, nos negaron el 
				derecho a la salud. Y nos eliminaron el derecho al trabajo 
				porque presionaron para que nadie nos contratara. Además, hubo 
				amenazas directas, llamadas, seguimiento, una vez cortaron el 
				cable de teléfono de mi apartamento y hasta nos pincharon los 
				cauchos del carro en el apartamento donde vivíamos en La 
				Urbina". 
				
				La elección 
				Luego de dos años sin empleo, aniquilando los ahorros y sin 
				perspectivas de mejoría alguna, en enero decidió explorar 
				opciones en Miami. Estando aquí su esposa recibió el mensaje de 
				un buen amigo que le indicaba que era mejor que no regresara a 
				Venezuela. 
				
				Y a empezar en tierra ajena: "Los de Pdvsa, pese a que dicen que 
				somos gente de narices muy levantadas, venimos de hacer nuestras 
				carreras a punta de trabajo y estudios. Aquí ahora hago trabajos 
				de carpintería, algo que aprendí como hobby desde niño y ahora 
				me sirve de algo. Ya también, con otros compañeros, estamos 
				haciendo mantenimiento de sistemas de computación. Aunque ahora 
				estoy buscando un poco más en mi área. 
				
				En algún momento fui al Programa de Ayuda al Asilado (SAVE) 
				donde entregué mi documentación para que me ayudaran a conseguir 
				empleo. Pero ellos no están preparados para el nivel de 
				formación que tenemos los de Pdvsa. Sin embargo, con lo que 
				consigo hacer, alcanza para cubrir los gastos básicos y ya mis 
				hijos están tranquilos, algo que no podía decir dos meses atrás 
				porque fue en septiembre cuando finalmente recibí el permiso de 
				trabajo". 
				
				Una de las abogadas que le asesoró durante el proceso de 
				solicitud, Florence Chamberlin, explica que "Martín es elegible 
				para varios tipos de visa, pero pidió el asilo porque quiere más 
				protección". 
				
				La visión que Pérez tiene de la situación venezolana explica que 
				haya optado por la decisión más drástica: "Soy amenazado y el 
				Estado que se supone me debe proteger me acusa de ser traidor a 
				mi patria, ¿qué puedo esperar de eso? En Venezuela por salir a 
				la calle a expresar tu opinión eres tiroteado, amedrentado y las 
				fuerzas policiales no te protegen". 
				
				"Teníamos dos alternativas: esperar a que nos asesinaran 
				lentamente en ese proceso político o correr el riesgo de volver 
				a empezar. Y eso fue lo que escogimos"._OM
				
				
				ROGER VIVAS
				"Me convertí en un delincuente peligroso"
				
				Que se enteren los fiscales que lo andan buscando en estos días 
				para imputarlo por "la presunta comisión del delito de rebelión 
				civil" por lo sucedido en el Palacio de Gobierno de Mérida el 12 
				de abril de 2002: Roger Vivas está en Florida amparado 
				bajo el estatus de asilado concedido por las autoridades de 
				inmigración estadounidense. 
				
				En una cafetería de Biscayne Boulevard, el ex diputado, locutor 
				y articulista de prensa merideño muestra una carpeta en la que 
				acumula las escandalosas denuncias que, según él, le granjearon 
				enemigos de peso pesado en el chavismo: para empezar, el general 
				Jorge Luis García Carneiro, a quien Vivas denunció "por la 
				corrupción en el Plan Bolívar 2000 cuando él era el jefe de la 
				22 Brigada en Mérida". 
				
