INTERPELACIÓN AL General Manuel Rosendo, Jefe del CUFAN, introducción (regreso)
ASAMBLEA NACIONAL
DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
COMISION ESPECIAL POLÍTICA
QUE INVESTIGA LOS HECHOS OCURRIDOS LOS DIAS 11, 12,1 3 Y 14 DE ABRIL DE 2002
Interpelación: General Manuel Rosendo
Día: 10-05-2002
Hora: 03:30 pm
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Secretaria: Comparecencia del ciudadano General del Ejército Manuel Rosendo.
Presidente: Artículo 222 del texto constitucional. La Asamblea Nacional podrá
ejercer su función de control, mediante los siguientes mecanismos.
Las interpelaciones, las investigaciones, las preguntas, las autorizaciones y
las aprobaciones parlamentarias previstas en esta Constitución y en la Ley y
mediante cualquier otro mecanismo que establezcan las leyes y su reglamento, en
ejercicio del control parlamentario podrán declarar la responsabilidad política
de los funcionarios públicos o funcionarias públicas y solicitar al Poder
Ciudadano que intente las sanciones a que haya lugar para hacer efectiva tal
responsabilidad.
Artículo 19. Numeral 2. Toda persona se presume inocente, mientras no se pruebe
lo contrario.
Título III. De los derechos humanos y garantías y de los deberes.
Capítulo I. Disposiciones Generales.
Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de
progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable,
indivisible e interdependiente de los derechos humanos, su respeto y garantía
son obligatorios para los órganos del Poder Público, de conformidad con esta
Constitución, con los tratados sobre derechos humanos, suscritos y ratificados
por la República y con las leyes que los desarrollen.
Artículo 3. Del reglamento interno de funcionamiento de la Comisión.
Cumplimiento de solemnidades. Artículo 3: El Presidente y el Vicepresidente de
la Comisión Especial, tomarán las medidas necesarias para evitar las
interferencias o interrupciones durante el desarrollo de las reuniones, así
como cualquier conducta que atente contra el espíritu de cordialidad y el
respeto que debe prevalecer.
Artículo 8. Reglas especiales para comparecencias.
Artículo 8. En la comparencia de funcionarios públicos o particulares, la
Comisión Especial aplicará las siguientes reglas:
Literal a) La presidencia de la Comisión explicará la dinámica de la
interpelación o comparecencia al interpelado, la razón y motivo de la misma.
Literal B
Literal b) El invitado a comparecer hará una exposición inicial por un tiempo
no mayor de 10 minutos, el cual podrá prorrogarse por un período igual.
Literal c) Los diputados y diputadas, miembros de la Comisión Especial, tendrán
preferencia a la hora de formular sus preguntas o hacer sus intervenciones.
Literal d) La intervención de los diputados y diputadas que deseen formular
preguntas, no excederá de 3 minutos, las cuales deberán ser consignadas por
escrito.
Literal e) El interpelado procederá a dar respuesta en forma sucesiva a las
preguntas formuladas por los diputados y diputadas.
Literal f) Para aclarar conceptos, repreguntar o solicitar informaciones
complementarias sobre la materia objeto de la comparecencia, los diputados y
diputadas, tendrán un tiempo adicional que no excederá de 3 minutos.
Literal g) El interpelado tendrá un tiempo que no excederá de 5 minutos para
responder a cada una de las preguntas que se le formulen en forma sucesiva, el
cual podrá prorrogarse si la plenaria de la Comisión Especial así lo decide.
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General del Ejército Manuel Rosendo: Señor Presidente y Vicepresidente de la
Comisión Especial que investiga los hechos ocurridos los días 11, 12, 13 y 14
de abril de 2002. Señores diputados miembros de esta Comisión. Señoras y
señores, muy buenas tardes.
Doy gracias a Dios por brindarme esta oportunidad para acudir en ejercicio de
un deber ciudadano, debidamente permisado por el ciudadano General en Jefe
Lucas Rincón Romero, Ministro de la Defensa, ante este cuerpo legislativo, a
los fines de cumplir con el mandato constitucional previsto en los artículos
222 y 223, en perfecta armonía y concordancia con lo establecido en la ley
sobre el régimen para la comparescencia de funcionarios y funcionarios
públicos, y los o las particulares, ante la Asamblea Nacional.
En relación a esta ley me permito hacer una particular referencia:
Artículo 9: La citación será suscrita por el Presidente de la Asamblea
Nacional, o el de la Comisión, según el caso. El oficio deberá contener "la
referencia de que quedan a salvo los derechos reconocidos en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela".
Debo referirme de modo expreso a lo señalado en el numeral 6, para dejar
expresa constancia ante ustedes, de que a pesar de las dos citaciones
recibidas, no se hace referencia en alguna de ellas, a la particular
circunstancia de garantizar mis derechos reconocidos en el texto fundamental,
especialmente lo previsto en el artículo 46, que señala: "Toda persona tiene
derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral".
De igual manera, la previsión del artículo 60, ejusdem, que señala: "Toda
persona tiene derecho a la protección de su honor", señalamientos estos
referidos a la protección, a la honra y dignidad de una persona, que no forma
en modo alguno un derecho exclusivo previsto en nuestra Constitución, ya que el
Pacto de San José de Costa Rica, norma de rango internacional, expresa en su
artículo 11: "Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y dignidad".
Con el debido respeto y consideración, la anuencia que en este momento me
permito, para señalar que a lo largo de la descripción de los hechos que
narraré, es posible que me refiera a personas naturales o jurídicas. Pero como
dije, debo dejar expresa constancia que no acudo a esta Asamblea Nacional para
hacer ningún juicio de valor, bien sea como censor, juez, defensor o acusador
de ninguna de las personas referida en mi descripción de los hechos.
Sencillamente lo hago con la convicción de dejar en claro ante el pueblo de
Venezuela, la experiencia vivida por mi persona durante el transcurso de esos
aciagos días.
Especial referencia me merece el respeto y consideración que como subordinado
tengo frente a mis superiores, y muy especialmente frente al ciudadano
Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante
en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, quien en el programa "Aló Presidente",
número 102, invitó al pueblo venezolano, (cito): "Asumamos con coraje y
valentía la verdad". (Fin de la cita). Con todo respeto yo la asumo.
En consecuencia, pueden estar seguros que los hechos que describiré están
señalados sin ningún tipo de dudas ni prejuicio. Por tanto, si hubiera algún
juicio de valor, que como mencioné, procuraré de no incurrir en ellos, mi
exigencia sería, por ser un derecho constitucional de todos los habitantes de
este país, que antes de que se le impute algún delito o falta a cualquiera de
las personas que en mi narración pueda señalar, se les garantice el supremo
derecho a un debido proceso justo y sin dilaciones.
Plan Soberanía. Como profesionales de las ciencias y artes militares,
aprendemos que la explicación de un plan u otros aspectos relacionados con la
profesión, deben realizarse desde la base de la doctrina y la fundación legal.
Para ello referiré a los niveles estratégicos, como estamento identificado con
la estructura que conforma un Estado y que permite o facilita la toma de
decisiones para la conducción del mismo.
Estos niveles estratégicos podemos dividirlos en nivel estratégico general o
nacional, que comprende a las decisiones donde se fija el objetivo político. En
este nivel se elabora el concepto estratégico nacional.
