Tercero

 

¿De dónde proviene el poder?

 

El logro de la libertad con paz no es, desde luego, una tarea fácil.  Requerirá una gran habilidad estratégica, organización, y planeación.  Sobre todo, requerirá poder.  Los demócratas no pueden esperar derrocar una dictadura y establecer la libertad política sin la habilidad de aplicar su propio poder con efectividad.

 

¿Pero cómo es esto posible?  ¿Qué tipo de poder puede movilizar la oposición democrática suficientemente para destruir a la dictadura y a sus vastas redes militares y policiales?  Las respuestas están en la frecuentemente ignorada comprensión del poder político.  Esta comprensión no es realmente tan difícil de obtener.  Algunas verdades básicas son muy simples. 

 

La fábula del “Amo de los Monos”

 

Una parábola china del siglo XIV por Liu-Ji, por ejemplo, plantea muy bien esta descuidada comprensión del poder político:(7)

 

En el estado feudal de Chu un anciano sobrevivía manteniendo monos a su servicio.  La gente de Chu lo llamaban “ju gong” (amo de monos).

 

Cada mañana, el anciano reunía a los monos en su patio, y ordenaba al más viejo a dirigir a los otros a las montañas para recoger frutos de los arbustos y árboles.  Era la regla que cada mono tenía que dar una décima de su colección al anciano.  Aquellos que no lo hicieran, recibían latigazos.  Todos los monos sufrían amargamente, pero ninguno se atrevía a quejarse.

 

Un día, un pequeño mono le preguntó a los otros: ¿Sembró el anciano todos los árboles frutales y los arbustos?”  Los otros respondieron: “No, crecieron en la naturaleza.”  El mono pequeño entonces preguntó: “¿No podemos tomar los frutos sin el permiso del anciano?”  Los otros respondieron: “Sí, todos podemos.”  El mono pequeño continuó: “Entonces, ¿por qué dependemos de el anciano?  ¿Por qué tenemos todos que servirlo?”

 

Antes de que el mono pequeño pudiera terminar su oración, todos los monos de pronto vieron la luz y despertaron. 

 

Esa misma noche, cuando el anciano se durmió, los monos derribaron las barricadas de la empalizada en la que estaban confinados y la destruyeron completamente.  También tomaron los frutos que el anciano tenía almacenados, los llevaron con ellos al bosque, y nunca regresaron.  El anciano murió de hambre.

 

Yu-li-zi dice, “Algunos hombres en el mundo gobiernan a sus pueblos mediante trucos y no principios rectos.  ¿No se asemejan al amo de los monos?  No están conscientes de su estupidez.  Tan pronto como su gente vea la luz, sus trucos no les funcionarán.”

 

Fuentes necesarias del poder político

 

El principio es simple.  Los dictadores requieren la asistencia de los gobernados, sin la cual no pueden asegurar y mantener las fuentes del poder político.  Estas fuentes de poder político incluyen:

 

 

Todas estas fuentes, sin embargo, dependen de la aceptación del régimen, de la sumisión y obediencia de la población, y de la cooperación de innumerables personas y de las instituciones de la sociedad.  Estas no están garantizadas.

 

Plena cooperación, obediencia, y apoyo aumentarán la disponibilidad de las fuentes de poder requeridas y, consecuentemente, expandirán la capacidad de poder de cualquier gobierno.

 

Por otro lado, el retiro de la cooperación popular e institucional a los agresores y dictadores disminuye y hasta puede cortar la disponibilidad de las fuentes del poder de las cuales dependen todos los gobernantes.  Sin la disponibilidad de estas fuentes, el poder del gobernante se debilita y finalmente se disuelve.

 

Naturalmente, los dictadores son sensitivos a acciones e ideas que amenazan su capacidad para hacer lo que quieren.  Por eso, los dictadores probablemente van a amenazar y a castigar a aquéllos que desobedecen, van a la huelga, o no cooperan.  Sin embargo, éste no es el fin de la historia.  La represión, aún con brutalidades, no siempre produce una vuelta al nivel necesario de sumisión y cooperación que el régimen requiere para funcionar.

 

Si, a pesar de la represión, las fuentes del poder pueden ser restringidas o cortadas por un tiempo suficiente, los resultados iniciales pueden ser la incertidumbre y confusión dentro de la dictadura.  Esto es probablemente seguido por el claro debilitamiento del poder de la dictadura.  A lo largo del tiempo, la negativa a otorgar las fuentes de poder pueden producir la parálisis e impotencia del régimen, y en casos severos, su desintegración.  El poder del dictador morirá, lenta o rápidamente, de inanición política.

 

El grado de libertad o tiranía en una tiranía o cualquier gobierno, es, consecuentemente, en una gran medida, un reflejo de la relativa determinación de sus sujetos a ser libres y su disposición y habilidad a resistir los esfuerzos a esclavizarlos.

 

Contrario a la opinión popular, aún las dictaduras totalitarias dependen de la población y sociedades que gobiernan.  Como el científico político Karl W. Deutsch indicó en 1953:

 

“El poder totalitario es fuerte solamente si no tiene que ser utilizado muy frecuentemente.  Si el poder totalitario tiene que ser utilizado siempre contra la población entera, probablemente no permanecerá fuerte por mucho tiempo.  Ya que los regímenes totalitarios requieren más fuerza para tratar con sus sujetos que otros tipos de gobiernos, estos regímenes tienen mayor necesidad de una extendida y segura obediencia de su pueblo; mas aún, ellos tienen que poder contar con el activo apoyo de por lo menos unas partes significativas de la población en caso de crisis.” (8)

 

El teorista legal del siglo XIX John Austin describió la situación de una dictadura confrontando un pueblo que no lo apoyaba.  Austin argumentó que si la mayoría de la población estaba determinada a destruir al gobierno y estaba dispuesta a padecer represión para lograrlo, entonces el poder del gobierno, incluyendo aquéllos que lo apoyaban, no podría preservar al gobierno odiado, aún si éste recibía ayuda exterior.  El pueblo desafiante no podía ser obligado a volver a la obediencia permanente y subyugación, concluyó Austin. (9)

 

Niccolo Machiaveli había argumentado mucho antes que el príncipe “...que tiene al pueblo completo por su enemigo nunca puede garantizar su seguridad; y mientras que mayor sea su crueldad, más aumentará la debilidad de su régimen.,” (10)

 

La aplicación política práctica de estas perpicacias fue demostrada por la heroica resistencia noruega contra la ocupación nazi, y, como mencionamos en el Primer Capítulo,  por los polacos, alemanes, checos, eslovacos y muchos otros que resistieron la agresión y dictadura comunista, y finalmente contribuyeron al colapso del sistema comunista en Europa.  Esto, desde luego, no es un fenómeno nuevo: casos de resistencia noviolenta datan por lo menos del año 494 B.C. cuando los plebeyos le retiraron la cooperación a los amos patricios romanos.(11)  La lucha noviolenta ha sido empleada en varios tiempos por individuos en Asia, Africa, las Américas, Australia, y las islas del Pacífico, al igual que en Europa.

