DOBLE VÍCTIMA
El caso de Linda Loaiza es el de una víctima doble: ha sufrido los ataques de su agresor y la ineficiencia del Estado venezolano en llevar a cabo un juicio. Ello clama por una revisión del sistema penal venezolano y de las prácticas institucionales frente al machismo.
Con la eliminación del sistema inquisitivo, escrito y secreto, suponíamos que los derechos de las víctimas serían efectivamente garantizados. Sin embargo, las reformas legales no son suficientes si no hay un cambio radical en la conducta de la burocracia y no se llenan los vacíos reglamentarios.
En efecto, el COPP eliminó el concepto de agraviado que era nadie y nada, o casi nada, importaba en el proceso, salvo que se constituyera en acusador privado. La oralidad, en cambio, nos prometió un juicio justo, sin tardanzas e imparcial. Eso fue una promesa para las víctimas de delitos y abusos de poder.
La herencia de los vicios del período inquisitivo fue develada por el Ministerio Público en más de 12 millones de expedientes sin resolver en el régimen de transición. En cada caso hay, al menos una víctima. La pregunta es: ¿qué ha pasado con tales casos?.
Con el artículo 30 de la Constitución de 1999 se consagraron los derechos de las víctimas de delitos y de abusos de poder. El COPP fue reformado el año 2001 y se reforzaron significativamente sus derechos. Venezuela se puso al día en materia legal. Faltan los complementos, pero que nada tiene que ver con el atraso de una audiencia oral, como la que nos ocupa.
Una investigación de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura del 2001, demostró que los diferimientos de juicios se debían a: 30% por efectos de la defensa del imputado, 30% por problemas del Ministerio Público, 30% por ausencia de los escabinos y 10% por problemas del Tribunal de Juicio. En ningún caso se evidenció que los diferimientos se debían a las víctimas.
Muchas de las malas prácticas del sistema inquisitorial han persistido a pesar de las reformas legales y constitucionales, de los buenos intentos de funcionarios del Ministerio Público y de los buenos investigadores penales que han querido mejorar las cosas.
La lección de dignidad y entereza que está dando Linda Loaiza frente al machismo y la tardanza institucional es algo de lo que todos debemos aprender. Que se realice el juicio sin más retardos y que se aplique la justicia no es mucho pedir. Es el clamor nacional.
Fernando M. Fernández