El nivel estratégico sectorial o particular, corresponde a cada uno de los
factores de poder que se derivan o están representados en la estrategia
nacional y...
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... ante el pueblo de Venezuela la experiencia vivida por mi persona durante el
transcurso de esos aciagos días.
Especial referencia me merece el respeto y consideración que como subordinado,
tengo a mis superiores y muy especialmente frente al ciudadano Presidente
Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante en Jefe de
la Fuerza Armada Nacional, quien en el programa "Aló Presidente" número 102,
invitó al pueblo venezolano.
Cito: "Asumamos con coraje y valentía la verdad". Fin de la cita.
Con todo respeto yo la asumo. En consecuencia, pueden estar seguros que los
hechos que describiré están señalados sin ningún tipo de dudas ni prejuicios,
por tanto, si hubiere algún juicio de valor, que como mencioné, procuraré de no
incurrir en ellos, mi exigencia sería, por ser un derecho constitucional de
todos los habitantes de este país, que antes de que se le impune algún delito o
falta, a cualquiera de las personas que en mi narración pueda señalar, se le
garantice el supremo derecho a un debido proceso justo y sin dilaciones.
Plan Soberanía.
Como profesionales de las ciencias y artes militares, aprendemos que la
explicación de un plan u otros aspectos relacionados con la profesión, deben
realizarse desde la base de la doctrina y la fundación legal, para ello
referiré a los niveles estratégicos como estamento identificado con la
estructura que conforma un Estado y que permite o facilita la toma de
decisiones para la conducción del mismo.
Estos niveles estratégicos podemos dividirlos en nivel estratégico, general o
nacional, que comprende a las decisiones donde se fija el objetivo político. En
este nivel se elabora el concepto estratégico nacional.
El nivel estratégico sectorial o particular corresponde a cada uno de los
factores de poder que se derivan o están representados en la estrategia
nacional y que constitucionalmente de acuerdo al principio de seguridad,
corresponde a los factores económicos, social, político, cultural, geográfico,
ambiental y militar, en el caso que nos atañe. En este nivel se elabora el
concepto estratégico militar.
El nivel estratégico operacional, constituye el nivel que articula la
estrategia militar con la táctica, empleando en forma correcta los medios para
el logro de objetivos, este nivel corresponde al Comando Unificado de la Fuerza
Armada Nacional y de acuerdo con la Ley Orgánica, es un órgano permanente de
planificación militar y tiene la misión de planificar, dirigir, conducir,
coordinar y supervisar las operaciones militares conjuntas que realicen las
unidades asignadas bajo su control operacional.
El CUFAN en tiempos de paz, tiene la jurisdicción territorial que le fija el
ciudadano Presidente de la República y en caso de emergencia, la
correspondiente al Teatro de Operaciones que se le asigne.
En lo que se refiere al "Plan Soberanía", este está determinado por zonas de
operaciones, que corresponden a las guarniciones militares existentes.
El ciudadano Presidente de la República, de acuerdo al artículo 236 de la
Constitución, dirige la Fuerza Armada en su carácter de Comandante en Jefe y de
acuerdo con la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional, dará sus órdenes
según decreto 1.360, por órgano del Inspector General de la Fuerza Armada
Nacional y hoy en día lo hace nuevamente por órgano del Ministerio de la
Defensa.
Muchos han hablado del Plan Avila y lo han explicado a su manera o
conveniencia, pero hasta el momento nadie ha hablado de la condición sine qua
non de un plan.
La diferencia fundamental y eso lo sabemos nosotros los miembros de la Fuerza
Armada, entre un plan y una orden, es el párrafo 1D, suposiciones. Si no se dan
una o varias de ellas, entonces no se ordena su ejecución.
Podemos discutir posteriormente en detalle lo relacionado a las suposiciones
que podrían dar origen al Plan Soberanía, que la Guarnición de Caracas se
denomina "Plan Soberanía Avila".
Como Comandante, no solamente puedo considerar estos factores sino que en mi
apreciación, tomé en cuenta otros factores que detallaré a medida que haga la
descripción, con especial referencia a que el derecho a la vida es un derecho
natural e inviolable.
Según el párrafo 3, ejecución y su párrafo A, inciso 1, maniobra. El plan se
ejecutará, empleando para ello los comandos de guarniciones militares del país
y a ellos se les asigna las zonas de operaciones, motivo por el cual hice la
introducción, refiriendo los niveles estratégicos, correspondiéndole a la
guarnición de Caracas, comandada por el Inspector General de la Fuerza Armada,
cuyo titular para el momento de los hechos era el General en Jefe Lucas Rincón
Romero, según decreto 1.360 del 4 de julio del 2001, quien dicta sus
instrucciones para la ejecución del Plan Soberanía Avila, en la situación de
Caracas y de la Zona de Operaciones Número 1, a través de su jefe de Estado
Mayor de la guarnición y Comandante de la Fuerza de Tarea conjunta Avila, que
comanda el General de División Jorge García Carneiro.
En ese mismo párrafo de ejecución, subpárrafo, instrucciones de coordinación,
establece que la ejecución del Plan Soberanía será ordenada por el Inspector
General de la Fuerza Armada o por el Comandante del Comando Unificado de la
Fuerza Armada Número 1.
En el momento más crítico, el ciudadano Presidente de la República se
encontraba en cadena nacional. Ante la indecisión del Alto Mando Militar, que
describiré posteriormente, y después de hacer mi apreciación como Comandante
del Plan rector Soberanía, tomé la decisión y asumo mi responsabilidad de no
ordenar la ejecución del Plan Avila en la guarnición de Caracas, atendiendo al
artículo 68 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que
prohíbe el uso de armas de fuego en el control de manifestaciones.
Insisto, la Fuerza Armada Nacional no solamente tiene armas de fuego sino que
tiene armas de guerra.
Muchas personas exigen que se averigüe si la Fuerza Armada tiene un plan para
masacrar a los ciudadanos. Ya obtuvieron su respuesta, el propio día 11 de
abril de 2002.
La Fuerza Armada Nacional, de la cual me siento orgulloso en pertenecer, ya se
la dio y el pueblo lo entendió.
Otras personas dicen que yo estaba conspirando y por eso no ordené el Plan
Soberanía.
Les puedo decir con toda responsabilidad que entre el deber de ordenar un plan
y el deber de preservar lo más preciado que tiene una persona, que es su vida,
opté por respetarle la vida. No solamente y como se ha dejado ver, la de las
personas que iban en la marcha de Chuao a Miraflores sino también de las
personas que se encontraban en las adyacencias de Miraflores, además de
preservar la vida de mis soldados y profesionales, porque nadie puede decir que
allí no iba a pasar nada.
En todo caso, opté por el menos malo del daño que se pudiera causar y hoy en
día la Fuerza Armada Nacional no carga sobre sus hombros y tiene bajo su
conciencia esas muertes, producto de tan lamentable hecho y como Comandante
tuve en consideración además, el artículo 34 de los deberes de los militares,
que dice:
"Antes de dar una orden es preciso reflexionar para que no sea contraria a las
leyes o reglamentos vigentes y así, de que esté bien concebida y sea ejecutable
con el menor número de tropiezos o roces, evitándose así inclumiento por parte
de los superiores", y lo que es más perturbador, tener que dar contraorden.