 

Tres de los factores más importantes para determinar hasta qué grado el poder del gobierno va a ser o no controlado son:

(1)   el deseo relativo del pueblo a imponer límites al poder del gobierno;

(2) la fortaleza relativa de las organizaciones e instituciones del pueblo para negar de manera colectiva las fuentes de poder; y

(3) la habilidad relativa del pueblo para retirar su consentimiento y asistencia. 

 

Centros del poder democrático

 

Una característica de una sociedad democrática es que existe un gran número de grupos e instituciones no gubernamentales que son independientes del estado.  Estos incluyen, por

ejemplo, familias, organizaciones religiosas, asociaciones culturales, asociaciones deportivas, instituciones económicas, sindicatos, asociaciones estudiantiles, partidos políticos, aldeas, asociaciones de vecinos, asociaciones para cultivar jardines, organizaciones de derechos humanos, grupos musicales, sociedades literarias, y otros.  Estos grupos son importantes para cumplir sus propios objetivos y también para ayudar a llevar a cabo las necesidades de la sociedad.

 

Además, estos organismos tienen un gran significado político.  Proveen una base mediante la cual las personas pueden ejercer influencia sobre la dirección de su sociedad y resistir otros grupos o el gobierno cuando ellos injustamente intentan socavar sus intereses, actividades o propósitos.  Individuos aislados que no son miembros de un grupo normalmente no pueden tener un impacto significativo sobre el resto de la sociedad, menos aún sobre un gobierno, y ciertamente menos sobre una dictadura.

Consecuentemente, si la autonomía y libertad de estos grupos es usurpada por los dictadores, la población va a estar relativamente desamparada.  También, si estas instituciones pueden ser dictatorialmente controladas por el régimen central o reemplazadas por otras que son controladas, pueden ser usadas para dominar a sus miembros y también a esas áreas de la sociedad.

 

Sin embargo, si la autonomía y libertad de estas instituciones civiles independientes (fuera del control del gobierno) pueden ser mantenidas o recuperadas, éstas son muy importantes para aplicar el desafío político.  La característica común de los ejemplos antes citados donde las dictaduras han sido desintegradas o debilitadas ha sido la valiente aplicación masiva de desafío político por la población y sus instituciones.

 

Como mencionamos, estos centros de poder proveen las bases institucionales con las cuales la población puede ejercer presión o puede resistir el control dictatorial.  En el futuro, van a ser parte de la base estructural indispensable para una sociedad libre.  Por lo tanto, su continuada independencia y crecimiento es frecuentemente un requisito para el éxito de la lucha de liberación.

 

Si el dictador ha tenido mucho éxito en destruir o controlar los organismos independientes de la sociedad, va a ser muy importante que la resistencia cree nuevos grupos sociales e instituciones independientes, o que establezca el control democrático sobre organismos que han sobrevivido o que están parcialmente controlados. Durante la revolución húngara de 1956-1957 surgieron un gran número de concilios que practicaban la democracia directa, hasta agrupándose para establecer por algunas semanas un completo sistema federal de instituciones y gobierno.  En Polonia durante los últimos años de la década de los 80 los obreros mantuvieron sindicatos ilegales de Solidaridad y, en algunos casos, tomaron control de los sindicatos oficiales, dominados por los comunistas.  Este desarrollo institucional puede tener consecuencias políticas muy importantes.

 

Desde luego, nada de esto quiere decir que el debilitar y destruir dictaduras es fácil, ni que cada intento va a tener éxito.  Ciertamente no quiere decir que la lucha no va a sufrir bajas, ya que aquéllos que todavía sirven a los dictadores probablemente van a luchar para tratar de forzar al pueblo a reanudar su cooperación y obediencia.

 

El análisis anterior del significado del poder sí significa, sin embargo, que es posible la desintegración deliberada de las dictaduras.  Las dictaduras en particular tienen características específicas que las hacen extremadamente vulnerables a un desafío político hábilmente implementado.  Vamos a examinar estas características en más detalle.

 

Cuarto

 

Las dictaduras tienen puntos débiles

 

Las dictaduras frecuentemente parecen invulnerables.  Servicios de inteligencia, policía, fuerzas militares, prisiones, campos de concentración, y pelotones de fusilamiento son controlados por unos pocos con poder.  Las finanzas, los recursos naturales, y la capacidad productiva de un país son frecuentemente arbitrariamente saqueados por dictadores y usados para sostener la voluntad de los dictadores.

 

Por comparación, las fuerzas de la oposición democrática a veces parecen extremadamente débiles, inefectivas y sin poder.  Esa percepción de invulnerabilidad comparada ante la aparente impotencia del pueblo hace que una efectiva oposición sea improbable.

 

Sin embargo, esta no es la historia completa.

 

Identificando el talón de Aquiles 

 

Un mito de la Grecia Clásica ilustra bien la vulnerabilidad de los supuestamente invulnerables.  No había golpe que hiriera o espada que penetrara la piel del guerrero Aquiles.  Cuando era todavía una criatura, la madre de Aquiles supuestamente lo sumergió en las aguas del río mágico Styx, resultando en la protección de su cuerpo de todos los peligros.  Había, sin embargo, un problema.  Como la criatura fue sostenida por sus talones para que no se lo llevara la corriente, el agua mágica no cubrió esa pequeña parte de su cuerpo.  Cuando Aquiles ya era hombre a todo el mundo le parecía que era invulnerable a las armas de los enemigos.  Sin embargo, en la batalla de Troya, instruido por uno que conocía el punto débil, un soldado enemigo apuntó su flecha al talón de Aquiles, al sitio donde podía ser herido.  El ataque fue fatal.  Todavía hoy, la frase “El Talón de Aquiles” se refiere a la parte vulnerable de una persona, un plan, o una institución para la cual no hay protección en caso de ataque.