				Cuenta Vivas que el uniformado se presentó tanto en Radio 
				Universidad como en el diario Cambio de Siglo a pedir que se le 
				quitaran los espacios que en ambos mantenía el diputado. La 
				enumeración de casos que muestra Vivas pasa también por 
				denuncias sobre el fraude electoral en las regionales, el 
				"extravío" de 2.600 millones de bolívares destinados a atender 
				la emergencia causada por las lluvias en 2001, la presencia de 
				cubanos en posiciones de poder, los vínculos de figuras del 
				chavismo con la guerrilla colombiana, la cedulación ilegal de 
				colombianos y hasta un acto de "corrupción por 481 millones de 
				bolívares cometido por uno de los protagonistas del 4F, el mayor 
				del Ejército Rubén Avila, cuyo padre es la máxima autoridad del 
				MVR en Mérida". 
				
				
				Maleante express 
				En noviembre de 2004, Roger Vivas decidió salir de 
				Venezuela luego de haber pasado al menos tres meses en la 
				clandestinidad. Ya en 2003, cuenta, "pedí protección porque no 
				podía ni ir al Consejo Legislativo, no podía atravesar la plaza 
				Bolívar de Mérida. En una oportunidad los círculos bolivarianos 
				me golpearon, tanto que tengo un brazo todavía afectado". Su 
				presencia en los sucesos del 12 de abril lo hacía candidato a 
				una imputación: "Tanto Florencio Porras como el diputado Renny 
				Pedreáñez decían que se encargarían de que yo fuera directo a la 
				cárcel de Lagunillas y de que allí me violaran. Hasta que recibí 
				una llamada de alerta desde Ca racas". 
				
				Vivas salió de Venezuela rumbo a Cúcuta y de allí pasó a Bogotá, 
				desde donde tomó un vuelo a Miami a comienzos de este año. 
				Eligió esta ciudad porque aquí le esperaba el apoyo de una hija 
				que hace más de diez años vive en Estados Unidos. Y ahora le 
				ayuda un paisano: "Estoy durmiendo provisionalmente en casa de 
				un venezolano, un tachirense, por cierto. Ahí duermo, porque esa 
				no es mi vivienda. Aquí una especie de anexo puede costar, el 
				más barato, 400 a 500 dólares. Y yo no gano eso, no he 
				conseguido trabajo. Me he mantenido con lo poco que traje de mis 
				ahorros. Pero eso se acabó. El primer consejo que me dieron 
				cuando llegué fue que no gastara lo poco que había traído. Pero 
				es imposible, ¿cómo comes?, ¿cómo te movilizas? El idioma ha 
				sido una limitante terrible. He presentado mi currículo y les 
				parece interesante, pero el idioma me mata. Entonces tienes que 
				morir siendo obrero o haciendo delivery. Me ha tocado hacer de 
				mesonero en fiestas privadas gracias a un amigo argentino. 
				También he hecho cobranzas para otro amigo que me da algo por 
				ese servicio". 
				
				Ya con su permiso de trabajo, una buena puerta parece abrirse: 
				"Hace una semana que estoy entrenándome en el sistema de la 
				emisora de radio La Poderosa 670 AM. Pareciera que voy a tener 
				trabajo allí. Dios quiera". 
				
				Ayudado por una abogada de origen centroamericano _"que 
				afortunadamente se interesó por mi caso y no me quiso cobrar ni 
				un dólar"_, Vivas presentó una sólida solicitud de asilo que 
				evidenció el "miedo creíble de persecución" con pruebas 
				gráficas, muestras de amenazas y hasta el relato de que se había 
				pagado a un sicario para asesinarlo tras la denuncia de un 
				hallazgo de armas: "Hace un mes me llegó el asilo". Pero esta 
				historia tiene otros flancos trágicos: "Dejé a un bebé de 16 
				meses de nacido, Juan Antonio. Y no puedo volver al país. Esto 
				es muy duro, esto es muy arrecho aquí". 
				
				Además de la acusación recién formalizada por rebelión, Vivas se 
				enteró de que desde mediados de año su nombre figura en el 
				registro policial de San Antonio del Táchira como solicitado por 
				"complicidad en atraco a bancos, narcotráfico y violación de 
				menores. En otras palabras, me convertí en un delincuente 
				peligroso en cuestión de días"._OM