En el Artículo 35 de los Deberes de los Militares se establece: "que el
ejercicio del mando debe llevar en germen el firmen propósito de cumplir la
misión o tarea recibidas sin tratar de eludir responsabilidades, traspasándola
a los subordinados". En mi caso no traspasé mi responsabilidad a los
subordinados, sino que asumí mi responsabilidad de no ordenar el Plan
Soberanía.
En el mes de octubre del año pasado ordené a mi Estado Mayor la revisión de
algunos planes y entre ellos el Plan Rector Soberanía y los planes que de él se
derivan. Luego de estudiarlos me recomendaron que se hacía necesario su
adaptación a los preceptos constitucionales que definen nuestra participación
en orden pública. Solicité al Consultor Jurídico del Ministerio de la Defensa,
quien acusó recibo el 18 de febrero del 2002 con una serie de observaciones de
forma, y en la discusión el Coronel Antonio Paredes Matheus, Jefe del
Departamento me manifestó que en el anteproyecto de la Ley Orgánica de la
Fuerza Armada Nacional se define mucho de esos aspectos y existían
disposiciones transitorias en la Constitución que eran de obligatorio
cumplimiento por parte de la Asamblea Nacional. Con el equipo de abogados se
estudió esa normativa legal y podemos citar aspectos que sugiero sean
consideradas por esta Comisión que estudia la verdad de los hechos que
mencionamos, por cuanto que esa omisión de la Asamblea Nacional pudiera haber
creado los elementos necesarios para evitar hechos lamentables, como los que
hemos vivido y pudiera ser significativo en lo sucesivo.
En la Disposición 4, Numeral 9 de las disposiciones transitorias de la
Constitución Nacional, cito "Dentro del primer año contado a partir de su
instalación la Asamblea Nacional aprobará la Ley de Cuerpo de Policía Nacional
en perfecta concordancia del Artículo 332 de la Constitución Bolivariana de
Venezuela, de los órganos de seguridad ciudadana. Cito: "El Ejecutivo Nacional
para mantener y restablecer el orden público, proteger a los ciudadanos y
ciudadanas, hogares y familia, apoyar las decisiones de las autoridades
competentes y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos
constitucionales, de conformidad con la ley, organizará un cuerpo uniformado de
policía nacional".
Los órganos de seguridad ciudadana son de carácter civil y respetarán la
dignidad y los derechos humanos sin discriminación alguna. Con lo cual se le
daría respuesta al artículo 68 de la Constitución, que expresa: "Los ciudadanos
y ciudadanas tienen derecho a manifestar pacíficamente y sin armas, sin otro
requisito de lo que establezca la ley. Se prohíbe el uso de armas de fuego y
sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará
la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden
público".
Es decir, de acuerdo con nuestra Constitución, los órganos de seguridad tienen
esta responsabilidad y esta honorable Asamblea Nacional debería tomar cartas en
el asunto, porque considero que está en mora en un hecho bastante fundamental
para nosotros, los ciudadanos venezolanos.
¿Qué ocurrió el 11 de abril del 2002? Una gran pena nos embarga, hay que decir
la verdad, pero para ello debemos remontarnos a los antecedentes que nos
trajeron hasta aquí, para que de esa manera se formen una mejor idea y en
consecuencia arriben a las conclusiones íntimas que a cada uno de ustedes le
merezca mi descripción de los hechos.
Comienzo por decir que cuatro cartas le escribí al Presidente de la República
en distintos momentos, y hay una quinta que no llegó.
Cuando se presenta y arrecia la situación del paro petrolero, se nos ordenó
diseñar un plan para la contingencia. En la medida de nuestras limitaciones se
seleccionó al personal militar que estuviese mejor calificado, por tener además
de la profesión militar otra profesión, procurando que en lo posible hubiesen
hecho algún postgrado, todo ello con la idea de coadyuvar con la industria
petrolera en lo que pudiese, ya que la situación para nosotros en ese campo era
bastante difícil. Mas sin embargo, nos dispusimos a colaborar.
El día 7 de abril del 2002 fui invitado para acompañar al Alto Mando de la
Fuerza Armada Nacional a la exposición del plan en referencia que se le haría
al ciudadano Presidente de la República, varios de los ministros y al
exPresidente de PDVSA, doctor Gastón Parra Luzardo, exposición que hizo por la
Fuerza Armada Nacional el Vicealmirante Bernabé Carrero Cubero, Jefe del Estado
Mayor Conjunto de la institución, recibiendo su aprobación.
Luego, entró otro grupo de personas, entre las cuales logré identificar al
diputado Nicolás Maduro, a la ciudadana diputada Cilia Flores, al Gobernador
del estado Táchira, Ronald Blanco La Cruz, al Gobernador del estado Sucre,
doctor Ramón Martínez, y al diputado Ismael García, quien hizo una exposición
en nombre del grupo antes mencionado, y en la cual se determinó, entre los
siete puntos que presentaron, la forma de cómo contrarrestar las acciones de
las personas de las personas de la industria petrolera y las que participarían
en el paro anunciado el día sábado 6 de abril, por el ciudadano Carlos Ortega
en representación de la CTV.
Allí se expusieron varios puntos, entre los cuales se destacó la utilización de
los círculos bolivarianos en forma contundente, tanto en las instalaciones y
dependencias petroleras, así como en las áreas donde se efectuarían las
concentraciones.
Fíjense ustedes, ante esta situación, y un planteamiento que hizo un ciudadano
diputado, el señor Presidente tuvo una gran preocupación y este grupo tuvo que
salir rápido de esa reunión por la magnitud de la decisión que habían tomado,
decisión que prefiero no decirlo porque en este momento para Venezuela traería
unas consecuencias bastante lamentables.
Fíjense ustedes la diferencia de las exposiciones. La Fuerza Armada Nacional
ofrecía su apoyo con personal muy calificado académicamente, con deseos de
aprender, obtener nuevas experiencias y dar un aporte al país. Mientras que ese
grupo, antes identificado, presentaba un plan de acciones agresivas para
contrarrestar a otros venezolanos.
Y mayor preocupación sentí cuando el ciudadano Fiscal General de la República,
doctor Julián Isaías Rodríguez, presente en esa reunión, convalidó a ese
planteamiento con su silencio, no alertó, no hizo oposición alguna contra
tamaño atropello que se pretendía cometer sobre un grupo de venezolanos
manifestantes, obligándose de su obligación de prevenir y sancionar los hechos
que colidan con la ley, así como poner en práctica una de sus principalísimas
atribuciones, que es la de garantizar y ser respetuoso de los derechos y
garantías constitucionales de todos los ciudadanos, por demás derechos también
establecidos en tratados, convenios, pactos y acuerdos firmados y ratificados
por nuestro país.
Este plan de acción comienza a evidenciarse cuando el día lunes, 8 de abril del
2002, unos ciudadanos pertenecientes a los ya referidos círculos bolivarianos,
fueron expulsados por las personas que se concentraron frente a las
instalaciones de PDVSA-Chuao, hecho este observado a través de las distintas
pantallas de televisión.
El día 10 de abril de 2002, en horas de la mañana, fui llamado a una reunión en
el despacho del General en Jefe Lucas Rincón Romero, y entre otros temas sobre
el desarrollo del paro, el General Francisco Belisario Landis, Comandante
General de la Guardia Nacional, comentó sobre las acciones que realizaría el
día 11 de abril en horas de la madrugada, sobre las instalaciones de PDVSA
Chuao, área sobre la cual, según sus palabras, el Comandante del CORE 5,
General Eugenio Gutiérrez Ramos, tenía todo un estudio realizado sobre dichas
instalaciones, con el propósito de no permitir e impedir a toda costa la
concentración prevista.