 

El mismo principio se aplica a dictadores despiadados.  Ellos también pueden ser conquistados, aún más rápidamente y al menor costo posible, si sus puntos débiles son identificados y el ataque es concentrado sobre los mismos.

 

Puntos débiles de las dictaduras 

 

Entre los puntos débiles de las dictaduras se encuentran:

 

1.1.- La cooperación de un gran número de personas, grupos e instituciones necesarias para operar el sistema puede ser restringida o retirada.

2.2.- Los requisitos y efectos de las políticas anteriores del régimen van a limitar, hasta cierto punto, su habilidad actual para implementar políticas que estén en conflicto con las anteriores.

3.3.- La operativa del sistema puede convertirse en rutina, haciéndolo menos ágil para ajustarse rápidamente a nuevas situaciones.

4.4.- Las personas y recursos que ya han sido asignadas a tareas existentes no estarán fácilmente disponibles para emprender otras nuevas funciones.

5.5.- Los subordinados, temerosos de no complacer a sus superiores, pueden abstenerse de dar al dictador la información correcta y completa que es necesaria para que el dictador haga sus decisiones.

6.6.- La ideología puede erosionarse y los mitos y símbolos del sistema pueden volverse inestables.

7.7.- Si existe una ideología fuerte que influya el punto de vista sobre la realidad, el mantenerse adherido a la misma puede provocar la falta de atención a las condiciones y necesidades reales.

8.8.- El deterioro de la eficiencia y competencia de la burocracia, o controles y regulaciones excesivas, pueden provocar la falta de efectividad de las políticas y operaciones del sistema.

9.9.- Fuertes conflictos institucionales internos y rivalidades y hostilidades personales pueden dañar y aún romper el funcionamiento de la dictadura.

10.10.- Los intelectuales y estudiantes pueden volverse inquietos debido a las condiciones, restricciones, doctrinalismo y represión.

11.11.- El público en general puede, a medida que pase el tiempo, convertirse en apático, escéptico, y aún hostil al régimen.

12.12.- Diferencias regionales, de clase, culturales o nacionales pueden agudizarse.

13.13.- El poder de la jerarquía de la dictadura siempre es hasta cierto punto inestable, y a veces extremadamente inestable.  Los individuos no siempre permanecen en la misma posición en la jerarquía, sino pueden subir o bajar de rango o ser removidos completamente y reemplazados por nuevas personas.

14.14.- Sectores de la policía o fuerzas militares pueden actuar para alcanzar sus propios objetivos, aún contra la voluntad de dictadores establecidos, incluyendo golpes de estado.

15.15.- Si la dictadura es nueva, requiere tiempo para establecerse bien.

16.16.- Con tantas decisiones hechas por tan pocas personas en una dictadura, errores de juicio, política y acción probablemente van a ocurrir.

17.17.- Si el régimen busca eludir estos peligros y descentraliza sus controles y la toma de decisiones, el control de los puntos centrales del poder puede ser más erosionado.

 

Atacando los puntos débiles de las dictaduras

 

Con el conocimiento de esos puntos débiles inherentes, la oposición democrática puede deliberadamente tratar de agravar estos “Talones de Aquiles” para drásticamente alterar el sistema o desintegrarlo.

 

La conclusión es entonces clara: a pesar de la apariencia de fuerza, todas las dictaduras tienen puntos débiles, ineficiencias internas, rivalidades personales, ineficiencias institucionales, y conflictos entre organizaciones y departamentos.  Estos puntos débiles, a lo largo del tiempo, tienden a hacer al régimen menos efectivo y más vulnerable a condiciones cambiantes y a una resistencia deliberada.  No todo lo que el régimen se propone hacer va a ser completado.  Algunas veces, por ejemplo, hasta las órdenes directas de Hitler no eran implementadas porque individuos debajo de él en la jerarquía se negaban a ejecutarlas.  Un régimen dictatorial puede a veces desintegrarse rápidamente, como ya hemos observado.

 

Esto no quiere decir que las dictaduras pueden ser destruidas sin riesgos y bajas.  Todo curso de acción posible para la liberación va a tener riesgos y la posibilidad de sufrimiento, y su ejecución va a tomar tiempo.  Y, desde luego, ningún método de acción puede garantizar un éxito rápido en todas las situaciones.  Sin embargo, los tipos de lucha que identifican y atacan los puntos débiles tienen mayor oportunidad de éxito que aquéllos que buscan luchar contra el dictador donde él claramente es más fuerte.  La pregunta es cómo debe ser esta lucha librada.

 

Quinto

 

Ejerciendo poder

 

En el Primer Capítulo indicamos que la resistencia militar contra dictaduras no les pega donde son más débiles, sino donde son más fuertes.  Al escoger competir en el área de fuerza militar, suministro de armamentos, tecnología de armamentos, y otros similares, los movimientos de resistencia tienden a ponerse en una clara desventaja.  Las dictaduras casi siempre serán capaces de reunir recursos superiores en estas áreas.  Los peligros de apoyarse en poderes foráneos para la salvación también fueron analizados.  En el Segundo Capítulo examinamos los problemas de depender de negociaciones como un instrumento para terminar dictaduras.

 

¿Qué vías están entonces disponibles que ofrecerán a la resistencia democrática ventajas claras y distintas y que agravarán los puntos débiles de las dictaduras?  ¿Qué técnica de acción va a capitalizar sobre la teoría del poder político discutido en el Tercer Capítulo?  La alternativa a escoger es el desafío político.

 

El desafío político tiene las siguientes características: 

 

 

El funcionamiento de la lucha noviolenta

 

Como la capacidad militar, el desafío político puede usarse para una variedad de propósitos, que van desde esfuerzos para influenciar a oponentes a tomar acciones diferentes, crear condiciones para la resolución pacífica de un conflicto, o desintegrar el régimen del oponente.  Sin embargo, el desafío político opera de manera bien diferente a la violencia.  Aunque ambas técnicas son instrumentos para librar una batalla, lo hacen mediante medios diferentes y con diferentes consecuencias.  Los métodos y resultados de un conflicto violento son bien conocidos.  Armas físicas son usadas para intimidar, lastimar, matar y destruir.