Es de hacer notar que en ese momento, aun no se conocía de la convocatoria de
la marcha del Parque del Este a la Plaza PDVSA Chuao.
El General en Jefe, Lucas Rincón, pidió opinión al respecto y le dije, que no
estaba de acuerdo por cuanto yo, que era el responsable de coordinar las
acciones de seguridad, no estaba en cuenta de ello, y no se me había consultado
nada de eso.
Además, le referí, que el derecho a manifestar estaba vigente, es así que ante
ello pregunté al General Jorge García Carneiro, Comandante de la Tercera
División de Infantería y Jefe del Estado Mayor de la Guarnición de Caracas y al
General Wilfredo Ramón Silva, Comandante de la 31 Brigada de Infantería,
presentes en esa reunión, si sabían algo de lo expresado por el Comandante
General de la Guardia Nacional y éstos manifestaron que no tenían información
al respecto.
En ese instante, el General Belisario me dijo, "entonces no le cumplo la orden
al ciudadano Presidente de la República". A lo que le contesté, yo no puedo
prohibirle eso a usted, pero por lo menos coordine, de manera tal que si la
Guardia Nacional es sobrepasada, nosotros estemos en cuenta de lo ocurrido,
porque en ese sector, si no han cambiado los planes, esa área está bajo
responsabilidad de otra unidad y si el Comandante no conoce esa situación,
entonces cómo actúa con eficiencia.
El General en Jefe no opinó ni impartió instrucción alguna.
Posteriormente el General Belisario Landis, se reunió con el Alto Mando de la
Guardia Nacional, quienes le informaron sobre el posible escenario que se
podría presentar durante esa marcha y la forma como la Guardia Nacional podría
contribuir en el control de la misma.
De esa reunión se conoció de un fuerte impasse entre los generales de división
de ese componente, quienes manifestaron su desacuerdo con la acción propuesta
por el General Belisario Landis, en relación a la toma de PDVSA Chuao, por
cuanto comprometía al componente Guardia Nacional y la dejaría muy mal parada
frente al pueblo venezolano, generándose otras opiniones, el hecho
comunicacional notorio del pronunciamiento de un oficial general de esa fuerza,
alertando sobre la inconveniencia de esa situación.
Con ese panorama, el día 10 de abril en horas de la tarde, muy preocupado,
solicité una audiencia con el ciudadano Presidente de la República, la cual me
fue concedida.
Le informé sobre la situación y le sugerí la inconveniencia de la acción
planificada por el General Comandante de la Guardia Nacional en relación a la
operación mencionada que se ejecutaría sobre el área de PDVSA Chuao, por cuanto
entendía que el derecho a manifestar y de reunión estaba amparado por la
Constitución Nacional.
El ciudadano Presidente de la República, entendió mi planteamiento y aceptó mi
sugerencia, este resultado se lo hice saber al Inspector General de la Fuerza
Armada Nacional, General en Jefe Lucas Rincón Romero.
Luego, en horas posteriores, el ciudadano Carlos Ortega, anunció una huelga
general indefinida y el doctor Pedro Carmona Estanga invitó a una marcha
pacífica para el día siguiente, constituyendo también un hecho comunicacional
suficientemente conocida por todos los venezolanos.
Esa noche escribí una cuarta carta, que hice llegar al ciudadano Presidente de
la República en horas de la mañana del 11 de abril de 2002, la cual fue
entregada por mi ayudante personal, Capitán Ejército Michael O’Brian Fosi, y la
misma la recibió el Coronel Eduardo Centeno Mena, Secretario Privado del
Ciudadano Presidente de la República, que contando con su anuencia y paciencia,
les voy a leer.
Caracas, 11 de abril de 2002.
Nuevamente agradézcole la oportunidad que me brinda de poderle hacer algunas
consideraciones que creo merecen de su estudio, consulta y análisis, la
necesidad del diálogo.
He venido evaluando la situación y ésta tiende a agravarse. No hay solución si
usted no sede a ese entendimiento. Perder una batalla no es perder la guerra,
al contrario, le permite la oportunidad de buscar mejores condiciones para
continuar con las responsabilidades que mayoritariamente el pueblo le ha
concedido.
En la rectificación hay grandeza y formulo una serie de interrogantes.
¿Continuar la huelga general indefinida? ¿Un Estado de excepción? ¿Empleo de la
Fuerza Armada para restituir el orden público? ¿Plan Soberanía o Avila?
¿Fuerzas Armadas Nacionales versus pueblo venezolano? ¿Salida violenta?
¿Venezuela ante el mundo?
Todas estas interrogantes no tienen asidero en nuestro pueblo y mucho menos en
nuestra Fuerza Armada.
Antes que mantener su actitud, bien discutida por cierto, y oír las
recomendaciones de las personas más allegadas, considero y esta es mi
recomendación de amigo, que se reúna, dialogue y oiga a la sociedad civil, es
la forma más fácil de salir de esta situación.
¿Por qué? Sobre la huelga general indefinida. Los daños sobre la economía son
incalculables, no sólo para quienes impulsan esta huelga sino para la nación y
por ende para todos los venezolanos.
Si usted está en su afán de solucionar la situación venezolana, no puede
agregarle otro frente que nos pudiera llevar a un caos.
Cuántas soluciones hubiese llevado a la población con las pérdidas que hasta
hoy tenemos. Ya en otra oportunidad se lo hice saber, y si lee nuevamente ese
documento que le envié manuscrito, creo que corresponde a la carta número 2,
del 21 de febrero de 2002, puede darse cuenta que le fotografié lo que iba a
ocurrir y le habló del día 28 de febrero de 2002.
Por el cargo que ocupo, soy su asesor y las recomendaciones se las formulo con
la mejor intención, le advertí sobre el desabastecimiento de gasolina, gas para
las plantas y gas doméstico y hoy en día esta situación va a paralizar el país
en su totalidad.
Sobre el Estado de excepción y la suspensión de garantías. En estos momentos no
sería bien recibido, por el contrario, podría agregar nuevos elementos a las
protestas que hasta ahora se han mantenido en forma pasiva, si bien lo
contempla la Carta Magna, en su espíritu y todo su articulado, refleja la mejor
situación para nosotros los venezolanos.
Sobre emplear la Fuerza Armada en el Plan Soberanía o Avila. Para restituir el
orden público, sin que de acuerdo a mi apreciación ello signifique debilidad
para tomar decisiones, esta situación de presentarse nos dejaría muy mal
parados y se corre el riesgo que los profesionales no atiendan a su ejecución o
se nos provoque para obligarnos a actuar con contundencia.
De particular interés el hecho que se aduzca que de acuerdo al Artículo 329 de
la Constitución Bolivariana de Venezuela, sólo la Guardia Nacional, puede
participar en la conducción de las operaciones exigidas para el mantenimiento
del orden público.
Sobre el hecho Fuerza Armada Nacional versus pueblo venezolano.
Usted ha repetido en diversas ocasiones "maldito el soldado que emplee su arma
contra los ciudadanos". Cómo exigirnos entonces que actuemos? La situación aún
es controlable, los cerros aún no han bajado, esa debe ser su confianza, por lo
tanto explótela y no deje que esto ocurra.
Salida violenta. Sociedad civil unida a la Fuerza Armada Nacional, ¿a dónde nos
llevaría esa fusión que usted ha expresado en varias alocuciones, programas y
actividades?. De producirse, con qué defendería su mandato?.
Venezuela ante el mundo, la tecnología nos ha llevado a conocer al instante lo
que acontece en cualquier parte del mundo, es decir, todos somos vecinos y los
medios de difusión, en el caso que nos ocupa han tenido un papel fundamental y
no por lo que perdemos, sino por lo que dejemos de percibir, que en la
situación venezolana bastante falta nos hace.
Señor Presidente, Comandante en Jefe, si vemos ese panorama que en forma
sencilla le he reseñado y que pudiera estar equivocado o no, creo que debe
preocuparle por las secuelas inmediatas y futuras. Como amigo le recomiendo que
dialogue usted personalmente, ya no hay voceros, en otras ocasiones usted se ha
agotado muy rápidamente en situaciones de menor importancia, nada cuesta
hacerlo cuando la situación lo amerite, y el país, el país, bien lo merece.
¿Qué hacer?. Llame hoy inmediatamente al diálogo y entre otros, le recomiendo
que invite a Miraflores a: máxima autoridad de cada uno de los poderes,
Defensor del Pueblo, Contralor General de la República, Presidente de
Fedecámaras, selección de presidentes de sindicatos en representación de los
trabajadores, representación de la nómina ejecutiva y mayor de PDVSA,
representante de los trabajadores de PDVSA, Sindicato de Empleados Públicos,
Monseñor Moronta, Asociación Bancaria, el señor Lorenzo Mendoza del Grupo
Polar, Presidentes de televisoras, Cámara de Radio y Televisión, propietarios
de periódicos, presidentes de Federación de Centros Universitarios, Presidente
de VenanCham, General en Jefe Lucas Rincón, otros
Señor Presidente, con el aprecio y el respeto que me merece, no es tiempo de
orgullo ni de rencores, se, que usted no los alberga. En su diálogo solicite el
apoyo de todos, es la mejor salida, tendrá luego tiempo para tomar acciones,
sincerarnos y exigirnos trabajar por Venezuela y no por intereses personales.
Sienta orgullo, usted quería que el pueblo despertara y despertó en paz,
afortunadamente. Dialogar no es fracasar, no hay voceros, es usted.
Un cordial Saludo Chendo.
Continuando mi relato en horas en que se anuncia la continuación de la marcha
hacia Miraflores, fui al quinto piso del antiguo Ministerio de la Defensa donde
funciona la Inspectoría General de la Fuerza Armada Nacional y allí, ya el
Ministro de la Defensa, Ciudadano José Vicente Rangel Vale, estaba coordinando
vía telefónica la convocatoria de los círculos bolivarianos para que se
trasladaran hacia Miraflores. Tuvimos una reunión e insistí que era de la
opinión y coincidía con el Vicealmirante Bernabé Carrero Cubero, que la
solución consistía en planteare el retiro de los círculos bolivarianos en sus
acciones para contrarrestar la marcha pacífica en el área de Miraflores, o en
el mejor de los casos que no hubiese oposición alguna a su desarrollo, por
cuanto hasta ese momento la marcha continuaba pacífica y había demostrado un
gran civismo.
Ante mi intervención el Ministro de la Defensa dijo, ante el más Alto Mando de
la Fuerza Armada Nacional, que la marcha no podía llegar a Miraflores, porque,
quien iba a defender al Presidente de la República?, a lo cual con todo respeto
pero con energía le contesté, que el ciudadano Presidente de la República,
constitucionalmente es el Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, y
como tal tiene como recurso su unidad élite, la Guardia de Honor y demás
miembros agregados de la Guardia Nacional de Venezuela, a lo cual el Ministro
de Defensa respondío, "ese papelote de gue"…ustedes le ponen el resto, no lo
voy a hacer yo, a mi me matan defendiendo. Ante esa opinión le insistí que la
solución era retirar los círculos bolivarianos, ya que la marcha seguí pacífica
y constituía un grupo de personas y una poblada entusiasmada y cohesionada. El
Alto Mando de la Fuerza Armada Nacional continuaba sin tomar decisiones para
evitar lo que después ocurrió. Conminé al Vicealmirante Bernabé Carrero para
que trajera a la Sala de Reunión de la Junta Superior, al Alto Mando de la
Fuerza Armada a discutir nuevamente la situación, ya que según mi criterio se
estaban llevando a cabo reuniones inoportunas con personas que no aportaban
soluciones a la situación que estábamos viviendo, entre estas se encontraban un
ciudadano Diputado a la Asamblea Nacional, Pedro Carreño y Nicolás Maduro.
En conclusión, la reunión solicitada se realizó sin que hubiese decisión ni
acción alguna. Al regresar del quinto piso a mi Comando me encuentro a mi
ayudante el Capitán O´Brian que me informa que debo trasladarme junto al Alto
Mando para la transmisión de una cadena, hecho notorio comunicacional,
posteriormente regresamos al Despacho del General en Jefe Lucas Rincón, y
recibí una llamada de mi ayudante, quien me dijo que tenía que pasarme una
novedad urgente y que era importante. Ante ese hecho, salí de la sala y me
informó que había oido una conversación del Ministro de la Defensa en la que
expresaba "Freddy la marcha ya arrancó hacia Miraflores, nuestra gente debe
estar armada con piedras, palos y cuchillos, anuncia por la televisora del
Estado que los cerros están armados que eso los c.., los asusta". Esta
información igualmente se la hizo el Capitán O´Brian del conocimiento del
General en Jefe Lucas Rincón Romero en horas de la noche del día 11 de abril en
presencia de otro oficial.
Ya la Guardia Nacional se encontraba en la calle y me dije, de nada valió lo
que le sugerí al General Belisario el día anterior, pues esta vez tampoco
coordinó, le informó al Cufa de las acciones que realizaría la Guardia
Nacional. Ante esta situación que se presentaba propuse, que la Guardia
Nacional se colocara frente al Palacio de Miraflores, porque con la presencia
de la Guardia de Honor y la cerca de protección del Palacio, que es de hierro,
alta y fuerte y una marcha pacífica, hasta ahora, se garantizaba la seguridad
del ciudaano Presidente de la República.
La marcha continuaba pacífica y en ese momento oigo a través de un radio que el
Ciudadano Presidente de la República preguntaba, por qué yo no tenía radio y
solicitó hablar conmigo. Hablé con él por intermedio de un radio que me
facilitaron y le dije al ciudadano Presidente que lo llamaría por teléfono,
hecho este comunicacional difundido en un programa radial del día 26 de abril
del 2002.
Cuando indago sobre la red de radio su estación base y la programación de los
mismos me doy cuenta de la existencia de esa red tiburón de la cual no tenía
conocimiento, desconociendo las razones por las cuales no fui incluido.