 

La lucha noviolenta es mucho más compleja y tiene métodos de lucha más variados que la violencia.  La lucha utiliza armas psicológicas, sociales, económicas y políticas aplicadas por la población y las instituciones de la sociedad.  Estas han sido conocidas bajo varios nombres como protestas, huelgas, nocooperación, boicots, desafección y poder popular.  Como indicamos anteriormente, todos los gobiernos pueden gobernar solamente mientras que reciban un reabastecimiento de las requeridas fuentes de poder de la cooperación, sumisión, y obediencia de la población e instituciones de la sociedad.  El desafío político, a diferencia de la violencia, es singularmente adecuado para cortar estas fuentes de poder.

 

Armas y disciplina noviolenta

 

El error común de pasadas campañas improvisadas de desafío político es depender de sólo uno o dos métodos, como huelgas y demostraciones masivas.  De hecho, existen muchos métodos que permiten a los estrategas de la resistencia concentrarse y extender la resistencia como sea necesario.

 

Aproximadamente doscientos métodos de acción noviolenta han sido identificados, y ciertamente hay decenas más.  Estos métodos son clasificados bajo las tres grandes categorías de:

 

Los métodos de protesta y persuasión son en su mayoría manifestaciones simbólicas, incluyendo paradas, marchas y vigilias (54 métodos).

 

 La nocooperación está dividida en tres categorías:

(a)  la nocooperación social (16 métodos),

(b)  la nocooperación económica, incluyendo boicots (26 métodos) y huelgas (23 métodos) y

(c)  la nocooperación política (38 métodos).

 

 La intervención noviolenta, por medios psicológicos, físicos, sociales, económicos, o políticos, como el ayuno, la ocupación noviolenta, y el gobierno paralelo (41 métodos) es el último grupo.  Una lista de 198 de estos métodos está incluida en el Apéndice de esta publicación.

 

El uso de un número considerable de métodos cuidadosamente seleccionados, aplicados persistentemente y en gran escala, en el contexto de una estrategia inteligente y de tácticas apropiadas, por individuos del pueblo, entrenados, probablemente le van a causar severos problemas a cualquier régimen ilegítimo.

 

En contraste a los medios militares, los métodos de la lucha noviolenta se pueden enfocar directamente sobre los asuntos importantes.  Por ejemplo, como el problema de una dictadura es primordialmente político, entonces las formas políticas de la lucha noviolenta serían cruciales.  Estas incluirían la negativa de la legitimidad a los dictadores y la nocooperación con el régimen.  La nocooperación también se aplicaría contra políticas específicas.  A veces tácticas de demora (dejar para luego) pueden ser calladas y secretamente practicadas, mientras que en otros tiempos la desobediencia abierta y las manifestaciones de desafío público y huelgas son visibles a todo el mundo. 

 

También, si la dictadura es vulnerable a presiones económicas o si las quejas populares contra ella son de carácter económico, entonces acciones económicas, tales como el boicot o las huelgas, pueden ser métodos de resistencia apropiados.  Los esfuerzos de los dictadores a explotar el sistema económico pueden enfrentarse a huelgas generales de carácter limitado, paso de jicotea, y la falta de apoyo (o desaparición) de expertos indispensables.  El uso selectivo de varios tipos de huelgas puede ser llevado a cabo en puntos claves de la industria manufacturera, el transporte, el suministro de materias primas  y la distribución de productos.

 

Algunos métodos de la lucha noviolenta requieren que las personas ejecuten acciones no relacionadas a sus vidas normales, como distribución de volantes, operar una prensa clandestina, irse a la huelga de hambre o sentarse en medio de la calle.  Estos métodos pueden ser difíciles para algunas personas excepto en el caso de situaciones muy extremas.

 

Otros métodos de la lucha noviolenta requieren que las personas continúen en gran medida sus vidas normales, pero en forma un poco diferente.  Por ejemplo, las personas pueden asistir a su trabajo y no ir a la huelga, y entonces deliberadamente trabajar más despacio o ineficientemente.  “Errores” pueden ser cometidos conscientemente con más frecuencia. Uno puede “enfermarse” o “estar imposibilitado” para el trabajo en ciertas ocasiones.  O uno puede simplemente negarse a trabajar.  Uno puede ir a servicios religiosos cuando esto expresa no solamente su fe religiosa pero también sus convicciones políticas.  Uno puede proteger a los niños de la propaganda de los atacantes educándolos en la casa o en clases ilegales.  Uno puede negarse a hacerse miembro de ciertas “recomendadas” o requeridas organizaciones de las cuales uno no se hubiera hecho miembro bajo condiciones de libertad de elección.  La semejanza de estos tipos de acción con las acciones usuales de los individuos y el grado limitado en que departen de sus vidas normales pueden facilitar para muchas personas la participación en una lucha de liberación nacional.

 

Como la lucha noviolenta y la violencia operan en formas fundamentalmente diferentes, aún una resistencia violenta de carácter limitado durante una campaña de desafío político puede ser contraproducente ya que tornará la lucha en una confrontación en el cual los dictadores tienen una ventaja aplastante--la guerra militar.  La disciplina noviolenta es la clave al éxito y tiene que ser mantenida a pesar de provocaciones y brutalidades por parte de los dictadores y sus agentes.

 

El mantenimiento de la disciplina noviolenta contra los oponentes facilita el funcionamiento de cuatro mecanismos de cambio en la lucha noviolenta (discutidos a seguir).  La disciplina noviolenta también es extremadamente importante en el proceso del jiu-jitsu político.  En este proceso, la cruda brutalidad del régimen contra los individuos de acción obviamente noviolentos rebota contra la posición del dictador, causando disensión en sus propios rangos y también fomenta el apoyo hacia los que resisten por parte de la población en general, los partidarios usuales del régimen y terceras personas.

 

En algunos casos, sin embargo, una violencia limitada contra la dictadura puede ser inevitable.  La frustración y el odio contra el régimen pueden explotar en la violencia. O ciertos grupos pueden no estar dispuestos a abandonar los medios violentos aún cuando reconocen la importancia del papel de la lucha noviolenta.  En estos casos, el desafío político no tiene que ser abandonado.  Sin embargo, va a ser necesario separar lo más posible la acción violenta de la acción noviolenta.  Esto debe ser hecho en términos de geografía, grupos de población, selección del momento oportuno, y temas.  De otra forma, la violencia puede tener un efecto desastroso sobre el potencialmente mucho más poderoso y exitoso uso del desafío político.

 

La historia indica que a pesar de que hay que anticipar que el desafío político causará muertes y heridos, las bajas serán mucho menores que en una guerra militar.  Aún mas, este tipo de lucha no contribuye a un ciclo sin fin de muerte y brutalidad.

 

La lucha noviolenta requiere y tiene la tendencia a producir la pérdida (o un mayor control) del miedo al gobierno y su violenta represión.  La pérdida o control del miedo es un elemento clave en destruir el poder de los dictadores sobre la población en general. 

 

La comunicación abierta, la secreta y los altos principios

 

El actuar en secreto, la decepción y la conspiración clandestina presentan problemas muy difíciles para un movimiento que usa la acción noviolenta.  Es frecuentemente imposible que la policía política y los agentes de inteligencia no se enteren de las intenciones y planes del movimiento.  Desde la perspectiva del movimiento, el actuar en secreto no solamente está enraizado en el miedo, sino contribuye al miedo, y así desalienta el espíritu de resistencia y reduce el número de personas que pueden participar en un acción dada.  También puede contribuir a sospechas y acusaciones, muchas veces injustificadas, dentro del movimiento, en lo que se refiere a quien es un informante o agente de los oponentes.  Actuar en secreto también puede afectar la habilidad de un movimiento a permanecer noviolento.  Por contraste, el actuar abiertamente en relación a las intenciones y planes no solamente va a tener el efecto opuesto, sino contribuirá a una imagen que el movimiento de resistencia es de hecho extremadamente poderoso.  El problema, naturalmente, es más complejo que esto sugiere, y puede haber aspectos significativos de actividades de resistencia que requieren ser mantenidas encubiertas.  Es necesaria una evaluación bien informada de situaciones específicas, llevadas a cabo por conocedores de la dinámica de la lucha noviolenta y también de los medios de inteligencia de la dictadura. 

 

El editar, imprimir, y distribuir publicaciones clandestinas, el uso ilegal de transmisiones radiales dentro del país, y el recopilar inteligencia sobre las operaciones de la dictadura están entre el número limitado de tipos especiales de actividades que tienen que ejecutarse bajo un alto grado de sigilo.

 

Hay que mantener un alto nivel de principios en la ejecución de la acción noviolenta durante toda la trayectoria del conflicto.  Factores como no tener miedo y mantener la disciplina noviolenta son siempre requeridos.  Es importante recordar que frecuentemente se puede requerir a un gran número de personas para llevar a cabo algunos cambios específicos.  Sin embargo, sólo se puede obtener un alto número de participantes en los que se puede confiar si se mantienen los altos principios del movimiento.

 

Cambiando las relaciones del poder

 

Los estrategas tienen que acordarse que el conflicto dentro del cual se aplica el desafío político es un campo de lucha en cambio constante, con una continua interacción de jugadas y contrajugadas.  Nada es estático.  Las relaciones del poder, absolutas y relativas, están sujetas a constantes y rápidos cambios.  La persistencia noviolenta por parte de la resistencia a pesar de la represión es lo que hace posible estos cambios.

 

Las variaciones en el poder de cada una de las facciones en la contienda en este tipo de conflicto son probablemente más extremas que en conflictos violentos, tienen lugar más frecuentemente, y tienen consecuencias más diversas y políticamente significativas.  Debido a estas variaciones, acciones específicas de la resistencia tienden a tener consecuencias mucho más allá del tiempo y lugar en donde ocurren.  Estos efectos rebotarán para fortalecer o debilitar a un grupo o al otro. 

 

Además, el grupo noviolento puede, por sus acciones, ejercer influencia sobre el aumento o la disminución de la fuerza relativa del grupo de la oposición en un grado mucho mayor que el que ocurre en conflictos militares.  Por ejemplo, una resistencia noviolenta valiente y disciplinada al encarar las brutalidades de los dictadores puede causar inquietud, desafecto, falta de confianza y en situaciones extremas aún un motín entre los soldados y los afectos a la tiranía.  Esta resistencia también puede resultar en el aumento de la condena internacional de la dictadura.  También, el hábil, disciplinado y persistente uso del desafío político puede resultar en un aumento de la participación en la resistencia de personas que normalmente hubieran dado su apoyo tácito a los dictadores o generalmente permanecerían neutrales en el conflicto.

 

Cuatro mecanismos de cambio

 

La lucha noviolenta produce cambios de cuatro tipos.  El primero es el menos frecuente, aunque ha ocurrido.  Cuando los miembros de la oposición están emocionalmente movidos por el sufrimiento causado por la represión impuesta a los valientes miembros noviolentos de la resistencia interna o están racionalmente persuadidos que la causa de la resistencia es justa, ellos pueden llegar a aceptar los puntos de la resistencia.  Este mecanismo es conocido como conversión.  Aunque los casos de conversión en la lucha noviolenta a veces ocurren, no son frecuentes y en la mayoría de los conflictos esto no ocurre o por lo menos no ocurre en gran escala.

 

Lo más frecuente es que la lucha noviolenta opera cambiando la situación conflictiva y la sociedad al punto que los oponentes simplemente ya no pueden hacer lo que quieren.  Es éste el cambio que produce tres otros mecanismos: acomodación, coerción noviolenta, y desintegración.  Cual de éstos ocurre depende del grado en que el poder relativo y absoluto ha cambiado a favor de los demócratas.

 

Si los asuntos no son fundamentales, si las demandas de la oposición en una campaña limitada no son consideradas amenazadoras y si la lucha de fuerzas ha alterado las relaciones de poder en cierto grado, el conflicto inmediato puede ser terminado al llegar a un acuerdo, llegando a un pacto sobre las diferencias o a un compromiso.  Este mecanismo se llama acomodación.  Muchas huelgas son solucionadas de esta manera, por ejemplo, con ambos lados obteniendo algunos de sus objetivos pero ninguno obteniendo todo lo que quería.  Un gobierno puede percibir que un acuerdo de esta naturaleza tiene algunos beneficios, como reducir la tensión, crear una impresión de “equidad”, o pulir la imagen internacional del régimen.  Es importante, por lo tanto, que se ejerza un gran cuidado en la selección de asuntos para los cuales un acuerdo por acomodación es aceptable.  Una lucha para derrocar a una dictadura no es uno de éstos.