Posteriormente supe que el General en Jefe Lucas Rincón, entregó los radios de
esa red hace un tiempo y que yo, Comandante del Comando Unificado de la Fuerza
Armada Nacional, responsable de la seguridad, inexplicablemente no fui incluido
en la Red Tiburón, sin que esto signifique violación del secreto de las
comunicaciones, por cuanto que el error en esta ocasión está en que una vez
develada las señales de llamada de esa red ha debido ser cambiada
inmediatamente, paso a informarle la red de llamada de los que conforman esa
red. Aquí puedo presentarles:
Tiburón 1: Presidente de la República
Tiburón 2: Inspector General de la Fuerza Armada Nacional
Tiburón 3: Comandante General del Ejército
Tiburón 4: Comandante General de la Guardia Nacional
Tiburón 5: Comandante del Core 5
Tiburón 6. Comandante de la Tercera División.
Tiburón 7: Comandante de la Policía Militar
Tiburón 8: Comandante del Batallón Ayala
Tiburón 9: Comandante del Grupo Rivas
Tiburón 10: Comandante del Batallón Bolívar
Tiburón 11: Director de la DIM
Tiburón 12: Director de la DISIP
Insisto que aún desconozco las razones, sería conveniente preguntarle al
General al Jefe Lucas Rincón, en relación a la versión de la creación de esa
red y mi exclusión de la misma.
Me comuniqué telefónicamente con el ciudadano Presidente de la República y me
preguntó acerca del Plan Avila, y le alerté que según la apreciación de la
situación, en mi criterio resultaba inconveniente la activación del mismo. Al
respecto le pregunté, si había recibido y leído la carta que le envié en la
mañana, él me respondió afirmativamente y me indicó que entraría en breves
instantes en una cadena nacional y que en ella haría referencia a lo que le
había escrito en ella. Además, no dejé pasar la oportunidad en referencia al
Plan Avila, para insistirle que las tropas portaban armas de guerra y en gran
parte eran tropas nuevas que apenas habían finalizado el período individual del
soldado y por lo tanto no estaban entrenadas para el control de disturbios y
manifestaciones, no contaban con escudos protectores y bombas lacrimógenas
suficientes, y lo más importante era que la marcha aún continuaba en forma
pacífica.
En mi apreciación, resultaba relevante que la Guardia Nacional estaba bajo su
comando natural y debería accionar hasta tanto no se dieren una o varias de las
suposiciones establecidas para la activación del Plan Avila, razón por la cual
no consideré prudente en ese momento sugerir la implementación del referido
plan.
Pregunto. Si el ciudadano Presidente de la República había ordenado desde
temprano al General Belisario, la utilización de la Guardia Nacional para
contener la marcha, ¿entonces, por qué no empeñó más hombres y no utilizó los
recursos que tenía, por ejemplo, los vehículos antimotines y otros elementos
bajo su disposición?
En lo que a mí correspondía continué con mi esfuerzo para evitar lo que
ocurrió, y propuse hablar con el ciudadano Carlos Ortega y el doctor Pedro
Carmona. Ante mi propuesta, el coronel Oran Primera Petit, miembro de la
Inspectoría General de la Fuerza Armada, me dijo que con el doctor Pedro
Carmona no había comunicación, y ya había contactado por teléfono al ciudadano
Carlos Ortega, y que éste le manifestó que vendría a la sede de la inspectoría
general.
Pasado un lapso de tiempo prudente, nuevamente insistí que se me ubicara al
ciudadano Carlos Ortega, y su asistente comunicó que lo esperara. A lo que les
dije: Si yo fuese el ciudadano Carlos Ortega no vendría, así que no es
conveniente esperarlo.
Como alternativa, pedí que por favor me facilitaran el número telefónico del
ciudadano Carlos Ortega. Acto seguido me comuniqué con su asistente y me
informó que nos esperaba en un hotel de Sabana Grande, lo cual informé al
General en jefe Lucas Rincón.
Me comuniqué inmediatamente con el ciudadano Carlos Ortega, y le dije que el
General en Jefe Lucas Rincón no iría a la reunión, pero que yo iría al hotel.
Me contestó: Lo espero, general ¿pero la Fuerza Armada me devolverá los siete
muertos que tenemos? Ante esa interrogante le contesté que si eso era así,
realmente no tenía respuesta para esa interrogante, por cuanto escapaba de mis
posibilidades.
Se dio por concluida la comunicación, e informé al Alto Mando de la referida
conversación y el señor Ministro de la Defensa me dijo: no son siete los
muertos, es uno solo y es nuestro. A lo que le contesté: Ministro, para mí es
un venezolano, no importa el sector que sea. Y le dije: siento vergüenza por
tanta negligencia del Alto Mando.
El General en Jefe Lucas Rincón me dijo: Rosendo, no es tiempo de pelea.
Entonces los invité a ver las imágenes en la pantalla dividida, en la cual ya
se hacía un balance y nos mostraban los muertos y heridos hasta ese momento.
En mi apreciación de conducción me pregunté: ¿Por qué entonces aplicar el Plan
Avila, si la marcha pacífica fue saboteada, y por tanto dejó de ser pacífica?
¿Pero por quién fue saboteada? No me corresponde a mí determinarlo. Y en todo
casi, si se ordenase el Plan Avila ¿contra quién iría a aplicarlo? Y pensé:
esta es una situación sui géneris, que creo sólo ocurre en Venezuela y no sé si
habrá pasado en otro lugar del mundo, ya que normalmente en estas acciones son
los órganos de seguridad del Estado los que están de un lado, y del otro los
manifestantes. Pero esta vez estaríamos en el medio de los dos grupos,
agregándole un nuevo elemento que podría ocasionar consecuencias impredecibles.
Entonces, ¿contra quién actuar? ¿a quién reprimir?
Entendí, y era extremadamente claro para mí, que todos somos venezolanos. De
allí mi firme resolución de no ordenar la ejecución del Plan Soberanía, que en
la ciudad de Caracas se denomina Avila.
En un tiempo después me informaron que el ciudadano Presidente de la República
deseaba hablar conmigo por teléfono. No atendí ese llamado, por cuanto no
entendía cómo el ciudadano Presidente de la República me llamaba si lo estaba
viendo en su mensaje por cadena. Luego, en mi comando recibí una llamada del
general García Carneiro y me dijo: el Presidente me ordenó el Plan Avila y
saqué los tanques. Y le dije: bueno general, asuma su responsabilidad.
El General en Jefe Lucas Rincón y el Alto Mando estaban saliendo a Miraflores y
me invitaron a que los acompañara. Abordamos un helicóptero y abordamos en el
Palacio de Miraflores. Ya la situación se había calmado y prácticamente
disipado. En uno de los pasillos del Palacio se me acercó el Mayor Duque,
ayudante del señor Ministro de la Defensa, quien me dijo, sin que yo lo hubiera
requerido al respecto, que pensaba que el capitán O’Bryan había oído mal lo
expresado por el señor Ministro por teléfono. A lo que contesté que se lo haría
saber al capitán.
Como información adicional a este hecho, proporcionada por el capitán O’Bryan
Fosi, el día primero de mayo el General en Jefe Lucas Rincón, acompañado del
Ministro de la Defensa, el General Belisario, el Mayor Duque, ayudante del
señor Ministro de la Defensa y el ciudadano diputado a la Asamblea Nacional y
gran defensor de los derechos humanos, Vicepresidente de la Comisión que
investiga los acontecimientos ocurridos, Tarek William Saab, llamó al capitán
O’Bryan, para hacerle un llamado de atención en referencia a supuestas
murmuraciones con respecto a la comunicación entre el Ministro de la Defensa y
el alcalde Freddy Bernal durante los sucesos del día 11 de abril. A lo que el
capitán reafirmó lo que había escuchado y que estaba dispuesto a declarar eso
mismo, siempre y cuando fuese en un tribunal y públicamente.