 

La lucha noviolenta puede ser mucho más poderosa e ir más allá de los mecanismos de conversión o acomodación.  La nocooperación y el desafío masivo pueden cambiar a tal punto las situaciones sociales y políticas, especialmente las relaciones del poder, que la habilidad de los dictadores para controlar los procesos económicos, sociales y políticos del gobierno y la sociedad les es arrebatada.  Las fuerzas militares del dictador pueden dejar de ser leales y simplemente negarse a obedecer las órdenes de reprimir a la resistencia.  A pesar de que los líderes de la dictadura permanecen en sus posiciones y se adhieren a sus metas originales, su habilidad para actuar efectivamente se les ha arrebatado.  Esto es lo que se conoce como la coerción noviolenta.

En algunas situaciones extremas, las condiciones que producen la coerción noviolenta son llevadas aún más lejos.  El liderazgo de la dictadura de hecho pierde toda su habilidad para actuar y su propia estructura de poder se desploma.  La autodirección, nocooperación, y desafío de la resistencia se vuelven tan completas que los dictadores ahora carecen de tan siquiera una semblanza de control sobre ellos.  La burocracia de los dictadores se niega a obedecer a su propio liderazgo.  Las tropas y la policía de los dictadores se amotinan.  Los usuales partidarios de los dictadores o el pueblo repudian a su antiguo liderazgo, negándoles completamente el derecho a gobernar. 

 

Consecuentemente, la antigua asistencia y obediencia se desvanece.  El cuarto mecanismo de cambio, la desintegración del sistema de los dictadores, es tan completa que ni siquiera les queda suficiente poder para rendirse.  El régimen simplemente cae en pedazos.

 

Al planear estrategias de liberación, estos cuatro mecanismos deben ser considerados.  A veces operan esencialmente por casualidad.  Sin embargo, la selección de uno o más de éstos como el mecanismo de cambio seleccionado en un conflicto puede hacer posible la formulación de estrategias específicas que se refuerzan mutuamente.  Qué mecanismo (o mecanismos) deben ser escogidos depende de numerosos factores, incluyendo el poder absoluto y relativo de los grupos en la contienda y las actitudes y objetivos del grupo de lucha noviolento.

 

Efectos democratizantes de la política de desafío

 

En contraste con los efectos centralizantes de sanciones violentas, el uso de la técnica de la lucha noviolenta contribuye a democratizar a la sociedad política de muchas maneras.

 

En contraste con los medios militares, esta técnica no le provee a la resistencia una forma de represión que sí está al alcance de la minoría gobernante, esto es: un medio de represión que puede ser usado contra el pueblo para establecer o mantener una dictadura.  Los líderes de un movimiento de desafío político pueden ejercer influencia o aplicar presiones sobre sus seguidores, pero no pueden encarcelarlos o ejecutarlos cuando ellos están en desacuerdo o escogen otros líderes. 

 

La lucha noviolenta provee al pueblo con los medios para la resistencia que pueden ser usados para alcanzar y defender sus libertades contra dictadores existentes o futuros.  Abajo citamos varios factores democratizantes positivos que pueden resultar de la lucha noviolenta:

 

 

Complejidad de la lucha noviolenta

 

Como hemos visto basado en esta discusión, la lucha noviolenta es una técnica compleja de acción social, que comprende muchos métodos, un número de mecanismos para el cambio, y requisitos específicos de comportamiento.  Para ser efectivo, especialmente contra una dictadura, el desafío político requiere una cuidadosa planeación y preparación.  Los posibles participantes tendrán que entender qué se requiere de ellos.  Los recursos tienen que estar disponibles.  Y los estrategas tienen que analizar la manera más efectiva de aplicar la lucha noviolenta.  Ahora vamos a concentrarnos sobre este elemento crucial: la necesidad de la planeación estratégica.

 

Sexto

 

La necesidad de planeación estratégica

 

Las campañas de desafío político contra las dictaduras pueden comenzar de varias maneras.  En el pasado estas luchas casi nunca se han planeado y han ocurrido de una manera esencialmente accidental.  Las ofensas específicas que en el pasado han iniciado la acción son muy variadas, pero a menudo incluían nuevas brutalidades, la detención o el asesinato de una persona muy estimada, una nueva política u orden represiva, escasez de alimentos, falta de respeto hacia creencias religiosas, o el aniversario de un evento importante.  Algunas veces, un acto específico de la dictadura ha encolerizado al pueblo a tal punto que se han lanzado a la acción sin tener idea de cómo podría terminar el levantamiento.  En otras ocasiones, un individuo valiente o un pequeño grupo puede haber iniciado la acción que suscitó el apoyo.  Otros también pueden reconocer en un agravio específico una semejanza con otros que ellos ya han sufrido y pueden unirse a la lucha.  A veces, un llamado específico a la resistencia de un grupo pequeño o un individuo puede ser recibido por una respuesta inesperadamente grande.

 

Mientras que la espontaneidad tiene sus puntos positivos, a menudo ha tenido desventajas.  Frecuentemente, la resistencia democrática no ha anticipado la brutalidad de la dictadura, ha sufrido enormemente, y la resistencia se ha desplomado.  A veces la falta de planeación por parte de los demócratas ha dejado decisiones claves al azar, con resultados desastrosos.  Aún cuando el sistema opresivo ha sido derribado, la falta de planeación de cómo conducir la transición a un sistema democrático ha contribuido al resurgimiento de una nueva dictadura.

 

Planeación realista

 

En el futuro, la acción popular sin previa planeación indiscutiblemente va a jugar un papel importante en alzamientos contra dictaduras.  Sin embargo, es ahora posible calcular la manera más efectiva de derrocar una dictadura, evaluar cuándo la situación política y el poder popular están maduros, y seleccionar cómo iniciar una campaña.  Se requieren una planeación muy cuidadosa basada en una evaluación realista de la situación y la capacidad del pueblo para seleccionar medios efectivos para alcanzar la libertad bajo estas circunstancias.

 

Si uno quiere lograr algo, es inteligente planear como hacerlo.  Mientras más importante la meta, o más serias las consecuencias del fracaso, más importante es la planeación.  La planeación estratégica aumenta la probabilidad de que todos los recursos disponibles van a ser movilizados y empleados con su mayor efectividad.  Esto es especialmente cierto para un movimiento democrático que tiene limitados recursos materiales y cuyos partidarios van a estar en peligro es decir, empeñados en derrocar una poderosa dictadura.  En contraste, la dictadura normalmente va a tener acceso a vastos recursos materiales, fuerza organizadora, y la habilidad de perpetrar brutalidades.

 

“Planear una estrategia” aquí significa calcular el curso de acción que hará más probable el ir del presente al futuro deseado.  En términos de esta discusión, significa de una dictadura a un futuro sistema democrático.  Un plan para alcanzar este objetivo usualmente consistirá en una serie de campañas en fases y otras actividades organizadas diseñadas a fortalecer a la población y sociedad oprimida y a debilitar a la dictadura.  Por favor, nótese que el objetivo no es simplemente el destruir a la actual dictadura sino el implementar un sistema democrático.  Una gran estrategia que limita su objetivo a simplemente destruir la presente dictadura corre el gran riesgo de producir otro tirano.

 

Obstáculos a la planeación

 

Algunos exponentes de la libertad en varios lugares del mundo no aplican toda su capacidad al problema de cómo lograr la liberación.  Sólo raramente estos defensores de la libertad reconocen completamente la extrema importancia de la cuidadosa planeación estratégica antes de actuar.  Consecuentemente, esto casi nunca se hace.

 

¿Por qué es que las personas que tienen la visión de llevar la libertad política a sus pueblos tan pocas veces preparan un amplio plan estratégico para alcanzar esa meta?  Desafortunadamente, las personas en grupos de oposición democrática frecuentemente no comprenden la necesidad de la planeación estratégica o no están acostumbradas o entrenadas a pensar estratégicamente.  Esta es una tarea difícil.  Constantemente hostigados por la dictadura, y bajo la presión de responsabilidades inmediatas, los líderes de la resistencia a menudo no tienen la seguridad o el tiempo para desarrollar la habilidad de pensar en términos estratégicos.

 

En su lugar, el patrón común es simplemente reaccionar a las iniciativas de la dictadura.  La oposición entonces está siempre a la defensiva, buscando mantener sus libertades limitadas, o bastiones de libertad, y en las mejores circunstancias retrasando el avance de los controles dictatoriales o causando ciertos problemas a las nuevas políticas del régimen.

 

Algunos individuos y grupos, desde luego, pueden creer que no es necesario que el movimiento de liberación formule una amplia planeación a largo plazo.  En su lugar, pueden ingenuamente pensar que si ellos simplemente apoyan su meta fuerte y firmemente y por un período de tiempo suficiente, de alguna manera alcanzarán sus objetivos.  Otros asumen que si ellos simplemente viven de acuerdo a sus principios e ideales al encarar las dificultades, están haciendo todo lo que pueden por implementarlos.  Su apoyo de metas humanitarias y lealtad a ideales es admirable, pero son extremadamente inadecuados para poner fin a una dictadura y alcanzar la libertad.

 

Otros oponentes de la dictadura pueden ingenuamente pensar que si solamente ellos usaran la suficiente violencia, la libertad llegaría.  Pero, como indicamos anteriormente, la violencia no garantiza el éxito.  En vez de liberación, puede llevar a la derrota, la tragedia masiva, o ambas.  En la mayoría de las situaciones la dictadura está mejor equipada para la lucha violenta y las realidades militares y en pocas ocasiones, si es que existe alguna, favorecen a los demócratas.

 

Hay también activistas que basan sus acciones en lo que ellos “sienten” que deben hacer.  Estas técnicas, sin embargo, no sólo son egocéntricas, sino que no ofrecen una guía para desarrollar un gran plan de liberación. 

 

La acción basada en una “idea brillante” que alguien ha tenido es también limitada.  Lo que se necesita es la acción basada en un cuidadoso cálculo del “próximo paso” requerido para derrocar la dictadura.  Sin análisis estratégico, los líderes de la resistencia frecuentemente no van a saber cuál debe ser el “próximo paso”,  ya que no han pensado cuidadosamente sobre los pasos sucesivos específicos requeridos para alcanzar la victoria.  La creatividad e ideas brillantes son muy importantes, pero tienen que ser utilizadas para avanzar la situación estratégica de las fuerzas democráticas.

 

Agudamente conscientes de la multitud de acciones que pueden tomarse contra una dictadura y sin poder determinar dónde empezar, algunos aconsejan: “Hagan todo simultáneamente.”  Eso puede ayudar, pero, desde luego, es imposible, especialmente para movimientos relativamente débiles.  Es más, esta técnica no provee guía de cuándo comenzar, dónde concentrar sus esfuerzos, y cómo usar recursos frecuentemente limitados. 

 

Otras personas y grupos pueden ver la necesidad para alguna planeación, pero son solamente capaces de pensar a corto plazo, o en una base táctica.  No se dan cuenta que la planeación a largo plazo es necesaria o posible.  Pueden a veces no poder pensar y analizar en términos estratégicos, dejándose distraer repetidamente por asuntos relativamente pequeños, frecuentemente reaccionando a las acciones de los oponentes en vez de tomar la iniciativa para la resistencia democrática.  Al dedicar tanta energía a actividades a corto plazo, estos líderes a menudo no exploran cursos de acción alternos que podrían guiarlos a esfuerzos globales que los acerquen constantemente a la meta.

 

Es también posible que algunos movimientos democráticos no planeen una estrategia

amplia para derrocar la dictadura, sino que se concentren solamente en asuntos inmediatos, por otra buena razón.  En su fuero interno, ellos no creen realmente que la dictadura puede ser derrocada por sus propios esfuerzos.  Consecuentemente, el planear cómo hacerlo es considerado una romántica pérdida de tiempo o un ejercicio fútil.  Individuos que luchan por la libertad contra una dictadura brutal establecida son frecuentemente confrontados por un poder militar y policial de tal inmensidad que parece que los dictadores pueden lograr lo que quieran.  Sin esperanza real, estas personas, sin embargo, van a desafiar a los dictadores por razones de integridad y quizá de historia.  Aunque nunca lo admitirán, y quizá conscientemente nunca lo reconocerán, sus acciones les parecen a ellos mismos sin esperanza.  Por lo tanto, para ellos, la planeación estratégica a largo plazo no tiene mérito.