El Alto Mando, el ciudadano General de División, Hurtado Sucre, Ministro de
Infraestructura, el ciudadano General Arévalo Méndez Romero, Vicecanciller de
la República y mi persona, nos reunimos con el ciudadano Presidente de la
República para intercambiar opiniones sobre lo sucedido. Entre otros aspectos
tratados, el Vicealmirante Bernabé Carrero Cubero, solicitó ser relevado del
cargo de Jefe de Estado Mayor Conjunto, haciendo alusión a la conversación e
instrucciones que escuchó impartir al señor Ministro de la Defensa, en su
convocatoria a las personas que asistirían a Miraflores. En esta oportunidad él
oyó que bajen con palos y garrotes.
En ese instante se me vino a la mente que lo dicho por el Vicealmirante Carrero
Cubero, confirmaba y ratificaba lo dicho por mi ayudante el capitán O’Bryan
Fosi. El ciudadano Presidente de la República dijo no tener conocimiento de esa
orden impartida por el doctor José Vicente Rangel, quien se molestó por lo
dicho por el Vicealmirante Carrero. Tengo entendido que luego el Ministro de la
Defensa pidió disculpas al Vicealmirante Carrero Cubero. solicitó ser relevado
del cargo de Jefe de Estado Mayor Conjunto, haciendo alusión a la conversación
e instrucciones que escuchó impartiera el señor Ministro de la Defensa en su
convocatoria a las personas que asistirían a Miraflores.
En esta oportunidad, él oyó "que bajen con palos y garrotes". En ese instante
se me vino a la mente que lo dicho por el Vicealmirante Carrero Cubero,
confirmaba y ratificaba lo dicho por mi ayudante el Capitán O’Brian Fosi.
El ciudadano Presidente de la República dijo no tener conocimiento de esa orden
impartida por el Dr. José Vicente Rangel, quien se molestó por lo dicho por el
Vicealmirante Carrero. Tengo entendido que luego el Ministro de la Defensa
pidió disculpas al Vicealmirante Carrero Cubero.
En mi participación en esa reunión, solicité al ciudadano Presidente de la
República, que me relevara del cargo de Comandante del CUFAN, debido a la
vergüenza que sentía por haber dejado que las cosas llegaran a los extremos
conocidos, a pesar de mis esfuerzos y que no podía trabajar con un Alto Mando
tan lento, que no tomaba decisiones oportunas y que le diera más importancia a
atender a unos señores diputados, que a la situación tan grave que se estaba
viviendo en aquel momento en el país.
El General Hurtado tomó la palabra y manifestó que mi relevo del cargo, así
como el del Vicealmirante Bernabé Carrero, constituiría una baja muy importante
en estos momentos y pensaba que debería reflexionar.
Seguidamente el Vicealmirante Carrero Cubero meditó y rectificó su decisión,
solicitando fuese relevado una vez que controlara la situación.
El ciudadano Presidente de la República me preguntó si rectificaba y le dije
que mantenía mi solicitud.
Seguidamente le dije: "ciudadano Presidente de la República, Dios quiera que no
se cumpla lo dicho por el General Francisco Belisario Landis en la reunión del
Alto Mando en las primeras horas de la tarde, cuando se asomó la idea de que
algunos oficiales tomarían los comandos de sus respectivos componentes y lo que
al respecto expresó el General Belisario". Yo en la Guardia Nacional tengo las
unidades para enfrentarlo.
Le dije al ciudadano Presidente de la República que por favor, a todo trance e
insistí, ciudadano Presidente de la República, evite este hecho, más ahora que
al mencionado General le tomaron su comandancia, ¿con qué piensa recuperarlo?
Por Dios, que no se maten entre ellos.
Se obtuvo la información sobre el posible contacto y encuentro entre las
unidades militares. El Vicealmirante Carrero Cubero se ofreció para ir al
Estado Vargas a hablar con el Comandante de la Infantería de Marina,
Contralmirante Luis Castillo Omaña y con el General Carlos Alfonso Martínez en
El Paraíso.
El ciudadano Presidente de la República le pidió al General Hurtado que hiciera
lo mismo con las unidades del Fuerte Tiuna y la Guardia Nacional. El General
Hurtado le pidió que me incluyera a mí en esa misión, él aceptó, a lo que me
comprometí con el ciudadano Presidente de la República, quien además nos dijo
que le lleváramos un mensaje a los generales para que se desistieran de su
actitud, que él estaba dispuesto a olvidar el hecho.
Al General Anselmi Espín le indicó que se mantuviera en comando. No recuerdo
qué le dijo al Vicealmirante Jorge Sierralta Zavarce y se quedó en Palacio con
el Ministro de la Defensa, el General en Jefe Lucas Rincón Romero y con el
General Belisario.
Cumpliendo instrucciones del ciudadano Presidente de la República, salí de
Miraflores en el vehículo del General Hurtado. Al llegar a la Alcabala 3 del
Fuerte Tiuna, el General de División José Félix Ruiz Guzmán, nos informó que
todos los comandantes tenían control de las unidades, que estaban cohesionados
y no se enfrentarían entre ellos.
Posteriormente nos dirigimos hacia la Comandancia General del Ejército,
acompañados por el General Ruiz Guzmán, se le hizo la propuesta que nos indicó
el ciudadano Presidente de la República y los generales del Ejército no la
aceptaron, al contrario, nos señalaron que lleváramos la siguiente propuesta.
Que se le garantizaba su integridad, la de su familia y la salida al exterior.
Al reunirnos obtuvimos información según la cual, el doctor Pedro Carmona
Estanga estaba en la sede del Comando General del Ejército, lo cual corroboré e
informé al General Hurtado.
De los otros ciudadanos presentes allí, no conocí a ninguno, a excepción del
ciudadano Teniente Coronel Francisco Javier Arias Cárdenas.
Nos dirigimos al Salón Bolívar de la Inspector General de la Fuerza Armada
Nacional, allí había un número considerable de oficiales de diferentes grados y
en diferente actitud.
El General Hurtado le manifestó el mensaje del ciudadano Presidente de la
República y la propuesta que traíamos del Ejército. En este sitio la situación
era diferente por la actitud y posiciones de los oficiales y la falta de
entendimiento entre ellos. No aceptaban nada y nos dieron una propuesta
diferente a los de los generales del Ejército, pero sin ningún consenso.
En esta oportunidad este grupo de oficiales manifestaba que el ciudadano
Presidente de la República no podía salir y debía ser juzgado en el país. Le
dijimos al Vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, que se pusieran de acuerdo y
salimos para El Paraíso, por supuesto muy preocupados.
En la sede de la Comandancia General de la Guardia Nacional, fuimos recibidos
por el General de División Alfonso Martino, quien nos dijo que sus generales no
se enfrentarían, que se había trasladado al CORE 5 y también lo controlaba.
Allí encontramos al Vicealmirante Carrero Cubero, quien realizaba también las
acciones encomendadas por el ciudadano Presidente de la República.