 

El resultado de la falta de planeación estratégica es a menudo drástico: la fuerza del individuo se disipa, las acciones son inefectivas, la energía se gasta en asuntos menores, las ventajas no se aprovechan, y los sacrificios son en vana.  Si los demócratas no planean estratégicamente, probablemente van a fracasar en la obtención de sus objetivos.  Una mal planeada y extraña mezcla de actividades no va a hacer avanzar un esfuerzo de resistencia de gran envergadura.  Por el contrario, es probable que le permita a la dictadura aumentar sus controles y su poder.

 

Desafortunadamente, porque los planes amplios para la liberación no son frecuentes, si es que alguna vez son desarrollados, las dictaduras parecen mucho más duraderas que en realidad lo son.  Ellas sobreviven por más años o décadas de los que debía ser.

 

Cuatro términos importantes en la planeación estratégica

 

Para ayudarnos a planear estratégicamente, es importante tener una idea clara del significado de cuatro términos básicos.

 

La gran estrategia es el concepto que sirve para coordinar y dirigir el uso de todos los recursos apropiados y disponibles (económicos, humanos, morales, políticos, de organización, etc.) de un grupo que busca alcanzar sus objetivos en un conflicto.

La gran estrategia, al enfocar su atención principal en los objetivos y recursos del grupo hace el conflicto, determina la técnica de acción más apropiada (como la guerra militar convencional o la lucha noviolenta) a ser empleada en el conflicto.  Al planear la gran estrategia, los líderes de la resistencia tienen que evaluar y planear qué presiones e influencias hay que ejercer sobre los oponentes.  Además, la gran estrategia debe incluir decisiones sobre las condiciones apropiadas y el momento oportuno bajo los cuales la campaña inicial de resistencia y las siguientes campañas van a ser lanzadas.

 

La gran estrategia formula la estructura básica para la selección de las estrategias más limitadas para llevar a cabo la lucha.  La gran estrategia también determina la asignación de las tareas generales a grupos particulares y la distribución a estos grupos de recursos para la lucha.

 

Estrategia es el concebir la mejor manera de obtener objetivos específicos en un conflicto, operando dentro del marco de la gran estrategia.  La estrategia concierne la decisión de actuar o no, y cuándo, y cómo luchar, así también como lograr la máxima efectividad en la lucha para obtener ciertos fines.  Una estrategia ha sido comparada con el concepto del artista, mientras que un plan estratégico ha sido comparado con los planos de un arquitecto. (12)

 

La estrategia también puede incluir esfuerzos para desarrollar una posición estratégica tan ventajosa que le haga ver a la oposición que el conflicto los va a llevar a un inevitable fracaso, y que, por lo tanto, deben capitular sin ofrecer una lucha abierta. O si no, la  situación estratégica superior garantizará la victoria de la resistencia.  La estrategia también indica cómo actuar para hacer un buen uso de los éxitos obtenidos.

 

Aplicado al curso de la lucha, el plan estratégico es la idea básica de cómo desarrollar campañas y cómo integrar los distintos componentes para obtener la manera más ventajosa de alcanzar los objetivos.  Esto involucra un hábil uso de los grupos específicos de acción en las operaciones más pequeñas.  El planear una estrategia inteligente tiene que tomar en consideración los requisitos para el éxito operativo de la técnica de lucha seleccionada.  Técnicas diferentes van a tener requisitos diferentes.  Desde luego, sólo llenar “los requisitos” no es suficiente para asegurar el éxito; factores adicionales pueden ser necesarios.

 

Al diseñar estrategias, los demócratas tienen que definir claramente sus objetivos y determinar cómo van a medir la efectividad de los esfuerzos para lograrlos.  Esta definición y análisis permiten al estratega identificar los requisitos precisos para obtener cada objetivo seleccionado.  Esta necesidad de claridad y definición se aplica por igual a la planeación táctica.

 

Tácticas y métodos de acción son usados para implementar la estrategia.  Las tácticas se refieren al uso hábil de las fuerzas asequibles para obtener la mayor ventaja posible en una situación limitada.  Una táctica es una acción limitada, empleada para obtener un objetivo restringido.  La selección de tácticas es regida por la idea de como mejor utilizar en una fase limitada del conflicto, los medios de lucha asequibles para implementar la estrategia.  Para ser más efectivo, las tácticas y métodos deben ser escogidos y aplicados teniendo en cuenta, constantemente, el logro de los objetivos estratégicos.  Las ganancias tácticas que no refuercen la obtención de los objetivos estratégicos pueden resultar en la pérdida de energía.

 

Una táctica se concentra en un curso de acción limitado que encaja dentro de la amplia estrategia, así como una estrategia encaja dentro de la gran estrategia.  Las tácticas siempre se conciernen con la lucha, mientras que la estrategia incluye consideraciones más amplias.  Una táctica específica pude ser entendida como parte de la estrategia global de una batalla o una campaña.  Las tácticas son aplicadas por períodos de tiempo más cortos que las estrategias, o en áreas más pequeñas (geográficas, institucionales, etc.), o por un número más limitado de personas, o para objetivos más limitados.  En una acción noviolenta la distinción entre un objetivo táctico y un objetivo estratégico puede ser en parte determinado por la mayor o menor importancia del objetivo de la acción.

 

Acciones tácticas son los instrumentos utilizados por los estrategas para crear las condiciones favorables para lanzar los ataques decisivos contra el oponente.  Es muy importante, por lo tanto, que aquéllos responsables por la planeación y ejecución de operaciones tácticas tengan la habilidad para evaluar la situación y seleccionar los métodos más apropiados.  Aquéllos que van a participar tienen que ser entrenados en el uso de la técnica y métodos específicos seleccionados.

 

Método se refiere a las armas específicas o a los medios de acción.  Dentro de la técnica de la lucha noviolenta, estos incluyen docenas de formas específicas de acción (como los muchos tipos de huelgas, boicots, nocooperación política y otros) citados en el Quinto Capítulo.  (Por favor, refiérase también al Apéndice).

 

El desarrollo de un plan estratégico responsable y efectivo para la lucha noviolenta depende de la formulación cuidadosa y de la gran estrategia, las estrategias, tácticas, y métodos seleccionados.

 

La lección principal de esta discusión es que el uso calculado del intelecto es requerido en la cuidadosa planeación estratégica para la liberación de una dictadura.  La negligencia de no planear inteligentemente puede contribuir a desastres, mientras que el uso efectivo de la capacidad intelectual puede marcar un curso estratégico que utilice sensatamente los recursos disponibles para avanzar a la sociedad hacia la meta de libertad y democracia.

 

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