Regresamos al Palacio de Miraflores a dar cumplimiento de orden y allí se
encontraba el ciudadano William Lara, Presidente de la Asamblea Nacional. El
General Hurtado le informó al Presidente la primera de las propuestas, toda vez
que la segunda no correspondía a un acuerdo entre los oficiales. El ciudadano
Presidente de la República aceptó con el convencimiento que con ello evitaría
un mayor derramamiento de sangre en el pueblo venezolano.
Informé al General Vásquez Velasco sobre la decisión del ciudadano Presidente
de la República y ofreció realizar todas las gestiones para su salida. Ante la
tardanza del General Vásquez Velasco en darle respuesta a su planteamiento, el
ciudadano Presidente de la República alertaba que no deseaba que al amanecer
estuviera en Miraflores, por las consecuencias que esto traería, pasado un
tiempo.
El General Fuenmayor León me llamó por teléfono y me informó que se encontraba
en Televen con Monseñor Baltazar Porras, el General Medina Gómez y el General
Néstor González González y que esperaban al señor Presidente en esas
instalaciones para la firma de su renuncia. Le informé que esa propuesta no
había sido planteada y que cambiaba la propuesta inicial. Me indicó que esa era
la decisión y que enviaría por fax el documento.
Le dije al General Fuenmayor que le informaría al señor Presidente, quien me
contestó que para él esos oficiales no eran de su confianza ni le garantizaban
nada, minutos después se comunicaron con el General Hurtado Sucre y éste le dio
el número de fax de Miraflores. Recibió la propuesta e hizo entrega de la misma
al ciudadano Presidente de la República, desconozco la redacción de la
propuesta por cuanto que por respeto a que era una comunicación personal, no
consideré prudente leerla.
Luego llegaron el General Rafael Damiani Bustillos, el General Luis Camacho
Cairú y el General Juvenal Barraez Herrera, con el original del documento
recibido anteriormente. La propuesta no fue aceptada por el ciudadano
Presidente de la República y los dos primeros de los generales nombrados,
regresaron a la Comandancia General del Ejército.
Ante la negativa del ciudadano Presidente de la República y la decisión de los
generales de no ceder, el ciudadano General Hurtado y yo, recibimos varias
llamadas del General Romel Fuenmayor León, diciendo que si no había decisión
urgente, los comandantes de unidades arremeterían contra Miraflores y sería
bombardeada por la Aviación. Varias veces el Ministro de Infraestructura
solicitó prórroga para la toma de la determinación del ciudadano Presidente de
la República.
Posteriormente recibí llamada del General Enrique Medina Gómez, amenazando con
enviar los batallones Ayala y Bolívar contra el Palacio de Miraflores, de ello
informé al ciudadano Presidente de la República, quien luego de meditar, tomó
su determinación y accedió a dirigirse al Fuerte Tiuna.
El Ministro de la Defensa le recomendó que no firmara la renuncia por cuanto se
trataba de un golpe de Estado, el Ministro de Relaciones Interiores y Justicia
tomó el documento y lo entregó al Mayor Suárez Chourio, el ciudadano Presidente
de la República solicitó que el General Hurtado Sucre, el General José Aquiles
Vietri Vietri y yo, lo acompañáramos hasta donde se encontraba Monseñor
Baltazar Porras en la Comandancia General del Ejército, y así lo hicimos, hecho
notorio comunicacional.
Al llegar al Fuerte Tiuna nos trasladamos a la sala de reunión del Jefe del
Estado Mayor del Ejército, allí los oficiales generales y oficiales de otros
grados estaban esperando. El General Fuenmayor se dirigió al Presidente de la
República en presencia de Monseñor Baltazar Porras y el Monseñor Azuaje quienes
se encontraban ocupando la misma mesa, allí colocó la carpeta con el decreto y
le manifiestó que debería manifestar su renuncia y sería juzgado en el país, a
lo cual el ciudadano Presidente de la República le indicó que el no firmaría
porque era un golpe de Estado e hizo algunas recomendaciones y sugerencias
sobre lo que podría ocurrir.
Ante esa situación un grupo de generales se dirigieron a otro sitio que
desconozco y regresaron con el General Vásquez Velasco quien le indicó al señor
Presidente que había decidido dejarlo bajo su protección, el ciudadano
Presidente de la República les volvió a recordar que esto era un golpe de
Estado y que prefería ser un Presidente detenido que un exPresidente renunciado
y preso.
Expresó varias ideas nuevamente recordando lo que podría venir, fue
interrumpido por un oficial quien le dijo que no era tiempo de discusión y que
tenían que darle una respuesta inmediata al pueblo venezolano para evitar un
mal mayor, el ciudadano Presidente de la República le respondió que era un
Presidente detenido.
Antes los hechos ocurridos el día 12 de abril del 2002 relacionado con el
decreto leído en el acto de juramentación del doctor Pedro Carmona, en horas de
la mañana del día sábado 13 de abril del 2002 llamé a un comandante de unidad
para preguntarle ¿Qué opinaban sobre el acto del doctor Pedro Carmona?.
Me dijo que lo rechazaban, además que ante la decisión observada la noche del
11 de abril del 2002 donde habían tantas órdenes como generales presentes
pregunté ¿a quién reconocían ellos como comandante?. Y me informó que al
General Efraín Vásquez Velasco por ser su comandante natural.
Para fortalecer mi apreciación de la situación en cuanto a lo legal consulté a
varios abogados amigos versados en la materia, sobre la legitimidad del
decreto, quienes me recomendaron que era una grosera violación a la
Constitución y al Estado de Derecho, así mismo acudieron a mí consulta
oficiales generales de distintos componentes para conocer mi opinión al
respecto.
Luego de atenderlos me dirigí a la Comandancia General del Ejército e ingresé
en compañía del General Gerardo Colmenares Gómez, por una puerta posterior que
da acceso que da a la Junta Permanente de Evaluación. Solicité al General
Colmenares que subiera al quinto piso a informarle al General Vásquez que
requería reunirme con él. Le sugerí al General Vásquez un pronunciamiento
contra el decreto del doctor Pedro Carmona, y sí lo hacía yo lo apoyaba, esto
ocurrió en la habitación del General Gerardo Colmenares Gómez.
El General Vásquez se reunió en el Batallón Ayala con los comandantes de
unidades y los generales para discutir el documento que fijaba la posición del
Ejército en contra del decreto antes referido. El General Jorge García Carneiro
presente en esa reunión corrigió algunas cosas y pasado un tiempo el General
Efraín Vásquez Velasco me pidió que lo acompañara en su pronunciamiento para la
restitución del hilo constitucional.
Ante esa situación acepte acompañarlo y asistí a la transmisión, en el vídeo se
observa que durante la lectura que hace el General Vásquez yo escribí sobre un
papel que entregué al General José Félix Ruiz Guzmán quien luego me lo regresó
y por último se lo entregué al General Vásquez Velasco para que lo leyera
seguido al comunicado.
En ese papel escrito por mí solicitaba que se restituyese el Tribunal Supremo
de Justicia, la Fiscalía y la Contraloría General de la República que faltaban
en ese pronunciamiento, a partir de ese momento todas mis acciones estuvieron
dirigidas a la restitución del hilo constitucional.
Señor Presidente, esto forma parte de mi relato que entiendo que por factor
tiempo tuve que resumir bastante y creo que podré en el período de preguntas
contestar algunas de las interrogantes o algunos de los aspectos que los
señores diputados deseen formular.
Presidente: Punto previo del diputado Tarek William.